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Cap 28

En Dracors, mientras la incertidumbre se cernía sobre los hermanos, Ignus y Draco se preparaban para una nueva fase de su ambiciosa empresa. La dimensión antigua reveló secretos cósmicos, pero Ignus anhelaba más, y la dimensión de Dracors vibraba con la anticipación de su próximo movimiento.

Draco, entre la lealtad y la duda, se encontraba en un dilema interior. ¿Debería seguir ciegamente las ambiciones de su abuelo, o había espacio para la reflexión y el cuestionamiento? La semilla de duda en su corazón crecía, pero aún no había florecido completamente.

Ignus, inmerso en sus pensamientos, se sumergió en la piedra cósmica para extraer más poder. Esta vez, buscaba una conexión más profunda con la esencia del cosmos. Sus ojos brillaron con una luz intensa mientras la energía cósmica lo envolvía, revelando visiones de dimensiones desconocidas.

"—Draco, estamos en el umbral de un conocimiento que transformará nuestra realidad. Dracors será la cúspide de nuestra conquista interdimensional. ¿Estás listo para este siguiente paso, mi nieto?"

Draco asintió, pero sus ojos reflejaban una mezcla de determinación y cuestionamiento. A pesar de su lealtad, algo dentro de él buscaba comprender el propósito más allá de la conquista.

Mientras tanto, en un rincón de Dracors, Nyx y Umbra, con sus diferencias momentáneamente apaciguadas, observaban el resplandor de la piedra cósmica. Las sombras de sus dudas se entrelazaban con los misterios del cosmos.

Nyx, dirigida por la pasión, buscó respuestas en antiguos textos dragónicos, tratando de descifrar el propósito más profundo de su existencia. Mientras hojeaba pergaminos, una voz resonó en su mente: "Nyx, el equilibrio está en comprender que cada sombra es parte del todo."

Umbra, por otro lado, exploraba las profundidades de Dracors en busca de artefactos olvidados. En su búsqueda, encontró una reliquia ancestral que resonaba con un poder incomprensible. La voz del artefacto susurró: "Umbra, la verdad no siempre yace en la luz, a veces se encuentra en la oscuridad."

De vuelta en la dimensión antigua, Ignus, ahora imbuido con nuevas revelaciones cósmicas, contempló la posibilidad de alcanzar un rango más allá del Archidragón. La entidad cósmica que lo observaba se estremeció ante la audacia del dragón ambicioso.

"—Ignus, tu sed insaciable de poder te llevará a lugares desconocidos. Pero ten en cuenta que cada acto tiene consecuencias en el tejido del cosmos."

Ignus, indiferente a las advertencias cósmicas, regresó a Dracors. La dimensión tembló con su presencia, y la construcción de un imperio interdimensional estaba en pleno apogeo.

Mientras las fuerzas cósmicas se alineaban, Draco, Nyx y Umbra enfrentaban un destino incierto. Las dudas y las sombras internas se profundizaban, y Dracors vibraba con la energía de su próximo capítulo.

El cosmos observaba con interés, preguntándose si la ambición de Ignus sería la clave para la unidad o el desmoronamiento de Dracors.

**Continuará...****Entrelazados en el Cosmos: Sombras del Pasado - Parte V**

En Dracors, mientras la incertidumbre se cernía sobre los hermanos, Ignus y Draco se preparaban para una nueva fase de su ambiciosa empresa. La dimensión antigua reveló secretos cósmicos, pero Ignus anhelaba más, y la dimensión de Dracors vibraba con la anticipación de su próximo movimiento.

Draco, entre la lealtad y la duda, se encontraba en un dilema interior. ¿Debería seguir ciegamente las ambiciones de su abuelo, o había espacio para la reflexión y el cuestionamiento? La semilla de duda en su corazón crecía, pero aún no había florecido completamente.

Ignus, inmerso en sus pensamientos, se sumergió en la piedra cósmica para extraer más poder. Esta vez, buscaba una conexión más profunda con la esencia del cosmos. Sus ojos brillaron con una luz intensa mientras la energía cósmica lo envolvía, revelando visiones de dimensiones desconocidas.

"—Draco, estamos en el umbral de un conocimiento que transformará nuestra realidad. Dracors será la cúspide de nuestra conquista interdimensional. ¿Estás listo para este siguiente paso, mi nieto?"

Draco asintió, pero sus ojos reflejaban una mezcla de determinación y cuestionamiento. A pesar de su lealtad, algo dentro de él buscaba comprender el propósito más allá de la conquista.

