Capítulo 3: El Susurro del Corazón - La Prueba
El silencio de la biblioteca era sepulcral, solo interrumpido por el suave crujido de las hojas del libro que Ryeowook tenía en las manos. La poesía que había escogido, un poema sobre la soledad y la búsqueda de la luz en la oscuridad, resonaba con su propio sentir. Se sentía como un pájaro atrapado en una jaula, rodeado de paredes que lo impedían volar hacia la libertad.
Un susurro tenue lo hizo levantar la mirada. Era Jungkook, parado a la entrada de la biblioteca, con una expresión que no lograba descifrar. Sus ojos oscuros parecían leer su alma, y Ryeowook sintió un escalofrío recorrer su cuerpo.
"Te estoy esperando después de clases," le dijo Jungkook, su voz grave y amenazante. Ryeowook tragó saliva, su garganta seca. No podía evitarlo, un pequeño atisbo de esperanza se encendió en su pecho. ¿Qué quería Jungkook? ¿Acaso... quería algo más que torturarlo?
La mirada de Jungkook se posó en el libro que Ryeowook tenía en las manos. Un gesto imperceptible, apenas un movimiento de labios, le hizo entender que sabía que era un regalo de Lily. El corazón de Ryeowook se hundió. Jungkook era cruel, pero también era astuto. Sabía cómo jugar con sus emociones.
Las últimas clases pasaron como una eternidad. Ryeowook se sentía atrapado en un laberinto de emociones, con el miedo y la esperanza luchando por el control. Cuando finalmente sonó la campana de salida, su cuerpo temblaba. Sintió el peso del miedo en sus hombros, pero también un extraño deseo de saber qué le esperaba.
Se dirigió al patio trasero de la Academia Seúl, un lugar solitario y silencioso donde el viento soplaba con furia. Ahí estaba Jungkook, apoyado en un árbol, con los brazos cruzados. Ryeowook se acercó con cautela, sus pasos lentos y vacilantes.
"Ryeowook," dijo Jungkook, su voz más suave que de costumbre. Su mirada era intensa, penetrante. Ryeowook se sintió hipnotizado, incapaz de apartar la mirada.
"Te he visto," continuó Jungkook, "Te he visto con Lily. Eres su amigo, ¿verdad?"
Ryeowook asintió, su voz apenas un susurro.
"Y ella te gusta, ¿no?" Jungkook lo miró fijamente, sus ojos como dos abismos oscuros. "Ella te gusta, ¿verdad?"
Ryeowook no pudo responder. El silencio se extendió entre ellos, pesado y lleno de tensión. Jungkook se acercó a él, su cuerpo imponente, su presencia amenazante.
"Te voy a dar una oportunidad," le dijo Jungkook, su voz un susurro que pareció penetrar en el alma de Ryeowook. "Una oportunidad para que elijas."
Ryeowook se sintió atrapado en un laberinto sin salida. Su corazón latía con fuerza, un ritmo frenético que lo llenaba de miedo y de esperanza. ¿Qué iba a elegir?
"Elige," dijo Jungkook, su voz un susurro que se escuchó como un trueno en los oídos de Ryeowook. "Elige entre ella y yo."
Ryeowook sintió un nudo en la garganta. No podía elegir. No podía traicionar a Lily, su mejor amiga, su faro de esperanza en la oscuridad. Pero tampoco podía negar el sentimiento que Jungkook despertaba en él, un sentimiento que lo confundía y lo atraía a la vez.
"No puedo elegir," dijo Ryeowook, su voz apenas un susurro.
Jungkook se acercó más, su aliento cálido rozó la piel de Ryeowook. "No me hagas elegir, Ryeowook," susurró, su voz llena de deseo y de amenaza. "No me hagas elegir entre ella y yo."
Ryeowook se sintió atrapado en una red de emociones, incapaz de moverse, incapaz de respirar. La mirada de Jungkook lo hipnotizaba, lo atraía hacia un abismo oscuro y misterioso.
"No puedo elegir," repitió Ryeowook, su voz se quebraba.
Jungkook lo tomó de la mano, sus dedos fríos y fuertes se aferraron a los de Ryeowook. "Eres mío, Ryeowook," susurró, su voz era una promesa y una amenaza a la vez. "Eres mío."
Ryeowook se sintió perdido, atrapado en una batalla interna que no podía ganar. ¿Qué iba a hacer? ¿Cómo podía escapar de las garras de Jungkook? ¿Cómo podía proteger a Lily de la oscuridad que lo acechaba?
El susurro del corazón de Ryeowook se había convertido en un grito de angustia, un grito que solo él podía escuchar, un grito que solo él podía entender. La prueba que se le había presentado era demasiado grande, demasiado difícil de superar.
En ese momento, Ryeowook no tenía respuestas, solo preguntas sin respuesta, dudas que lo atormentaban. El futuro se extendía ante él, un camino lleno de peligros y de incertidumbres. El susurro del corazón de Ryeowook lo guiaba, pero no le decía a dónde debía ir.
La prueba había comenzado, y Ryeowook estaba solo.