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Fate/Hierro en plata

Fue solo curiosidad que se extendió a cada año. Una figura que todos conocían, pero de la que nadie hablaba. Un conocido, un extraño, un amigo o un desconocido. Nada importaba ahora, sólo deseaba poder comprender que había debajo de esa red que no parecía pensante. Ella no buscaba una luz guía. Ella buscaba ser esa luz.

ReydePicas · アニメ·コミックス
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12 Chs

Ascenso

―Ha pasado mucho tiempo desde que hablamos ―Caren tenía su teléfono en su mano y una pequeña sonrisa―. Pensé que después de satisfacer tus necesidades con mi pobre ser ya no era necesaria.

―Te dije que podríamos casarnos si querías.

―Oh, pobre de mí, lo sé, lo recuerdo, pero sé lo mucho que deseabas seguir tú deseo, como sirviente de Dios, obviamente no podría detener el camino de alguien que busca la salvación ―Caren puso su teléfono entre su hombro y mejilla y juntó las palmas.

― ¿Acabas de hacer una oración por mí? ―el suspiro de cansancio era más que evidente.

De entre todas las personas que había conocido, Caren probablemente fue la más cercana que alguna estuvo de que Shirou hiciera la vista gorda algunas situaciones que jamás hubiera dejado de lado.

Fue curioso, como si bien no tembló su ideal, sí estuvo la idea de que pasar el tiempo con esa mujer era… disfrutable por así decirlo.

―Por supuesto, un pobre tonto perdido en la vida no tiene porque ser ignorado por la bendición, ah, solo lo hago porque soy tan buena como una santa ―Caren se detuvo unos segundos antes de abrir los ojos―, no, lo hago porque pienso en ti, Oh Dios, por favor perdona a esta humilde moza que-

―Caren.

―No es normal de ti hablar así, ¿sucede algo? ―esta vez el tono de Caren cambió a uno más tranquilo, era algo evidente en el tono de Shirou, era el mismo tono cuando lo encontró por primera vez.

Tan roto…

―Yo… maté a Marisbury ―los ojos de Caren se abrieron y miró su teléfono al instante.

― ¿Estás seguro que puedes decir algo como esto por la línea?

―Lo estoy, no te preocupes, solo quería hablar de esto contigo…

― ¿La heredera lo sabe? ―Caren se acomodó en su asiento y dio un suspiro ante lo que mencionó Shirou.

―No, realmente deseo decirlo, pero-

―Tienes miedo a que te odien, ¿no? ―Caren se quedó quieta y pensó en lo que dijo y se corrigió―, no, esto no es algo normal de ti, tienes miedo de que ella te odie.

―La he visto crecer, he visto como es, ella es interesante en cierta forma.

― ¿Debería estar celosa?, pobre de mí, ¿ves? ―Caren hizo un tono dolido―, si hubiera aceptado casarme contigo entonces ya hubiera pensado en que tienes otra amante.

―No es lo que quiero decir.

―Te he escuchado hablar de esta forma de un puñado de personas, y es raro que incluso llegue a un extremo de miedo de tú parte, se acerca el aniversario de la guerra, ¿estaría bien reunirnos por lo de Illya?, te haré un favor para resolver esa situación.

―Gracias… de verdad.

¿Ha cuantos había visto morir con el paso del tiempo?

Shirou se quedó quieto viendo lo que fue la tumba de Rin. A penas volvió a japón fue y vio aquella tumba que había sido hecha de manera provisoria. Incluso cuando ella clamó de ser alguien racional y de buen porte, ahora solo estaba ahí.

Pasos se escucharon detrás de Shirou. El hombre no se movió porque ya sabía quién venía.

―Kotomine-san ―Shirou se giró y vio al sacerdote que estaba igual que siempre, la mirada vacía y la sonrisa sin sentir.

Eran prácticamente un reflejo en un espejo como Rin una vez le había mencionado.

―El verte aquí, supongo que buscas cumplir con la salvación de este país, me temo que lo sabes tan bien como yo, dos potencias van en contra de este pequeño país que no estaba preparado ―Kirei caminó hasta ponerse al lado de Shirou y mirar las dos tumbas que tenía en frente.

La de su hija y la de Rin, cerca de estas también era posible ver la de Illya y la heredera Matou.

― ¿Entonces por qué sigues aquí? ―Shirou volvió a darse la vuelta viendo las tumbas.

―No lo sé ―Shirou alzó una ceja y se volteó una vez más a ver a Kirei que estaba viendo la tumba de Caren―. Fue curioso en su momento, Emiya-kun, como ambos se juntaron y empezaron a generar molestia en Rin, fue divertido en cierta forma.

Shirou entendió lo que estaba diciendo el hombre. Kirei se había deleitado de ver como Rin entraba en conflicto por culpa suya y la de su hija.

― ¿Es así?

―Por supuesto, pero sabes, siempre creí que estaría ahí para ver el final de esta niña tonta ―Kirei dio unos pasos y tocó la lápida de Caren―. Ah, el verla burlarse de esos creyentes era tan entretenido cada día… siempre encontraba una forma de molestar a los demás, una niña bastante creativa.

Kirei se quedó viendo la lápida unos segundos más antes de volver a poner sus brazos en su espalda y darse la vuelta.

― ¿Ya te vas? ―Shirou vio como el hombre pasó una vez más a su lado y se dirigió hacia la salida.

―De hecho, iré al frente mañana ―Shirou abrió los ojos cuando Kirei dijo aquello―, por favor no me mires así.

― ¿Por qué?

―No lo sé una vez más ―Kirei miró el cielo nublado y el pequeño halo de luz que se escapaba entre el mar de nubes―, quizá quería verla morir con mis propios ojos… pero de alguna forma, se siente raro, no fue como con su madre, es tan… distinto que no lo entiendo.

―Kotomine-san…

―Oh, por favor no sientas pena por mí, las cosas pasan, el tiempo sigue, pero solo del mundo, nosotros tenemos ya un tiempo establecido ―Kirei se dio la vuelta y extendió los brazos―, ¡Regocíjate joven porque el tiempo se te ha otorgado!

Después de decir aquello el hombre no esperó una respuesta más de Shirou y se alejó.

Shirou solo se quedó quieto viendo la tumba de Rin y ocasionalmente la de Caren, para luego pasar a las lápidas de quienes no pudo proteger.

Una pequeña sonrisa llegó en las facciones de Emiya cuando recordó el tiempo del parque con Illya y Rin. Las veces en las que Caren había molestado a Illya y los momentos de discusión de Rin con ambas.

¿Si le hubieran dado la oportunidad de vivir así toda su vida la hubiera aceptado?

Justicia.

Shirou tranquilizó su mente e intentó quitar toda idea tonta de su cabeza.

Tenía que centrarse en continuar y seguir su sueño, ya había dejado tanto atrás en vida para salvar a los demás que el cuestionarse ahora no tendría sentido. Antes de que se diera la vuelta Shirou pensó que leyó mal una tumba.

Olga Marie Animusphere.

De inmediato se dio la vuelta y se giró a ver aquella lápida y… era un pedazo de papel puesto sobre una lápida del montón. Notó la dirección en la que se fue Kirei y la hoja.