Mientras tanto, en un rincón de Dracors, Nyx y Umbra, con sus diferencias momentáneamente apaciguadas, observaban el resplandor de la piedra cósmica. Las sombras de sus dudas se entrelazaban con los misterios del cosmos.

Nyx, dirigida por la pasión, buscó respuestas en antiguos textos dragónicos, tratando de descifrar el propósito más profundo de su existencia. Mientras hojeaba pergaminos, una voz resonó en su mente: "Nyx, el equilibrio está en comprender que cada sombra es parte del todo."

Umbra, por otro lado, exploraba las profundidades de Dracors en busca de artefactos olvidados. En su búsqueda, encontró una reliquia ancestral que resonaba con un poder incomprensible. La voz del artefacto susurró: "Umbra, la verdad no siempre yace en la luz, a veces se encuentra en la oscuridad."

De vuelta en la dimensión antigua, Ignus, ahora imbuido con nuevas revelaciones cósmicas, contempló la posibilidad de alcanzar un rango más allá del Archidragón. La entidad cósmica que lo observaba se estremeció ante la audacia del dragón ambicioso.

"—Ignus, tu sed insaciable de poder te llevará a lugares desconocidos. Pero ten en cuenta que cada acto tiene consecuencias en el tejido del cosmos."

Ignus, indiferente a las advertencias cósmicas, regresó a Dracors. La dimensión tembló con su presencia, y la construcción de un imperio interdimensional estaba en pleno apogeo.

Mientras las fuerzas cósmicas se alineaban, Draco, Nyx y Umbra enfrentaban un destino incierto. Las dudas y las sombras internas se profundizaban, y Dracors vibraba con la energía de su próximo capítulo.

El cosmos observaba con interés, preguntándose si la ambición de Ignus sería la clave para la unidad o el desmoronamiento de Dracors.**Entre Sombras y Pasiones: El Intrincado Baile de Dracors - Parte I**

En el fragor de la fiesta en Dracors, Draco se dejó llevar por el vaivén de la celebración, sus ojos se posaron en un grupo de dragonas de sangre real, cada una con una majestuosidad única que encendía su deseo. Se acercó con gracia y carisma, coqueteando con las tres damas que pertenecían a linajes poderosos.

Las tres dragonas, envueltas en espléndidas escamas, provenían de familias renombradas. La primera, Selenia, descendía de los dragones estelares, con escamas que reflejaban el resplandor de las constelaciones. La segunda, Lyra, pertenecía a la venerada familia de los dragones lunares, con una melena que imitaba el brillo de la luna llena. La tercera, Pyrrah, heredera de los dragones ígneos, resplandecía con la ardiente luminiscencia de la llama perpetua.

Draco, magnetizado por la elegancia y el poder que emanaban de estas dragonas, las invitó a un rincón más tranquilo del castillo, alejándose de la bulliciosa fiesta. El aura de misterio y excitación llenaba el aire mientras ingresaban al palacio.

En la intimidad del palacio, la pasión encendió un fuego ardiente. Draco compartió momentos de desenfreno con las tres dragonas, cada una dejando su marca en el alma del Archidragón. Susurraron promesas de noches eternas y entregaron sus corazones en un éxtasis compartido.

Sin embargo, la paz efímera se vio interrumpida cuando Nyx y Umbra, furiosas, irrumpieron en la habitación. La atmósfera se volvió tensa mientras las hermanas reprochaban a Draco por sus acciones.

"—¿Cómo te atreves a traer a estas dragonas aquí, Draco? ¡Este lugar debería ser respetado, no un patio de juegos para tus caprichos!", exclamó Nyx, su mirada desbordando indignación.

Umbra, más serena pero igualmente molesta, añadió: "Hemos construido Dracors con la visión de Ignus en mente. No para que sea escenario de tus devaneos".

Draco, sin inmutarse, respondió: "Cada uno tiene su forma de contribuir al legado de Dracors. No me molestes, hermanas".

La tensión en la habitación creció, y Nyx y Umbra abandonaron la estancia, dejando tras de sí la furia en su rastro. Pero entre tanto caos, Draco se encontraba en un torbellino de emociones, cuestionando la naturaleza de su lealtad y las repercusiones de sus acciones.

Mientras la discusión se prolongaba entre Nyx y Umbra, las tres dragonas compartían un intercambio de miradas, preguntándose si su noche de pasión había sellado sus destinos o solo había sido una pausa momentánea en el intrincado baile de Dracors.

**Continuará...****Entre Sombras y Pasiones: El Intrincado Baile de Dracors - Parte I**

En el fragor de la fiesta en Dracors, Draco se dejó llevar por el vaivén de la celebración, sus ojos se posaron en un grupo de dragonas de sangre real, cada una con una majestuosidad única que encendía su deseo. Se acercó con gracia y carisma, coqueteando con las tres damas que pertenecían a linajes poderosos.

