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Ámala tanto que pueda dudar de tu cordura, pero nunca de tu pasión.
—Anónimo
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—Eres tan hermosa, mi amor…
Y Torak quiso decir lo que acaba de decir. Su piel cremosa hacía contraste con su cabello oscuro como el cielo nocturno tal que complementaba sus ojos negros de obsidiana, a pesar de que brillaban de miedo, no disminuía su belleza. Había una extraña atracción que hacía que Torak no pudiera apartar sus ojos de ella.
Nunca sería suficiente para él ver al ángel ante sus ojos. Sí, ella era el ángel guardián que le había sido prometida por la diosa de la luna.
A sus ojos, ella era tan perfecta. Insaciablemente pedía más de esa perfección.
Él besó sus nudillos amorosamente, —¿Puedo escuchar tu voz, mi amor?
La pregunta de Torak hizo que Raine se mordiera los labios, bajó la mirada de nuevo a su regazo donde Torak sostenía sus manos.
La chispa estaba ahí, la cálida sensación de hormigueo que la hacía sentir segura. Hacía mucho tiempo que no hablaba. Era como si todas las palabras hubieran abandonado su garganta, dejándola en silencio.
—Quizás no hoy —dijo Torak después de que Raine aún se negara a hablar.
Alargó su mano hacia la nuca de ella, la atrajo más cerca, quiso besar sus labios seductores, sin embargo, Raine cerró los ojos con fuerza y se encogió.
Una sonrisa traviesa apareció en sus labios mientras él besaba su frente en cambio. Este vínculo de compañeros lo poseía ridículamente, quería más, quería todo de ella.
Pero, no en su estado actual, cuando cada vez que la tocaba temblaba involuntariamente.
—Ven, necesitas comer —Torak puso su mano en su espalda y debajo de su muslo con cuidado mientras la cargaba fuera del baño y la colocaba en la cama mientras ordenaba algo para que comiera.
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Después de asegurarse de que Raine había comido y dormido bien, la dejó con su Beta, Calleb. Pidió a Rafael que trajera a James y a Jen a la habitación de al lado, no quería dejar a Raine sola, pero tampoco podía mostrarle su lado peligroso.
Podía sentir cómo su bestia arañaba el borde de su mente, inflamable porque habían asustado a su compañera.
A través del enlace mental, Torak había escuchado la razón por la cual Raine huyó de su habitación y todo esto debido a Jen…
Aprieta la mandíbula cuando entró al dormitorio de al lado y allí encontró a James y a Jen arrodillados en el suelo. James parecía aterrorizado, bajó tanto la cabeza con su hombro ancho caído.
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Mientras tanto, aunque Jen estaba arrodillada, sus ojos mostraban un brillo desafiante que hacía que Torak quisiera romperle el cuello. Era una forma de desafío y un Alfa no reaccionaba bien ante el desafío.
Aparte de Torak, Rafael y las dos personas arrodilladas, había tres guerreros rodeándoles.
—¡Alfa Torak, no puedes tratarme así! —Jen negó con la cabeza mientras su cabello rubio se balanceaba alrededor de su cara—. Debería ser yo, la que merece ser la Luna, ¡si ella no estuviera aquí! Además, ¡le prometiste a mi padre! —gritó.
En cuestión de segundos Torak sujetó el cuello de Jen con su mano, levantándola unos centímetros del suelo, de modo que sus pies colgaban y perdían apoyo. Estaba furioso y su lobo emergía, empujándole a tomar control.
—¡Nunca prometí nada a tu padre! —Torak gruñó peligrosamente bajo—. Él nunca conseguirá la tierra o el título de Luna para su inútil hija. No sueñes jamás con eso.
¿Cómo se atreve Alfa Xavier a presentar descaradamente a su hija y reclamarla como su Luna? Había ido demasiado lejos para obtener tierras de él.
—Alfa, la vas a matar —Rafael advirtió intentando sujetarle.
La sangre se había retirado del rostro de Jen y casi se desmayó.
—¡Supremo Alfa! —Rafael le llamó.
Solo entonces, Torak la soltó. Tropezando en el suelo, Jen jadeaba incontrolablemente en busca de aire.
—Enciérrenla y que Xavier hable conmigo si quiere recuperar a su hija —él espetó fríamente—. Parece que necesita que yo le aclare la mente.
—¡No! —Jen aulló con una expresión aterrorizada—. ¡No puedes hacerme esto solo porque eres el Supremo Alfa!
—Sí, soy el Supremo Alfa y Xavier necesita recordar eso —Torak le gruñó por su acción irrespetuosa—. Demuélelo —asintió en dirección de James.
—Alfa… —James no pudo terminar su palabra cuando los otros guerreros que estaban de guardia los arrastraron a él y a Jen fuera de la habitación.
Después de que se fueron con llantos y gritos de Jen, solo quedaban Torak y Rafael.
—Alfa, la foto de usted y Luna ha estado en la búsqueda más popular en línea desde hace una hora —Rafael le informó—. ¿Cuál es su siguiente orden?
Rafael no estaba seguro de si Torak quería hacer pública su relación con Raine, pero ya que mucha gente sabía de ella era imposible ocultarlo. Sin embargo, mirando la condición actual de su Luna, una exposición de su figura tampoco era una buena idea.
—Algunas personas han comenzado a indagar sobre el pasado de Luna —Rafael añadió.
La existencia de Torak era muy misteriosa lejos del público, así que un poco de noticias sobre él sería un bombo, ya sea sobre su imperio empresarial o su itinerario de viaje. Y ni hablar de noticias sobre él con una mujer, los medios en línea estaban frenéticos con esto ahora mismo.
—Habla con Jared. Si se niega a retirar el artículo ¡cerraré su empresa! —dijo Torak con determinación.