Skender observó a Roxana huir hacia el bosque y tuvo que usar todas sus fuerzas para no perseguirla y atraparla entre los árboles. Y lo que haría después sería ciertamente siniestro. Ella tenía razón al correr.
—Temía que presenciáramos algo más —Skender escuchó a Rayven decirle a Lázaro. El demonio meditabundo sonaba ligeramente divertido.
—Ah, la autocontención —Lázaro dijo con languidez—. Incluso yo me siento de cierta manera en este momento. Se echó agua fría en la cara y Rayven rió entre dientes.
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