Eaton miró nuevamente a Lila. Aunque los ojos de la chica estaban cerrados, parecía bastante despierta. De hecho, estaba despierta, atrapada dentro de la ilusión. Bajo su conciencia, había una dimensión similar a un sueño. Las arrugas entre sus cejas eran una señal de incomodidad, y por ello, Eaton podía decir que no era un sueño hermoso para la chica.
—No, no mates al ángel guardián —dijo Eaton con calma. Jedrek podría no haber dicho nada sobre qué hacer con la compañera de Kace una vez encontrada. Pero, viendo cómo el rey Alfa insistía en mantener viva a su propia compañera, ¿no era lógico asumir que no tendría objeciones en mantener vivos a los otros ángeles guardianes también? Para ser justo, no debería tener ninguna objeción, después de todo, eran las compañeras de sus hermanos.
—Solo averigua dónde está, y regresa —añadió Eaton.
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