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Capítulo 23: Viejas historias

La sonrisa de Wen Kexing parecía estar ocultando una tristeza indescriptible: —Me sorprende que todavía haya alguien que pueda reconocer la habilidad de mi padre con la espada.

Zhou Zishu se calló. Ni siquiera Tian Chuang era completamente infalible; si hubiera sido el caso, no habría podido escapar en primer lugar.

Sin embargo, ya habían pasado veinte años desde que el Espadachín de Caída Deslumbrante se aisló del mundo, por lo que nadie sabía realmente qué había sucedido con él y su esposa desde entonces.

Estudió en silencio a Wen Kexing. El otro hombre estaba sentado junto al fuego, curvado hacia atrás.

Supervisaba con una mirada tranquila y distante la torpe ejecución de Zhang Chengling de lo que le había enseñado su padre hace mucho tiempo. Su aura exudaba indiferencia y desapego, algo similar a cómo serían los modales de Wen Ruyu en la imaginación de Zhou Zishu.

Entonces Wen Kexing comenzó a cantar: —"Estaba el mijo con la cabeza caída; luego surgió el nuevo mijo de sacrificio. Me moví sin hacer nada, con el corazón agitado. Los que me conocían hablaron de mis penas y los que no, dijeron que estaba buscando algo. ¡Oh cielo lejano y azul! ¿Por quién fue esto causado? Estaba el mijo con la cabeza caída; luego surgió el nuevo mijo de sacrificio¹..."

Su voz sonaba increíblemente baja y un poco ronca, casi taciturna. Llevaba una sensación de desorden con palabras mezcladas.

Cada frase y oración sonaba como si retumbara profundamente en su pecho y se atorara en su garganta, negándose a salir.

El fuego crepitó. Zhang Chengling se volvió hacia ellos para pedirles instrucciones, ya que estaba confundido acerca de un movimiento, pero sus pasos se detuvieron ante el canto cercano.

Anteriormente, cuando el rey Ping de Zhou gobernaba el país y luego tuvo que mudarse de residencia, las leyendas decían que cuando el médico Chu pasó por Zongzhou², los desmoronados santuarios y el palacio le causaron una expresión de tristeza.

Al ver el suelo invadido de hierba y mijo, fue que había pensado en esta triste melodía. También se decía que había llorado dos días de felicidad enterrados, por el pasado que ya no era accesible.

Al verse conmovido por la canción, numerosos pensamientos comenzaron a florecer dentro de Zhang Chengling.

Tan joven como era, no creía que tuviera el coraje de regresar al Monte Zhang en Jiangnan, el lugar que guardaba sus preciosos recuerdos de la infancia.

Ese lugar debía estar en un gran estado de ruina justo ahora, una carga que tendría que llevar el resto de su vida.

Los ojos de Zhou Zishu se entrecerraron mientras buscaba el frasco de vino atado a su cadera.

Tomó un gran trago con la cabeza inclinada hacia atrás, el picante se precipitó directamente hacia su cabeza y le provocó náuseas, haciéndole derramar algunas lágrimas.

Los que me conocían hablaron de mis penas y los que no, dijeron que estaba buscando algo...

Esta línea fue cantada por Wen Kexing una y otra vez con un toque de autodesprecio. Sus ojos se curvaron, como si lo encontrara entretenido.

¿Qué estaba buscando realmente?

Después de un buen rato, nadie habló. El murmullo de Wen Kexing se calmó; Zhang Chengling ya estaba dormido, con el cuerpo inclinado hacia un lado y la rama del árbol ahora envuelta en sus brazos como una espada atesorada.

Algo en su sueño hizo que sus labios se curvaran y sus cejas se fruncieran profundamente.

Zhou Zishu se levantó, se quitó la túnica exterior y la usó para cubrir suavemente al niño.

Su cabeza cayó baja mientras suspiraba: —Se decía que los Dieciocho Patrones de Caída Deslumbrante de tu padre tomaron el jianghu por asalto. De los tres movimientos que le has enseñado al muchacho, ninguno de ellos parecía pertenecer a los Patrones; pero ahora que lo pienso, los Dieciocho Patrones y su naturaleza siempre cambiante se originaron de esos tres movimientos. Qué excelente... sucesor eres, Wen-xiong, por haber superado a tu padre.

