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El diario de un Tirano

Si aún después de perderlo todo, la vida te da otra oportunidad de recobrarlo ¿La tomarías? O ¿La dejarías pasar? Nacido en un tiempo olvidado, de padres desconocidos y abandonado a su suerte en un lugar a lo que él llama: El laberinto. Años, talvez siglos de intentos por escapar han dado como resultado a una mente templada por la soledad, un cuerpo desarrollado para el combate, una agilidad inigualable, pero con una personalidad perversa. Luego de lograr escapar de su pesadilla, juró a los cielos vengarse de aquellos que lo encerraron en ese infernal lugar, con la única ayuda que logró hacerse en el laberinto: sus habilidades que desafían el equilibrio universal.

JFL · 軍事
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161 Chs

El nuevo ejército

  Al permitir la salida de los hombres de la aldea, el joven se quedó en los campos de entrenamiento, observando el maniquí de paja y palos, ya que, después de haber despertado había notado un notable cambio en su cuerpo, pero por la repentina intromisión de los aldeanos, no pudo identificar esos cambios. La diferencia más notable era su mente, sentía que su velocidad de procesamiento era mayor, logrando pensar dos cosas al mismo tiempo sin mucha concentración, al igual que con sus sentidos, logrando observar todo con mayor claridad, escuchando con detalles y, con el olfato más desarrollado.

Lanzó un golpe recto al aire, ni muy lento, ni muy rápido, sin embargo, con la fuerza de repulsión que logró reunir destrozó el maniquí de paja y palos.

  --[Inventario] --Dijo de manera involuntaria, como un mal hábito.

Para su completa sorpresa, una ventana ilusoria, con tres casillas liberadas y las otras bloqueadas se presentó ante su rostro y, aunque las casillas no tenían ningún objeto, no se sintió defraudado.

  --Maravilloso. --Sonrió.

∆∆∆

Al día siguiente, el joven, con la ayuda de Astra citó a los esclavos combatientes, a los nuevos soldados y a los esclavos de servicio a uno de los salones principales del castillo.

El joven se hallaba sentado en una silla de madera alta, con acabados exquisitos y con un grosor considerable, con un parecido cercano al trono del "rey falso". Al lado de él, por ambos costados estaban de pie, su sirviente oficial, Astra y, la sirviente aún no oficial, Fira. Ambos individuos observaban a los presentes con una mirada solemne, pero penetrante.

  --Astra. --Dijo el joven para otorgarle la palabra.

Asintió, dando un paso al frente y, con un tosido aclaró su garganta.

  --Muchos de ustedes fueron despojados de sus familias --Comenzó a hablar con un tono claro y conciso--, vendidos a este lugar por tribus rivales, o, como en el caso de mi hermana y mío, vendidos por nuestros propios padres al no poder pagar los impuestos establecidos por el anterior Barlok. Pueden que hayan tenido una causa diferente, pero la consecuencia fue la misma, nos convirtieron en esclavos y, mi señor, presente ante ustedes nos liberó. Así que, tienen dos opciones, servirlo, o trabajar para él hasta comprar su libertad, ustedes deciden. --Guardó silencio.

La multitud comenzó a conversar en voz baja, ligeramente disgustados por la oferta del señor sentado.

  --¿Y cuál es la diferencia? Al final seremos lo mismo, sus esclavos. --Preguntó una valiente.

Los presentes asintieron, estando de acuerdo con las palabras de la señorita.

  --Buena pregunta --Se acercó un poco más-- y, la respuesta es sencilla, jurarle lealtad representará seguridad para ustedes y los suyos, pero como trabajadores, será igual como eran tratados antes de la llegada de mi señor, como basura sin valor.

  --Es una buena opción de un cadáver andante --Dijo un hombre en la multitud, algo alto y robusto, con largas cicatrices por toda su piel-- pero mi respuesta es está --Hizo una señal, una que no entendió el joven, pero que sus subordinados y los presentes sí, para simplificarlo, significaba que se lo estaba follando--. Me iré antes de que las tropas del rey vengan por esa niña y, les aconsejo que hagan lo mismo.

Astra estaba enojado, pero no dejó que se notara en su rostro. Volteó, para observar la orden de su señor, sin embargo, él no estaba en el lugar donde segundos antes había estado, por lo que al ver la expresión de su hermana, rápidamente regresó su mirada al frente. A cinco pasos de él, el joven de cabello negro se encontraba levantando del cuello al hombre robusto, mirándolo sin emoción alguna.

  --No comprendo de dónde proviene tu arrogancia, si eres sumamente débil --Apretó un poco más. El hombre jadeó, apretando con ambas manos el antebrazo del joven, las venas de su brazo, cuello y rostro se resaltaron por el enorme esfuerzo que estaba haciendo--. Dime otra vez ¿Qué es lo que soy?

Los ojos del hombre enrojecieron, al igual que su rostro, la falta de aire lo estaba debilitando, pero su terquedad le  impedía tomar la derrota, el joven suspiró, apretando su agarre. El sonido de fractura invadió la sala, dejando a todos en silencio.

  --Llévenselo. --Ordenó.

Los dos soldados en la entrada asintieron, cargando el cuerpo inerte del hombre y, llevándoselo de la presencia del joven.

  --Astra, puedes continuar. --Regresó a su silla. Fira sonrió al verlo.

  --Sí, señor --Asintió--. ¿Y bien? ¿Qué deciden?

Nadie se atrevió a responder, era evidente que cualquier cosa que decidieran, estarían a la merced del tiránico joven.

  --Juro mi lealtad --Dijo repentinamente la dama valiente que anteriormente había hablado-- hacia usted --Se quedó en silencio, pues no sabía el nombre de la persona a quién le estaba jurando su lealtad. Al ver qué nadie respondió, continuó con su juramento--... Prometo ser el escudo ante sus enemigos y, la espada que derrote a sus adversarios. --Cayó de rodillas, bajando el rostro.

*Alguien desea jurarte lealtad*

*Aceptas: SI/NO*

El joven se levantó y, con un sutil movimiento tocó con su mano la frente de la dama.

[Instruir]

Activó su habilidad en ella, al terminar, la interfaz de las características de su persona se presentó ante su rostro.

~•~•

  - Nombre: Juna Ytso.

  - Edad: 19 ernas (años).

  - Estatus: Subordinado de [ ]

  - Sangre: Mixta.

  - Potencial: Regular.

  - Lealtad: Mínimo.

  - Habilidad especial: No tiene.

~•~•

*Advertencia: subordinado con posibilidad de insubordinación*

Observó a su nueva subordinada, aunque la nueva adquisición no era tan destacada, servía como nueva recluta del ejército que estaba formando.

Eran cuarenta esclavos, quince de los cuales optaron por jurarle lealtad, ya que, los restantes, al conocer sus propios límites entendían que en un posible asalto, o incursión enemiga, serían los primeros en morir, por lo que prefirieron trabajar para conseguir su libertad. Al menos era mejor que como esclavos, ya que tenían la esperanza de conseguir una nueva vida después de trabajar un buen tiempo. De esos quince, solo logró ocupar la habilidad [Instruir] en cinco, ya que su energía se terminó antes de ser ocupada en el sexto, sin embargo, aún con el cansancio, una sonrisa se vislumbraba en su rostro al notar la notificación parpadeante.

*Tu habilidad [Instruir] ha subido de nivel*