Las tres dragonas, envueltas en espléndidas escamas, provenían de familias renombradas. La primera, Selenia, descendía de los dragones estelares, con escamas que reflejaban el resplandor de las constelaciones. La segunda, Lyra, pertenecía a la venerada familia de los dragones lunares, con una melena que imitaba el brillo de la luna llena. La tercera, Pyrrah, heredera de los dragones ígneos, resplandecía con la ardiente luminiscencia de la llama perpetua.

Draco, magnetizado por la elegancia y el poder que emanaban de estas dragonas, las invitó a un rincón más tranquilo del castillo, alejándose de la bulliciosa fiesta. El aura de misterio y excitación llenaba el aire mientras ingresaban al palacio.

En la intimidad del palacio, la pasión encendió un fuego ardiente. Draco compartió momentos de desenfreno con las tres dragonas, cada una dejando su marca en el alma del Archidragón. Susurraron promesas de noches eternas y entregaron sus corazones en un éxtasis compartido.

Sin embargo, la paz efímera se vio interrumpida cuando Nyx y Umbra, furiosas, irrumpieron en la habitación. La atmósfera se volvió tensa mientras las hermanas reprochaban a Draco por sus acciones.

"—¿Cómo te atreves a traer a estas dragonas aquí, Draco? ¡Este lugar debería ser respetado, no un patio de juegos para tus caprichos!", exclamó Nyx, su mirada desbordando indignación.

Umbra, más serena pero igualmente molesta, añadió: "Hemos construido Dracors con la visión de Ignus en mente. No para que sea escenario de tus devaneos".

Draco, sin inmutarse, respondió: "Cada uno tiene su forma de contribuir al legado de Dracors. No me molestes, hermanas".

La tensión en la habitación creció, y Nyx y Umbra abandonaron la estancia, dejando tras de sí la furia en su rastro. Pero entre tanto caos, Draco se encontraba en un torbellino de emociones, cuestionando la naturaleza de su lealtad y las repercusiones de sus acciones.

Mientras la discusión se prolongaba entre Nyx y Umbra, las tres dragonas compartían un intercambio de miradas, preguntándose si su noche de pasión había sellado sus destinos o solo había sido una pausa momentánea en el intrincado baile de Dracors.

**Continuará...****Entre Sombras y Pasiones: El Intrincado Baile de Dracors - Parte I**

En el fragor de la fiesta en Dracors, Draco se dejó llevar por el vaivén de la celebración, sus ojos se posaron en un grupo de dragonas de sangre real, cada una con una majestuosidad única que encendía su deseo. Se acercó con gracia y carisma, coqueteando con las tres damas que pertenecían a linajes poderosos.

Las tres dragonas, envueltas en espléndidas escamas, provenían de familias renombradas. La primera, Selenia, descendía de los dragones estelares, con escamas que reflejaban el resplandor de las constelaciones. La segunda, Lyra, pertenecía a la venerada familia de los dragones lunares, con una melena que imitaba el brillo de la luna llena. La tercera, Pyrrah, heredera de los dragones ígneos, resplandecía con la ardiente luminiscencia de la llama perpetua.

Draco, magnetizado por la elegancia y el poder que emanaban de estas dragonas, las invitó a un rincón más tranquilo del castillo, alejándose de la bulliciosa fiesta. El aura de misterio y excitación llenaba el aire mientras ingresaban al palacio.

En la intimidad del palacio, la pasión encendió un fuego ardiente. Draco compartió momentos de desenfreno con las tres dragonas, cada una dejando su marca en el alma del Archidragón. Susurraron promesas de noches eternas y entregaron sus corazones en un éxtasis compartido.

Sin embargo, la paz efímera se vio interrumpida cuando Nyx y Umbra, furiosas, irrumpieron en la habitación. La atmósfera se volvió tensa mientras las hermanas reprochaban a Draco por sus acciones.

"—¿Cómo te atreves a traer a estas dragonas aquí, Draco? ¡Este lugar debería ser respetado, no un patio de juegos para tus caprichos!", exclamó Nyx, su mirada desbordando indignación.

Umbra, más serena pero igualmente molesta, añadió: "Hemos construido Dracors con la visión de Ignus en mente. No para que sea escenario de tus devaneos".

Draco, sin inmutarse, respondió: "Cada uno tiene su forma de contribuir al legado de Dracors. No me molestes, hermanas".

