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CAPITULO 1. (LLÁMEME LADY)

POV. LADY.

Mi cuerpo no reaccionaba a lo que estaba pasando y mis ojos seguían mirando los suyos sin siquiera parpadear. Empecé a sentir cómo las lágrimas se amontonaban en mis ojos como el sudor lo hacía en mi frente.

Su lengua limpiaba sus labios como si quisiera lustrarlos antes de que esa sonrisa asquerosa y aterradora apareciera. Al fin, sus ojos se entre cerraron un poco y supe que esa pesadilla acabaría pronto, pues en este mes había aprendido a reconocer muchas de sus reacciones como la que estaba haciendo.

-Cuando crezcas... -Habló el hombre en un resoplido antes de que todo terminara. - Serás mía. Mi novia, mi niña. -Su mano se apretó sobre la mía y sentí su calor emanar, luego desperté.

Abrí los ojos lentamente por el brillo del sol que calentaba mi brazo y hombro derecho, y me estiré un poco.

Esa y muchas otras pesadillas llevan acompañándome casi toda mi vida, aprendí a vivir con ello. A no despertarme abruptamente para no asustar a mi madre, a no llorar después de abrir los ojos para poder seguir durmiendo, a ignorar la aceleración de mis latidos y respiración para no tener algún ataque, a ocultarlo para que nadie lo recuerde además de mí.

-Bien, despertaste. -Escuché esa voz femenina que tanto me gustaba oír junto a mí. -Ya estamos por llegar. Disfruta el paisaje linda Lady.

Hice caso y volteé a ver la ventana para detallar los alrededores pero mi cabeza divagaba en otra cosa.

La verdad no tenía ni idea cuantas veces había repetido el mismo plan a lo largo de mi vida. Me decía a mi misma una y otra vez las razones por las que había llegado a esto.

A medida que el auto de mi madre se iba adentrando a lo que sería mi supuesto hogar por los próximos 3 años, me repetía que era por una buena razón.

"Solo serán 3 años y serás libre de tu pasado"

- ¡Ariadna! -Mi madre llama mi atención fuera del auto después de estacionar. - Despierta de tu siesta con los ojos abiertos y ayuda a tu anciana madre a sacar las maletas.

-El complejo de Dorian Grey es un síndrome. -Mi sarcasmo me obliga a recibir una nalgada de su parte mientras ayudo a bajar mis 2 maletas del auto. -Bien... lo siento. -Mis ojos volvieron a la cabellera pelirroja y larga de mi madre. No se había ido y ya la extrañaba.

-No estés nerviosa cariño, sé que será difícil no verme todos los días, pero sé fuerte y sobrevive. -Bromea levantando sus dos puños al notar mis ojos sobre ella.

-Rezaré todas las noches para no orinarme encima.

-Bueno, si quieres estudiar aquí será mejor que muevas rápido ese culo. Apuesto que Melia ya nos está esperando -Responde acelerando el paso la umpalumpa de mi madre.

Mi tía Amelia, la mayor de los 2 hermanos de mi difunto padre, Amelia, Eric y Aáron Moore. La familia Moore... Mi destino estaba marcado en desgracia antes de que naciera.

Mis pensamientos se interrumpen -de nuevo- por las 2 puertas de cristal, las cuales se abren en nuestra presencia. Lo primero que veo es la gran escalera de madera que al final se divide en 2 a cada ala de la institución dejando ver un gigantesco ventanal.

Parece un internado femenino...

- ¡Lady! -Vuelve a gritar frenéticamente mi madre desde las escaleras cuando nota que no he avanzado por estar detallando cada cosa en el lugar. - Rápido, que vamos tarde.

-Pero tú sí que te pones pesada, mamá. -Me quejo mientras agarro mis 2 maletas y subo hasta la mitad de las escaleras donde mi madre está anclada.

