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CAPITULO 2. (ESTUPIDA)

POV. LADY.

Después de algunas otras presentaciones, nos dirigimos a la zona de deportes. Mientras los hombres corrían alrededor de la pista de atletismo, las mujeres tuvieron que hacer una fila dándole la espalda al profesor para realizar 5 minutos de sentadillas.

¿Por qué hace tanto calor si estamos entrando al invierno?

-Lady. -La voz del profesor sentado en las gradas detiene mi entrenamiento y su mano se sacude con relajación en el aire para indicarme que me acerque a él. Con un poco de confusión obedezco y da unas palmaditas en la piedra donde estaba sentado para que lo acompañe a su lado. - ¿Por qué no viniste a la semana de inducción? -Pregunta con una curiosidad sospechosa.

-No era obligatoria.

-No, pero te hubiese facilitado el tema de conocer a todos tus profesores y compañeros.

-Mm, temas familiares. -Mi respuesta falsa hace que asienta con la cabeza. - ¿Por qué me llamó?

-Veras, todos los años tengo una estudiante que... -Se queda callado pensando unos segundos y continua. -Llamémoslo como una asistente.

- ¿Asistente?

-Si, todos los años una chica de clase se encarga de representar mis clases en caso de que yo no pueda asistir o pueda guiar a los alumnos con los ejercicios.

-Y quiere que sea yo. -Completo por él y una sonrisa gigantesca ilumina su cara.

-Exactamente. -Dice con emoción.

- ¿Por qué?

-Parecer ser muy responsable. -De repente una de sus manos agarra la mía y la sostiene en el aire mientras su otra mano acaricia el torso de la misma.

-Agradezco la propuesta... -Delicadamente retiro mi mano, intentando no ofender al que supongo que es mayor por la gruesa línea que adorna en la insignia. -Pero tendré que rechazarla. -A pesar de que no quitó la sonrisa de su cara, las facciones se endurecieron notoriamente.

- ¿Puedo saber la razón? -Porque parece que me estuviera proponiendo sexo y no algo relacionado a clase.

-No soy muy responsable como cree que soy, señor.

Es claro que mi respuesta no convencería a nadie, pero no insistió, solo asintió e hizo un gesto para que volviera a la fila.

Fui al comedor después de una buena ducha para quitarme el olor a simio que traía impregnado y cuando ya había pedido mi comida, busqué una mesa.

Vi a Lela con otras chicas en una y a Katherine con Nora en otra con más chicos que chicas. Como no quería estar en modo de presentación -de nuevo- opté por seguir caminando hasta que vi al chico lindo con el que me había sentado al principio de la primera clase con otro chico de apariencia angelical.

Cabello castaño claro, ojos verdes, labios delgados y con las mejillas rojas como si tuviera rubor.

Me dirigí a esa mesa y sin que nadie me invitara, me senté al lado del chico de mi clase, quedando frente al otro.

Vamos a hacer amiguitos, Ariadna.

-Hey. -Salude a los chicos con una amplia sonrisa.

-Hola -Me responde el rubio del mismo modo mientras que el de cabello oscuro mastica lentamente lo que estaba en su boca mientras me analiza.

-Me di cuenta de que no me presente contigo en clase -Me dirigí a este último- Soy...

-Lady -Me interrumpe después de tragar- Te oí cuando te presentaste. Además, están hablando de ti por lo del mayor.

- ¿Lo del mayor? -Pregunto metiendo comida de mi plato a la boca. - ¿Es bueno o malo?

-Depende si te gusta la atención o no -Responde el rubio con una sonrisa.

-Con tal de que le hagan justicia al tamaño de mi trasero, lo puedo soportar. -El rubio se ríe como respuesta y tomando la palabra.

-Entonces.... Lady -Dice analizándome- Un placer, soy Colins de primer año. -Estira su mano sonriendo en mi dirección y la estrecho del mismo modo. Mi rostro, y ojos se dirigen al chico de cabello negro después de soltar la mano del rubio.

- ¿Qué pasa? -Me pregunta notando mi mirada.

-Aún no se tu nombre, niño bonito... -Respondo curiosa

-Am, Levin. Soy de segundo, estoy en el cuerpo médico -Me responde sin importancia.

-Entonces... ¿Son novios? -Pregunto agarrando un pedazo de manzana de mi ensalada y el silencio se apodera del espacio. - Oh, error mío. Pensé que lo eran. -Me excuso tratando de sonar sincera.

-Lo somos -Aclara el rubio riéndose dulcemente y mirando de nuevo a su chico. Son muy diferentes sus personalidades, que impresión.

-Solo que Levin no es mucho de contar cosas personales, como que es gay y mucho menos que tiene novio. Y sin ofender, pero ni te sabías su nombre.

