En el vacío infinito de la creación, un mundo emergió gracias a las manos de los dioses, dioses que luego abandonaron el mundo que crearon. Abandonados como basura, sin la protección de nadie, un mundo que, por las propias manos de sus habitantes, se encerró en un infinito bucle de acontecimientos desastrosos. Constantes guerras por el control del mundo, guerras por la libertad. Una extraña tormenta púrpura que emerge de las fauces del infierno.
'Yo no pertenecía a ese mundo…'
Se dijo a sí mismo. Bajo su máscara de zorro color blanco con detalles rosas, aquel hombre suspiró. Él no era parte de ese mundo, pero gracias a las manos de los habitantes de ese mismo mundo, él llegó a ese lugar. Al principio estaba asustado, confundido. Pero conoció a gente que lo hizo sentir como en casa. Se enamoró… y…
El desenlace de todo no fue agradable.
Gracias a sus poderes él fue uno de los pocos sobrevivientes a la repentina batalla entre un Overlord y un Campeón. Los poderes que obtuvo gracias a las singularidades de su mundo le permitieron viajar a través de los agujeros multiversales, los cuales son largos túneles que conectan los mundos de todo el multiverso.
"Jefe…"
Una conexión mental se habilitó. Drift, el hombre de la máscara de zorro y abrigo extraño cuyas mangas anchas le llegaban a los codos y los extremos finales a las pantorrillas, miró hacia la luz al final de aquel túnel multicolor. De su cuerpo brotaban rayos rosados que parecían fusionarse con su vestimenta negra con detalles rosas y dorados. Con una capucha rosa y su máscara de kitsune, negó con la cabeza y se tocó la oreja para atender al comunicado.
"¿Qué…?"
Al otro lado, en uno de los túneles multiversales en específico, aquella chica que imitaba la forma de vestir de su jefe, Catalyst, habló despreocupada.
"El Overlord del Mundo Shinobi ha muerto. Las anomalías fueron eliminadas por las propias manos del Mundo. Aunque tuvimos unos problemas con unas niñas que viajaron en el tiempo, pudimos arreglarlo a tiempo. ¿Cuál es nuestra siguiente misión?"
Drift lo pensó…
"No hay nada más por ahora. Tu y Vi tomen un descanso. Las demás divisiones fueron desplegadas. Hay que evitar que más Overlords y Campeones nazcan"
"Cómo usted ordene, jefe. Todo sea para que el Balance del multiverso no se desmorone"
La comunicación se terminó. Drift continúo caminando a través del túnel multicolor hasta que la luz al final iluminó con fuerza.
Cuando eso pasó, todo cambió de un momento a otro.
-Otro túnel multiversal-
"¿Por qué no le dijiste que esas niñas tenían el poder suficiente para revertir el tiempo del multiverso entero?"
Vi, la chica de la capucha blanca que se asemejaba a la cabeza de un zorro, se quejó con su compañera. En respuesta, Catalyst negó con la cabeza.
"De habérselo dicho, se habría preocupado por nosotras. Si eso pasa, no creo que el jefe nos permita seguir trabajando en esto"
Con la respuesta de Catalyst, Vi reflexionó. Ella tenía razón. No había porqué preocupar a aquel hombre que estaba destruido por dentro. Perder a más amigos lo hará entregarse al Caos, y finalmente se convertirá en lo que juró destruir.
"Bueno, entonces"
Vi se dió la vuelta y miró a Catalyst.
"¿Vamos por un poco de hidromiel?"
Catalyst sonrió bajo su máscara.
"Carajo, obviamente. Y de paso compremos algo de dulce para comer"
Los rayos alrededor de Vi se hicieron más presentes y el túnel cambio de color repentinamente.
"Hay una nueva taberna que se inauguró hace unos días, también tienen comida. Deberíamos ir"
"No perdemos nada intentándolo. Ahora mismo estamos en nuestro descanso. A propósito, tú pagas"
"Yo no tengo 'unidades' pagas tu"
"Siempre tengo que pagar. Pero bueno, no importa. Me las pagarás en la cama"
-Planeta Drool, otro Mundo-
Cuando el entorno cambió, Drift abrió los ojos bajo su máscara. La realidad de este mundo temblaba con fuerza y podía sentir el miedo del mundo por el repentino ataque de un enemigo peligroso. El mundo en sí era bastante extraño, bizarro, podría decirse. El cielo se tornaba en colores oscuros, azules y verdes, con un paisaje constantemente cambiante entre montañas frías y calientes.
