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Capitulo 2

El incesante viento y la constante lluvia golpeaba de manera feroz el rostro de los jóvenes, el cielo se encontraba nublado con ausencia de la luna, anunciaba que toda la noche se mantendrá igual; en el puente de Manhattan, Benjamín camina con paso acelerado, erguido y preocupado debido a la hora , llevaba arrastrando de la mano a Samuel, el cual tiene un semblante apagado, era como ver a un niño regañado por su padre e intentaba cubrir su cabeza con el suéter que llevaba puesto para evitar las gotas en su rostro; de vez en cuando eran iluminados por diferentes autos o taxis que pasaban y sus conductores observaban de manera extraña la situación, pero ninguno se detuvo. El ambiente se sentía incómodo, la tensión emanaba de ambos chicos, desde que Samuel dejó de llorar en el pecho de Benjamín solo se levantaron del suelo, no hablaron y empezaron a caminar, aunque Samuel solo estaba siendo arrastrado sin conocer su destino ni a su salvador.

- Oye… ¿A dónde vamos? - Pregunto Samuel de manera tímida y tono delicado, mientras intentaba mantener el paso de Benjamín y contemplando las calles por donde recién había caminado cuando pensaba en... lo que pudo pasar, de no haber sido por... - y… ¿Cómo te llamas?

- Vamos a mi apartamento - Respondió Benjamín con elegancia y seriedad - Está en el edificio conocido como Condominio J en la calle Jay, queda cerca de la estación donde nos chocamos, allí te puedes cambiar la ropa mojada y bañarte para que no termines con un resfriado - Samuel admiraba la determinación con la cual su salvador hablaba, pero de manera brusca y sin previo aviso se detuvo - Disculpa, debí ser más educado, Soy Benjamín Sanders Grandpierre, es un honor conocerte - Los ojos de Samuel se llenaron de admiración al ver el nivel de clase que tenía Benjamín para vivir en esta ciudad de mala fe..

- Ehhh... Yo soy Samuel Alexander Larsson Dumont - Intento hacer una voz seria pero no le funcionó muy bien debido a la lluvia y tuvo que toser un poco para disimular - Es un placer para mí conocerte y agradezco que me ayudaras antes de que…

- Tranquilo, solo no hablemos de eso por ahora - Le respondió evitando que lo invadiera de nuevo la tristeza - Deberíamos acelerar el paso, ya es algo tarde y la lluvia te está afectando.

Samuel asintió como un niño que desea un dulce, de inmediato siguieron caminando rápidamente por las calles, pero esta vez como un par de amigos que llevan años de conocerse; pasaron por la estación del subterráneo y en la esquina giraron para encontrarse con el Condominio J, eran tan moderno y grande que Samuel casi se cae al observar sus 32 pisos, de los cuales tres eran únicamente del penthouse, un portero los recibió con una sonrisa despampanante, con un "muy buenas noches" y una sombrilla antes de que entraran en el edificio; tras las puertas estaba el enorme y bello lobby, adornado con un hermoso candelabro de cristal que sobresalía en medio del lugar, elegantes muebles servían como sala de estar, junto con una mesa con libros del siglo pasado dedujo Samuel por sus portadas, en el fondo se escuchaba música clásica y un delicioso olor a vainilla reconfortaba el olfato de Samuel; una empleada de servicio con un traje de maid demasiado atractivo y elegante estaba esperando junto a los ascensores, se acercó e hizo una leve reverencia, les brindó toallas, recibió el saco del traje de Benjamín, junto con el suéter y la mochila de Samuel el cual estaba sorprendido por la elegancia de la chica al igual que su atención y sutileza, miraba sus hermosos ojos azules que desprendían sabiduría y su frondoso cabello rojo.

- Sus padres lo esperan Señor Benjamín - Dijo la joven - Vinieron esta tarde en el helicóptero para celebrar su nuevo proyecto, pero en vista de su retraso se preocuparon y enviaron al servicio en su búsqueda - La chica estaba firme notificando a Benjamín de la situación, Samuel comparó lo ocurrido con el ejército y como un soldado da un informe a su superior, aunque no lograba identificar la edad de la empleada, de algo estaba seguro, no pasaba de 25.

