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¿Quién es roberto castle?

(Sala VIP, Hospital General "Milagro")

Samuel yacía en una cama, conectado a oxígeno artificial y a varias máquinas. El golpe que le propinó Roberto lo había dejado en coma.

¿Quién hizo esto? — preguntó el tío de Samuel, evidentemente alterado.

Fue un tal Roberto Castle, señor —respondió su asistente, mientras revisaba una tablet.

¿Y quién es? ¿Cómo se atrevió a atacar a mi sobrino? — preguntó el Gobernador, furioso.

Es un soldado retirado del sur — dijo el asistente al obtener más información.

(Roberto, para mantener un perfil bajo en el norte, había ordenado crear documentos falsos con el fin de despistar a quienes lo investigaran; a aquellos que conocieran su verdadera identidad, se les instruyó no revelar nada).

¿Un simple soldado retirado le hizo esto a mi sobrino? — el Gobernador estaba confundido.

Quizá, al venir del sur, no sabía que con quién se estaba metiendo; se trataba del sobrino del Gobernador — acotó el asistente.

No importa, de todas maneras le voy a dar una lección que no olvidará — declaró el Gobernador, mirando a su sobrino en la cama.

Está bien, señor, pero hay una cosa más —interrumpió el asistente, tomando un aire más serio.

¿Qué pasa? — preguntó Manlio, inquieto.

Su hijo Luis, el gerente del Casino "Caminó Dorado", también tiene problemas con él. Le pido perdón por lo que voy a decir, pero creo que a su sobrino le ocurrió esto por intentar ayudarlo — su voz, aunque calmada, tembló.

¿Qué clase de problemas? — preguntó Manlio, desconcertado.

Su hijo perdió ciento veinte mil millones en el casino contra Roberto, y ahora el dueño lo está buscando para matarlo — dijo el asistente, con un tono grave.

¿Quién se atreve a intentar matar a mi hijo? — Manlio preguntó, enfurecido.

El Rey de los Casinos, Julio Apostter —respondió el asistente con tranquilidad.

¡¿Cómo se atreve?! Si no fuera por mí, él no sería nada — gritó Manlio, golpeando la pared con furia.

¿Qué quiere que hagamos, señor? —inquirió el asistente.

Tráelo para acá; le voy a recordar quién soy — declaró Manlio con determinación.

Sí, señor — asintió el asistente, inclinándose para despedirse.

Cuando el asistente salió del hospital, se dirigió a buscar a Julio Apostter, para llevarlo ante Manlio.

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*En la mansión de Julio*

¿Por qué no me ha pagado Luis? —preguntó Julio a su asistente, visiblemente frustrado.

No ha recuperado el dinero y se ha ido del estado — respondió su asistente mientras le servía agua.

¿Cómo es posible? Se suponía que el Samurai Negro lo iba a ayudar — Julio parecía desconcertado.

Tengo entendido que está en coma en el hospital —informó el asistente.

(Julio se sorprendió; para él, el Samurai era un personaje extremadamente poderoso, casi un ídolo. Nunca hubiera esperado que terminara en un hospital y mucho menos en coma).

De repente, la puerta se abrió de golpe. ¡¡BAM!!

Julio, sumido en sus pensamientos, apenas pudo reaccionar.