Ese día llovió.
Las nubes empaparon la tierra, mostrando la tristeza del cielo y, justo en la entrada de la aldea, ellas esperaron pacientemente. El cabello y ropa de ambas estaba empapado debido a esta lluvia. Aún así… ¿Por qué estaban aquí? Fue porque Tsunade les ordenó esperar a su maestro en la entrada de la aldea, Konoha.
Debido a que no pudieron encontrar a Toru, sintieron que algo estaba mal. El no estaba en ninguna habitación, habían cuerpos sin vida regados por el suelo. No lograban entenderlo y las sospechas cada vez era más grandes.
Confiaron en el Hokage, quien les dijo que podrán encontrarlo junto a Yamato en la entrada de la aldea, pero… ya había pasado un buen tiempo desde que llegaron.
La lluvia continuo y algunos truenos se escucharon a la lejanía.
Una silueta pudo verse acercándose desde las afueras de la aldea. La silueta de un hombre con el uniforme militar de Konoha.
Hinata e Ino corrieron hacia donde el hombre estaba, pues ese hombre era Yamato. No tardaron mucho en llegar, pero… el pasó justo al lado de ellas sin siquiera mirarlas.
Se sujetaba el hombro con dolor, donde una pequeña cascada de sangre se derramaba. Tenia un poco de barro en la ropa y una expresión sin vida en su rostro.
"¿Sensei, que fue lo que le paso?"
Ino pregunto, sin embargo, Yamato continuo caminando sin dar una respuesta.
"Síganme…" Dijo Yamato.
Esto hizo que ambas, Hinata e Ino, se sintieran confundidas. Quisieron preguntarle a Yamato qué había pasado para que se encuentre en esas condiciones, era como si hubiera tenido una batalla. También deseaban preguntar donde estaba Toru, pero simplemente parecía que Yamato no quería responder preguntas, así que, con muchas preguntas en sus mentes, esas decidieron seguir a su sensei.
El ambiente se torno incómodo, ellas comenzaron a sentirse nerviosas, ya que no podían entender nada de lo que estaba pasando. Tenían frío, sus ropas estaban empapadas con el agua de la lluvia, pero eso no fue lo peor, ya que ese sentimiento desconocido invadió sus corazones, ese sentimiento al todos conocemos como… miedo.
Caminaron por las calles de Konoha en medio de la lluvia. No llevaban paraguas, por lo que en ningún momento pudieron cubrirse de la lluvia.
Todo era silencio hasta que se dieron cuenta que habían regresado al hospital. Cuando entraron, vieron que los cuerpos sin vida ya no se encontraban ahí, todo había sido limpiado, la sangre, los órganos y los pedazos de carne cortados, todo estaba limpio, pues ANBU siempre trabaja rápido.
Aprovechando esto, Ino se acercó a Hinata y le susurro al oído.
"¿Te encuentras bien?"
Ino vio como el cuerpo de Hinata temblaba. No por miedo, no por el frío de la lluvia… simplemente, tuvo una extraña sensación de pérdida.
"Si, estoy bien…"
Pero sus palabras fueron todo lo contrario a lo que sentía. Aún así, logro engañar a Ino, quien asintió con la cabeza y continuó caminando.
Llegaron a una puerta. Esta era la habitación donde se supone debería estar Toru. Viendo esto, Hinata uso el Byakugan por un segundo para ver a través de las cosas, sus ojos se abrieron al ver la silueta de aquella mujer a la que todos llaman Hokage, pues ella fue la que les ordenó ir a las afueras de la aldea para esperar a Yamato.
Abrió la puerta y sus ojos rápidamente se encontraron con los de Tsunade. Yamato miro al suelo mientras cerraba los ojos.
"Hokage-sama, he fallado mi misión"
"¿Misión?" Hinata e Ino se preguntaron al unísono, sin embargo, no obtuvieron respuesta. En vez de eso, Tsunade suspiró y de su camisa sacó un pequeño libro, el cual se le fue entregado a Yamato.
El lo recibió y miro por unos segundos, antes de que Tsunade, con el ceño levemente fruncido, pasara al lado de él, para un segundo después detenerse en la puerta. "Pensaré en tu siguiente misión, no falles otra vez…" Habiendo dicho eso, salió de la habitación, cerrando la puerta suavemente.
Todo se quedó en silencio hasta que Yamato se acercó a la ventana y miró el paisaje.