Shirou resopló antes de arrancar la hoja y darse la vuelta para salir de aquel lugar.

No supo porque le aterró el solo hecho de ver ese nombre en una lápida, no tenía sentido después de haber visto a quienes más amó en ese cementerio.

No tenía porque sentirse tan alterado por ella.

― ¿Me reconoces incluso cuando me presento ante ti por primera vez?

Shirou levantó la cabeza con esfuerzo, la sangre goteó de su cabeza y cayó al suelo ante esa acción, miró a Olga Marie que estaba con la misma expresión, con los mismos gestos, la misma forma de hablar y la misma presencia.

―Puedo verte ―Shirou tosió cuando se acurrucó sobre sí. Era cierto lo que dijo, podía ver aquella figura detrás de Olga Marie, aquella cosa que casi parecía mover a la albina como si fuese un títere.

Alaya estaba ahí, mirándolo fuera de la forma de Olga Marie.

―Curioso, bueno, siempre has sido así, no importa la era, el momento y el lugar, siempre puedes verme no importa que apariencia tome ―el tono de voz de Olga Marie casi parecía muerto, como si las palabras dadas no presentasen ningún cambio, ninguna emoción, como si solo fuese un tono hecho por alguna computadora, como si las palabras no indicaran nada.

Fue el indicio de que Alya había dejado de jugar y que ella estaba en control.

Shirou se arrodilló y miró a la figura amorfa que estaba detrás de Olga Marie.

―He estado esperando este momento todo este tiempo, pero el verte ahora… ―Shirou no supo que decir cuando vio a Olga Marie así.

― ¿Dudas? ―fue una pregunta tonta dada por Alaya, si es que el hombre frente a ella dudara entonces nunca hubiera aparecido―. Archer me habló de ti, me sorprendió que hicieras una presentación tal que incluso él te recordó, no es algo lo cual sea fácil de lograr.

Un bufido de diversión salió de Shirou ante ese comentario, uno verdadero.

―Pensé que me había dicho que no importara que hiciera, no iba a lograr llegar a tú lado ―Shirou hizo lo posible para ponerse de pie mirar a Alaya quien se había manifestado como Olga Marie.

―Has sido uno de los más leales a la humanidad en lo que llevas en vida, eres casi como él, pero incluso si lo intentaras, no lo lograrías, nadie podría ser como él… ―el tono de Alaya parecía contar con un leve atisbo de emoción cuando hablaba del primer Counter Guardian, del primero de entre todos los que se alzaron en ese título.

De su guardián favorito, Emiya.

―No importa ―Shirou interrumpió. No necesitaba el ver ese pequeño desliz de presencia humana en lo que conocía como el "inconsciente colectivo"

Era más que obvio que había mucho más de lo que uno podría imaginar o si quiera creer.

―De hecho, cosas triviales no importan, pero creí que este mundo no me daría un tú, después de todo un mundo destinado a la ruina nunca presenta un candidato.

― ¿Destinado a la ruina? ―Olga Marie giró su cuello hacía un lado "mostrado" el no entendimiento de la pregunta dada por Shirou.

―Este mundo es uno el cual se aferra a un simple hilo, ese hilo está cada vez más raspado, ni siquiera yo puedo intervenir ante esto, no, no es que no pueda-

― ¿Incluso con todo lo que he hecho nada vale la pena? ―Shirou abrió los ojos casi con horror ante lo que mencionó Alaya―. Ya veo, simplemente sería demasiado para asegurar un solo mundo en vez de muchos más…

Shirou vio su situación y sintió que esto tendría que ser alguna especie de broma, alguna especie de chiste, de juego o algo parecido.

¿todo lo que había hecho hasta ahora era por un mundo el cual no tenía más que un solo destino el cual era morir?, no podía ser simplemente así.

Internamente se estaba gritando eso porque el saber que todo lo que dejó, a quienes sacrificó por el bien mayor, todo para poder asegurar más humanos… iba a volverlo loco si es que todo lo que había hecho era por nada más que un sin sentido que no tenía futuro.

―Es por ese rápido pensamiento que estamos aquí ―Alaya alzó una mano y apuntó al cielo. Shirou siguió el dedo y vio como las balas, las nubes y el humo que se alzaba, todo eso se había quedado quieto.

Ese era el resultado de la presencia de un ser superior, algo que trascendía el razonamiento humano.

El campo de batalla congelado, las balas en el aire, las explosiones a medio detonar, los humanos corriendo en la primera línea para poder defenderse, para poder hacer algo, para poder luchar. Las expresiones de cada uno de los que estaban cargando a las líneas enemigas con el único objetivo de poder seguir.

Todo eso fue detenido ante algo simple, pero a la vez fuera de todo pensar.

Algo que estaba más allá de la comprensión humana.

―El contrato, quieres que lo haga ―era más que audible la emoción en el tono de Shirou. En parte estaba feliz, era algo lo cual no podía ocultar por el simple hecho de que había salvado muchos más de los que había dejado morir, todo eso significaba que había llegado lejos, tanto que Alaya lo había reconocido.

Por otro lado, estaba el hecho que no podía quitarse de la cabeza a-

―Olga Marie ―Shirou se giró y miró a Alaya con la forma de aquella joven―. A pesar de ser una replica sigue formando parte, incluso con un destino que debe consagrarse ella aún te importa, incluso al final, nadie puede ser como él, nadie puede llegar donde él llego, ¿eh?

Shirou no entendió de lo que habló Alaya.

― ¿Replica? ―él era más que consciente que este no podía ser el único mundo en el cual Olga Marie había nacido, siempre fue así, una línea interminable de posibilidades.

Esta realidad solo era una de tantas.

― ¿Aún no has llegado a descubrirlo?, no es está en mi lugar darte esa información ―Alaya caminó hasta quedarse frente a Shirou. El hombre vio como la mano de la mujer se levantaba hasta quedar frente a él.

― ¿Podré salvar a muchos más? ―la pregunta que fue dada por Shirou fue algo quebrada, este fue uno de los pequeños momentos en su vida que sentía como si su mundo perdiera sentido. Esa pregunta fue dada casi sin ganas, ¿salvar a más pero por cuánto tiempo?

Todo lo que había trabajado en este mundo, ¿realmente valió la pena al final?

―Lo harás, salvarás incontables vidas, tantas que podrás sentirlo, soy la que mejor te conoce ―Alaya puso una mano en la mejilla de Shirou―, podrás verlo y experimentarlo, la pieza que te falta lo que buscas completar.

―Felicidad… ―Shirou agachó la cabeza viendo sus manos que estaban en el suelo, las levantó y miró sus palmas cubiertas por los guantes de piloto.

La caricia que le estaba dando era casi reconfortante, era ver que al menos una persona estaba reconociendo todo lo que había hecho.

El fuego de su avión aún estaba en alto hacía uno de los costados de las ruinas que ahora era el edificio.

Todo se detuvo por él y su sueño.

El ideal que debía seguir, el ideal por el cual dejó tanto y sacrificó mucho más.

Shirou volvió a ver la cara de Olga Marie. Sabía que era Alaya, lo sabía mejor que cualquiera, pero de igual forma al ver el rostro plano de la mujer aún no podía superar el hecho de que sentía como si su mundo se quebrase.