'Ya veo…'
Se percató de que no había llegado tarde, pero también de que no podía intervenir. Frente a sus ojos… la batalla de un Overlord y un Héroe se llevaba a cabo. Drift percibió que el Mundo protegía y apoyaba a ese héroe con el amor de una madre.
'Solo es un niño…'
De cabello rubio y piel clara, ojos verdes como esmeraldas. Un chico de secundaria cubierto de heridas ensangrentadas. Cómo Drift veía, solo un niño peleando para proteger lo que más amaba.
"Un niño que está por convertirse en Campeón…"
***
Un gigantesco dragón negro del tamaño de la luna azotaba el planeta. Sus ojos eran amarillos brillantes, cómo dos joyas ámbar extrañas. Sus escamas parecían brillar, extendiendo extrañas nubes negras que parecían comerse el planeta.
"No puedo… no puedo derrotarlo…"
Aquel adolescente, Max, cayó de rodillas entrando en desesperación. Sus amigos estaban heridos, la chica que ama está en estado crítico. Todo se había ido al demonio. Todo estaba perdido.
"Vamos a morir…"
Sin embargo, esto fue algo que hizo sonreír a Drift. Pues, a pesar de la desesperación, el muchacho se levantó con una mirada determinada. Ese era el valor de un héroe del Mundo. Alguien que se levanta a pesar de las adversidades y enfrenta los peligros para proteger a todos.
"Marissa… mírame…"
Apretó los puños con fuerza y frunció el ceño. Toda su vida había creado cosas egoístas para sí mismo. Había usado su poder para crear cosas inocentes que, mayormente, no le harían daño a nadie. Usó sus poderes para proteger y dar felicidad… pero nunca deseó usar sus poderes para matar.
Max sabía a lo que se enfrentaba. Es por eso que no debía retroceder. Frente a él estaba un Overlord que manipulaba la antivida. Cualquiera de sus creaciones moriría en las fauces de esa bestia. La antivida destruirá sus sueños en el momento que el aliento del dragón golpee el planeta.
"Nunca supe cómo te llamabas… no sé de dónde vienes y tampoco sé que quieres lograr con la destrucción de mi mundo, pero no voy a dejar que me quites lo que más amo. Eres malvado… así que tendré que combatir tu maldad con un mal superior"
El Dragón Imperial de la Antivida sonrió. Su garganta comenzó a brillar en color púrpura y de su hocico comenzó a salir más de ese humo negro. Aferró sus garras con fuerza a la superficie del mundo y la luz en su boca se hizo presente. Su aliento que elimina todo rastro de vida estaba cargado.
Por su lado, Max ya había decidido cómo acabar con esto. Solo había un lugar que podía generar cosas capaces de matar. No eran sus sueños más preciados… eran sus pesadillas más aterradoras.
Las sombras lo cubrieron y los monstruos sombríos y de sonrisas macabras lo abrazaron. Max sintió un escalofrío, pero no se dejó llevar por el miedo. Extendió su mano hacia delante y sus ojos brillaron con determinación.
"La pesadilla más profunda. El sueño más brillante. La bondad más rebosante y la alegría más reluciente. He decidido representar eso y tú arruinas lo que quiero hacer. Piérdete en el fondo de mis pesadillas y se olvidado, monstruo"
"¡Grrrroaaaaargghhhh!"
El dragón escupió su aliento y las sombras detrás de Max se lanzaron al mismo tiempo.
***
Para Drift era difícil poner la situación en palabras, pero sin duda vio algo majestuoso en ese héroe. Él no era como los héroes que conoció. Él sabía de la importancia de la vida, pero también lo que conlleva la muerte. Vió que aquel muchacho había crecido en un buen lugar.
Y mientras las sombras devoraban la antivida y la transformaban en el combustible para las pesadillas, golpearon al dragón y lo cubrieron por completo. La bestia lanzó un grito de dolor mientras los monstruos se lo comían y Max miró esto con frialdad.
A veces lo peor de ti puede convertirse en algo bueno. Solo hace falta aceptar esa parte de ti y aprender a vivir con ello.
'Un mocoso con tanto poder, eh… A los mundos si que les gusta crear protagonistas rotos'
***
Max cayó de rodillas, cansado de haber peleado durante tantas horas. Se sintió exhausto, se sintió lleno de miedo, pero… al menos… lo que ama estará a salvo durante un tiempo más.
