"¡Detente ahí! ¡Qué clase de actitud es esta!"
Song Siting le gritó a su espalda, pero Dongfang Liuyun no se detuvo—
¡No la culpes!
Realmente no sabía cómo comunicarse con su madre, la señora Song. Lo único que podía hacer era evitarla tanto como fuera posible y hablar menos, para reducir peleas o infelicidad innecesarias.
Mientras veía a su hija desaparecer por la puerta, Song Siting no pudo evitar sentir dolor de cabeza. Levantó la mano para sostener su frente.
Sólo quería recordarle que tuviera cuidado. Dado que Qi Lei había sacado esas cosas, podrían usarse como salvaguardia. Sin embargo, cada vez, su preocupación y amabilidad se convierten en un motivo oculto a los ojos de su hija.
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