― ¿Podré protegerla? ―Shirou habló sin pensar.

Esa pregunta hizo que las cejas de Olga Marie se curvaran hacía arriba en sorpresa. Hubo un silencio que pasó de unos instantes a segundos largos.

Era como si la respuesta estuviera siendo procesada.

―Ella no es alguien que debas proteger ―la declaración de Alaya hizo que la boca de Shirou se abriera. Lo pensó unos segundos y no entendió.

¿Por qué?, Olga Marie ahora mismo era el detonante que se necesitaba para poner fin a la guerra, los países no tendrían por qué seguir, al menos los que estuvieran buscando el título de director, no tendrían porqué estar en guerra aún.

―Es porque este mundo está destinado a estar en guerra ―la voz tranquila de Alya hizo que Shirou inclinara la cabeza.

Casi se sintió triste al escuchar esas palabras.

―Este mundo… cayó en la locura, la ambición y el deseo, todas las emociones humanas negativas están en su auge, Olga Marie a pesar de ser una solución, no lo será para siempre, y no me refiero a una vez que termine su trabajo como directora, no, me refiero a que no será ella la que lleve a la humanidad hacía adelante.

Shirou no entendió de lo que hablaba Alaya, no tendría sentido alguno lo que estaba escuchando. ¿Qué pasaba con Olga Marie y la negativa constante de Alaya hacía ella?

―Protegeré este mundo… ―la voz de Shirou sonó convencida, el joven se puso de pie y se agarró el brazo y se paró frente a Alaya.

―He mencionado con anterioridad que este mundo caerá ―Olga Marie se quedó viendo a Shirou el cual no cambió de expresión―, ¿es así?, el trato sigue siendo el mismo, una vez salvador en vida-

―Y siendo tuyo en muerte ―Shirou completó la frase que estaba dando Alaya.

Fue la misma que había escuchado cuando aprendió el pasado de Archer.

―La perfección de la humanidad, un ser que solo se preocupó por los demás tanto que incluso cuando duda, lo hace a sabiendas que lo intenta por el bien mayor… ―la mano de Alaya subió por la mejilla de Shirou limpiando la sangre que había bajado de su frente―. Has sufrido mucho hasta ahora, ¿no?

Shirou cerró los ojos ante esas palabras, el tacto fue tranquilizador.

―Hay muchos afuera que han sufrido más, el pensar que soy el que ha sufrido más es algo arrogante ―al haber cerrado los ojos Shirou no vio el pequeño deje de sonrisa que se formó en las facciones de Olga Marie.

No fue una sonrisa feliz o que indicaba alguna emoción parecida o relacionada con aquel sentimiento.

Fue una de pesar.

―Si la humanidad fuese así… yo nunca hubiera nacido ―Alaya se separó y volvió al rostro plano antes de quedarse parada frente a Shirou―. Te daré el poder de salvar lo que deseas, de proteger lo que más anhelas, de servir a la humanidad como lo has hecho hasta ahora, pero... pensar que Emiya quería algo de ti, pero no puedo decírtelo.

Shirou sonrió al escuchar esas palabras. Entonces si había hecho algo significativo como para ser merecedor de portar el peso de la humanidad en su espalda, todo lo que había hecho por este mundo significó por lo más mínimo que fuese…

Pequeñas lagrimas salieron de los ojos de Shirou ante esas palabras.

―Todos a quienes dejé morir… ―su voz nunca había sonado tan quebrada―, ¿ellas significaron algo al final?

Estaba cumpliendo su sueño, estaba llegando al culmine de todo lo que anheló, incluso si Alaya decía que este mundo iba a caer, haría todo lo que estuviera en su poder para evitarlo, para hacer que este mundo nunca perezca.

Se alzaría en alto ante cualquier amenaza, ante cualquier ser.

Ante cualquiera.

Olga Marie se separó y su mano se extendió, la palma abierta de la mujer estaba frente a Shirou.

―Protege este mundo en vida y ven a mi lado a ayudar a la humanidad en muerte, te daré el poder que necesitas para cumplir tu deseo sea cual sea y en caso de no poder, sé lo que significa tú todo en este mundo ―Shirou alzó su mano y se limpió las pequeñas lagrimas que se habían formado en sus ojos.

―Illya, Sakura, Saber, Fuji-nee, Rin, Marisbury… ―Shirou dudó unos instantes antes de seguir―. Marie… yo… lo siento tanto, pero al final, mi ideal, la promesa de ayudar a los demás…

Shirou intentó pensar en su situación, incluso hasta este momento, incluso cuando tenía todo puesto para que se diera el primer paso para salvar a tantos como pudiera.

No se sintió feliz en lo absoluto a pesar de estar a punto de lograr algo que muchos desearían, no solo la inmortalidad sino el poder cumplir su ideal, pero al final... no había emoción.

Alaya ladeó la cabeza en confusión, pero luego de unos segundos soltó un suspiro.

―La mancha del destino puesta y el aberrante ser plantado, el árbol creciendo y la luna cayendo… una espada puede cortar la luna, pero no alcanza a separarse a sí misma, más el génesis de esta al fracturarse dará libertad ―Shirou no entendió nada de lo que dijo Alaya.

Extendió su mano y juntó su palma con la de Olga Marie. Un calor llegó en el cuerpo de Shirou, el cuerpo de Olga Marie empezó a brillar y convertirse lentamente en líneas azules, líneas que recorrieron la mano de Shirou y subieron por todo su cuerpo.

El contrato fue establecido.

Y el milagro se obró.

Los disparos no dejaron de sonar en ningún momento, la cantidad de explosiones no pararon de detonarse en ningún solo instante. La noche ya había descendido en este punto, pero el alto al fuego no se dio, ni siquiera para recuperar a los caídos.

Japón estaba perdiendo la batalla en gran medida, incluso con los ejércitos de apoyo que se habían enviado, la batalla era más que unilateral después de las primeras siete horas, el avance de China no cesó en lo absoluto.

Todo esto se dio por un conflicto que se generó primero por mal aquel "mal entendido" que pasó después de que se aplicaran las sanciones, todo el mundo sabía que no fue China el que invadió primero, pero nadie dijo nada cuando las cosas se pusieron como estaban en su momento, cuando fue demasiado tarde es que las voces de los demás fueron audibles.

China cumplió con lo que se le culpaba en un intento de acallar. La alianza que nació entre Corea del norte no era nada nuevo, pero las acciones que se dieron si lo fueron.

La invasión a Japón para su toma fue un paso que no era necesario, pero se dio al final del día. Los mismos países que hablaban de traer protección a Japón fueron los que lo entregaron en bandeja de plata.

Los soldados que estaban luchando ahora solo querían proteger todo lo que tenían, esto no fue una invasión, tampoco una defensa.

Fue una lucha por supervivencia.

La noche del 1 de octubre del 2012 a las 09:47 PM fue recordada como el día en que el cielo se prendió en luz, dando a entender que Dios sí observaba y sí castigaba.

Los hombres que se habían quedado en el campo de batalla solo pudieron quedarse quietos cuando vieron a una figura en el aire, parecía que estaba de pie en aquel lugar, estaba de la mano junto con una mujer de color azul pálido.