-No se lo dije -Dice Levin con la boca llena mirando a su novio. -Debe ser un hábito tuyo suponer cosas ¿eh? Ah no perdón, tu lo llamas analizar.

-Si, pero lo suyo fue simple intuición femenina. -Me excuso divertida- Por cierto ¿Qué era eso del profesor Koch? -Pregunto de nuevo.

-Están diciendo que te propuso ser su "asistente" -Asiento con desconfianza.

-Deberías tener cuidado con él. - Me advierte Colins mirando a los lados como si me contara un secreto. - Tiene fama de ser un poco atrevido. Si sabes a lo que me refiero ¿no?

Si, ya me di cuenta.

-Eso es ilegal... -Aclaro.

-Lo es, pero para las chicas da más miedo meterse en contra de un mayor, que hablar.

-Es impresionante pensar en que aún se le para.

- ¿Mañana que tienes a primera hora? -Me pregunta Colins con confianza y cambiando el tema.

- ¿Es manía suya cambiar los temas de conversación repentinamente?

-Tanto como la tuya de analizar. -Responde Levin divertido.

-Introducción al derecho. -Respondí al fin levantándome de la mesa después de acabar mi comida.

-Salón 206? -Colins no esperó mi respuesta y habló de nuevo. - ¿Te guardo el puesto? -El rubio me sonríe dulcemente y le regreso el gesto como afirmación.

Dejo mi bandeja y me preparo para ir a la biblioteca para agarrar mis libros de clase los cuales la institución los ofrece gratis, lo que no tenía previsto era que iba a terminar con una mejilla roja por la forma en la que un chico me golpeó con su codo mientras intentaba sacar algo de su mochila.

-Mierda ¿Por qué no te fijas Alejandro? -Un moreno que agarra mi brazo para no terminar en el suelo por el tremendo golpe que recibí le grita al que casi me desnuca.

-Tranquilos, nadie murió. -Vuelvo a tomar equilibrio sin mucha emoción y acariciando mi rostro.

-Hueles a nueva... -Me dice uno de ellos supongo que en plan coqueto, sin saber que sonó como un caníbal. Alto, flaco y rubio.

-Iu... -Susurro con desagrado.

-No empieces. -Le dice el más bajo de los tres. -Disculpalo. Es medio retrasado -Expresa ganándose un golpe del susodicho- ¿Estas bien? soy Lio.

-Si... hola... y adiós. -Digo en tono neutral tratando de escapar de las demás presentaciones, pero no me la dejaron fácil ya que me cerraron el paso.

-Yo soy Alejandro, lo siento mucho -Se presenta el rubio que me saludo anteriormente con una dramática reverencia. - Y el que no habla es Davin.

Volteo a ver al moreno que aún me agarra el brazo y este me mira con una expresión algo preocupada antes de soltarme.

Agh, muchos nombres en solo 2 días.

-Puedo presentarme solo. -Le dice el tal Davin a Alejandro con voz ronca y con mala cara - Segura que estas bien? ¿No quieres hielo?

-Estoy bien. -Solo me quiero ir, me siento torpe.

-Eres nueva? -Pregunta el "medio retrasado".

-No, soy la de telefonía móvil. -Una risa se escapa de sus labios. - ¿Tengo cara de nueva o alguien colocó un letrero en mi espalda que dice "golpéame, soy nueva"?

-Tuvimos que darle la inducción a los de primero y no recuerdo tu cara, debes ser la nueva que se ganó de amigo a Koch. -El chico bajo, Lio, me mira de pies a cabeza sin una pizca de vergüenza.

- ¿No te enseñaron a que si supones cosas de los demás le restas 1 día a tu vida? -Hablo con sarcasmo como si yo no hubiese hecho lo mismo todo el día.

-Qué?... -Dice este palideciendo como si me creyera.

- ¿No hay nada más interesante que tengan que hacer? -Ignoro al pobre chico que parece traumado y pregunto un poco apurada.

-Nada es más interesante que hablar con una bella chica de una bella chica. -Aclara Alejandro acercándose a mí.

-Qué aburrido sería sentarme a platicar contigo. - Le respondo dando un paso más cerca, mientras Davin trata de no reírse -Ahora si no les molesta, me voy.

Abro camino entre ellos y salgo de ahí.

Paso toda la hora del almuerzo en la biblioteca vacía, llenando formularios que debí traer de antemano para que pudieran darme los libros sin problema, pero la niña no se acordaba.