- Rayos… - Benjamín dejó ver una sonrisa pícara y se rasco un poco la cabeza - Bueno ya pasan las diez, es normal que se preocupen; ¿Saben dónde estaba?

- En lo absoluto, no les mencione nada, tal como me lo ordenó.

- Bien hecho Alice - Benjamín lanzó una sonrisa bastante infantil y le dio una leve caricia en la cabeza a la empleada la cual se sonrojo un poco, Samuel logró ver su lado tierno y no pudo evitar sonreír un poco por la situación.

- De nada Señor - Respondió Alice con alegría - todo sea por usted; ya he llamado al ascensor y lo está esperando.

- Muchas gracias de verdad, no se que haría sin ti y las veces que me cubres - La alegría se notaba en su rostro y era evidente que Alice lo conocía muy bien para aparentemente ser de la misma edad, pensó Samuel - Perdona, he olvidado algo importante, definitivamente hoy no es mí día para las presentaciones - Mencionó Benjamín mientras tocaba su mentón - Alice quiero presentarte a mi amigo Samuel de la secundaria.

- Mucho gusto joven Samuel, Soy Alice y le ayudare en lo que necesite - Alice se inclinó un poco con firmeza y elegancia presentándose.

- El placer es todo mío señorita Alice - Samuel se sorprendió un poco ya que no había estudiado con Benjamín, pero entendió de inmediato que debe comportarse a la altura del lugar donde se encontraba y agacho la cabeza en respuesta al gesto de Alice.

Los chicos se dirigieron al ascensor mientras que Alice les seguía el paso, cargando sus cosas, cuando se cerraban las puertas captaron que un señor de casi 2 metros, con un traje totalmente negro y de unos 35 años entraba en el lobby, la empleada rápidamente detuvo el ascensor, luego lanzó una mirada fría y seria mientras el hombre se dirigía al ascensor.

- Se tenía que asegurar de que nadie nos siguiera por eso demoró, sabes bien que se preocupa y mucho más cuando salgo hasta tarde - Le explicó Benjamín de una manera muy amable.

- Lo siento Señor Benjamín - Alice se encontraba un poco sonrojada e incómoda por la situación pero estaba mejor que Samuel que no entendía absolutamente nada de lo que estaba sucediendo, por su mente pensaba que lo estaban secuestrando y que mejor se hubiera suicidado, aunque algo en su interior le inspiraba confianza y tranquilidad por lo cual decidió esperar, además Benjamín estaba haciendo su vida más interesante; esperaron al hombre y subieron con él.

- Buenas noches, Señor lamento la demora, tuve que encargarme de unos hombres que estaban en el puente.

- Tranquilo, me di cuenta de ello, aunque me preocupa que no me estaban siguiendo en mi recorrido, además venían en dirección opuesta de donde nos encontrábamos - El tono de Benjamín era bastante serio - Pero bueno mas tarde hablaremos de ello Jonathan, supongo solo eran ladrones ocasionales, debemos enfocarnos en la visita de mis padres.

- ¡Sí señor! - Respondieron Jonathan y Alice, Samuel se sentía ignorado y confundido con lo acontecido.

- Samuel quiero ayudarte con un empleo así puedes sorprender a tu madre, de esta noche depende que lo consigas, agrada a mis padres y será tuyo uno de los mejores puestos, de eso estoy seguro - Benjamín le lanzó una sonrisa a Samuel el cual ahora se encontraba confundido, preocupado y pensaba en cómo poder agradar a sus padres los cuales no tenía idea de como son.

- Ehhh...Daré lo mejor de mí - Le respondió Samuel evitando demostrar lo alterado que se encontraba.

-Se que lo harás bien, confío en ti - Le respondió Benjamín con una sonrisa que reconfortó a Samuel.