La voz de Wen Kexing también bajó cuando respondió con calma.

—Su habilidad con la espada definitivamente no era tan buena como la mía, pero él era bueno en medicina mientras yo apesto completamente en eso. Lo máximo que puedo hacer es vendar heridas o combatir un resfriado —Luego se volvió para mirar a Zhou Zishu— Dado que posees una aprensión tan profunda sobre las habilidades del viejo con la espalda, ¿Qué más sabes?

Zhou Zishu se unió a él junto al fuego. Se subió el cuello de la ropa y escondió la mitad de las manos debajo de las mangas mientras se calentaba.

Habló despacio.

—En el jianghu está el escurridizo Valle Chaman de los Sanadores, cuya medicación es casi indistinguible del veneno y viceversa; y también está el Valle Divino de Medicina, cuya práctica es únicamente para ayudar a las personas. Se dice que aunque este último no está bien versado en artes marciales, nadie se atreve a provocarlo. Tu madre, Madam Gu, era la discípula a puerta cerrada del Maestro del Valle Divino de Medicina y se rumoreaba que era la mujer más bella cuando era una doncella. Algunas veces, después de que hubo noticias sobre su matrimonio, se rompieron muchos corazones.

Wen Kexing se rió suavemente, bromeando: —¿Cómo sabe un hombre adulto como tú tantos chismes? ¿No tienes nada mejor que hacer con tu vida?

Zhou Zishu le devolvió la sonrisa: —En realidad no, por eso estás escuchando todo esto.

Los dos se quedaron callados por un breve momento. Wen Kexing luego murmuró:

—Esas son todas historias de hace mucho tiempo...

Quizás compartían similitudes, ya que cuando Zhou Zishu escuchó el canto y el suspiro del otro, pareció haber entendido algo.

No pudo evitar dar una respuesta amable, tratando de ser un poco reconfortante: —Tus padres eran algunas de las pocas buenas personas en este mundo. Eran una verdadera pareja hecha en el cielo, viajaron juntos a través del jianghu y luego se retiraron juntos a la reclusión. Si tuviera una vida así, no me arrepentiría incluso si tuviera que morir mañana.

La sonrisa de Wen Kexing se mostró terriblemente débil.

—¿Buenas personas?

Parecía casi aturdido en el silencio de la noche.

—No puedo creer que después de tantos años todavía haya alguien que los recuerde y los llame buenos. Dime, ¿Qué hace a alguien una buena persona? ¿Por qué los humanos tienen que ser buenos?

Zhou Zishu estaba a punto de responder cuando detectó signos de movimiento en Zhang Chengling. El niño parecía tener problemas para respirar. Zhou Zishu no tuvo que mirarlo para saber que estaba sorprendido por otra pesadilla.

Zhang Chengling no dijo nada y simplemente se acurrucó en su lugar, aferrándose a la túnica de Zhou Zishu y la rama del árbol mientras los escuchaba.

Ante eso, Zhou Zishu se tragó las palabras que estaba a punto de decir. Lo pensó detenidamente por un momento, luego respondió en tono neutral.

—No todos en el mundo son buenas personas, pero la mayoría trata de serlo, hasta el punto en que están dispuestos a fingirlo —Se detuvo un momento antes de continuar— En cuanto a por qué lo hacen... creo que es porque sólo cuando eres bueno con los demás, te tratarán bien a cambio. Cuando seas bueno, tendrás amigos, conocidos, familiares, personas que quieran estar cerca de ti, para ser amable contigo. Piénsalo, ¿No es una vida demasiado miserable si todo lo que tienes es a ti mismo y tratas a los demás con cautela? Es muy doloroso ser una mala persona.

Wen Kexing se sorprendió al escuchar eso. Después de un buen rato, sonrió y sacudió la cabeza.

Zhou Zishu no dijo nada más al respecto y agregó más madera al fuego.

La cabeza de Wen Kexing bajó con sus ojos mirando la llama brillante. Sacudió la cabeza otra vez pero más lentamente.

Finalmente, cruzó los brazos detrás de la cabeza mientras se recostaba frente a la brillante noche estrellada.

Un largo suspiro fue seguido por palabras que eran casi imposibles de escuchar.

—Bastante justo... A-Xu, eres un hombre bastante razonable.

Zhou Zishu sólo sonrió ante eso.

