webnovel

A VECES ESTA BIEN SER TONTO

-Esto es demasiado. Os escondió a ti y a mi hijo por 5 años, ahora incluso me está robando descaradamente a mi mujer. ¿Piensa que soy un don nadie o qué? -cuanto más hablaba Álvaro, más enfadado se ponía, incluso quería ir a Estados Unidos para discutir con Carlos.

Samara dejo de hablar, era inútil gastar saliva. Era demasiado terco y no tenía razón. Álvaro originalmente quería ver como Samara lo consolaría, pero después de hacer un berrinche por mucho tiempo, ella no tuvo ninguna reacción. El volvió la cabeza rápidamente, al ver la apariencia indiferente de Samara, la ira en su corazón se hizo aún más intensa.

-Samara, ¿quieres que te odie y te deje libre? Entonces, Carlos y tu podréis estar juntos. Te voy adelantando que es imposible.

Al ver que Álvaro estaba cada vez más emocionado, Samara retiro su mano y dijo fríamente:

-No voy a hablar con un tonto. -después de decir eso, se levantó y se fue.

Álvaro se sintió insultado. Su coeficiente intelectual era de 180, ¿Por qué ella lo consideraba tonto?

- ¡Alto! ¿Dónde vas? Adriano aún no ha salido.

-Voy al baño. ¿Quieres venir? -Samara le dio una mirada desdeñosa y sintió que Álvaro era más irrazonable que Eduardo.

Álvaro se quedó allí enfadado. ¡Como se atrevía a tratarlo así! Su hijo no lo tomaba en serio y Samara lo trataba así, ¿él no tenía ningún encanto? La proposición de la familia López ya hizo que ella se emocionara, ¿verdad?

Álvaro apretó los dientes con rabia y sintió que su pecho dolía mucho. Desafortunadamente, nadie lo consoló. ¿Por qué se enamoró de una mujer tan indiferente? Sin nadie a su lado, Álvaro fue capaz de calmarse y pensar en lo que había sucedido en aquel momento.

La familia López le propuso matrimonio a Samara, ¡que absurdo! ¿pero que acababa de decir ella! El empezó a recordar, Samara dijo que lo había rechazado. ¡Lo había rechazado! Álvaro de repente se dio cuenta y se quedó atónito.

Ella ya dijo que lo había rechazado, ¿Por qué le dijo tantas tonterías? ¿Qué le había pasado exactamente? Álvaro estaba un poco avergonzado y se sentía como un niño que no podía obtener dulces.

El miro ansiosamente en dirección al baño. Samara todavía no había salido y había pasado mucho tiempo, Álvaro ya no pudo quedarse quieto. ¿A caso le había pasado algo? Se levanto y quiso ir a buscarla, pero estaba solo esperando por Adriano.

Álvaro de repente recordó a Josué. Podía indicarle que esperara mientras él iba al baño a buscarla. Pensando en esto, Álvaro saco su teléfono y quiso llamar a Josué. En ese momento, Samara ya se había acercado.

- ¿A quién estas llamando? -Samara sintió que ese tiempo debería ser suficiente para que Álvaro se calmara, así que volvió.

Al ver a Samara, Álvaro agarro su mano y dijo:

-Creo que acabo de cometer un error.

-Si. -Al verlo así, Samara supo que Álvaro había entendido todo. Ella sonrió y dijo: -Ay, ¿el señor Álvaro también comete errores?

-A veces está bien ser un tonto. -Álvaro busco una excusa para sí mismo.

-Descarado. -Samara permitió que el la llevara de vuelta a su asiento. -Carlos es un hombre muy bueno. Si no fuera por él, hace 5 años, mi hijo y yo habríamos muerto. Durante este periodo, la familia López nos despreció y nos obstaculizo muchas veces. Fue Carlos quien nos protegió. Se que no te gusta que mencione a otros hombres, pero Carlos es realmente diferente para mí. Álvaro, eres mi amor, pero él es mi mejor amigo. -Samara dijo todo mirándole a los ojos.

Álvaro frunció el ceño ligeramente. Aunque no quería oír estas palabras, como ella quería hablar, entonces él tenía que escuchar.

-Entonces, ¿Qué quieres decirme? ¿O que quiere hacer la familia López?

Al oír estas palabras, Samara se sintió cobarde. Álvaro era tan inteligente que antes de que ella pudiera decírselo, él ya había adivinado algo. Sabía que le había exigido demasiado e incluso se sentía un poco culpable, pero ya no podía fallarle a Carlos.

Samara estaba dudando y se sumió en sus propios pensamientos. Después dijo en voz baja:

-Álvaro, mi hijo y yo le debemos mucho a Carlos. Si podemos compensarlo con dinero, definitivamente no seré tacaña, pero en realidad, no puedo darle lo que él quiere. Rechace la propuesta de la familia López esta vez, pero no sé qué le haría Carlos a ti o a tu familia. Si el de veras te hiciera algo, ¿podrías…? -Samara no pudo continuar con las siguientes palabras. Ella sabía que era muy egoísta, pero ¿Qué podía hacer? No podía persuadir a Carlos, solo podía pedirle a Álvaro que no se enfrentara con el considerando todos los sacrificios que había hecho por ella y su hijo.