El ascensor no tardó mucho en subir los 29 pisos, Samuel no imaginaba que el penthouse seria solo de Benjamín, aunque comprendía mejor el porque tenía tanta gente a su disposición, poco a poco iba concluyendo mejor la situación y con quien estaba; las puertas se abrieron revelando un pasillo que los recibía con un olor a lavanda y cereza que armonizaban el lugar de manera sin igual, una chica de servicio de pelo castaño y con el mismo traje que Alice los esperaba, el lugar tenía hermosos floreros de cerámica blanca con bellos paisajes pintados y acompañados de bellas rosas blancas, al final se encontraban unas enormes puertas doradas las cuales abrió con sutileza.

- Bienvenidos - Mencionó la chica de manera amable y con una sonrisa inigualable.

- Muchas Gracias Sara, eres muy amable - Dijo Benjamín

- Siempre a tus órdenes amo Benjamín,

Un olor rústico y familiar yacía en el penthouse, una enorme sala principal daba la bienvenida al lugar, con bellas lámparas colgantes de un estilo algo abstracto, cuadros de diferentes épocas se encontraban en algunas paredes de la sala, enormes fuentes de agua que descienden del techo como cortinas formando en el suelo las siglas SG, Samuel observaba todo con admiración y pensaba en como sería el resto del lugar; enormes sofás de cuero negro se encontraban en la mitad de la sala, se veía como de manera emocionada una mujer brincaba de manera eufórica, al lado se encontraba un hombre mayor sonriente y admirando la determinación de su esposa al jugar en la consola, mientras que en el fondo una chimenea ardiente abrigaba el lugar dando un toque renacentista a tan bello y elegante sitio; los chicos caminaron en dirección a la pareja mientras que Alice, Sara y Jonathan esperaron en la entrada del lugar, la pareja notó su presencia y giraron para ver de quien se trataba.

- Buenas noches padres - Dijo Benjamín mientras que su madre se levantaba eufórica y lo abrazaba, el padre se levantó erguido y con el ceño fruncido.

Los padres de Benjamín eran muy elegantes al igual que su hijo, fue lo que pensó Samuel al ver a la madre que tiene unos 40 años, su piel es como la porcelana al igual que su hijo, agitaba su cabello negro el cual daba encima de sus hombros rebosando en juventud, llevaba un elegante vestido en seda azul rey que horma muy bien con su figura de modelo y unos tacones negros de punta; por otro lado el padre tiene unos 42 años, una piel mestiza, con ojos marrones, en su pelo se reflejaba alguna que otra cana pero el negro era el tono sobresaliente, llevaba un traje completo de color gris, camisa en seda blanca y corbata negra al igual que sus zapatos.

- Estábamos preocupados por ti, querido hijo - Dijo la madre sonriente al ver a su hijo sano y salvo - Aunque veo que estabas algo ocupado - Comentó al ver a Samuel - ¿Quién es tu amigo?

- Yo soy Samuel Larsson señora, es un gusto al fin conocerla - Dijo con un tono elegante y extendiendo su mano, aunque el sudor recorría su frente ya que se encontraba bastante nervioso y tenso, pero no lo dejaría notar de los padres de Benjamín.

- Oye pero que elegante eres - La madre de Benjamín le lanzó una sonrisa, mientras extendía su mano - Yo soy Aurora Grandpierre, gusto en conocerte joven Samuel, ven te presentaré a mi esposo.

- Aurora…- El padre le lanzó una mirada fría y penetrante - Soy Adam Sanders, un gusto conocerte jovencito - Le extendió la mano a Samuel.

- Es un honor para mi señor - Le dijo Samuel extendiendo la mano.

- Ahora Benjamín, me puedes explicar ¿dónde estabas? - El tono del señor Adam se escuchaba más serio que antes.

- Lo siento padre, me encontré con Samuel de camino a casa - Miró lentamente a Samuel dando así la señal de que siguiera la historia - Es un viejo amigo de la secundaria, estaba en un grado inferior al mío para aquel entonces.

- No era mi intención demorar a su hijo… - Intentó hablar Samuel pero no fue escuchado y el señor Adam siguió hablando...