-Ya me mandó mensaje tu tía diciendo que la oficina está en el segundo piso. -Informa ignorando mi murmuro desagradable (como siempre) y mirando su reloj después de meter su teléfono en el bolso. - En el pasillo de la derecha, ¿Podrás tú sola? Dudo que quieras que tu madre entre contigo -Me pregunta con una evidente tristeza a lo que asiento con la cabeza y me da un beso en la frente en una clase de despedida.

Toqué 2 veces la puerta de la oficina del director después recorrer por casi 5 minutos la institución -perdida- y luego de que la recepcionista avisara mi presencia, entro.

Ignoro cuadros de los que supongo son los principales accionistas de la universidad cuando me adentro en la pequeña salita hasta sentir los brazos de mi tía alrededor de mi cuerpo.

- ¿Cómo te fue en el viaje, cariño? -Pregunta como saludo y de manera cariñosa quitándome el cabello del rostro.

- ¿La menopausia te volvió cariñosa, tía? -Bromeo con una clara molestia de su afecto físico pero no recibo respuesta. -Bien, muchos árboles, césped.... -Me sigue mirando como si quisiera saber más-... vacas.

-Tristán, esta es mi hermosa sobrina, Ariadna -Me presenta después de que me soltara al entender que no tenía nada más que decir. - Amor, éste es Tristán Bosshard, el rector de la universidad y mi amigo de infancia.

Lo sé... No se habla más que de él en la televisión. El director de una universidad que tiene como profesores a coroneles y generales que educan a los estudiantes para profesiones relacionadas con seguridad e inteligencia pública.

-Un placer Sr. Bosshard.

-El placer es mío Señorita Ariadna -Me responde el hombre de unos 45-50 años con una sonrisa amable.

-Llámeme Lady, por favor. -Corrijo educadamente.

-Bueno, Lady ¿quieres empezar por un recorrido?

-Por favor. -Respondo reprimiendo mis ganas de decir que tengo el culo entumecido y que probablemente ahora no se puede diferenciar mi espalda de mis piernas.

-Bueno, vamos a instalarte. -Dice señalando la salida y dándome paso a que me adelante a él.

La primera parada es al frente de una puerta con el número 17. Me explica que ésa será mi habitación la cual compartiré con 3 chicas y continuamos el recorrido por la universidad. Mucho no tengo que decir, recordar o enfatizar, ustedes piensen en las series de gente rica yendo a los internados y así básicamente es este lugar.

Cuando acabamos el recorrido volvemos a la oficina del director para que me entregue mi horario, mi llave del cuarto, mis uniformes y me informe algunas otras reglas. Reglas que olvidé al instante en el que entré de nuevo a mi habitación. Un lugar bastante amplio para lo poco que tengo, 2 literas en cada extremo de la pared, un gran ventanal con 4 escritorios unidos, dos baúles a los pies de las literas y 2 grandes armarios de madera, ubicados a cada lado de la puerta principal.

Cuando entro por completo, ya están esas 3 chicas que me dijo el director que serían mis compañeras de habitación y un silenció se instala en el lugar.

Genial... Esto no es para nada incómodo. ¿Acaso me perdí?

Sin mucho disimulo vuelvo a ver el número grabado en las llaves para verificar que coincidiera con el de la puerta.

-No te equivocaste. -La chica más alta de ellas me obliga a verlas de nuevo dejando a un lado sus cosas. - Las llaves no hubiesen abierto la puerta si no fuese la habitación. Créeme, he intentado probar que puertas abren estas llaves.

-Oh. -Respondo con simpleza cerrando tras de mí la única salida a esa incómoda sensación de estar siendo escaneada.

-Tu debes ser la de primero. Soy Katherine, ella es Nora y ella Manuela -Vuelve a hablar la más alta de las chicas la cual me lleva por lo menos una cabeza. Tiene una cara y facciones pequeñas, pero ojos grandes como los de una muñeca.

-Llámame Lela. -Me dice a la que presentaron como Manuela dando saltitos en su puesto después de su muy directa forma de pasar sus ojos desde mis pies a mi cabeza una y otra vez.

Tiene un aspecto un poco más salvaje que las otras. Color de piel bronceado, cabellera crespa y oscura.