El cielo brilló en un intenso azul antes de que todos pudieran ver la luz que se cernió en las nubes.

¿Habrá algún Dios que mira los actos del hombre?, ¿Habrá algún Dios que observe como los humanos entran en conflictos entre sí?

El hombre vive con miedo, miedo de creer, miedo a no creer.

¿Será que algo que uno ha hecho en vida le es de importancia a alguien ahí arriba?, quizá lo que más aterra al final no sea el ser reconocido.

Sino el ser olvidado.

Todo lo trabajado, todo lo que se forjó en la tierra, ¿alguien realmente le tomaba valor a eso?

¿Dios miraba al hombre y su accionar?

¿Juzgaba a los malos?, ¿una vida era tan importante?

Cientos, no, cientos de miles de luces se asomaron en el cielo nublado de Japón, aquella noche que pasó a ser un día más no sería borrado de la historia nunca.

Porque fue el día en que la mano de Dios tocó al hombre después de mucho tiempo.

Fue una pena que la mano que Dios extendió no fue su mano derecha.

No hubo quien se salvase de aquel aluvión. No hubo quien lograra sobrevivir.

¿Una sola vida tenía tanto valor?, ¿una sola vida tenía el mismo valor que otra?

Shirou que había estado con la mano arriba y con Alaya a su espalda, poco después de haber proyectado los proyectiles hizo que estos desciendan y terminan con esa guerra que se estaba librando abajo.

Algo como esto jamás hubiera sido posible sin el mana que le estaba dando Alaya. Después de aceptar el trato se sintió bien, se sintió más fuerte, más rápido más listo.

Era como si todo lo que alguna vez careció ahora estuviera en su punto auge.

¿Pero esto era lo que deseó al final?, Shirou sonrió de lado con pesar, después de todo esto ya no importaba si quisiera o no hacer las cosas de forma diferente, ahora ya no podía volver atrás, había pasado el umbral de decadencia, había pasado el punto de no retorno.

Había trascendido como lo hizo alguna vez Emiya.

El ser humano, no, la espada que alguna vez fue llamada Emiya Shirou ahora solo era un retazo conceptual de lo que alguna vez podría haber sido.

La vida continuó, la vida siguió, pero él ya no estaba atado a ella.

Shirou alzó una vez más su mano preparando otra tanda de proyecciones. El ejército invasor estaba huyendo, estaban desesperados, el ejército japones estaba huyendo de igual forma, estaban aterrados.

Un poder más allá de la razón lógica, un poder que sobrepasaba el consciente humano.

No era un Dios, tampoco un ser que estaba más allá de lo imaginable, solo había mostrado lo que siempre había sido desde un principio.

Una espada.

Los gritos no pararon de llegar, Shirou se quedó parado en el aire, estaba siendo sujetado por Alaya en un abrazo suave. ¿Por qué el colectivo inconsciente parecía tan humano?

En todo este tiempo había visto como ella estaba llorando, como a cada muerte parecía sufrir.

Los ojos de Shirou se abrieron ante la leve comprensión, ¿era eso?

Alaya intentó salvar lo que veía posible, era por ello que los Counter Guardian existían, el pináculo de un deseo roto, el punto máximo de un ideal retorcido.

El deseo más grande de la humanidad, no, más de individuo.

El deseo de vivir.

Shirou lo sabía, lo había escuchado desde que podía recordar en el momento en que entró en el mundo iluminado por la luna, el como todo mundo le decía que se iba a pudrir en el infierno.

A Shirou le fue curioso a este punto el que pensaría el diablo si lo viera, ¿se reiría de él o lo saludaría como un amigo más?

Había hecho cosas innombrables, el noveno circulo quedaría corto para alguien como él.

―No importa ―el susurro de Shirou fue tranquilo, no había pesar en su voz, no había molestia o signo de enfado ante la masacre que estaba dando lugar bajo suyo. No importaba nada ahora.

Shirou giró un ojo y vio a Alaya, aún con la forma de Olga Marie, ella tenía los ojos cerrados mientras que lo abrazaba con fuerza y afecto.

Se sintió bien.

Si era posible en este mundo crear un punto en el cual pueda ver a Olga Marie así, no estaría mal. En los brazos de alguien que no lo estaba soltando incluso cuando había visto su peor cara.

Se sintió bien el ser abrazado una vez más con tanto afecto, era por ello que podía estar tan en paz cuando hacía algo como esto.

Sonreír. Shirou sonrió y miró al cielo, alzó su brazo por tercera vez y el cielo volvió a prenderse en azul, las proyecciones que caían como lluvia iban a dejar pura la tierra, el suelo que se había contaminado iba a ser abonado y la sangre que se había derramado iba a ser escurrida por su lluvia.

¿Están viendo arriba?

Shirou sonrió enormemente antes de volver a bajar el brazo. La lluvia azul volvió a caer haciendo que la tierra se ilumine cuando el cielo se apagaba.

Todos aquellos quienes había dejado morir, ¿lo estaban viendo?

Lo esperaba, porque ahora era cuando estaba sonriendo por primera vez en tanto tiempo con tanto júbilo.

Shirou siempre lo supo, como creyó en que podría un día traer la esperanza, la felicidad y la vida a donde iba, que podría lograr traer la tierra utópica de la que tanto habló Saber, un mundo sin tristeza, sin hambre y sin dolor.

Un mundo lleno de felicidad en el cual él también pueda ser feliz por fin. Shirou había creído en ello mucho tiempo, pero cuando vio la sonrisa tan tonta de Olga Marie por las cosas más mínimas es que se dio cuenta de que ese mundo no podría existir.

Un humano vive por sí, un humano vive el momento y lo disfruta, quitarle el pesar solo le haría desearlo, fue por ello que Shirou pasó a creer en la vida, en la alegría mundana y las interacciones tontas.

Olga Marie lo había vuelto más humano que cualquiera.

Pero con ello se dio cuenta de algo.

El mundo utópico que deseó Saber no podría ser posible, no siendo humanos. Fue por ello que llegó a la conclusión cuando buscó su propia felicidad.

Si todas las personas no pueden ser felices, ¿entonces como él podría atreverse a ser feliz al final?

Fue en ese momento en que Shirou empezó a entender y dejar de anhelar el final feliz.

Fue en ese momento en que dejó de creer.

La mañana del 2 de octubre del 2012 fue uno de los momentos más silenciosos de la historia. Los conflictos se detuvieron y la guerra entró en un punto muerto ante el suceso que pasó en Japón.

Hubo sobrevivientes en el país, sí, pero a la vez hubo algo que nadie pudo quitarse de la mente y que quedó incluso grabado en video, video que se hizo viral ante lo que sucedió aquel día.

Una persona con un halo azul en el cielo que mandó cientos de miles de espadas azules hacía los que estaban disputando aquella guerra.

No hubo sobrevivientes, no hubo nadie que contase el cuento, todo lo que quedó fueron videos de lo que sucedió, no hubo personas a recordar, el lugar había sido limado a un punto liso. Muchos lo llamaron el castigo de Dios por la guerra que se estaba librando, no hubo una guerra por dominio en este punto.

Todos luchaban por la extinción de alguna etnia.

