Derlic era guardia de Wyzima desde hace ya mucho tiempo, llegó allí gracias a las conexiones de su familia.
Pero no es que fueran adinerados, es solo que su madre, su abuela y así sus antecesoras tienen una característica en común.
Todas eran ninfómanas a más no poder, era tal vez esa razón por la que sus esposos las eligieron.
Como era de esperarse de señoras cuyo ímpetu sexual es incontrolable, las mujeres de las que descendía Derlic se encargaron de darle muchos parientes que se podían encontrar en Wyzima trabajando en las más diversas actividades.
Aunque él podía decir con orgullo que era el primero en su familia en ocupar un puesto de guardia.
Su gran tamaño y su fuerza le ayudaron, aunque tal vez no llegara mucho más lejos, ya que el mismo había comprobado su discapacidad mental.
Él estaba encargado de la puerta este de la ciudad, por lo que fue uno de los primeros en escuchar los relatos de lo que sucedía en Maribor.>
Estuvo bastante feliz pensando en lo lejos que se vio de Maribor en este momento, solamente hasta que el Rey ordeno reunir todas las tropas y marchar.
La marcha fue cansada, la marcha forzada teniendo una pesada armadura encima era muy tortuosa.
Durante el camino seguimos escuchando rumores sobre lo que sucedió, una ciudad destruida, grandes hechizos, muchos muertos, las descripciones eran tan detalladas y fantásticas que pensaba que la gente exageraba.
Sobre todo cuando llegaron noticias sobre la derrota del monstruo, algo tan horrible no pudo ser derrotado por un individuo, se dijo.
Pero cuando la ciudad de Maribor apareció al alcance de sus ojos poco después, se dio cuenta de que tal vez no eran solamente historias de fantasía.
Al entrar en la ciudad, olía a muerte ya quemado, los cuerpos empezaban a amontonarse en varias zonas dedicadas para apilarlos y reconocer a los grandes señores y nobles muertos, al resto de bastardos o desfigurados se les enterraría en fosas comunes.
Para el dejo de haber duda, un demonio de los mismísimos infiernos salió y causa toda esa destrucción, para la religión empezó a tener sentido y se prometió ir hacia el sacerdote una vez volviera a casa.
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El Rey Adalberto miró con asombro la ciudad destruida, atravesó los edificios reunidos, imaginándose como eran antes de este desastre.
A su costado Lord Frier, un frío economista, únicamente pensaba en números, pensaba en la cantidad de propiedades que volverían a las manos del tesoro público.
Con la destrucción que veía era seguro que más de una docena de grandes familias deben de haber muerto.
Sus cálculos no tuvieron mucho tiempo más, la procesión había llegado, a lo que quedaba del Palacio de Maribor.
Para la suerte del rey la sala del trono todavía estaba en pie, aunque no intacta.
Durante horas recibio visita de las familias nobles que él conocía bien, ya que creció en la ciudad de Maribor.
Al día siguiente de su llegada, ya se sentía lo suficientemente informado para repartir las recompensas.
Cada uno de los magos que participo recibiría la suficiente cantidad de oro para reconstruir sus torres o hacerlas más glamorosas si por casualidad seguían en pie.
Los brujos recibieron una cantidad lastimosa de dinero, después de todo era su labor, y necesitaba ahorrar unas cuantas monedas.
Irvin , Erick y Set, no estaban del todo contentos con el tratamiento, alguna vez fueron medianamente despreciados por alguien, pero francamente este era un nuevo nivel.
Al final los guardias y consejeros del Rey le informaron de que Tarantir no se encontraba en la ciudad, según los testigos había salido con dirección a Wyzima.
Consigo llevaba una carreta decorada con colores negros, así que presumían de que allí estaba el cuerpo de Alzur.
Pero la premiación no podía detenerse, así que lo dijo en voz alta para que todos los presentes lo escucharan,
"Por el gran sacrificio que hizo Alzur y por la gran valentía de su hijo Tarantir, El puesto de Gran mago de Temería pasara a Tarantir, hijo de Alzur, con el también irán las recompensas que con ese puesto le otorgue a su padre"
El rey no estaba feliz con la situación de dar el premio al aire, pero era imposible no dar merito a las acciones de Tarantir.
Aunque normalmente se acostumbraba dar un Gran banquete después de repartir los premios, esta oportunidad fue diferente, de las raciones del ejército se compartió la cerveza para hacer un brindis por los caídos.
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Mientras eso sucedía Bagdur y Tarantir iban rumbo a Wyzima, el nombre de Alzur no tuvo mancha alguna, pero ahora debía de realizar papeleos, como era obvio, las propiedades de su padre tenían que ser transferidas a su nombre.
Cuando Alzur estuvo con vida nunca pregunto a cerca de como se financiaba, pero ahora que eran suyas quería ver con detenimiento las inversiones del hechicero y sus cuentas.
Quería saber acerca de las propiedades y casas que Alzur tenía para sí.
Bagdur: "Entonces que harás a partir de ahora"
Los pensamientos de Tarantir fueron interrumpidos por el Oso antropomorfo que caminaba a su costado.
El brujo había estado bastante callado durante todo el recorrido, haciendo que Tarantir volteara varias veces para comprobar de que todavía marchaba junto a él.
Tarantir: "Por ahora estabilizar la situación, con la muerte de Alzur debo de poner en orden las cosas"
Si tuviera que hacer una lista podía decir que tendrían que tomar dos pergaminos para hacerlo.
Bagdur: "Entiendo, yo... volveré al camino, Idarran estará feliz con la noticia"
Ambos habían tenido desencuentros, pero tenía que ver más con cosas pequeñas, pero Idarran era un hechicero y creía que si algo lo molestaba por pequeño que fuese tenía que ser eliminado.
Tarantir: "¿Por qué dejaría que Idarran decida quien se queda y quien se va de mi torre?"
La pregunta no necesitaba respuesta en verdad.
Tarantir: "Si quieres seguir el camino, no te lo impediré, pero estoy dispuesto a seguir con el trato que tenías con Alzur, necesito gente en la que confiar para los siguientes días, ¿Qué dices?"
Bagdur miro fijamente a Tarantir y le extendió la mano.
Bagdur: "Cuando sientas que soy un estorbo, dímelo y partiré"
Una sonrisa a medias se asomó en la cara de Tarantir, no porque no quisiera sonreír, sino porque se forzó a sí mismo a no mostrar tanta felicidad por la respuesta.
Nadie podía culpar a Bagdur de estar fuera de forma, desde que entrenaba con Tarantir muchos de sus enfrentamientos son lo más parecido a enfrentarse a monstruos en la cúspide de la cadena alimenticia.
Solo había que ver el enfrentamiento con el Viy para darse cuenta de eso, tener a alguien con esa fuerza siempre era importante.
Tarantir y Bagdur fueron a marcha lenta, llevaban consigo una carroza que les impedía acelerar mucho el paso.
Al día siguiente llego recién a la ciudad de Wyzima e imitando a su padre decidió por encerrarse en su Torre y mando a llamar a Glorgan Kagric su contador.
Lo contrato para hacerse con las cuentas de todos los negocios e inversiones que heredaría, estaba vez se tomaría el tiempo de revisar uno por uno los documentos.
Alzur hizo grandes trabajos durante su vida, así que era obvio que con lo heredado nunca necesitaría pedir limosna o trabajar en la corte, si es que no quería.
Pero algo que entendió en su vida pasada es que tener un poco más de dinero nunca es malo.