- Lo estas usando de excusa, me alegra que te hubieras encontrado con él, pero ese no es motivo para llegar a esta hora y preocuparnos de esa manera - El señor Adam se encontraba muy molesto - Lo bueno es que Jonathan estaba contigo, hablaremos de tus paseos nocturnos luego -El tono y mirada del señor Adam eran demasiado serios que hicieron sentir incómodo a Samuel - ¡Recuerda quien eres! y lo importante que eres para nosotros - Su tono de voz se calmó un poco - Alice preparó la cena de esta noche, comamos todos juntos y nos cuentas mejor de tu amigo, recuerda además que hoy has hecho un buen trabajo con tu proyecto.

- Está bien padre, pero recuerda que yo no soy una figura pública como ustedes dos; hablamos al rato de esto - Benjamín se notó un poco alterado y molesto por el trato de su padre, pero no quería discutir eso en presencia de Samuel, así que actuó elegante como siempre.

- Estos hombres y sus egos, lo importante es que todo está bien - A comparación de su esposo e hijo, la señora Aurora era un poco más tranquila y dulce, sin llegar a perder su estilo ni elegancia - Vamos todos a cenar en paz, luego hablan de sus negocios y problemas, Samuel debes contarnos más de ti.

- Será un honor poder hablar con ustedes y contar un poco de mí - Respondió Samuel aunque en ese momento no tenía idea de que responder.

- Esta bien madre, durante la cena lo podrás interrogar, primero debemos bañarnos o vamos a pescar un resfriado - Benjamín se encontraba muy molesto - Ve adelante con mi padre, nos vamos a duchar y subimos.

- No tarden - Dijo el señor Adam caminando con su esposa rumbo a unas hermosas escaleras de cristal que recorren los tres pisos en forma de espiral.

La incomodidad yacía sobre los jóvenes luego de la charla "familiar", solo se oía los tacones de la señora Aurora mientras subía las escaleras hasta que llegaron al tercer piso y no sonaron más.

- Samuel disculpa, no debiste ver eso - El chico no comprendía bien de lo que se refería pero entendía que Benjamín no se encontraba muy bien - Mi padre siempre me quiere controlar y no permite que haga nada, más que trabajar.

- Tranquilo, solo quieren lo mejor para ti.

- Me gustaría pensar eso… - Respondió en voz baja - Vamos a ducharnos, nos dará un resfriado luego de estar bajo la lluvia, puedes ir al cuarto de invitados del primer piso, ¿Te molesta ponerte algo mío? - Por suerte ambos medían casi lo mismo, Benjamín un metro con ochenta centímetros y calculó que Samuel tendría solo unos cinco centímetros menos - Solo sería mientras lavan tu ropa y se seca.

- Benjamín, acércate - Le sorprendió un poco la repentina invitación de Samuel pero dio unos pasos para estar más cerca de él, para sorpresa suya recibió un reconfortante abrazo - No estás solo y menos ahora, tienes un amigo en el cual puedes confiar... además soy tu invitado, puedes prestarme la ropa que tu desees, luego de que cenemos hablaremos bien tu y yo, ¿Sí? - Benjamín no pudo evitar sonreír luego de tal gesto y oír esas palabras.

- Perfecto, entonces esperemos que mis padres se vayan y hablaremos, Alice te acompañará al cuarto de invitados y en un momento te llevará algo de ropa - Había vuelto el elegante chico y le dio una alegre sonrisa.

- Bueno, entonces no hagamos esperar más a tus padres.

Alice se acercaba a los chicos, Benjamín se dirigió entonces a las escaleras y subió hasta el segundo piso.

-Por favor acompáñeme joven Samuel - dijo Alice.

Caminaron por la sala rumbo a un pasillo que se encontraba cerca a la chimenea en el cual estaba una serie de cuartos los cuales tenían nombre en sus puertas pues eran de los empleados residentes, excepto uno el cual asumió sería el de invitados, fue donde se detuvieron, la empleada abrió la puerta y el asombro abordó a Samuel, << Esto es una Suite presidencial>>, pensó antes de caminar con cuidado de no dañar nada.

- En un segundo le traeré la ropa - Indicó la joven antes de cerrar la puerta.