La lluvia no se detenía y algunos truenos se escucharon muy lejos del lugar. La fría brisa entró por la ventana, así que la cerró para evitar que sus estudiantes pesquen un resfriado, aunque hacer eso era inútil, pues ellas estuvieron esperado mucho en la entrada de la aldea, a mitad de la noche y en medio de la lluvia.
"Yamato-sensei, ¿Qué está pasando, no lo entiendo? ¿Dónde está Toru? ¿Por qué está herido? ¿Por qué no ha dicho nada desde que llegamos aquí?"
Ino se canso de este silencio incómodo y decidió hablar. Hinata también estaba a punto de preguntar, pero su amiga le quitó las palabras de la boca.
En respuesta a esto, Yamato suspiró y las miró a los ojos. Hubo un silencio de tres segundos y, luego de eso, con una leve sonrisa en su rostro y con la misma mirada vacía del día que se conocieron, él al fin habló.
"Fallé como maestro…"
Pero sus palabras eran algo que ni Hinata ni Ino esperaban, es más, no entendieron a que se refería. El simplemente dijo eso, al mismo tiempo que extendió su mano para entregarles el libro que Tsunade le dio.
Ellas lo aceptaron y tomaron entre sus manos.
"Vayan a la última página…"
Obedeciendo las palabras de su sensei, ambas abrieron el libro. Pasaron las páginas una por una, no tardaron en darse cuenta que en cada página, habían fotos y nombres de personas que parecían ser criminales, no, lo eran, pues también estaban sus crímenes escritos bajo su información personal.
Dos segundos pasaron hasta que pudieron llegar a las últimas páginas. Entonces, al llegar al final, los ojos de ambas se abrieron al mismo tiempo que sintieron que su corazón se apretaba.
En la última página de ese libro encontraron…
[Asahi Toru (Ninja Renegado – Rango A)
Edad: 12
Estatura: 5.08 (1,55 m)
Peso: 38.5 Kg
Alias: Shinigami
Nacionalidad: País del Fuego
Aldea de origen: Konohagakure
Naturaleza de Chakra: Fūton, Katon, Shakuton.
Kekkei Genkai: Dojutsu desconocido.
Crímenes cometidos: Traición, asesinato en primer grado, intento de asesinato, robo de información confidencial, manipulación de información confidencial, vender información confidencial, allanamiento.
Recompensa por su cabeza: 10.000.000 ¥]
Un silencio profundo se sintió en todo el lugar. Ino apretó el libro con las manos fuertemente y su mirada se ensombreció mientras miraba la última página de este libro. Suspiró pesadamente y sus manos comenzaron a temblar, lo mismo estaba pasando con Hinata, quien apretó los puños con fuerza.
"Sensei… esto es una broma, ¿verdad?"
Aun con la mirada en el libro, Ino tuvo una sensación pesada en su corazón.
En respuesta a esto, Yamato suspiró y regreso su mirada a la ventana. Afuera, parecía que la lluvia se estaba deteniendo poco a poco. Nuevamente se toco el hombro donde sentía dolor, pues la daga de Toru había logrado dejar una herida profunda.
Cuando se miró la mano, pudo ver la sangre manchándola. Entrecerró los ojos por un segundo, y entonces volvió a mirar a sus alumnas para responder la pregunta, pero entonces sus ojos se abrieron en shock.
Ambas niñas sostenían el libro con fuerza mientras las lágrimas se derramaban. Las dos miraban al suelo y no dijeron nada más. Ellas lo sabían, esa pesadilla que tuvieron hace pocos días, se había hecho realidad. Ahora todo tenía sentido, el por qué Toru actuaba de forma tan extraña aquel día, la última cita que tuvieron y esa falsa promesa que el hizo cuando dejó Konoha para rescatar a Sasuke.
'¿Por qué…?'
Hinata e Ino se preguntaron a si mismas dentro de su mente.
Yamato miro esto, y solo pudo quedarse callado, mirando por la ventana mientras escuchaba a sus alumnas llorar en silencio.
-Lejos de Konoha-
Los pasos apresurados de Okaminaru y su respiración pesada se escucharon en el vacío del bosque. Ya había pasado un buen tiempo desde que atravesó la frontera del país del fuego, además, parecía que la lluvia ya estaba cesando, lo cual era bueno para la salud de Toru, quien estaba sobre su lomo, completamente inconsciente.