-Lo siento por estas dos. -Dice la última chica la cual sería Nora acercándose a mí con las otras dos chicas.

Ella se ve más grande en edad y mucho más madura que las otras dos, incluso que yo. Tiene tez morena oscura y una sonrisa demasiado perfecta.

-Lady, un placer. -Me presento algo seria, pero tratando de no sonar muy hostil. - ¿Sí? -Pregunto cuando Manuela se empina para detallar mi cara sin tener en cuenta el espacio personal.

-Ignorala, es rara- Nora agarra a Manuela de la nuca como un cachorro y la aleja de mí.

Sin prestar mucha atención y con una media sonrisa me dirijo a mi cama, y empiezo a desempacar todo mientras me preguntan y me dicen algunas cosas para "romper el hielo".

- ¿Quién es Tiago? -Pregunta Lela de repente sentándose en la que sería mi cama junto a Nora mientras agarro mi maleta para desempacar.

-Perdona?

-Te está llamando... -Sus ojos se dirigen a la pantalla de mi móvil y sin disimulo lo pongo boca abajo. -No quería ser entrometida.

-Tranquila... Es mi novio. -Suspiro concentrándome de nuevo en mi trabajo.

-Mala suerte para los chicos de aquí. -Retoma Manuela tumbándose en mi cama completamente.

La noche siguió igual, me preguntaron cosas que probablemente respondí de manera simple como de costumbre y prefirieron hablar de ellas.

En resumen, Nora y Katherine son de último año estudiando en el cuerpo médico y Manuela de segundo estudiando inteligencia informática, soy la única de primero.

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¿7 am? ¿Son las 7 am y ya todas están vestidas y arregladas menos yo? Era más fácil no dormir...

Esto se siente como un campamento militar.

Saliendo del comedor después de comer como si no me alimentara de forma adecuada, me dirijo al primer salón de mi horario y no necesitaba entrar por completo a este para darme cuenta que todos los primíparos ya se conocían, o por lo menos la mayoría.

Hace unos días hubo una iniciación a la que no asistí por falta de tiempo y disposición mental. Supongo que así todos aprovecharon para hacer amiguitos.

-Lady. -Una voz ronca me obliga a detener el paso cuando estaba dispuesta a entrar.

-Señor Bosshard.

-Como no estuviste en la iniciación, déjame presentarte a algunos de los de primer y segundo año que están en esta clase. En lo que queda del día ya avisé a los profesores para que te sigan presentando. -Me informa.

Oh no no no no, por favor... No otra presentación forzada en menos de 24 horas.

-No se preocupe Señor, yo me pu....

-Buen día mis juniors. -Dice el director adentrándose al aula e ignorando lo que iba a decir. Genial... Ignorada.

-Creo que todos aquí ya me conocen entonces iré al grano. Ella es la señorita Ariadna. No estuvo en la iniciación, pero espero que sean amables con ella. -Me hace una seña para que me acerque ya que sigo en el marco de la puerta.

Camino por el salón sintiendo todos los ojos expectantes sobre mí, hasta que me detengo junto al director.

-Me pueden llamar Lady. -Me presento sin prestar mucha atención y tratando de no volverme gelatina.

El señor Bosshard me da una sonrisa y se despide. Cuando sale del salón camino dispuesta a sentarme en la mesa más alejada de los hombres hormonales que babean por todas las chicas de aquí pero antes de poder avanzar un profesor me detiene posandose frente a mí.

Un hombre viejo, alrededor de unos 60-65 años, con su cabello totalmente canoso y arrugas visibles alrededor de los ojos, dientes grotescos y olor a tronco de árbol con talco de bebe.

-Por favor, señorita, ¿puede presentarse? -Al ver que lo miraba sin reacción, continuó -Edad, hobbies, de donde es y etc. Soy el profesor Koch, por cierto.

-Un placer.... -Digo algo incómoda dirigiéndome al lugar donde me presenté anteriormente, de nuevo. -Tengo 21 años, me gusta hacer de todo, vengo de... otra ciudad... ¿no hay preguntas? Genial. -Respondo a mi propia pregunta apresuradamente.