"Mi héroe… mi Campeón…"
Una voz femenina resonó dentro de la mente de Max. Acto seguido, una luz brillante se manifestó sobre su cabeza. Una corona dorada brillante rotaba, bajando lentamente sobre su cabeza.
"¿Quién eres…"
Preguntó el chico, pues frente a él había una figura femenina brillante dorada.
"Lo sabrás pronto, mi Campeón. Has sido muy fuerte… estoy orgullosa de ti. Me salvaste"
"Yo… no sé de qué hablas…"
Y cuando Max dijo eso, cayó de cara al suelo, desmayándose finalmente.
***
"Parece que vine a este mundo en vano. Me hace falta un trago…"
Drift no estaba decepcionado, pero sí se sintió cansado por haber usado tanto de la "brecha" para atravesar el túnel. Aún así, aún quedaba algo que valía la pena hacer antes de buscar la siguiente misión.
"La Ciudad del Caos debería ser un buen lugar para tomarse un respiro"
Y así continuó hasta ese lugar tan caótico.
-Ciudad del Caos-
"Vine por tu mejor hidromiel"
Lucifer le guiñó el ojo a la chica detrás del mostrador, quien enseguida sacó una botella negra de uno de los estantes. Lucifer tomó la botella y la abrazó con cariño. Casi al instante, tocó el aire con sus dedos y una pantalla roja semitransparente apareció.
[200 Unidades han sido transferidas]
Después de eso, Lucifer salió del bar con una gran sonrisa. Si, se había gastado todo el poco dinero que tenía en una botella de alcohol, pero eso no quiere decir que eso sea algo malo, al menos no para ella.
Se detuvo en la entrada del bar y miró las letras sobre la puerta.
[Seventh Heaven]
'A pesar de que abrieron hace pocos días, este bar ya es bastante exitoso'
En la Ciudad del Caos es muy difícil triunfar con tu negocio, pero si tienes suerte y el poder suficiente, puedes lograr bastantes cosas. El poder es dinero y el dinero es poder. Este lugar se rige por la ley del más fuerte. Los que tienen poder son los que triunfan, pero eso no es todo, pues…
'Los que son astutos aplastan a los que tienen poder'
Sus ojos brillaron con malicia, pero enseguida regresó a su sonrisa habitual al recordar la botella que tenía en las manos.
Caminó relajada por toda la ciudad. Había personas muertas en las calles, sangre regada en el suelo, edificios destruidos, peleas constantes en todos lados. Ni siquiera había indigentes, pues esos no duran más de un día en esta ciudad. Incluso las muchas personas de razas variadas no parecían ver eso como la gran cosa.
Ella respiró profundo y sonrió.
"Que hermoso paisaje"
-En un gran edificio oscuro-
Rodeado de otros edificios parecidos, con grandes ventanales carmesíes, el gremio de exploradores de Lucifer se levantaba glorioso entre todo el lugar. Sobre la puerta había un gran cartel con el nombre Devil's Paradise, el nombre que ella decidió ponerle a su gremio cuando llegó a esta ciudad.
Ella entonces se acercó a la gran puerta frontal, la cual medía casi tres metros de altura. Hizo un gesto con los dedos y un par de llaves se materializaron en su mano. Con esa llave abrió la puerta y entró al edificio.
"Bienvenida de vuelta, Luci"
Detrás del mostrador, una mujer de piel pálida y cabello albino largo y ondulado suspiró cansada. Se acomodó sus lentes redondos mientras miraba a la pantalla semitransparente roja que se mostraba delante de ella. Sobre su cabeza tenía un par de cuernos negros que mostraban su raza demoníaca, y un traje negro con camisa roja que parecia un poco apretado, lo que marcaba el contorno de su cuerpo.
"Hola. ¿Nadie ha venido a unirse al gremio aún?"
La demonio en el mostrador, Pandemonica, suspiró cansada otra vez y negó con la cabeza.
"Ya veo…"
Lucifer ignoró eso y avanzó hacia uno de los largos corredores que se extendían a los costados de dónde estaba Pandemonica. Pero antes de avanzar, se detuvo y frunció el ceño.
"Él vendrá hoy, ¿no?"
Ella le respondió.
"No lo sé. La última vez tardó un año en volver"
"Bueno, si él vuelve, espero que no venga con las manos vacías. Me gustaría tener objetos de otros infiernos"
"Obsesionada con coleccionar cosas raras, eh… como los últimos diez malditos años"
"Tu a lo tuyo, y yo a lo mío, Mónica"
"Cómo siempre…"
"Y las demás chicas?"