'Toru-dono ha usado todo su chakra. Aun no se lo que pasó, pero supongo que eso ahora no importa. Además, el chakra que él usó para invocarme esta a punto de acabarse, en cualquier momento desapareceré. Debo hacer algo rápido, mi madre me dijo que debo respetar y proteger a Toru-dono, no pienso faltar a mi promesa, los hombres no rompemos promesas'
Entrecerró los ojos y miró hacia delante con determinación.
'Trataré de compartir mi chakra con Toru-dono. Así podré mantener la invocación un poco más, mientras hago eso, debo ir más lejos y encontrar un lugar para ocultarnos. Es triste no poder llevarlo a mi clan. Si hay personas que lo están siguiendo, entonces es peligroso llevarlo, estaría arriesgando a mi familia. La ubicación de mi clan aun debe mantenerse oculta… de lo contrario, volverá a pasar lo mismo que en esa época… El humano de la máscara…'
Okaminaru negó con la cabeza. Pensar demasiado no lo llevaría a ningún lado, así que simplemente terminará este encargo antes de perderse en sus pensamientos.
"¿Toru-dono, esta despierto?" Miró al niño inconsciente que estaba sobre su lomo y preguntó. Luego de no obtener una respuesta, suspiró y volvió su mirada al frente. 'No, obviamente no lo está, si alguien fue capaz de provocarle estas heridas, es muy probable que no llegue a despertarse en mucho tiempo. Buscaré un refugio rápido e intentare preparar algo de medicina para sus heridas, así el proceso de sanación se acelerará un poco, el único problema es que no se la receta de la medicina que debo usar.'
Aumentando la velocidad, Okaminaru continuo alejándose cada vez más del país del fuego.
-Días después-
Lentamente abrió los ojos y un pequeño gemido de dolor salió de su boca. Sintió dolor por todo su cuerpo, pero también pudo sentir el olor de algo, como si hubiera estado metido en un arbusto. Cuando pudo abrir los ojos por completo, acostumbrándose a la luz que se extendía frente a el, observó su cuerpo, el cual tenía una especie de plasta verde en sus heridas.
El olor que emitía esta extraña masa viscosa era la de algunas flores y hiervas mezcladas. Rápidamente recordó que le ordenó a Okaminaru llevarlo lejos de Konoha, así que estar en este lugar seguramente era obra de ese lobo.
Al parecer era una cueva pequeña, oculta en algún lugar desconocido. La paredes parecía humedecidas por el ambiente que lo rodeaba, también habían algunas hormigas caminando de un lado a otro, llevando pequeños trocitos de hojas y semillas.
'Yo… me siento extraño. Este sentimiento, siento un extraño dolor en mi pecho, como si algo estuviera apretando mi corazón. Tuve que huir lejos para no ser asesinado por los ninjas de Danzo… también le hice una herida a Yamato-sensei. Me pregunto cual fue la reacción de Ino y Hinata al enterarse de lo que paso… Jaja, es posible que ellas hayan desarrollado sentimientos de odio hacia mi, después de todo soy un criminal y es normal que todos odien a los criminales… Aunque siento que es mejor de esta manera, si ellas me odian, no vendrán a buscarme, eso las mantendrá seguras. Yo, por otro lado, siento un sabor extraño en mi boca... ¿Son bayas dulces? Ese sabor es raro, me recuerda al pan con relleno de fruta que el señor Shou solía preparar… Ha~ tengo hambre, ¿Cuánto tiempo estuve inconsciente?'
Levantándose del suelo, otro pequeño gemido de dolor salió de su boca. Incluso moverse era difícil. Al parecer, las espinas que lo apuñalaron tenían veneno, aún así, ¿Cómo fue que el veneno desapareció tan rápido? ¿Esta cosa viscosa y verde sobre su cuerpo tenía algo que ver?
Camino lentamente por la cueva, acercándose cada vez más a la luz que se extendía en la salida del lugar.
Se tambaleó debido a que su cuerpo estaba demasiado débil, pero para su buena suerte, se había recuperado lo suficiente como para poder mantenerse en pie. Así que, continuo hasta salir de la cueva, en ese momento, frunció el ceño un poco debido a la luz del sol que lo golpeó en el rostro sin tener piedad.
'Un bosque, eh… Esto no parece ser la aldea de los lobos, así que supongo que esta bien. Ya no quiero causarle problemas a nadie más en los siguientes días. Ahora, ¿Dónde está Okaminaru? No estaba en la cueva, tampoco puedo verlo aquí afuera…'
Observando los alrededores, Toru comenzó a explorar el lugar. Los árboles se levantaban desde el suelo, como si quisieran alcanzar el cielo. El cantar de las pájaros podía escucharse hacer eco fácilmente en el vasto bosque que se extendía sin tener fin y, aunque era extraño para el, todo esto era pacífico de alguna u otra forma.
