``` —Era un juego de supervivencia. El gran Imperio de Alfaros estaba en caos. El Príncipe Regan estaba regresando del campo de batalla después de cuatro años. Hace años, solía ser el príncipe más hermoso del Imperio. Irónicamente, el mismo príncipe era conocido hoy como El Príncipe Enmascarado. Se dice que tenía una enorme cicatriz en su rostro, un rostro que solía ser muy hermoso. La cicatriz era tan espantosa que el Emperador se asustó cuando la vio y lo mandó lejos al campo de batalla. Pero la guerra había terminado. Y él iba a regresar. Al mirar los ojos verdes que ni siquiera parpadearon ante la vista de su rostro marcado por la cicatriz, Regan se llenó de sorpresa por un momento. Al mismo tiempo, algo brilló en sus fríos ojos cuando vio lo tranquila que ella parecía. —¿Cuál es tu nombre? —Evelyn, Su Alteza. —Evelyn... Regan saboreó el nombre en sus labios. Sus ojos rojos la miraron a ella, cuyo rostro estaba completamente inexpresivo, y dijo: —Evelyn, serás mi esclava personal a partir de hoy. Evelyn parecía tranquila. Sin embargo, con el tiempo, Evelyn se dio cuenta de que Regan quería más. Mucho más de lo que ella podía darle. Ella intentó detenerlo. Pero, ¿qué podría hacer cuando el príncipe ponía su corazón en sus manos por la fuerza y estaba decidido a tomar el suyo? ¿Elegirá entonces Evelyn alejarse o seguir adelante? Especialmente en el momento en que los horrores de su pasado sombrean su corazón. Esta historia es parte del concurso, así que si disfrutas leyendo, por favor apoya para animar al autor. A cambio, te aseguro que la trama no te decepcionará porque está llena de giros y vueltas. La portada es mía. Creado por: Lay Lee ```
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—Su Majestad, el almuerzo está listo para servirse.
Rex asintió con la cabeza y dejó a un lado los documentos que tenía en la mano unos momentos después.
Después de eso, se levantó de su silla y salió del estudio.
Muchas cosas sobre él han cambiado ahora.
Su capa azul se ha cambiado por una roja.
Ya no era un príncipe juguetón sino un Rey calmado, compuesto y majestuoso que tenía autoridad sobre un Imperio que era la fusión de dos Imperios.
Como de costumbre, fue a sus cámaras donde su esposa y la Reina de la nación también estaba ocupada con sus propios trabajos.
—¡Fuera! —Rex despidió a todas las criadas que estaban ayudando a Alejandría con la preparación del banquete que tendría lugar tres días después.
Después de que las criadas se fueron, caminó hacia su esposa cuya atención estaba toda en la cuna que tenía una pequeña versión de él y de Alejandría.
—No le des toda tu atención a tus hijos. Dale un poco al padre también —susurró al abrazarla por detrás.
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