Entre el mar de guerra todo el día del 02 de octubre del 2012 fue sin conflictos, nadie había salido de su casa y nadie hizo nada aquel día.

Día que se celebró cómo el que los humanos hicieron enojar a Dios. El vaticano había pedido el cese de conflicto mucho antes de esto y hablaron de que Dios no se quedaría quieto ante la vista del hombre destruyéndose a sí mismo.

Ese último comunicado se había dado justo un día antes de los eventos de "la noche azul"

―No puede ser Emiya, no tiene el poder para poder hacer algo cómo eso ―Waver estaba con un cigarrillo en su boca viendo a los otros señores de la torre.

El sonido de un fuerte golpe a la gran mesa fue la respuesta del hombre.

― ¡Es su magia!, solo existe una persona en este mundo que puede hacer algo cómo eso y Emiya ahora mismo está desaparecido, no tenemos reportes de él, ¡es obvio que ha sido ese idiota!

Waver dio un suspiro y se puso de pie.

―Cómo sabrán, fui a la guerra del santo grial que se celebró en Fuyuki, fue allí en que mi maestro murió ―Waver habló haciendo que los señores lo miraran.

La reina de la torre estaba esperando una respuesta convincente.

―Es la magia de Emiya sí, y por supuesto que solo existe uno, pero es en este mundo ―Waver ya no estaba atado bajo el contrato que le impedía dar información.

―Explícate.

Waver hizo una reverencia y habló.

― ¿Conocen el termino de los Counter Guardian?

Hubo un asentimiento unánime ante aquella pregunta.

―Excelente, porque Emiya en otro mundo, otra versión de él, es uno de ellos, y posiblemente la guerra llegó a un punto en el cual se decidió que los guardianes debían ser desplegados en este mundo.

La bomba se tiró.

Los ojos de todos se abrieron, Waver sabía que tendría que entrar en detalle por esto, pero no le importó, al final de esto esperaba que aceptaran a Olga Marie como la heredera de una vez por todas.

Este conflicto se extendió por la negativa de los señores, toda la guerra del lado no iluminado se dio por culpa de la codicia humana, del deseo de poseer algo que nunca podrían tener o siquiera comprender.

Cuando todo esto termine, Shirou Emiya no seria juzgado por la torre de igual forma, sería juzgado por la ley mundana por lo cual no hubo necesidad de velar por la puerta de alguien que estaba muerto al ojo público.

El camino que Shirou Emiya tenía para recorrer ya fue medido y el final de ese camino ya se había construido hace mucho tiempo, después de todo fue el mismo Shirou quien se puso la soga al cuello dando tanto por los tontos.

Waver solo deseaba que Olga Marie no se tomara a mal el tener que perder a su única persona de confianza.

Dos días habían pasado desde la cumbre que se llamó para lo sucedido en el mundo no iluminado, la guerra estaba empezando a afectar ya lo que sería la movilidad de los magus misma, los viajes eran demasiados regulados, si bien los pocos no conscientes y que daban el acceso a que siguieran con lo suyo aún intentaban mantener la relación.

Era más que evidente como el comercio se detuvo a un punto en el cual la nobleza tomó todo eso como algo molesto y se necesitó la intervención.

―Si descubren que fue cosa de ambos posiblemente tendríamos que rogar para nuestra muerte, pero sabes muy bien al igual que yo que hay quienes pueden prevenir la muerte.

―La magecraft actual no hace milagros, el prevenir la muerte es una cosa, pero una vez que la vida ha sido cobrada ya no hay vuelta atrás, o quizá nos mantengan como a los sellados en un estado de no muerte y consciencia ―Shirou estaba sentado de manera casual con una taza de té frente a Waver.

― ¿Y no sientes miedo por ello? ―Waver dio un suspiro ante eso.

Ambos estaban en una cafetería en Alemania.

―Me vida no me pertenece de igual forma ―Shirou respondió de manera casual.

―Si supieron como funcionan realmente los Counter Guardian entonces ya sabrían que esto fue una mentira.

La cafetería estaba "cerrada", el propietario de este lugar al final era Shirou. Waver tenía que darle el crédito a Shirou, para algo tan espontáneo que salió, la situación que planteó y como puso todo en orden para que se diera el resultado después de lo que para muchos podría ser una sentencia…

Había convencido a todos en la torre que lo que pasó en Japón fue un despliegue de un Counter Guardian, más específicamente de Emiya, una versión de Emiya. En otra clase de situación todo esto hubiera terminado con la condena de Shirou.

Pero por la creciente duda de que estaba pasando en el mundo fue que una condena inminente se pudo evitar. Waver lo sabía tan bien como Shirou, que no tenían poder para influir dentro de la torre no importase lo que hicieran.

Fue por eso que cuando Shirou llegó con un plan que no involucraba a la torre en concreto que le llamó la atención a la vez que le aterró lo que propuso. El mundo era más fácil de manipular que la torre, Shirou lo sabía, Waver lo sabía.

Pero no los mismos miembros de la torre.

Tampoco es que lo que hizo Shirou fuese cosa de un día o dos, no, todo lo que le contó todo lo que preparó…

― ¿Desde hace cuanto tiempo vienes previendo esta situación? ―Waver dio un suspiro antes de tomar su caja de cigarrillos y poner uno en su boca.

―Desde hace casi siete años, con Marisbury previmos una situación similar, es gracias a él por quien pude tener todo listo antes de tiempo ―Shirou respondió con honestidad.

Waver entrecerró los ojos y miró con detenimiento a Shirou.

―Te veo diferente, ¿no tienes miedo de que el mundo te busqué?, pensé que seguirías con tu disfraz una temporada más.

―He aceptado el contrato, mi mana ya no es mío, el poder que ejerzo tampoco, lo que tengo en vida no me pertenece más ahora, me pregunto si él también llegó a este punto en vida, el poder hacer lo que quiera ―Shirou cerró el puño y vio como las líneas de su brazo se extendían.

― ¿Qué tal está tu cuerpo?, pensé que las alteraciones por tus circuitos y los nervios se agravarían ante el uso desmedido de mana ―Waver fue uno de los que estuvo ayudando a Shirou cuando el joven prácticamente había perdido la movilidad en la mitad de su cuerpo.

―Estoy bien, es casi como si mi cuerpo asimilara ahora esto… quizá mis nervios pasaron a formar parte de mis circuitos, pero-

―Solo fue una degradación, lo sé muy bien, seguí tú caso ―Waver dio una gran calada a su cigarrillo, miró el techo y el pequeño ventilador que estaba girando casi sin ganas―, sinceramente pensé que la necrosis se iba a extender por tu cuerpo, cuando te vi pensé que era un milagro de la ingeniería y los cálculos, pero cuando te estudié me di cuenta que en vez de tener beneficios solo obtuviste una maldición.

―El refuerzo es algo muy fácil de usar, también el cómo terminé me permitió llevar mi cuerpo al extremo, a un punto inhumano, pero ahora… me siento fuerte, tanto que tengo miedo.

―No iría de igual forma por la torre de cabeza, mana infinito o no gracias a esa Diosa tuya, no importa ahora, dime, ¿Puedes recrear Excalibur como el demonio ese?

