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BORUTO & NARUTO: Lo Que Algún Día Seremos

En un futuro próspero y a la espera de sus propios acontecimientos, aparece un Pergamino que condena a toda su Humanidad al Cataclismo Total, y a la extinción permanente de su Tiempo. Sin embargo, no está tan extinto como se esperaba... Sarutobi Mirai, de casi Dieciséis años, es la Capitana de un escuadrón formado por niños de alrededor de doce a catorce años. No sólo lucha por no ser descubierta por los Ninjas del Pasado Desconocido Y Su Futuro Extinto, sino también por el abandono de sus camaradas mayores y la falta de recursos. Pero ella no es la única Ninja que busca proteger a sus seres queridos a partir de una promesa… Pues bien, desde un Pueblo rodeado de Hojas, hay alguien que hará todo lo posible por encontrar al causante de todo esto.

CassieNilonis · アニメ·コミックス
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49 Chs

Parte Cuarta, Capítulo Decimotercero.

Había un frío fúnebre en el espacio alargado y cerrado. Las antorchas que sostenían los hombres cuya identidad era oculta tras trapos alrededor de sus cabezas, no eran suficientes para acalorar un poco el ambiente. Todos los ojos estaban puestos en él, y los adultos que se acallaban, lo miraban específicamente a él.Como si el secreto confidencial hubiera salido a la luz por un resbalón, todos los hombres solo podían mirar al suelo para no verlo a los ojos. Sosteniendo igualmente una antorcha, y creando sombras en los rostros de los niños pasmados, la Anciana estaba como una muñeca de porcelana a la vista de Boruto. Inexpresiva, pero con una gota de sudor bajando por un lado de su cara.Los niños del futuro estaban boquiabiertos ante lo que se había revelado. Estaban fuera del búnker, y ahora estaban en medio del desplazamiento hacia un nuevo destino que solo la Gran Abuela sabía. Pero en el transcurso de salida, Boruto no se aguantó en decir lo que había visto; Lo que presenció en ese sueño lúcido, no era en verdad un sueño; Eso se decía él, y lo reafirmó sin vergüenza ante la gran Abuela.Su pasmo se contradecía con la seguridad de sus palabras; Ni el propio Boruto sabía qué creer. Sarada era una con los demás, y ni siquiera ella pudo decir algo para atraerlo a la confianza. Mitsuki, al lado de ella, fulminaba tristemente a su mejor amigo con sus ojos amarillentos; Lo que se dijo no era algo a tomar a la ligera, y notó la impavidez de la mujer mayor ante la acusación que sacó a la vista el Uzumaki. Ella sabía más de lo que ellos creían; No todo les había sido compartido.— Y bueno... ¿N-No me vas a responder? ¡Te estoy esperando, Abuela! — Le protesta el bigotudo con soplos de desasosiego. Sarada se entorpeció, y no pudo detenerlo con su mano. — ¿L-Lo que vi no fue un sueño, ¿verdad? ¡¿Fue la realidad?! ¡¿Fue gracias a esa cosa del cielo?!— ...— ¡¡Contéstame!! — Pregona él. Su garganta sufre las consecuencias, y con la mano de Mitsuki en su pecho como pedido de calma, el niño serpiente parece compartir la misma exigencia de explicaciones. — Estamos en el pasado... todos los que conocemos, nuestro hogar; ¡Todos están con vida!— ¡¡Eso no—— ¡¿Está mi Papá al tanto de todo esto?! ¡¿Él también está involucrado?! — Cuando Se escandaliza, todos los demás jadean cuando se repite el testimonio del Sueño lúcido. — Lo vi, ¡Realmente lo vi! ¡¡No me vengas a decir que lo Imaginé o que el dolor me hace soñar cosas raras!! ¡¡Hasta el mismo Momoshiki estaba en ese lugar!!