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Capitulo 1 ~• Erick y Catharine •~

En el pequeño pueblo "Rio Celeste" nombrado así por sus innumerables riachuelos de aguas transparentes las cuales reflejaban perfectamente el cielo.

Al sur del pueblo se encuentra la famosísima "Feria Frutos Frescos" donde todo habitante de Celeste hacia con honor sus compras habituales.

Sin embargo, dos pequeños niños montando una bicicleta irrumpieron en los caminos.

¡Yeeeei!, ¡Ja,ja,ja! — La niña en el asiento trasero rio a carcajadas.

Mientras que el niño al volante sudaba del cansancio, ya que el hacia todo el trabajo.

Alto ahí pequeños mocosos!, ¡Alto! — Su cara hervía de la furia, el Sr.Strozzi dueño de la famosa pastelería "Tartas Doradas" perseguía a toda prisa la bicicleta.

Sin embargo, la edad le juego una mala pasada y los pequeños ladrones escaparon.

Je,je,je — Nuevamente la niña se rió entre dientes mostrando una traviesa sonrisa.

La bicicleta recorría el camino a toda velocidad, en el volante se encontraba Erick de 13, en el asiento trasero Catharine de 11 y sus redondos cachetes rebotaron de alegría ya que su boca disfrutaba del delicioso sabor de las tartas doradas.

No solo habían tartas en su boca, también había llenado su mochila de ellas, algunas de diferentes tamaños y sabores.

Estos dos mejores amigos, nuevamente se atrevieron a hurtar las tartas del Sr. Strozzi y eso era un delito muy grave en el pueblo, pero a diferencia de los demás ambos niños son sumamente importantes en el pueblo.

Erick es el tataranieto de "Tear Erick Claveland" el amable fundador del pueblo, por otro lado Catharine es la hija única de "Morgan y Rebecca Liedgow" Una de las familias más respetadas y ricas del mundo.

Rick, querhes? — Catharine dijo palabras extrañas y el motivo era obvio, su boca llena de las tartas le impedían hablar bien y las migas caían sobre la cabeza de Erick.

Catharine soltó una de sus manos y le ofreció un pedazo de tarta a Erick, pero al parecer este estaba molesto por las migas sobre su cabeza, suspiro y dijo.

¿No fue suficiente con lo de la semana pasada?, ¿Por qué volvimos hacerlo? — Dijo Erick con el ceño fruncido sin apartar la mirada del camino.

El estaba en contra de todo lo que estaban haciendo, pero cuando se trata de Catharine no puede apartar la mirada y seguirle a donde fuera.

¿Qué tiene de malo? — Finalmente su boca estaba vacía, Catharine mostró una traviesa sonrisa mientas buscaba una nueva tarta en su mochila. — Nuestros padres pagan por todo después además, lash thartash shong demichiosas — Nuevamente lleno su boca con las tartas, realmente era algo sorprenderte que pudiera si siquiera mencionar alguna palabra.

¡No hables con la boca llena! — Enojado y con su frente arrugada por el enojo, Erick apartó la mira del camino y le gritó a Catharine, aún que está no parecía escuchar ni una sola palabra y continuo con lo suyo mirando a Erick con una descarada sonrisa.

¡Oigan, niños!, ¡Cuidado al frente! — Una voz desconocida de un hombre apareció.

Ambos niños saltaron de la sorpresa y miraron al frente, en el momento que se dieron cuenta Erick y Catharine volaron por el aire.

Ni siquiera de habían dado cuanta, pero el camino por dónde iban conducía hacia el muelle y a su final ambos se estrellaron de cara contra el mar.

La bicicleta se hundió hasta lo más profundo, las tartas se estropearon y Erick y Catharine nadaron hasta la orilla de la playa.

Ahí se quedaron tumbados y sin aliento, recostados sobre la arena internado calmar sus nervios del susto que se habían pegado.

Te compraré otra bicicleta — Dijo titubeando Catharine aún acostada sobre la arena esperando por piedad.

Por otro lado, Erick solamente suspiro y cerró los ojos, su frente se arrugó estaba realmente molesto. Sin embargo, se puso de pie, torsión su remera y luego camino hacia el muelle dándole la espalda a Catharine.

Lo siento… — Murmuró Catharine, enrollo su cuerpo como un escarabajo y ocultó su cabeza entre sus brazos, arrepentida por todo lo que había echo Catharine parecía estar a punto de llorar, su cuerpo estaba temblando.

Erick nuevamente suspiro, coloco una sonrisa y dijo — Esta bien no importa — No podía enojarse con ella después de todo no fue tan malo como otros días.

¡Oye! — Una nueva y desconocida voz hablo. Era muy aguda y algo extraña. — ¡Cómeme! — Dijo.

¿He? — Erick confundió miro en busca de esa misteriosa voz, pero nada, no había absolutamente nada parado frente a ellos.

¿Cómeme? — Catharine estaba igual de confundida que Erick, por alguna razón esa voz le solo familiar, pero no podía recordar dónde la había escuchado.

¡Justo aquí, aquí, aquí!, ¡Debajo de ustedes! — La voz parecía enojada por qué estos niños no parecían poder encontrarlo.

¿Huh?, ¿Qué…? — Erick quedó boquiabierto.

Hoooooo — Los ojos de Catharine parecían brillará por lo que se habían encontrado.

Al mirar hacia abajo, sobre la arena algo increíble había llegado.

Una mini tarta parlante.