"Haciendo lo de siempre. Nada nuevo"
"Entiendo…"
Después de ese intercambio de palabras, Lucifer caminó relajada por el corredor y miró las puertas que se extendían a lo largo del lugar. Al final del corredor, había una gran sala con muchos objetos extraños. Entre ellos, y los más importantes, una caja musical que se dice que guarda un héroe en su interior. Además de que, en el centro de todo, estaba esa armadura brillante y la espada de Michael.
"Volví, hermanita"
Se sentó en el suelo y le quitó el corcho a la botella usando los dedos. Hizo un gesto con los dedos una vez más y dos pequeños vasos de vidrio negro aparecieron. Lucifer entonces sirvió el alcohol. El primer vaso lo puso al lado de la armadura y el otro lo tomó entre sus dedos.
"Salud, Michael"
Brindó por su hermana fallecida y bebió el contenido del pequeño vaso. Cuando el alcohol pasó por su garganta, sintió un escalofrío, sintió como su cuerpo aceptaba el alcohol modificado para una Overlord como ella.
Sin poder parar, por el sabor amargo de la bebida, se sirvió y bebió una y otra, y otra, y otra vez.
Cuando la botella estaba a la mitad, Lucifer se sintió mareada. Sonrió relajada y luego miró a la armadura, pero sus ojos se abrieron y una sonrisa amable se mostró en su rostro.
"Michael…"
Era lo mismo de siempre.
"Hermana mayor… ¿por qué sigues triste?"
Lucifer no quería responder, pero aún así lo hizo.
"Porque todo es mi culpa…"
***
Cerca de la puerta, Judgement se cruzó de brazos.
'Otra vez…'
Ella negó con la cabeza.
"Entre más años pasan, Luci empeora…"
Desde su punto de vista, Lucifer estaba hablando sola. Cuando Lucifer bebe hidromiel, suele imaginarse a sí misma hablando con su hermanita Michael. Lucifer soñaba con regresar al cielo, ella estaba arrepentida de todo lo que hizo. Era joven e inmadura en aquella época en la que se rebeló contra el cielo.
Judgement lo sabía, pues ella también es un ángel caído. Pero poco se puede hacer, pues esa época ha terminado y el mundo del que vienen ya no existe.
***
"Así que volviste…"
Pandemonica le dió un sorbo a su café. La puerta se había abierto y allí delante apareció aquel hombre, el dueño de este edificio, pues realmente este gremio no le pertenece a Lucifer. De hecho, este grupo de mujeres demonio no tienen nada en esta ciudad. Sin embargo, gracias a que este hombre las considero útiles, es que viven en este edificio.
"¿No hablas? Cómo siempre. ¿Qué le trajiste a Luci?"
El hombre, que vestía una armadura de cuerpo completo extraña, gruñó y se acercó al mostrador. Pandemonica sintió escalofríos por la presencia de este hombre. El era la pesadilla de los demonios, el protagonista de una biblia escrita por los seres más infernales existentes. Muchos lo conocen por diferentes nombres, pero el que más resuena en todos los infiernos del multiverso es…
"Doom Slayer…"
El Slayer levantó la mano y una extraña caja cúbica se materializó flotando. La caja cayó al suelo, dejando ver qué su color era marrón y que tenía un orificio plano y fino en la parte superior. Haciendo lo mismo, sacó un disco extraño pixelado con los colores comunes del suelo de los infiernos multiversales.
"Este será el pago, ¿no?"
Pandemonica suspiró cansada, pero el Slayer no le respondió. En silencio se dirigió a la puerta.
"No es mucho, pero supongo que no importa. Ya tenemos más que suficiente con este lugar, de todas formas, podemos cuidarnos solas. Además… gracias… por no matarnos en aquella época…"
El Slayer se dió la vuelta y…
"Ustedes no son iguales a los demonios que he conocido en toda mi vida. Me son útiles, por eso no las maté. No intervendré menos que se interpongan en mi camino"
Una voz profunda, susurrante, rota en mil pedazos. Un hombre que lleva el sufrimiento en su vida, pero que lo usa para acabar con todo lo que se le oponga.
"Meterse en tu camino, eh… eso nunca pasará. Tenlo por seguro. Nos veremos cuando quieras regresar. Le pasaré tus saludos a Luci"
Y con eso, el Slayer dejó el edificio y desapareció envuelto en un pequeño tornado carmesí.
"Ese tipo da mucho miedo…"
Fin…