La gran batalla en el desierto yermo

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Xie Nianqing también estaba un poco sorprendida. Claramente, la habilidad de Lu Ming estaba más allá de sus expectativas.

—Bien, eres bastante fuerte. Serás capaz de luchar contra mí —Los ojos de Xie Nianqing se iluminaron.

—Estás loco, no tengo tiempo para acompañarte —Lu Ming resopló fríamente. Luego se elevó en el cielo y se lanzó a la distancia a máxima velocidad.

—¡Ni siquiera pienses en irte! —Xie Nianqing gritó y dio una patada con sus piernas. Su cuerpo parecía no tener peso mientras perseguía a Lu Ming a una velocidad increíble. No era más lento que Lu Ming en absoluto.

Lu Ming estaba sorprendido. Activó su paso al aire al máximo y caminó en el aire. En un instante, estaba a cientos de metros de distancia. Poco después, dejó la capital imperial y se dirigió al noroeste.

Detrás de él, Xie Nianqing seguía de cerca. También podía caminar por el aire por un corto tiempo.