La tensión en la habitación creció, y Nyx y Umbra abandonaron la estancia, dejando tras de sí la furia en su rastro. Pero entre tanto caos, Draco se encontraba en un torbellino de emociones, cuestionando la naturaleza de su lealtad y las repercusiones de sus acciones.

Mientras la discusión se prolongaba entre Nyx y Umbra, las tres dragonas compartían un intercambio de miradas, preguntándose si su noche de pasión había sellado sus destinos o solo había sido una pausa

La discusión entre Nyx y Umbra escalaba a nuevas alturas, la tensión entre las dos hermanas era palpable. Nyx, con su temperamento ardiente, acusaba a Draco de deshonrar la esencia de Dracors, mientras que Umbra, intentando mantener la calma, abogaba por la comprensión y la reconciliación.

"—¡No puedo creer que estés defendiendo a Draco, Umbra! ¿Cómo puedes justificar sus acciones irresponsables? ¡Está mancillando todo lo que deberíamos representar como dragones de sangre real!", exclamó Nyx, su ira apenas contenida.

Umbra, sin dejarse amedrentar, respondió: "Nyx, entiendo tu frustración, pero no podemos dejar que nuestras diferencias internas nos dividan. Dracors debe permanecer fuerte, y eso significa abordar nuestras preocupaciones de manera unida".

La discusión se intensificaba, cada palabra era una chispa que alimentaba el fuego de la discordia. Nyx expresaba su disgusto por las acciones de Draco y sus creencias sobre la dirección que debía tomar Dracors. Por otro lado, Umbra insistía en la necesidad de encontrar una solución pacífica para mantener la cohesión familiar.

"—¡Draco no merece liderar Dracors! ¡Es irresponsable, egoísta y está llevando nuestro legado por el camino equivocado!", afirmó Nyx con vehemencia.

Umbra, manteniendo su compostura, respondió: "Nyx, no podemos permitir que nuestras emociones nublen nuestra visión. Draco tiene sus méritos y contribuciones. Deberíamos buscar una solución que beneficie a Dracors en su totalidad".

La discusión continuaba en espiral, cada palabra cargada de emociones encontradas. Mientras Nyx y Umbra chocaban en el corazón del palacio de Dracors, Draco, ajeno a la tormenta que se desarrollaba, exploraba los confines del placer con las tres dragonas que lo acompañaban.

El caos en Dracors se intensificaba, una dicotomía entre la pasión desenfrenada y la discordia familiar. A medida que las palabras volaban, el destino de Dracors pendía de un hilo, balanceándose entre la unidad y la desintegración.

En una dimensión donde el poder, el deseo y la familia entrelazaban sus hilos, el próximo capítulo de Dracors estaba lejos de revelar su desenlace.

**Continuará...**La discusión entre Nyx y Umbra escalaba a nuevas alturas, la tensión entre las dos hermanas era palpable. Nyx, con su temperamento ardiente, acusaba a Draco de deshonrar la esencia de Dracors, mientras que Umbra, intentando mantener la calma, abogaba por la comprensión y la reconciliación.

"—¡No puedo creer que estés defendiendo a Draco, Umbra! ¿Cómo puedes justificar sus acciones irresponsables? ¡Está mancillando todo lo que deberíamos representar como dragones de sangre real!", exclamó Nyx, su ira apenas contenida.

Umbra, sin dejarse amedrentar, respondió: "Nyx, entiendo tu frustración, pero no podemos dejar que nuestras diferencias internas nos dividan. Dracors debe permanecer fuerte, y eso significa abordar nuestras preocupaciones de manera unida".

La discusión se intensificaba, cada palabra era una chispa que alimentaba el fuego de la discordia. Nyx expresaba su disgusto por las acciones de Draco y sus creencias sobre la dirección que debía tomar Dracors. Por otro lado, Umbra insistía en la necesidad de encontrar una solución pacífica para mantener la cohesión familiar.

"—¡Draco no merece liderar Dracors! ¡Es irresponsable, egoísta y está llevando nuestro legado por el camino equivocado!", afirmó Nyx con vehemencia.

Umbra, manteniendo su compostura, respondió: "Nyx, no podemos permitir que nuestras emociones nublen nuestra visión. Draco tiene sus méritos y contribuciones. Deberíamos buscar una solución que beneficie a Dracors en su totalidad".

La discusión continuaba en espiral, cada palabra cargada de emociones encontradas. Mientras Nyx y Umbra chocaban en el corazón del palacio de Dracors, Draco, ajeno a la tormenta que se desarrollaba, exploraba los confines del placer con las tres dragonas que lo acompañaban.

El caos en Dracors se intensificaba, una dicotomía entre la pasión desenfrenada y la discordia familiar. A medida que las palabras volaban, el destino de Dracors pendía de un hilo, balanceándose entre la unidad y la desintegración.