Respiró profundamente y miro el cielo. Aun sentía mucho dolor en su cuerpo, pero podía soportarlo, esto no era nada comparado a las torturas que su padre hacía en el. Podría decirse que el se siente agradecido por esto, ya que gracias a su padre, su cuerpo es resistente al dolor y a los golpes.
Continuo de pie en ese lugar, mirando al cielo y pensando en todo lo que había pasado. No sabía muy buen cuando tiempo estuvo inconsciente, tampoco que pasara después de esto, sin embargo, esta vez no debía cometer errores en sus acciones.
Hiss…
Un silbido agudo se escuchó. Acto seguido, una gigantesca sombra apareció ante el. Su larga lengua y el silbido que salía de su boca de reptil hizo que Toru abriera los ojos en shock.
Una gran serpiente de escamas rojas lo miro a los ojos.
La respiración de Toru se volvió pesada de un segundo a otro, pues sus heridas no le permitirían defenderse, así que este sería su fin, devorando por una serpiente. O así debería ser, pero algo extraño pasó.
Reaccionando a su inminente muerte, la luz roja y azul se encendió en sus ojos como una antorcha cuya llama es eterna, poco a poco, la pupila en su ojo se deformo hasta convertirse en una X de aspecto místico que giro lentamente en su propio eje.
La serpiente abrió los ojos, pues el chakra que emitían esos ojos le provocó una extraña sensación de peligro. Dio un pequeño silbido otra vez y se dio la vuelta para irse y dejar al humano de ojos peligrosos.
'¿Qué fue eso…?'
Toru se toco la cabeza con dolor. Sintió un como si sus ojos se estuvieran quemando, al mismo tiempo que agujas afiladas se clavaban en sus globos oculares. La sensación rebotó en su cerebro para al final regresar a sus ojos y desaparecer por completo.
Una sensación extraña, eso es lo que era, es lo que el creía que era, ya que no sintió dolor más que en el primer segundo que la sensación agujas apareció.
'Mis ojos… siento que son diferentes a lo normal…'
"¡Ahh! ¡Toru-dono! ¡Al fin te encuentro!"
Viendo al niño humano entre los arbustos, Okaminaru corrió tan rápido que, al llegar a donde Toru estaba, se le dificultó frenar, haciendo que sus patas traseras dieran un pequeño derrape en el suelo, levantando un poco de polvo en el proceso.
"Ha~ estaba buscando comida y cuando regresé a la cueva ya no estabas. Me asuste mucho, pensé que esa serpiente roja que vi hace unos días te había comido… si algo te pasa, no podre cumplir mi promesa"
"Promesa…"
"Pero eso no importa ahora, regresemos a la cueva antes de que esa serpiente aparezca. Ese tipo de serpientes son muy ágiles, ni siquiera mi velocidad hubiera sido suficiente para vencerla…"
"Una serpiente roja… Me encontré con ella hace un rato, pero se fue cuando me miro…"
"¿En serio…? Que extraño, se veía hambrienta, pensé que saltaría a comerse lo primero que se le cruzara enfrente. Supongo que eso es bueno, con esas heridas no podrás pelear como antes"
"…"
Miró al suelo recordando lo que pasó con la serpiente roja. Suspiro un segundo después, ya que acaba de despertarse y ya se sentía cansado nuevamente.
"¿Cuántos días han pasado desde que salimos de Konoha?"
"¿Días? Hm… creo que ha pasado casi una semana, seis días para ser exactos. Tus heridas eran muy graves, había veneno en tu sangre, fue difícil quitarlo ya que tus heridas se habían cerrado debido a las quemaduras. Cuando llegamos a la cueva, te deje ahí y anule el jutsu de invocación, después de todo el chakra que usaste para invocarme estaba a punto de acabarse, así pude regresar rápido a mi aldea por unos pergaminos, los necesitaba para poder tratar tus heridas. Corrí lo más rápido que pude, tarde casi ocho horas en regresar. Cuando volví a la cueva, tenias una fiebre muy alta, así que inmediatamente use uno de mis pergaminos para poder convertirme en algo mas pequeño, una ardilla, gracias a eso pude preparar medicina con la receta que mi madre me dio y aplicarla en cada quemadura y herida abierta. En cuanto al veneno, mi madre me dio un líquido especial, hice que te lo tragaras, pero casi te ahogas. Una ultima cosa, no me preguntes como hice la medicina que puse sobre tu cuerpo porque podría parecerte desagradable"
"Masticaste las hierbas y flores y las pusiste sobre mis heridas, ¿verdad?"