Luego de tanta acción para una noche por fin pudo descansar al lanzarse sobre la suave e inmensa cama de dos metros, observó por unos segundo el techo, pensaba sobre todo lo que ha sucedido durante esta noche y no lo podía creer, su mano derecha cubrió su rostro y dijo para si mismo <<¿Por que no me tire?>>; la tristeza y soledad se encontraban en el alma de Samuel… Pero no tenía tiempo para deprimirse, si lo que Benjamín dijo era cierto, esta noche podía conseguir un empleo mejor que ser el encargado de la limpieza en aquella cafetería; tendría más dinero y podría ayudar su madre, lo cual le hizo recordar que no la había llamado luego de lo sucedido, debía llamarla pero no tenía idea de que decirle, pensó en cómo se debió sentir al leer su carta y sin titubear tomó su teléfono para llamarla.

-¿Ho...Hola? - La voz somnolienta de su madre se escuchaba en el teléfono.

- Mamá soy Samuel

- No puede ser, Hijo me tenías preocupada - Su madre no pudo evitar el llanto, no quería bombardear a Samuel con preguntas sobre lo sucedido así que intento ser natural - Dime ¿Está todo bien?.

- No mamá, no todo está bien, tengo que decirte algo, Te amo y eres lo mejor que me ha pasado en la vida - En ese momento la voz de Samuel se quebró y no pudo evitar llorar, pensó en que no iba a volver a escuchar la dulce voz de su mamá.

- Hijo, yo te amo mucho más, eres mi mayor orgullo - Respondió su madre en medio del llanto pero con tranquilidad al saber que su hijo seguía vivo.

- En serio que te amo mamá, tengo mucho que contarte, pero lo haré en la mañana - Le respondió Samuel quien aún no podía parar de llorar - Justo ahora estoy en el penthouse de Benjamín el chico con el que hablaste antes, su familia me invitó a cenar para celebrar mi nuevo trabajo - Samuel sabía que aún no tenía el trabajo asegurado pero no iba a dejar pasar esta oportunidad.

- Que bien, me alegra saber que te fue bien hoy - Respondió mientras limpiaba sus lágrimas con un pañuelo - Debes presentarme a tu gran amigo Benjamín y de esa manera celebrar todos juntos.

- Por supuesto mamá - Le respondió Samuel, mientras se secaba las lágrimas - Déjame hablar con Benjamín y te comento mañana, te llamaba para que supieras que estoy bien…

El sonido de golpes en la puerta interrumpió la llamada.

- Mamá nos vemos en la mañana, ya tengo que irme.

- Tranquilo hijo, disfruta de la noche y me cuentas todo lo sucedido mañana, Te amo mucho, no te vayas a dormir muy tarde.

- Tranquila mamá, tendré cuidado - El alma de Samuel fue revitalizada por las palabras de su madre - Te amo mucho.

En ese momento colgó la llamada y fue rápidamente a atender la puerta.

- Joven Samuel, le han enviado esta ropa - La voz de Alice sonaba muy dulce como siempre, extendía sus manos para entregarle un pantalón de cuadros negro y blanco como si fuera un ajedrez, un suéter negro y una pantuflas blancas, pero se sorprendió al ver lágrimas en las mejillas de Samuel y rápidamente tomó su pañuelo para limpiarlas, el chico se sonrojo pero no hizo nada, solo dejo que pasara - ¿Se encuentra bien? ¿Le paso algo?

- Muchas gracias Alice - Dijo Samuel tomando la ropa y agradeciendo por lo del pañuelo - tranquila no sucedió nada, solo recordé algo que pasó hoy y creo que me terminé dejando llevar por las emociones.

- No es de buen gusto mentirle a las mujeres, mucho menos a alguien que te ofrece su pañuelo - Dijo Alice con una sonrisa en su rostro, la cual Samuel correspondió.

- Tienes razón… solo que no es algo fácil de hablar

- Haber empezado por ahí, quizás luego quieras hablar de ello - Comentó Alice y le dio un abrazo, lo cual tomó por sorpresa a Samuel - A veces solo necesitamos un abrazo que nos haga sentir mejor.

- Muchas gracias Alice - Dijo Samuel al sentir la calidez del abrazo - hoy no ha sido un día para nada fácil.