En una dimensión donde el poder, el deseo y la familia entrelazaban sus hilos, el próximo capítulo de Dracors estaba lejos de revelar su desenlace.

**Continuará...**La discusión entre Nyx y Umbra escalaba a nuevas alturas, la tensión entre las dos hermanas era palpable. Nyx, con su temperamento ardiente, acusaba a Draco de deshonrar la esencia de Dracors, mientras que Umbra, intentando mantener la calma, abogaba por la comprensión y la reconciliación.

"—¡No puedo creer que estés defendiendo a Draco, Umbra! ¿Cómo puedes justificar sus acciones irresponsables? ¡Está mancillando todo lo que deberíamos representar como dragones de sangre real!", exclamó Nyx, su ira apenas contenida.

Umbra, sin dejarse amedrentar, respondió: "Nyx, entiendo tu frustración, pero no podemos dejar que nuestras diferencias internas nos dividan. Dracors debe permanecer fuerte, y eso significa abordar nuestras preocupaciones de manera unida".

La discusión se intensificaba, cada palabra era una chispa que alimentaba el fuego de la discordia. Nyx expresaba su disgusto por las acciones de Draco y sus creencias sobre la dirección que debía tomar Dracors. Por otro lado, Umbra insistía en la necesidad de encontrar una solución pacífica para mantener la cohesión familiar.

"—¡Draco no merece liderar Dracors! ¡Es irresponsable, egoísta y está llevando nuestro legado por el camino equivocado!", afirmó Nyx con vehemencia.

Umbra, manteniendo su compostura, respondió: "Nyx, no podemos permitir que nuestras emociones nublen nuestra visión. Draco tiene sus méritos y contribuciones. Deberíamos buscar una solución que beneficie a Dracors en su totalidad".

La discusión continuaba en espiral, cada palabra cargada de emociones encontradas. Mientras Nyx y Umbra chocaban en el corazón del palacio de Dracors, Draco, ajeno a la tormenta que se desarrollaba, exploraba los confines del placer con las tres dragonas que lo acompañaban.

El caos en Dracors se intensificaba, una dicotomía entre la pasión desenfrenada y la discordia familiar. A medida que las palabras volaban, el destino de Dracors pendía de un hilo, balanceándose entre la unidad y la desintegración.

En una dimensión donde el poder, el deseo y la familia entrelazaban sus hilos, el próximo capítulo de Dracors estaba lejos de revelar su desenlace.

**Continuará...**La discusión entre Nyx y Umbra escalaba a nuevas alturas, la tensión entre las dos hermanas era palpable. Nyx, con su temperamento ardiente, acusaba a Draco de deshonrar la esencia de Dracors, mientras que Umbra, intentando mantener la calma, abogaba por la comprensión y la reconciliación.

"—¡No puedo creer que estés defendiendo a Draco, Umbra! ¿Cómo puedes justificar sus acciones irresponsables? ¡Está mancillando todo lo que deberíamos representar como dragones de sangre real!", exclamó Nyx, su ira apenas contenida.

Umbra, sin dejarse amedrentar, respondió: "Nyx, entiendo tu frustración, pero no podemos dejar que nuestras diferencias internas nos dividan. Dracors debe permanecer fuerte, y eso significa abordar nuestras preocupaciones de manera unida".

La discusión se intensificaba, cada palabra era una chispa que alimentaba el fuego de la discordia. Nyx expresaba su disgusto por las acciones de Draco y sus creencias sobre la dirección que debía tomar Dracors. Por otro lado, Umbra insistía en la necesidad de encontrar una solución pacífica para mantener la cohesión familiar.

"—¡Draco no merece liderar Dracors! ¡Es irresponsable, egoísta y está llevando nuestro legado por el camino equivocado!", afirmó Nyx con vehemencia.

Umbra, manteniendo su compostura, respondió: "Nyx, no podemos permitir que nuestras emociones nublen nuestra visión. Draco tiene sus méritos y contribuciones. Deberíamos buscar una solución que beneficie a Dracors en su totalidad".

La discusión continuaba en espiral, cada palabra cargada de emociones encontradas. Mientras Nyx y Umbra chocaban en el corazón del palacio de Dracors, Draco, ajeno a la tormenta que se desarrollaba, exploraba los confines del placer con las tres dragonas que lo acompañaban.

El caos en Dracors se intensificaba, una dicotomía entre la pasión desenfrenada y la discordia familiar. A medida que las palabras volaban, el destino de Dracors pendía de un hilo, balanceándose entre la unidad y la desintegración.