— ¡¿Momoshiki Ōtsutsuki?! — Los más adyacentes a Boruto en el tema, repitieron lo mismo en sus cabezas. —Momoshiki Ōtsutsuki, el dios Extraterrestre proveniente de ningún lugar; La presencia que se había desvanecido y ahora se mantiene oculta en su interior.La Anciana sabía y conocía las historias de los niños. Fue la propia Mirai quién se presentó a sí misma y a sus Jóvenes compañeros cuando estos yacían inconscientes. Pero cosas de esta magnitud, apenas las conocía la Chunin, y solo explicó lo que se sabía entre los Ninjas bajo el mando cercano al Hokage.La anciana lo sabía... conocía lo Esencial. Conocía la verdad de la procedencia de Boruto. Él, siendo el Hijo de un Hokage, y manteniendo a una criatura poderosa en su interior. Ese mismo poder rivalizaba con el de algún Bijū en la era actual.Por ese detalle, Boruto estaba hecho un escándalo. Se había despertado murmurando cosas, y después de dejar confundida a Sarada, miró con otros ojos a la Anciana que lo miraba con un análisis familiar.Era la misma cara que le ponía su padre, un poco antes del cataclismo. La cara de un adulto que protegía a un niño sin cuestionar.Boruto comenzó a agarrar aire con desesperación, y su amiga de la infancia le hizo un llamado y puso una mano en su hombro. Mitsuki había hecho lo mismo, siendo vistos por todos sus amigos, quienes, incrédulos, observaban en silencio y nerviosismo. Otros observaban a la mujer con una mezcla de desconfianza y escepticismo, como si el propio Boruto la acusara de querer hacerles algún daño.Ella estaba al pendiente de las reacciones de Boruto, sin cambiar su expresión vacía.— Él fue el que me dijo que todo acabaría... que me quitarían todo lo que me importaba. — Los hombros del Uzumaki temblaban en su desconcierto. Al parecer, la presencia del Dios Ōtsutsuki en ese sueño lúcido, era, para él, una confirmación de que lo que vivió no era en verdad un sueño. — No es una locura, ¿No? Pensar que... ellos también son víctimas... ¡¿Eh?!— ¡Boruto...!— ¡Son víctimas, Sarada! ¡No nos esconden para no descubrirnos! — La enmudece el Rubio con desdén. Gruñendo, fulmina a la Abuela. — Nos están escondiendo para desviar la atención... ¡Quiere salvarnos, a cambio de que los del pasado peligren!— ¡¡Ya ha sido suficiente!! ¡¡Tu manera de sacar conclusiones apresuradas tiene que terminar ahora!!El bramido de la Anciana hizo tambalear el lugar. La tierra que se filtraba por el tejado empedrado, cayó sobre ellos como una lluvia de hollín mientras la anciana abría los ojos, y arrugaba el entrecejo con una irritación controlada.Su presencia actualmente, pareció activar otro botón para sus subordinados. Todos los hombres se pusieron firmes y rígidos, mirando al suelo. Los que tenían las antorchas, las bajaron a una altura suficiente para apegar sus brazos a sus cuerpos. Querían cerciorarse de no reducir el valor de las palabras de la Gran Señora.Boruto, al frente de sus amigos, solo pudo abrir los ojos en desesperación. Tanto en sus entrenamientos pasados, como el que vivió con la mujer, había aprendido a guardar la calma en estas situaciones. Pero las circunstancias ahora eran muy diferentes.La mujer rechinaba los dientes con un tic en el entrecejo mientras hablaba.— En ningún momento dije que ellos eran mi prioridad cuando acepté que se quedaran conmigo. — Le dice en un tono áspero. Había perdido la paciencia con Boruto. — Que los del Ahora mueran o no, no es mi problema. Mi papel es proteger a todo aquel que se pierde en el tiempo, y guiarlo para que viva por sí mismo; Instruirlo a no matar a los suyos ni a nadie que no tenga que ver con él. Y Mediante a todo, No tengo que meterme en ningún asunto; Ese no es el papel que se me encomendó. ¡¿Entiendes ahora?!Un rompecabezas. Esa era la atmósfera de este momento.Confusiones, Alargamiento de palabras, repeticiones, exceso de expresiones innecesarias...Todo eso estaba acumulándose dentro de Boruto; Una burbuja de irritación que amenazaba por explotar. La mujer claramente sabía qué era lo que le preguntaban, y conocía el porqué de las circunstancias; Pero no respondía como Boruto exigía.No obstante, esta vez, Boruto se había quedado perplejo. Con Sarada tan pálida como un papel, y el resto de sus amigos en silencio, tomó la decisión de permanecer mudo, y ser un receptor del sermón que estaba recibiendo. Una parte de él quería gritar a todo pulmón, pero la abuela había extinguido esa llama en él.