- Tranquilo, todo va a mejorar - Su voz era suave y dulce - Pero por ahora prepárate, te están esperando para cenar - Se despegó lentamente de Samuel - Da lo mejor de ti en esa cena.

- Tienes razón y muchas gracias por tu preocupación Alice, me has subido mucho los ánimos y era justo lo que necesitaba.

- De nada Joven Samuel, es un placer ser de ayuda - En ese momento la chica se fue y Samuel entro rápidamente al cuarto, debía estar listo lo antes posible.

Samuel tomó la toalla que estaba junto con la ropa, rápidamente se desvistió, quedando únicamente en bóxer, dejando ver su cuerpo delgado con músculos marcados como sus abdominales y pectorales, se notaba que le gustaba ejercitarse aunque no al punto de ser un fisicoculturista, se diría que solo quiere mantener un buen cuerpo. No le tomó más de 5 minutos ducharse y se encontraba poniéndose el pantalón cuando tocaron de nuevo la puerta, fue a atender y para su sorpresa era Benjamín que estaba frotando su cabello negro para secarlo más rápido, se sorprendió un poco al observar a Samuel quien enseñaba sus abdominales, Samuel se sonrojo un poco ya que se sintió incómodo.

- Lo siento, no te quería molestar, pensé que estarías listo - La voz de Benjamín se logró percibir un poco agitada.

- Tranquilo - Samuel le lanzó una sonrisa de consuelo y le dio un leve puño en el hombro - Solo dame un momento - Dijo Samuel mientras iba a la cama por el suéter y se colocaba las pantuflas, mientras que regresaba se colocaba el suéter rápidamente para evitar seguir siendo observado - Ahora si lo estoy, ¿subimos?

- Por supuesto - Dijo Benjamín sonriente - Por cierto me gusta como se te ve el cabello húmedo, no tenía idea de que es churco y negro, con el agite de esta noche, pero me gusta ya que resalta mas con tu piel blanca. - Samuel se empezó a reír junto con Benjamín, aunque no era ninguna broma lo que él le dijo.

El chico cerró la puerta, caminaron felizmente por el pasillo y subieron las escaleras, Samuel logró notar que todo el penthouse tiene una arquitectura hermosa, bastante elegante pero a la vez juvenil, con cuadros algo abstractos y otros eran renacentistas; cuando llegaron al tercer piso solo era un enorme salón el techo de vidrio permitiendo ver las estrellas, en el centro se encontraba un comedor bastante grande para solo cuatro personas, de cada extremo estaban los padres de Benjamín así que ellos debían sentarse a los lados quedando de frente; Samuel observó por las ventanas el helicóptero familiar con las siglas S.G. estaba en su pista de aterrizaje, junto a él se encontraba la piscina y el jacuzzi ambos justo al borde del lugar para poder observar la hermosa vista de la gran ciudad.

Luego de estar sentados y mirándose entre sí, el olor a pollo al horno inundó el sitio, Alice se acercaba con una bandeja con cuatro platos servidos y dos velas rojas en el medio que ubico en el comedor luego de dar a cada persona su platillo, Sara llegaba a la par con otra bandeja con vino y copas para acompañar la cena, luego de servir todo, solo dejaron el lugar las empleadas permitiendo estar de nuevo en privacidad. Sin preámbulo alguno todos comenzaron a comer, la cara de satisfacción de Samuel al probar tal manjar,dejó muy en claro lo exquisito que estaba su plato.

- Tardaron mucho - Gruñó el señor Adam.

- Lo sentimos - Le respondió Benjamín

- Otra vez, ¡YA!, no es hora de discutir, tenemos invitados - Luego de Aurora decir esto los tres miraron a Samuel el cual se sintió un poco intimidado - Querido, cuéntanos sobre tu vida, supongo Benjamín ya conoce bien tu historia pero nosotros no.

El chico se sintió confundido, Benjamín no lo conoce en lo absoluto y pensó se sentiría decepcionado al conocer su pasado, por otro lado no quería mentirle a nadie. Solo tomó aire antes de comenzar a contar su historia.