Capítulo 48: El Susurro del Corazón - La Danza de la Esperanza
Ryeowook y Kim Ryekook caminaban por las calles de la ciudad, el cielo nocturno salpicado de estrellas que brillaban con una luz tenue. El aire fresco de la noche acariciaba sus rostros, mientras la ciudad se extendía a su alrededor, llena de luces y sonidos.
Ryeowook se sentía ligera, llena de una energía nueva que la impulsaba a seguir adelante. Su corazón, aunque aún marcado por el dolor, latía con una fuerza renovada. La canción que había cantado en el ensayo, "Goodbye Love", resonaba en su mente como un himno a la libertad, un canto a la esperanza.
Kim Ryekook, con su inocencia y su sonrisa contagiosa, le recordaba a Ryeowook lo importante que era vivir el presente, disfrutar de los pequeños momentos de felicidad.
"Mamá, ¿vamos a comer helado?" preguntó Kim Ryekook, sus ojos brillantes de ilusión.
Ryeowook sonrió.
"Claro que sí, mi amor," respondió. "Vamos a buscar el mejor helado de la ciudad."
Caminaron hasta una heladería cercana, donde el aroma dulce de chocolate, vainilla y frutas llenaba el aire. Kim Ryekook escogió un helado de fresa con chispas de chocolate, mientras Ryeowook se decidió por un sabor más adulto, un intenso chocolate amargo con nueces.
Se sentaron en una banca frente a la heladería, disfrutando del dulce manjar bajo la luz de la luna. Ryeowook observaba a su hijo con amor, su corazón lleno de gratitud por tenerlo a su lado.
"Mamá, ¿tú también me quieres mucho?" preguntó Kim Ryekook, su voz era un susurro de ternura.
Ryeowook lo miró con amor.
"Más que a nada en el mundo, mi amor," respondió. "Tú eres mi todo."
En ese momento, Ryeowook sintió que su corazón se llenaba de una paz profunda. Se había dado cuenta de que la verdadera felicidad no estaba en el pasado, ni en las personas que la habían herido. La felicidad estaba en el presente, en el amor que compartía con su hijo, en la fuerza que había encontrado dentro de sí misma.
"Mamá, ¿cuándo volveremos a ver a papá?" preguntó Kim Ryekook, su voz era un susurro de nostalgia.
Ryeowook se quedó en silencio un momento, su corazón se oprimió con un dolor que no había podido eliminar por completo.
"No lo sé, mi amor," dijo Ryeowook, su voz era un susurro de incertidumbre. "Pero te quiero mucho a ti, y esa es la única cosa que importa."
Kim Ryekook la miró con sus ojos grandes e inocentes.
"Yo también te quiero mucho, mamá," dijo Kim Ryekook, su voz era un susurro de amor.
Ryeowook sonrió, su corazón lleno de esperanza. Sabía que el camino sería difícil, pero también sabía que tenía a Kim Ryekook a su lado, y que el amor que compartían era más fuerte que cualquier dolor.
El susurro del corazón de Ryeowook era un eco de esperanza, un eco que la guía a través de los momentos difíciles, un eco que le recuerda que el amor siempre vence.