Se me pasa el tiempo volando cuando la bibliotecaria me informa que es hora de volver a clases y agradezco internamente de que ya no siento un hormigueo en mi mejilla antes de ponerme en pie, pero al final de las clases me encontraba en la biblioteca de nuevo para matar el tiempo y huir de las personas. Al llegar de nuevo a ese hermoso salón lleno de libros, me siento en uno de los sillones individuales y me concentro en el alto techo de madera del lugar mientras saco los audífonos de mi mochila con intenciones de aparentar escuchar música, cosa que no pasa ya que me percato de que no soy la única en la biblioteca como a la hora del almuerzo. Giro la cabeza buscando la presencia de otra persona y veo la espalda de un chico con 3 libros en las manos, yendo a donde la bibliotecaria para poder alquilarlos, supongo yo.

Ja... es un buen culo, chico...

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Salgo del baño en toalla con algo de prisa al día siguiente ya que olvidé llevar mi ropa e iba tarde para clases. Me quedé por la noche despierta comprando algo por Amazon y me estoy arrepintiendo en este momento.

Llego al salón 15 minutos tarde a pesar de haber corrido como un puto correcaminos. El profesor me dejó pasar con una simple advertencia mientras localizaba a Colins al final del salón y me apresuré a sentarme junto a él ignorando por completo a los demás estudiantes que clavaban sus ojos en mí, quizás porque llegué tarde o por llevar ropa que no era de mi talla, la cual escogí por el maldito frío que estaba haciendo.

Como la clase era de derecho nos enfocamos en uno de los principios básicos de la constitución. 15 minutos más tarde empecé a conversar con Colins, ambos potencializamos nuestro déficit de atención.

-Lady, no interrumpa mi clase -La voz del profesor Hofmann resuena de repente por el salón con tono autoritario obligándome a callar de golpe.

-Yo?

-No tengo a más Lady's en el salón -Que pendeja Ariadna.

-Disculpe. -La forma en la que Colins aguantaba la risa no me ayudaba para nada en mi seriedad.

- Por favor siéntate adelante.

-Yo?

-Ya pasamos por esto, Lady.

-Perdón, tiene razón -Respondo mientras golpeo con mi codo a Colins, quien está conteniendo las carcajadas.

Me quedo callada y el profesor sigue en silencio observándome. Oh, sí.

-Pero no hay ningún asiento disponible al frente, profesor -Le informo cuando ya estoy con mis cosas de pie. Siento que volví al colegio.

Él analiza los de primera fila y se dirige a una chica.

-Señorita Lydia, sería tan amable de cambiar de asiento con Lady, ¿por favor?

La tal Lydia hace un ruido de mala gana antes de ponerse de pie, y pasa por mi lado poniendo los ojos en blanco. Tomo su asiento y empiezo a sacar mis cosas -otra vez- terminando por dejar la maleta en el suelo, sosteniéndome del pupitre de mi compañero de al lado para no caer de cara contra las bellas baldosas, pero a mitad de camino cuando ya me estoy enderezando el rostro de un chico queda al frente mío, a unos pocos centímetros de distancia provocando que saltará en mi sitio del susto.

-Mierda.... Me asustaste... -Me rio sosteniendo mi pecho como si se me fuese a salir el corazón por boca del vuelco que me dio.

El chico pasa de ver mi mano que en vez de estar agarrando su pupitre está agarrándole la pierna, a verme directamente a los ojos con la cabeza ladeada.

Cabello negro azabache, piel pálida, labios no tan gruesos pero rojos como si se hubiesen quemado con el sol, nariz delgada y varonil, mandíbula perfilada y pómulos salidos. Pero lo que más llamaba la atención eran sus ojos.

Unos ojos azules. Más que azules eran como unos ojos grises que recorren cada fragmento de mi cara como si me estuviera estudiando.

Este chico se parece a Ian Somehalder a los 20 pero con el cabello más oscuro, orejas más pequeñas y facciones más felinas.

-Aún estas agarrando mi pierna. -Dice este con voz ronca sin pizca de emoción o expresión en su rostro. Excitante para ser sincera.

Mis ojos volvieron a los de él cuando escuché su voz y tuve un fuerte deseo de morder mi labio con fuerza para concentrarme y que la rojees en mis mejillas no delataran mi vergüenza, pero supuse que ese acto mandaría señales fuera de lugar así que me decidí solamente a ladear mi cabeza señalando al profesor.

-No querrás que te cambien de puesto por hablar conmigo. Ahora soy la rechazada del salón. - Le sonreí con esas sonrisas que achinan los ojos como respuesta y él chico frunció el ceño como si estuviera desconcertado por mi tono de confianza con él. Casi al mismo tiempo, nos alejamos y dirigimos nuestra atención al frente.

A pesar de que no volví a voltear a verlo, sentía cómo sus ojos se enterraban en mi cabeza como si quisiera hacerme un hueco más grande que el hueco de una lavadora en ella.