La siguiente pregunta de Wen Kexing sonó como si estuviera hablando solo.

—¿Puede un hombre despreciable... también ser lamentable?

—Por supuesto —Zhou Zishu respondió.

Wen Kexing asintió para sí mismo, sin preocuparse por el posible escrutinio de Zhou Zishu.

Luego hizo un comentario solemne: —A-Xu, me doy cuenta de que aunque no seas hermoso, aún encajas muy bien en mi gusto.

La boca de Zhou Zishu se torció; sabía que este hombre no podría mantenerse serio por mucho tiempo antes de volver a su actitud lujuriosa. Eligió ignorarlo.

Wen Kexing se incorporó sobre un codo, mirando a Zhou Zishu con una sonrisa:

—Al ver que adoras tanto a mis difuntos padres, de ahora en adelante deberías seguirme. Podemos viajar juntos a través del jianghu y luego retirarnos a un lugar como ellos, sin necesidad de pensar en morir el día de mañana. No me importa estar contigo, así que, ¿Qué dices?

La expresión de Zhou Zishu permaneció sin cambios: —Mis disculpas, pero realmente no merezco tanta apreciación de Wen-xiong.

Wen Kexing se rió. De una manera degenerada disfrutó mucho de que Zhou Zishu pareciera terriblemente molesto con él, hasta el punto de poder romper el palo de madera en su mano.

Sin embargo, Zhou Zishu tuvo que recurrir a soportar su molestia en silencio ya que no había salida para desahogar su frustración.

Wen Kexing se sintió increíblemente bien consigo mismo al haberse deleitado descaradamente con la miseria de otras personas.

A la mañana siguiente, Zhang Chengling le devolvió la túnica a Zhou Zishu con una pequeña voz. "Gracias, shifu".

Zhou Zishu la tomó y le dirigió una mirada: —Vamos, volveremos al Monte Gao.

Zhang Chengling dejó de caminar, luego continuó siguiéndolo como una joven novia despreciada.

Wen Kexing ignoró eso y lo consoló: —Tu shifu parece bastante decidido a mezclarse con esos héroes y estar confabulado con ellos. Todavía se está quedando con los Gao en este momento, así que por ahora deberías seguir al Héroe Zhao, aún puedes buscarlo cuando quieras —Él agregó rápidamente— Por supuesto, siempre puedes buscarme a mí también.

Zhou Zishu habló mientras se mantenía por delante de ellos: —¿Cuándo dije que quería mezclarme con esas personas?

Wen Kexing se frotó la barbilla, burlándose.

—¿Entonces no te vas a quedar?

Zhou Zishu frunció el ceño.

—No me quedo.

Wen Kexing le lanzó una mirada a Zhang Chengling.

—¿De verdad?

—De verdad...

Sin prisas, Zhou Zishu miró a Zhang Chengling.

El niño lo miraba sin pestañear, sus ojos eran similares a los de un conejo asustadizo y su rostro mostraba una esperanza contenida.

En el momento en que sus ojos se encontraron, sus labios se adelgazaron mientras fingía seriedad. Sin palabras, Zhou Zishu simplemente gruñó y siguió caminando.

Wen Kexing, ansioso por agregarle leña al fuego, le dio unas palmaditas en la cabeza al joven y exclamó: —Oye, A-Xu, ¿Crees que parecemos una familia de tres?

Los pasos de Zhou Zishu se aceleraron.

Con una seria farsa parecida a la de un padre, Wen Kexing le dijo a Zhang Chengling suavemente: —Ya que el viaje es largo y no hay nada que hacer de todos modos, ¿Qué tal si te cuento una historia?

Zhang Chengling asintió como el niño de buen comportamiento que era.

Wen Kexing comenzó con aire de suficiencia: —"Había una vez un niño demonio que vivía al pie del Monte Wu Xing con otros demonios y fantasmas. Por supuesto, el niño despreciaba a los de su clase, ya que todo lo que hacían era causar problemas..."

Parecía tener talento para contar historias. Delante de ellos, Zhou Zishu escuchó la voz melódica de Wen Kexing que hizo que el tonto joven se sintiera absolutamente asombrado.

Se dio cuenta del hecho de que este despreciable Wen podría ser un cuentista viajero.

