¿Una pastilla inútil?

Los dedos de Lu Ming comenzaron a inscribir runas en el aire. Las runas volaron hacia el horno de píldoras y desaparecieron.

—¡Qué exquisitas técnicas de inscripción! —En la plaza, los ojos de Yun Haitang se iluminaron de nuevo.

Lu Ming concentró su atención y runas volaron hacia el horno. Después de un rato, ya no salía fragancia medicinal del horno.

—¡Éxito! —Lu Ming reveló una sonrisa.

Luego, abrió el horno, sacó el elixir y lo colocó en una placa de Jade.

Lu Ming miró a su alrededor y se dio cuenta de que los demás también habían comenzado a abrir sus hornos para sacar píldoras.

—¡Jaja, esta es la píldora que hiciste? ¿Qué clase de mierda de perro es esta? ¡Nadie la recogería siquiera si estuviera tirada en el camino! —En ese momento, se escuchó una burla. Gu Huaxu caminó hacia Lu Ming con una placa de Jade en la que estaban las píldoras que él había refinado.