EL ÁNGEL

La mujer abrió sus brazos en un gesto de bienvenida a Raine mientras atravesaba la habitación con una gran sonrisa en su rostro, acercándose a los dos.

Era alta y lucía un poco rellenita en su larga falda estampada con coloridas flores. Llevaba una camiseta blanca de mangas largas mientras su cabello gris estaba recogido en un moño en la parte superior de su cabeza, tenía un pendiente en la nariz. 

—Belinda... creo que la asustas —Calleb colocó ambos brazos delante de la mujer llamada Belinda con las palmas hacia adelante para evitar que se acercara más—. No puedes acercarte así.

Belinda frunció el ceño mientras su mirada iba de Calleb a Raine una y otra vez. —No la voy a herir —dijo de forma defensiva—. 

—Estoy seguro de que no lo harás, pero Belinda... ¿Has conocido al Alfa Torak? —Calleb preguntó mientras escondía a Raine detrás de su amplia espalda—. 

No tenía otra opción, Torak estaría furioso si veía a su compañera siendo tratada de esta forma. Sabía que Belinda no la lastimaría, pero su naturaleza combativa seguramente asustaría a Raine.

—No, no lo he hecho —Belinda se encogió de hombros, finalmente se detuvo a dos pasos de distancia de ellos—. Vine aquí directamente porque la sentí —Sonrió ampliamente a Raine, pero la chica seguía evitando su mirada—. 

—Calleb inclinó su cabeza llena de dudas—. ¿Qué quieres decir con "sentirla"?

—Nah, tú no lo entenderías —ella desestimó la pregunta de Calleb y extendió su mano para agarrar a Raine—. 

—Belinda, no puedes acercarte así —dijo en voz baja—.

Ya que Belinda no era una Lycan, Calleb no podía comunicarse con ella a través del enlace mental y la mujer de mediana edad aparentemente ignoraba su señal de advertencia. 

—¿Por qué no puedo? —Ella le preguntó desafiante—. Ven aquí, querida...

—Una vez más intentó alcanzar a Raine, pero ésta se acurrucó detrás de Calleb aún más—. 

—Belinda, te sugiero que veas al Supremo Alfa primero —dijo él.

—¿Por qué debería verlo? —Belinda cruzó sus brazos frente a su pecho y algo sucedió.

Su cabello inicialmente gris se volvió rojo a medida que se irritaba por el constante rechazo sin razón de Calleb.

—¡Mierda! —Calleb maldijo entre dientes—. Belinda, no

However, antes de que pudiera terminar sus frases, su cuerpo había volado unos metros lejos de Raine antes de caer al piso con un fuerte golpe.

—Calleb gimió antes de intentar levantarse de nuevo —Belinda, ¡la estás asustando! —gruñó, pero algo lo aplastó una vez más mientras permanecía en el suelo con la cara contorsionada.

—Tonterías —Belinda siseó hacia Calleb que luchaba por levantarse—. Ven aquí —extendió su mano hacia Raine.

Pero, ella estaba demasiado asustada para acercarse a Belinda, especialmente después de lo que le hizo a Calleb. Se agachó e intentó evitar sus manos extendidas.

Al ver la reacción de Raine, Belinda vaciló. —¿Qué le pasa? —preguntó a Calleb cuyo rostro se había vuelto rojo.

—Belinda... ¿puedes al menos liberarme primero? Esto es muy incómodo —Calleb gimió una vez más.

Viendo que la mujer estaba distraída, Raine se arrastró pasando a Belinda y se sentó junto a Calleb, que estaba arrodillado en una posición extraña.

Un poco después, con un movimiento de la mano de Belinda, Calleb se sentó con la respiración errática mientras Raine lo miraba con preocupación en sus ojos.

—Estoy bien —él le aseguró a Raine—. Belinda, ¡no vuelvas a hacerme eso! —el Lycan le espetó a la mujer de mediana edad con voz irritada.

Sin embargo, Belinda lo ignoró completamente mientras murmuraba. —Hacía mucho tiempo que no veía al último ángel.