-Ya veo... -El profesor camina al frente mío de nuevo justo cuando iba a avanzar obligándome a retroceder por la cercanía de su cuerpo. - ¿Ya nos conocíamos?

-Eh, no que yo sepa. -Noto la incomodidad de otros estudiantes por cómo el profesor me escanea como una presa.

-Si, juro que la he visto antes... O quizás a sus padres. -Dice provocando que la uña de mi dedo gordo se clave instintivamente en el costado de mi dedo índice. -Es acaso hija...

-Se habrá confundido. Permiso. -De manera cobarde pasó por su lado y camino entre los puestos (las mesas son de laboratorio, eso quiere decir que son en parejas) hasta que al fin veo una al fondo con un chico que está ajeno a la conversación. -Hola. -Saludo al extraño cuando tomó asiento quitando un morral de la silla, sonriendo y haciendolo saltar en su sitio. No obtuve respuesta por unos segundos que fueron casi minutos, llegue incluso a creer que no escucharía algo de su parte pero al final habló de forma tosca y distante.

- ¿Por qué te sientas aquí? -Entrecierra sus párpados terminando de analizarme.

Cuerpo increíblemente moldeado, cabello negro, ojos miel/amarillos brillantes y lindos labios.

- ¿Está ocupado?

-No, pero mi plan de colocar mi mochila en donde ahora estas sentada para no compartir puesto con nadie acaba de irse a la mierda. No viste a los chicos que si te invitaron a sus mesas desocupando el espacio a su lado?

-No, no los vi. Y si los hubiese visto igual prefiero sentarme con alguien que no me invitó a sentarme. - Sus cejas se fruncieron y suspiró un poco irritado cuando le sonreí. -Que?

-Por esto mismo puse mi mochila ahí. Pareces ser muy ruidosa.

-Y tu pareces un amargado, por eso eres la perfecta elección. No quiero un chico hormonal queriendo ligarse a la nueva, prefiero al chico gay que luce como si quisiese enterrarme algo en el ojo con tal de que me quede callada. -Mi larga y ruidosa respuesta lo dejó en silencio unos momentos.

- ¿De dónde sacaste que era gay? -Una sonrisa se forma en su rostro, pero sus ojos no tienen ni un poco de diversión. Es ahí donde me doy cuenta que metí la pata.

- ¿No lo eres? -Este me escanea de nuevo por unos minutos pero ya no parecía tan irritado.

-No sabia que ser presentado por el director le da el derecho a las personas a ser prejuiciosas. -Su sonrisa se ensancha mostrando una más atractiva y me doy cuenta que entró en una especie de confianza.

-Soy analítica, no prejuiciosa y el director no tiene nada que ver. Pero si no eres gay, te pido disculpas.

-Analítica? Que clase de análisis hiciste de mí para llegar a una conclusión tan rápida?

-Tu desprecio por mí desde que me senté me hizo sentir que no era personal sino que en realidad no querías que ninguna chica se sentara a tu lado.

-No me gustan los ruidosos. No tiene nada que ver con tu genero.

-Bueno, el pin de tu mochila con la bandera gay me ayudo a pensarlo.

-El apoyar la comunidad me convierte en gay?

-El que lo lleves con orgullo en un lugar tan visible no te convierte en gay, te hace un hombre que no tiene masculinidad frágil y encontrar a un hombre heterosexual sin masculinidad frágil es muy difícil.

-Sueles analizar tanto a las personas?

-Me gusta mantener la mente ocupada.

-Si, ya veo que es difícil hacerte callar. Tu cerebro debe estar trabajando constantemente. -Permanecí callada sin saber si me insultaba o solo decía un dato curioso como yo y termino sonriendo divertido. -Lo soy. -Asiento lentamente de forma divertida antes de que ambos dirigiéramos nuestra atención nuevamente al profesor, quien se volvería un infierno en mis dos días siguientes e ignorar nuestra existencia en lo que queda de clase.