—"...El Niño Rojo sabía que era un individuo con una herencia excepcional: Su madre era un espíritu de serpiente blanca que se llamaba la Doncella Blanca. Ella tuvo una historia de amor con un humano, y cuando un monje llamado Fahai se enteró, la selló bajo la Montaña Hua³..."

Zhou Zishu de repente tropezó con una piedra y casi cayó de cara al suelo.

—"...El Niño Rojo quería destruir la montaña para salvar a su madre, pero el monje pidió la ayuda de los inmortales para detenerlo. El niño tenía la ventaja, pero lo que no anticipó fue que los fantasmas con los que vivía también lo traicionaron y lo querían muerto".

Zhou Zishu no tenía nada que comentar en este momento.

Zhang Chengling seguía cautivado con atención.

—¿Eso por qué?

Wen Kexing respondió.

—Porque había un gran, gran secreto: el espíritu de la serpiente en realidad no era un espíritu en absoluto; ella era una simple mortal con algo de cultivo en ella. Pero de alguna manera salieron rumores, y ella fue tratada como un demonio y fue sellada debajo de la montaña. Digamos, si en algún momento fuera liberada, ¿no sería su familia gente normal? ¿Entonces no sería el niño un simple mortal?

Zhang Chengling lo escuchó tontamente: —Ah, mortal... todavía no entiendo...

Wen Kexing se echó a reír: —Niño tonto. Si eres de una raza diferente, tu corazón será diferente al nuestro.

Zhou Zishu se sobresaltó, una idea se formó vagamente en su cabeza pero se fue antes de que tuviera la oportunidad de profundizar en ella.

Escuchó a Zhang Chengling preguntar: —¿Entonces murió el Niño Rojo? ¿Fue destruida la montaña?

Después de pensarlo, Wen Kexing le preguntó de regreso: —No he pensado en esa parte todavía, ¿Tú qué piensas?

La respuesta de Zhang Chengling fue absoluta: —¡Por supuesto que derrotó a los demonios, salvó a su madre y se convirtió en un héroe invencible!

—Mn... —Wen Kexing agregó— Tal vez. Pero eso es aburrido, la mayoría de las versiones terminan de esa manera... ¿Qué pasaría si el Niño Rojo se convirtiera en un hombre común a partir de entonces y ya no poseyera sus poderes mágicos?

Zhang Chengling soltó un "Ah", sintiendo que este final era algo lamentable, pero no podía explicar por qué.

Miró a Wen Kexing, decidiendo que este mayor no era tan malo y tuvo la necesidad de hacerse amigo de él.

Él sondeó: —¿Podrías... contarme otra historia, entonces?

Wen Kexing finalmente encontró un oyente fiel, así que agradeció la admiración del niño.

Consecuentemente, continuó divagando, desde los cuentos de la lechuza con el cuenco de agua roja, a Jiang Ziya luchando contra el Espíritu del Hueso Blanco, luego a Cui Yingying arrojando su hermoso baúl al agua por la ira y así sucesivamente.

Sus extrañas e interesantes historias duraron hasta Dong Ting.

Una vez que los tres llegaron al Monte Gao, se encontraron con Cao Weining.

La aparición de Zhang Chengling lo sorprendió y gritó: —Oh, querido Joven Maestro, ¿A dónde seguiste a estos dos? ¡El Héroe Zhao se volvió loco tratando de encontrarte!

Zhou Zishu dijo: —Casualmente lo encontramos corriendo afuera solo, así que lo perseguimos. No tuvimos tiempo de advertir a nadie de antemano y...

Cao Weining tiró de él hacia adentro antes de que pudiera terminar: —Te perdiste la gran noticia, rápido, ¡Entra! ¡Todo el mundo está hecho un desastre luchando entre sí ahora mismo!

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[1] Del poema 黍 離 / Mijo Caído, de la colección Libro de Odes compilada por Confucio.

[2] También llamado Haojing (el texto original lo llama Zongzhou Haojing), es uno de los dos asentamientos que comprende la capital de la dinastía Zhou occidental. El rey Ping trasladó la capital de Zongzhou a Luoyang, comenzando la dinastía Zhou Oriental.

[3] Wen Kexing estaba mezclando a propósito las leyendas para jugar con Zhang Chengling; El cuento del niño rojo es distinto al cuento de la serpiente blanca.