Shirou se sorprendió por la pregunta de Waver, pero poco después dio un suspiro ante lo que mencionó. El ataque suicida que usó Archer en la guerra fue la proyección de Excalibur, intentó ir a quema ropa contra Caster.

Las cosas no terminaron bien, solo Archer fue el que salió herido, pero de igual manera se las arregló para herir a Caster, pero para cualquiera era más que visible que fue una derrota enorme. Mientras que Archer había perdido un brazo y su cuerpo se había roto.

Caster solo tuvo cortaduras menores y un ligero corte en el pecho algo más profundo, esa fue la diferencia de nivel en la guerra, era por ello que Archer no había ido nunca de cara contra Caster en todo lo que pasó en aquel tiempo.

―He perdido mucho tiempo con esto, no iré a entregar años de preparación solo porque me siento más fuerte, la torre es aterradora, ¿no es así? ―Shirou alzó sus ojos y miró a Waver quien asintió.

Ambos habían conspirado por decirlo menos para que los señores que se oponían ante la votación de Olga Marie accedieran a dar el sí ante la guerra que estaba afectado ya a todos por igual.

El sonido de pasos al lado del local hizo que Waver se girara y mirara como un enorme grupo de militares marchaba frente, pasando por las calles.

― ¿Desde cuándo el ejército Alemán creció tanto? ―Waver entrecerró los ojos cuando vio como los hombres iban marchando sin detenerse.

―Es la guerra, la reactivación de muchos campos dio la posibilidad a que muchos que no tenían nada en su vida ahora puedan ser parte de algo ―Shirou miró como la fila de hombres no paraba―. Las castas en la que se dividen los estudiantes alemanes, es casi deprimente, solo un pequeño grupo tiene el futuro asegurado, pero al final todos quienes no pueden ir a donde desean ahora pueden ir a la fuerza militar, una salida fácil.

―También está el hecho de que quieren tener todo listo si es que Olga Marie asume el cargo, ¿no? ―Waver se volteó y miró a Shirou. Ahora a la vista era la copia exacta de Archer de la guerra, con la única diferencia del cabello hacía abajo y el traje de vestir negro.

―Lo es, Rusia a puesto presión también, ellos quieren al director propio, incluso cuando se dio a conocer la noticia ayer de que las elecciones no serían directas el mundo aún parece renegar de ese hecho.

―Todo esto pasó porque Marisbury dio mucho más conocimiento del que necesitó.

―Marisbury creía en el progreso, en la unidad humana como un todo ―Shirou sonrió un poco cuando recordó las muchas clases y charlas que había tenido con el hombre―, él deseaba que los humanos llegaran al punto auge de su existencia como raza, incluso…

―Hablando de eso, has visto el futuro, ¿no? ―Waver preguntó viendo como Shirou asintió con la cabeza―, Archer se paró en una fecha en la cual ni siquiera podremos ser recordados o nombrados, ¿Qué viste de sus recuerdos?

―Algo que quiero prevenir.

Waver resopló con diversión.

―Esperanzador, ¿no? ―bajando el cigarrillo en uno de los ceniceros que había traído Shirou se giró y vio el cartel de no fumar en la pared.

―Una vez que Olga Marie sea anunciada oficialmente por la EU el conflicto de Europa debería disminuir, Rusia no está en condiciones de ir a contra todo, pero la dependencia de Alemania a ellos solo está generando una división política.

― ¿Vas a limpiarlos?

―Lo haré, Olga Marie debe llegar al poder, incluso si… ―Shirou se detuvo ante lo que pensó, no supo que decir después de ello.

― ¿Incluso sí?

―Olvídalo, China ahora es el mayor problema, el hecho de que no dejasen de invadir de un momento a otro es preocupante, tendré que ir a interferir.

―No hagas un juego como la otra vez ―Waver amenazó―, no podré defenderte esta vez, ellos no son idiotas, no se creyeron del todo el cuento de que un Counter Guardian bajó y evitó la desaparición de Japón.

―Pero funcionó, toda fuerza China y aliada dejó su avance de ellos y ahora no parecen que quieran volver a invadir.

―Derribaste cientos de miles de soldados por no decir millones en la noche azul, ¿qué sientes ante eso?

Shirou se sorprendió por la pregunta, pero no dudó en responder.

―Pena, sé que pude haber salvado a muchos más de los que lastimé esa noche, pero al menos logré que con eso el resto del país.

― ¿Viste las noticias y lo que generaste? ―Waver colocó un codo sobre la mesa y miró a Shirou a los ojos, ojos que dejaron de ser dorados para ser ahora unos de color plata.

―Ahora están pensando en adoptar el cristianismo de manera sería, no pensé mucho a la hora de los proyectiles que utilicé, no lo negaré.

―Las imágenes y videos hacen parecer como si una cruz enorme se encontrara en tu espalda y luego lanzaras cruces de color azul brillantes, el imperio sacro y el vaticano ahora recibieron no solo mayor atención, sino que se consagraron cómo los focos de inmigración de un día para el otro, todos quieren un pedazo de la próxima "tierra santa".

―Es incluso divertido como el hombre piensa que cuando algo pasa que no comprende lo asocia a Dios, pero cuando algo que quieren creer que entienden le reniegan.

―Por supuesto, Dios perdona a los tontos, oh Dios, por favor dale perdón a este tonto que no comprende su pecar.

Los ojos de Shirou se abrieron cuando se giró y vio a Caren que estaba rezando en silencio a un lado, parpadeó un par de veces y ya no había nadie a la izquierda.

― ¿Pasó algo? ―Shirou se giró y miró a Waver quien se notó preocupado ante lo que hizo de manera repentina Shirou.

―Yo… supongo que no he dormido bien desde que terminó la guerra en Japón, pero tengo que ir a Corea del sur después de esto.

―La guerra en Asia parece que se vive de forma más cruel, cinco de los países de ya están en conflicto, escuché que Turquía también se alzó en armas hace poco, Italia de igual forma por no decir también España que después de tantos años empezó a invertir en ejército al igual que los demás países de Europa.

―La guerra no parecía una posibilidad hace un par de años, la muerte de Marisbury solo atrasó esto, pero el conflicto que comencé hace dos años no era algo lo cual se pudiera evitar ―Shirou tomó su taza y bebió un poco del té.

―Marisbury parecía que previó mucho del futuro, casi como si tuviera clarividencia ―Waver suspiró ante eso―, no importa ahora, el hecho es que está muerto y las cosas se agravaron más de lo que previó posiblemente, lo bueno es que los procesos para que Olga Marie quede como heredera se resolvieron.

―Sí, es solo cuestión de tiempo a que se alce todo lo que es correspondiente, aún no puedo creer que todo este desastre nació por una idea tan vaga como el poder llegar a ser director de Chaldea, ni siquiera muchos países tienen una noción exacta de lo que es ―Shirou miró el liquido en su taza para luego volver a sonreír para sí.

―Es lo que obtienes ante una vista vaga, dale a un hombre un lápiz y un papel y empezará a dibujar en él, es lo mismo para el mundo, es también parte de la culpa de Marisbury y su deseo por la prosperidad de Chaldea, no puedes mantener en secreto algo que se hizo con la necesidad de mantenimiento del mundo mismo.