Álvaro entendió lo que Samara quería decir. Sostuvo su mano y dijo:

-No tengo intención de ser su enemigo, pero Samara, no puedo perder las propiedades de la familia Ayala. Pues, te prometo, siempre que él no vaya demasiado lejos, no me enfrentare a él.

Dado que Álvaro ya lo había dicho, Samara no pudo exigir más. Hablando de Carlos, las dudas en el corazón de Álvaro surgieron otra vez.

- ¿Volviste por él?

-No.

La respuesta de Samara fue muy directa, haciendo que Álvaro se sintiera mucho mejor. Para el, siempre que no fuera por Carlos, su engaño no sería tan imperdonable. Álvaro sonrió amargamente pero no soltó a Samara.

Samara quería contarle sobre Laura, pero ahora Adriano estaba en una situación difícil, todavía no se sabía lo que pasaría de ahora en adelante. Si realmente necesitaba cambiar su sangre, Álvaro no lo ignoraría, después de todo, era el único descendiente que Rolando había dejado. Samara todavía no había recibido ninguna noticia de Laura, por lo que debería estar estable, así que era mejor esperar un tiempo. Aunque estaba un poco preocupada, no volvió a hablar.

Álvaro se sintió muy aliviado y su estado de ánimo era mucho mejor.

-Realmente necesito un buen descanso estos días. No es bueno estar siempre enfermo, ni siquiera puedo hacer lo que quiero.

Esta frase contenía otro significado y Samara lo entendió de inmediato. Su cara se puso roja de inmediato.

- ¿Eso es todo lo que tienes en mente ahora mismo?

-Me he estado conteniendo por 5 años. ¿Cuánto tiempo quieres que me contenga? No es bueno para mi salud la abstinencia.

Samara aparto la cabeza, tenía la cara roja y sentía calor. Ya estaban juntos desde hacía mucho tiempo, pero cada vez que ella hablaba con Álvaro sobre este tipo de cosas, todavía parecía una niña inocente que no sabía nada sobre asuntos sexuales.

Al verla así, Álvaro sintió mucho deseo por ella, pero solo podía aguantarse. Era demasiado doloroso para él, tenía que darse prisa en recuperarse. Claro, Samara no sabía lo que él estaba pensando.

Álvaro miro la hora. Adriano había estado en la sala de operaciones durante mucho tiempo, pero aún no había salido. El hombre empezó a sentirse preocupado.

- ¿Qué quieres hacer sobre el asunto de Adriano?

-No lo se. Olga me dijo que la sirvienta de la cocina, Emilia, era muy sospechosa y que estaba en contacto con Anabel. Pero creo que Anabel no podría hacerle nada a Adriano. Después de todo, ella te trata muy bien y a Adriano también, no hay dudas de eso.

Al oír el comentario de Samara sobre Anabel, Álvaro pregunto en voz baja:

- ¿No la culpas?

-Claro, ¿Por qué no? Antes ella me trataba muy bien, pero ahora es tan diferente e incluso trata mal a mi hijo. Me siento muy incómoda, pero no importa si me trata mal, no puedo borrar sus sentimientos por ti y por Adriano. Puedo decir que es sincera contigo y que puede hacer cualquier cosa por ti. Si no fuera por el hecho de que eres un hijo de la familia Ayala, podría decir que ella es tu madre.

Las palabras de Samara hicieron que el hombre se quedara en silencio.

-Anabel me trata muy bien y trataba muy bien a mi hermano Rolando. Nos acompañó durante nuestra infancia. Mi madre estuvo muy ocupada con la compañía y con cosas externas, no tenía tiempo para cuidar de nosotros. Si no fuera por Anabel, no sé en qué nos habríamos convertido. Estoy agradecido por su bondad con mi hermano y conmigo y la tarto como un familiar, pero no puedo tolerar que te haga daño a ti o a Eduardo.

Las palabras de Álvaro conmovieron a Samara.

-Lo sé, gracias por ayudar a Eduardo y tomar una decisión por nosotros. Aunque simpatizo con Anabel, no suplicare por ella, porque ahora también soy madre. Cuando sepa que alguien quiere amenazar a mi hijo, definitivamente no dejare que se quede cerca de nosotros. Álvaro, no me culpes.

-Claro que no, te entiendo. Me encargare de esto. -Álvaro suspiro. Fue realmente una decisión difícil. La clave era que Anabel no quería irse.

Los dos volvieron a guardar silencio. No mucho después, las luces de la sala de cirugía de apagaron y el medico abrió la puerta. Samara y Álvaro se pusieron nerviosos repentinamente.