-Señor Tadeusz, entiendo que mi clase no le llame la atención pero no creo que verle el cabello a la señorita Lady le guste más que aprender. -El profesor reprende a la persona junto a mí de forma divertida pero con tono serio y se escuchan ruiditos de burla y cuchicheos de los demás estudiantes.

Mis ojos voltean a verlo por el lado periférico al que ahora sé que es de la familia Tadeusz y sigue sin quitar sus ojos de mí. Cruzamos miradas y vuelve a ladear la cabeza como si se preguntara algo a él mismo.

¿Y a este que le pico? ¿Por qué me ve así?

-No señor. -Respondió Tadeusz secamente volviendo a concentrarse en sus apuntes. El profesor iba a decir algo más, pero la campana que avisa el cambio de clase suena y todos se ponen de pie saliendo del salón algo desordenados. Guardo mis cosas en la maleta y vuelvo a ver en dirección al chico, pero ya no estaba.

-Creo que le encantaste. -Dice Colins mientras sigue guardando su cuaderno en la maleta.

-No sé de qué hablas.

-Sabes de qué hablo. Que envidia, esta bello. -Dice mirándome con coquetería.

-Lo dices como si no tuvieras un novio con cara de ángel. -Sonríe inocentemente- ¿lo conoces?

-Nop. -Contesta avanzando a la puerta con su brazo sobre mis hombros. - Solo sé que es de primer año. El profesor dijo que ayer no asistió a clases así que está es su primera lección de la semana. Se presentó como Reyhane Tadeusz, tiene 21 y es todo un Bombón -Continua mientras vamos de cambio a clase.

-Menos mal no lo conoces.

- ¿Hablaron? -Me ignora y asiento poco convencida, no sabía si eso se podría considerar como una conversación. - ¿De qué hablaron?

-Lo normal, ya sabes. Me dijo que tenía un moco en la nariz y se lo ofrecí como tributo de paz, así empezó una gran amistad donde en 5 segundos me contó su vida. -Blanquea los ojos y me pega con el codo como respuesta- No hablamos. Sin querer me apoyé en su pierna para dejar mi maleta en el suelo y como si no fuese incomodo ya, me dijo algo como ¿"no soltaras mi pierna?" o algo así. -Trato de arremedar su voz dominante.

-Eres una atrevida -Se hace el sorprendido y provoca que se me suba la sangre a las mejillas.

-Fue sin querer. -Y así, Colins suelta una carcajada.

Nos despedimos porque yo tenía una clase diferente a la de él y le tocaba desviarse mucho si quería acompañarme, así que me dejó en la esquina más cercana a mi salón y salió corriendo.

-Lady ¿no saludas? -Dice alguien bloqueándome el paso cuando intentaba ignorar a todos a mi alrededor y simplemente entrar al aula.

4 chicos mirándome, Alejandro, Lio, Davin y Tadeusz, aunque este último estaba jugando con motas inexistentes de su sudadera, solo estaba ahí. Me mantengo en silencio viendo la cara de Alejandro para que quitara su brazo, pero este solo me ve con una sonrisa inocente ¿Qué clase de karma estoy pagando para que me moleste?

-Alejandro. -Lo nombro en tono de saludo y me dispongo a pasar, pero sigue sin moverse- ¿Qué quieres, mi dinero? -Le pregunto frustrada.

-Me sorprende que recuerdes mi nombre, me hace sentir importante.

-Oh wao. -Hago una falsa y exagerada expresión de sorpresa. - entonces debes de sufrir de atención por parte de los demás. Además, como olvidaría al chico que me golpeó el primer día de clase. -Completo con un puchero en mis labios y empujando su brazo sin éxito.

-Déjala pasar. -De nuevo escucho una voz ronca y desinteresada proveniente del chico que continúa jugando a quitar motas de su ropa, ahora va por las mangas.

- ¿Es que acaso eres su novio? -Pregunta Alejandro de mala gana.

- ¿Tengo que ser su novio para que la dejes pasar? - Dice soltando un bufido sin siquiera vernos aún.

Pongo los ojos en blanco y me dispongo a pasar.

-Lleven sus problemas matrimoniales a otra parte. Ahora, muévete. -Me quejo golpeando un poco el vientre de Alejandro para que quite el brazo. Tomó asiento en una esquina al final del salón y empiezo a detallar a los 4 que aún están en la puerta.

Veo como Alejandro está un poco alterado diciéndole algo a Tadeusz, pero este no le presta atención para seguir con su trabajo.

Aún continúo mirándolos cuando Tadeusz me ve directamente a los ojos y levanta una de sus definidas cejas. Bueno, parece que se le acabaron las pelusas de la ropa.

Que chico tan raro.