Shirou asintió ante las palabras del hombre.

―Si las cosas fuesen tan fáciles todo esto no hubiera ocurrido… ―Shirou estuvo más que de acuerdo ante lo que mencionó el hombre.

―Dejando todo este tema de lado, ¿Qué harás con Olga Marie? ―Waver vio como Shirou inclinó la cabeza y lo miró confundido―. Ella confía en ti más que en nadie, me temo que ella caiga en la decadencia una vez que el puesto sea suyo, estoy feliz de que seas tú porque no harás nada que pueda poner en peligro las vidas inocentes, pero por otro lado me asquea que seas tú porque estarías dispuesto a hacer lo que fuera por esa paz.

―No haré nada que la ponga en peligro, mi contrato tuvo cláusulas, llámalo un seguro de parte de Alaya si es que me desvió de lo que debo ser, ella vendrá por mí personalmente cuando lo vea necesario.

―Entonces estás con la cuerda al cuello y ni siquiera lo quieres admitir, no hay forma en la que evites que ella no te tome.

Shirou sonrió una vez más con tranquilidad antes de ponerse de pie. Giró la cabeza y vio como la marcha aún seguía.

Era más que evidente que la campaña de reclutamiento había funcionado bien.

Los campos que harían que los humanos simples caigan y que había puesto en los puntos de reclutamiento funcionaron entonces. No fue solo en este país en el cual había hecho algo así, había alistado a los demás, la parte simple de la guerra fue dada ahora, si los cálculos de Shirou no fallaban después del primer año sería cuando el verdadero problema naciera.

Las palabras de Alaya a un mundo condenado no lo dejaron. Iba a evitar eso, no importaba que necesitara hacer, incluso si la mitad del mundo caía si es que pudiera conservar la otra mitad estaba bien.

Lo importante era la humanidad, mientras que pudiera seguir protegiendo la esperanza humana y las sonrisas de los demás estaría feliz.

Si todo esto se resolviera con su muerte entonces él estaría más que feliz de aceptar.

Los ojos de Shirou se abrieron cuando aquello llegó a su cabeza, aquella idea.

―Eso es… ―Shirou comentó haciendo que Waver lo mirara sin entender.

― ¿Qué sucede? ―Waver vio el cambio de expresión en el rostro de Shirou, pasó de ser una fina línea a un pequeño deje de una sonrisa.

―Un enemigo en común… pero no puedo aún, es demasiado pronto… ―Shirou empezó a hablar de manera susurrante―. Tengo los contactos, tengo el nombre y el rostro, la guerra, sé cómo detenerla una vez que Olga Marie sea reconocida oficialmente en el mundo.

Shirou sonrió ante la idea que se formó en su cabeza y lo que pudo ahora entender de como resolver el mayor problema que se daría después. Si Shirou no se equivocaba Olga Marie asumiría el poder en al menos un año, ahora que fue reconocida por la torre solo quedaba hacer que el mundo no iluminado entendiera que ella era la persona indicaba para tomar el puesto.

Entonces solo necesitaba hacer que ella gane contra el enemigo que preparó todo, contra la persona que hizo que esta guerra sea posible.

Tenía que hacer que Olga Marie sea la heroína de la historia.

Shirou se giró y le dio la espalda a Waver. Los pensamientos del joven iban solo a Olga Marie y su futuro, un futuro brillante.

Una muerte en un campo donde todos festejaban su muerte. Shirou no sabía si en el mundo en el que Archer había nacido también había resultado de esta forma o si el hombre también había llegado a la misma conclusión que él, que el mundo necesitaba un enemigo con un rostro para poder llegar a una paz artificial.

No importaba.

Shirou lo sabía, que lo que estaba por hacer sería su condena segura, pero al menos… esperaba poder ver sonreír una vez más a Olga Marie, esperaba que ella fuese al frente y clamara la victoria y el mundo la aplaudiera.

Shirou tenía los recursos y los contactos para lograr lo que pasó en su mente, además, si un tonto como él había llevado la idea de ser un héroe a un punto irrazonable.

Ahora siendo quien no era imposible de lograr su objetivo para después de que Olga Marie suba al poder en su totalidad.

Sabía que muchos países no iban a reconocer a la mujer como la directora por su edad, pero eso sería solo cuestión de tiempo antes de que lograra salvar a todos.

Lo haría, Shirou salvaría a todos, haría que Olga Marie se alzara con el nombre más noble posible y que aquel juego de ambición solo sea un mal recuerdo.

Incluso si su condena iba a ser eterna, incluso si nunca podría descansar ya no importaba, por los caídos, por los que seguirán después, por todo.

Shirou no se detendría, si este mundo estaba condenado a la ruina, entonces lo alzaría a la grandeza, haría de este mundo un lugar en el cual ella…

Shirou frunció el ceño cuando otra vez ese mismo pensamiento volvió a su cabeza, una vez más estaba pensando de más en Olga Marie, no era algo lo cual fuese de una sola vez, no, hasta ahora había sucedido con demasiada frecuencia. El estallido de la guerra fue uno de los detonantes a que su cabeza no dejase de estar en esa mujer que quería cargar el mundo sobre sus hombros.

Ahora mismo ella estaba en Chaldea resguardándose, Shirou había hecho mucho para convencerla de que no estuviera expuesta, no hasta que pueda poner todo en un punto en el cual ella pueda caminar una vez más por las calles.

Algo no iba bien.

Olga Marie podía decirlo al momento en que vio el rostro de Shirou en aquella video llamada que tuvieron, la conversación fue simple, todo era en torno a la política mundana y como el rechazo general se estaba dando por el ascenso a directora.

De un día para otro la negativa en la torre para que ella asuma el cargo se esfumó, era más que evidente que fue todo de manera rápida y sin meditar mucho, después de todo no la llamaron para darle el puesto, todo fue hecho de forma distante. Gracias a ello tenía que pasar a hablar frente al público en una semana para poder anunciar, el anuncio se daría con los miembros de la EU y parte del MERCOSUR, junto con otros países que aceptaron el que ella pueda estar en el cargo.

Más las potencias ahora tuvieron una negativa rotunda en su aceptación, si bien el puesto ya se había decidido la documentación por el mundo no, es por eso que muchos estaban hablando de que esto no era oficial, de que no se debía escuchar nada por el simple hecho de que un lado del mundo se puso de acuerdo o que los que no estaban en posición eran los que hablaban.

Olga Marie se burló de esa forma de pensar, los principales que negaban toda aceptación eran Estados Unidos, Rusia, El nuevo Imperio y otros países potencia que emergieron con el no. La unión europea se vio más que feliz por el hecho de que la directora presentara una nacionalidad del conjunto, más siendo que ella era del mismo país que el presidente de la unión.

Después de la noche azul y los días de silencio, como fueron llamados, la guerra continuó, está vez siendo una concentración en el territorio mongol, con China dando su avance a pesar del supuesto estado de "aliados" que habían presentado con anterioridad.