"¡¿Cómo lo adivinaste?!"
"Porque huelo a salvia de perro…"
Al escuchar esto, Okaminaru evito el contacto visual mientras se reía un poco.
"Bueno, eso ya no importa. Tus heridas se están sanando rápido gracias a mi medicina especial. Ayudar a los que no pueden levantarse es el deber de un hombre, así que siempre estaré ahí cuando no puedas levantarte, te ayudaré cada vez que te sientas débil, pero creo que no siempre será necesario, ya que los hombres somos fuertes, siempre nos sacrificaremos por los seres que amamos"
"Hm… hablas de hombres, pero tu voz no se parece a la de uno. Es como si estuvieras haciendo que tu voz suene grave apropósito"
"¡Mi voz siempre fue así! ¡Soy un hombre, verás que cuando crezca mi voz será mucho mejor que la tuya!"
"Ok…"
"¡¿Por qué me miras así?! ¡No soy raro, te lo aseguro!"
"Pero si yo no dije nada…"
Ambos, lobo y humano, caminaron lentamente por este bosque hasta llegar a la cueva de la que salieron. Toru pareció llevarse bien con Okaminaru. Aunque solo lo había visto una vez durante su enfrentamiento contra la líder del clan Okami, eso no pareció importar para ninguno de los dos, pues ahora hablaban normalmente como si fuera viejos amigos.
***
El tiempo paso, las heridas de Toru al fin sanaron por completo. Había pasado casi un mes desde que llegaron a esta cueva y Okaminaru nunca le dijo a Toru como fue que lo alimento mientras estaba inconsciente, pero eso ya no tenía importancia, pues es algo que quedó en el pasado.
Se puso la capa y la bufanda, sacó las dos dagas que estaban debajo de la capa y se aseguró de que su pendiente con forma de garra estuviera lo suficientemente ajustado para que no se cayera. Miró el anillo de compromiso atado a su cuello con una leve sonrisa y entonces, tomo la placa protectora con el emblema de Konohagakure.
"Esto comienza ahora…"
Usando una astilla de hueso como aguja, coció la placa metálica a la bufanda, de modo que quedo frente a su cuello, donde todos podrían verla.
'Ahora los ninjas de Konoha me buscan. Debo mantenerme oculto y comenzar con mi plan. Y esta daga que he guardado desde ese día… es lo que me ayudara a mantenerme lejos de Konoha… la sangre de Yamato-sensei. Con esto, obtendré el Kekkei Genkai del primer Hokage, el Elemento Madera…' Levantando la mano donde la daga cubierta de sangre estaba, Toru miró al cielo y una sonrisa se formó en su boca.
Junto a él, aquel lobo de pelaje tan blanco como la nieve y ojos carmesíes se encontraba. Este último miró al cielo también, cerró los ojos y cuando los abrió, sintió algo sobre su lomo.
"Okaminaru, es hora de conseguir trabajo. El dinero que traigo conmigo no es suficiente para financiar un laboratorio, así que, ¿estas listo?"
"Kukuku, siempre estoy listo para todo, no te preocupes por eso"
"Bien dicho, pero primero…"
"Si, también los vi, están por todos lados"
"Ninjas de la Raíz, están bajo el mando de Danzo. Jajaja, ¿Qué tal si los matamos a todos? Voy a necesitar conejillos de indias para mis experimentos"
"Bien, alguien como yo no huye de una batalla…"
Ambos miraron a los árboles, donde decenas de ninjas los miraban con caras inexpresivas bajo sus mascaras.
En ese mismo instante, la luz, roja y azul, se mostró en los ojos de Toru. Al mismo tiempo, mientras estaba sobre el lomo de Okaminaru, guardo la daga con sangre para no ensuciarla con la sangre de los ninjas de Danzo y usando su arma restante, esta se encendió con la luz del caos.
"Dansu gyakusatsu: Raifusutoraiku [Masacre Danzante: Golpe vital]"
Toru y Okaminaru desaparecieron a la vista de los ninjas que estaban presentes. Y entonces, en ese bosque en alguna parte del mundo, se escucharon gritos y explosiones de poder, que pronto se fueron extinguiendo hasta dejar el silencio con el que todo comenzó.