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Capítulo 6 – El reluciente príncipe dorado

編集者: Nyoi-Bo Studio

El dueño del bar se sentía impotente. No entendía en absoluto cómo se había producido esta situación.

—Presidente Lu, yo... —intentó explicar.

Lu Tingxiao miró fríamente la expresión de culpa en el rostro de la gerente, y luego miró la escalera que estaba debajo del tragaluz. Estaba intentando deducir lo que había sucedido, y el espacio parecía ser lo suficientemente grande como para que un niño pudiera pasar.

Agitó la mano para despedir a todos, y luego se acercó para levantar a la mujer directamente en sus brazos. En su abrazo, el aroma suave y fresco de antes volvió, y se sintió aún más nítido.

Al ver que Lu Tingxiao la levantaba, Tesorito no lo detuvo, pero de todos modos su expresión mostraba su disgusto. Con la mirada parecía decir que si él no fuera tan pequeño, la recogería con sus propios brazos.

***

En el Hospital Nº 1 de la República Popular de la Ciudad B.

Cuando Ning Xi despertó, ya era la mañana siguiente. Al abrir los ojos pudo ver a un hombre sentado en una silla junto a la ventana.

Sus largas piernas estaban casualmente cruzadas. Llevaba un traje ajustado y probablemente hecho a medida que enfatizaba sus anchos hombros y su delgada cintura. Su camisa blanca estaba abotonada hasta el cuello.

Iluminado por la luz del sol, su cuerpo parecía estar envuelto en una antigua escarcha. Su comportamiento fresco y tranquilo se asemejaba al de un antiguo emperador. El hombre notó que ella lo observaba y le dirigió una mirada tan profunda como el océano.

Pero su escalofriante mirada pareció penetrarla.

La mirada que le dirigió se sintió intrusiva, como un cuchillo de cirugía afilado que la diseccionaba pieza por pieza; le hizo temblar los huesos. Ning Xi decidió unirse a la batalla, sin querer perder ante este extraño y su incómoda mirada.

—Señor, si me permite preguntar, ¿cómo terminé aquí? ¿Vio a un niño pequeño? Tiene entre cuatro y cinco años. No le gusta hablar y es blanco y suave, pero también un poco lento —preguntó impacientemente.

Lento…

Al escuchar tal descripción el hombre levantó una ceja, miró a su derecha y habló con una voz que resultó ser tan fría como su apariencia.

—¿Estás hablando de Tesorito?

Ning Xi siguió rápidamente la mirada del hombre, y vio a un panecillo blanco y suave dormido en la pequeña cama que estaba a su lado.

—¡Sí! ¡Es él! ¿Se llama Tesorito?

Ning Xi dejó escapar un suspiro de alivio y estiró el brazo para sentir la temperatura del niño. Su fiebre ya había disminuido.

Antes, cuando lo había ayudado a escapar, había terminado lamentándolo. Luego de hacerlo se dio cuenta que él era sólo un niño con fiebre en un lugar peligroso ¿Qué habría hecho ella si le hubiera pasado algo?

Entonces, Ning Xi se dio vuelta para enfrentar a la estatua de hielo.

—¿Eres el...?

Tan pronto como Ning Xi empezó a hablar, se dio cuenta de que ni siquiera tenía que preguntar. El hombre y el niño parecían haber sido hechos con el mismo molde. Era evidente que eran padre e hijo.

Sin embargo, la estatua de hielo respondió:

—Padre.

—Hola, hermosa, estás despierta. ¡Soy el tío de Tesorito! —dijo un hombre caminando hacia ella bruscamente. Ning Xi empezó a retroceder hasta que lo reconoció.

—Lu... ¿Lu Jingli?

Era el segundo príncipe de la corporación Lu, el jefe de Glory World Entertainment. Dejando de lado sus impresionantes looks y títulos, era un playboy. Había hecho apariciones más escandalosas en los medios de comunicación que muchas celebridades y artistas.

Era imposible confundir su rostro.

Si la estatua de hielo era el padre de Tesorito, y Lu Jingli era su tío...

Entonces, la estatua de hielo debería ser el hermano mayor de Lu Jingli, ¡Lu Tingxiao! El famoso dios de la fortuna de la ciudad de Jing.

¡Su existencia podía compararse a la de un rey sin corona!

Quién hubiera pensado que el niño al que había salvado era el misterioso hijo ilegítimo de Lu Tingxiao, el reluciente príncipe dorado de la familia Lu.