Todo por un rumor de que Rusia y Mongolia habían estado trabajando para hacer que el país sobre China deje abiertas sus fronteras a Rusia. Olga Marie se preocupó en parte por el conflicto que se estaba extendiendo tanto hacia Europa central, pero al mismo tiempo no lograba comprender del todo el avance ruso, siendo que no había señales de ellos para ir hacia el centro, más allá de Bielorrusia alistando fuerzas no hubo mayor indicio de movimiento.

Pero en el continente de América las cosas se degradaron de gran forma la cual no tenía sentido, el conflicto que había ya ido desarrollándose antes de que la guerra empezara ahora se agravó de forma enorme, las uniones entre los países de centro América para ir por tierra del norte no resultó con el final que se esperó. México que había repelido el avance hasta ahora incesante, el supuesto apoyo y la intervención de Estados Unidos quedó a la deriva después de los primeros meses.

Con Estados Unidos entrando en su propia guerra en otros lugares del mundo, el apoyo que se brindó a México se debilitó y con ello el presupuesto para frenar el avance no ayudó.

Fue en el anuncio de que la tercera guerra mundial en que la parte sur del continente detuvo todo conflicto ante un intento de la alianza centroamericana de tomar territorio. Brasil había estado en conflictos más internos que con sus vecinos, Argentina y Chile estuvieron en disputa por culpa de un supuesto "mensajero" que había ayudado a liberar parte de ambas regiones de lo que ellos llamaban un conflicto interno.

Olga Marie suspiró antes de caminar y llegar hasta su escritorio donde se acomodó y volvió a sacar su teléfono. Shirou no había dado un reporte completo, pero ahora no lo necesitaba, pudo ver lo que pasó en el mundo desde su asiento, pero no era algo que quisiera, quería estar al frente, quería ir y mostrar lo que podía hacer, Shirou era demasiado paranoico, ella no era débil en lo absoluto.

Volviendo a mirar el reporte Olga Marie solo arrugó el rostro ante lo que veía de las noticias, pensó en su momento que el conflicto de América del sur no podría prolongarse, pero para su sorpresa fue el continente con más conflictos hasta la fecha.

Con la solución de ello ambos países entraron en una guerra no oficial, al principio las restricciones de los gobiernos mundiales y los vecinos se sintieron, pero poco después todo fue dejado de lado a consecuencia de la guerra ya general. Paraguay había quedado varada sin movimiento alguno, hubo una revuelta interna por la caída de la mayor parte del gobierno en la que fue la limpieza, que ocurrió hace un par de años.

El poder militar había vuelto, lo mismo con Brasil, para sorpresa de cualquiera en vez de una guerra por recursos ambos países terminaron aliados, y cuando se dio la oportunidad y antes de que nadie pudiera reaccionar, Bolivia fue sorprendida en un ataque en conjunto. El conflicto en toda la sección del continente hizo que solo fuese una guerra más.

El sonido de su puerta siendo golpeada hizo que Olga Marie alzara la cabeza y mirara hacia el frente, bajó su teléfono y habló.

―Pase.

La puerta se abrió dejando ver al encargado del área médica. Olga Marie rechistó la lengua y se acomodó en su asiento cuando vio de quien se trataba.

El doctor Romani Archaman.

― ¡Marie-san! ―la sonrisa del doctor hizo que Olga Marie frunza el ceño, pero lo dejó pasar, el doctor había estado viviendo en Japón un tiempo antes de viajar, fue allí donde Marisbury lo encontró y luego lo contrató, terminando en Chaldea.

Y también era la persona que le estaba ayudando a aprender japonés.

―No es un día en el cual establecimos estudiar, ¿puedo saber por qué vino? ―Olga Marie se cruzó de brazos y miró hacía la puerta donde vio una cabeza con pelo purpura pálido.

Mash al darse cuenta de que fue vista por la directa se giró y entró en silencio. El miedo era más que evidente en el semblante de Mash, después de todo para ella Olga Marie no era una buena persona.

―Quería felicitarla por lograrlo, sé que Marisbury estaría orgulloso de usted ―Romani caminó y se quedó parado con una sonrisa frente a Olga Marie.

Olga Marie dejó a sus anchas al hombre porque según Shirou le habló que ese doctor era la persona en la que más debía confiar si algo le pasaba, solo por esas palabras de Shirou era que una relación rara empezó a surgir entre ambos. Romani ya había actuado con anterioridad cómo un intento de figura paterna, pero siempre lo había rechazado, fue solo después de hablar con Shirou que empezó a escuchar al hombre.

En parte no lo odiaba del todo…

―Era obvio que algo así pasaría eventualmente, el mundo debería estar festejando por esto en vez de seguir en conflicto por algo tan tonto como un asiento vacío.

La sonrisa de Romani disminuyó cuando Olga Marie comentó aquello, era cierto lo que había dicho la joven, el mundo no había cambiado en algunas cosas al final.

―Eventualmente las cosas quedarán en orden, solo debe esperar, Shirou-san se encargará de todo ―la sonrisa de Romani hizo que Olga Marie resoplara.

―Estoy molesta con ese idiota, ¿cómo se le ocurre decirme que me quede sentada cuando él va por el mundo haciendo quien sabe que cosas?, por cierto, ¿descubriste lo que pasó en "la noche azul"?

Romani se rió un poco antes de negar la cabeza de forma nerviosa. Olga Marie se enojó ante eso, ¿por qué Shirou le dijo que confiara en una persona tan incompetente?

―Lo intenté, pero las cosas no son fáciles, ahora Japón considera ese lugar como "tierra santa", Fuyuki fue arrasado al igual que las ciudades de los alrededores, pero más allá de todo lo que parece algo hecho por alguien con un intento de dar más fe al cristianismo, no sabría decir, por cierto, la votación popular en Japón empezó a hacerse para adoptar el cristianismo, por primera vez en la historia está tomando fuerza.

―No es algo que no supiera ya ―Olga Marie entrecerró los ojos y miró a Romani―, quizá si dejases de ver todo lo relacionado a…

Olga Marie hizo una pausa y alzó su teléfono y pasó algunas cosas.

― ¿Qué? ―Romani no entendió.

―Si dejaras de ver todo lo que tiene que ver con, ¿Magi Mari? ―Olga Marie dijo aquel nombre cómo pregunta, era más que visible el rostro de disgusto que tenía la mujer―, entonces tendrías tiempo para poder buscar más.

Romani se había quedado quieto cuando Olga Marie había dicho eso. Había olvidado que ahora era la directora oficial para el mundo iluminado, por lo cual pasó de ser heredera a ser la cabeza de familia Animusphere.

Y también podía ver su historial de búsqueda con sus nuevos permisos.

―Lo intentaré… ―el desgano era más que evidente en Romani cuando dijo aquello. Solo esperaba que las cosas fueran bien para Shirou, era evidente para él lo que se dio aquella noche en que el cielo nocturno se prendió.

El contrato se había dado. Romani sintió tristeza por el hombre, al final no evitó ese destino…

Solo esperaba que de alguna forma las cosas pudieran ser diferentes en lo que le restaba de vida a Shirou, no sabría si había alguna forma de evitar que el contrato se cumpliera, pero al menos esperaba que la condena que eligió seguir no fuese la que hiciera que el hombre se rompiera.

Solo deseaba que ese fragmento de humanidad que tenía Shirou Emiya no desapareciera aún.