— Ellos no son su prioridad ahora... — Ella le habla al suelo, con un tinte de súplica dirigida a nadie. — Ustedes son burbujas diminutas aquí; Aunque vayan y les expliquen todo, los llevarán a la perdición. ¡Ustedes... ahora han sido maldecidos por la luna! ¡¿Tienen idea de lo que ocurrirá si se siguen entrometiendo?!— La luna... — Murmura Sarada, congelada. —— ¿Maldición...? — Cuestiona Enko en el fondo, de la misma manera. —Boruto apretó los puños.— Hablas y hablas, ¡Pero no nos dices nada! — Su cansancio al gritar se hace notar, y agarra aire en un intento entre sus indagaciones exclamadas. — Te pregunté por qué vi a mi padre en el mismo lugar que Momoshiki, y me vienes con eso... ¡¿Ahora, que es eso de la Maldición?!Todos sudaban frío. Lo que se discutía estaba ya más allá del miedo que tenían del cielo. El saber que las amenazas solo se acumulaban más en su contra, dejaba a la gran mayoría en estupefacción.La mujer apretó su agarre en la antorcha.— La luna... está reclamando por ustedes. — Le dice a Boruto la abuela, a escucha de todos. Ella misma sonaba reacia a continuar. — El tiempo es algo fino, pero infinito. Es natural que la tierra busque dejarlos a ustedes de lado al no pertenecer aquí. Pero... sólo fuerzas externas, como la luna, tiene el derecho de intervenir y hacer algo al respecto. Ustedes, provenientes de un futuro Inexistente, han sido marcados por la luna del Sabio de los seis caminos.El primogénito del Séptimo Hokage solo pudo palidecer, pero de la confusión. Entendía todo lo que tenía que estar relacionado con el dios que se resguardaba en su interior. Pero se le escapaban detalles más lejanos, incluso mayores a las edades que tendrían los maestros de sus padres, o los padres de los maestros de sus maestros.— El sabio de los seis caminos... — Sarada repitió lo que todo el mundo presente tenía en la cabeza, pero no significaba que lo había entendido todo. —Boruto la vio por un momento, y comenzó a sentirse alterado cuando percibió el miedo de Sarada al estar haciéndole frente a algo muchísimo más grande que el Imposible hecho de ser transportados al pasado, a cambio de todas las vidas de las personas que más apreciaban.— Es una historia muy larga, ni siquiera yo podría decírtela con claridad porque todo se cuenta de manera diferente mediante los tiempos cambien. — Sosegada, la anciana dice. — A Pesar de tener mucho conocimiento, y saber las maneras de burlar al mismo tiempo... todavía existen cosas que se me escapan de las manos.— ¿Qué tipo de cosas...? — Había dicho ChouChou a un extremo del grupo de niños. Lo menos que quería era acercarse a la fuente de dudas confusas. —La anciana miró fijamente a Boruto. Él estaba evidentemente alterado. El sudor le corría por el rostro, y su cien se arrugaba mientras más fruncía las cejas.La anciana no pudo ver más que un Niño asustado.Un niño que había nacido en un mundo dónde se podía ser Ninja desde muy Joven, y él tenía la suerte de vivir en un tiempo que sería destruido tarde o temprano.— No provengo del mismo lugar que ustedes. No sé qué clase de problemas hay entre ustedes o su tiempo. Yo sigo siendo parte de éste, por más que en ese futuro del que ustedes provienen, alguno de los adultos de su aldea me conozca. — Ella asciende la antorcha, y la desplaza lentamente para iluminar las caras que no era capaz de ver. — Eso implica... que, aunque tenga mis maneras de ayudarlos, puede ser que algunas sean ineficaces. Díganme... ¿Existe... de alguna forma, alguien tan poderoso que pueda provocar algo como esto?— ¿Hablas del Pergamino que nos trajo aquí?— No. — Le niega a Hoki. — Me refiero al cielo.Taketori no sabía cómo librarse de aquella duda. Pero, mucho antes de que la anciana dejara salir aire para soltar la presión, todos los niños del futuro, rígidos y fríos, giraron sus cabezas lentamente hacia la Uchiha de anteojos rojos. Fue al unísono, como un saber popular que los obligó a actuar de la misma manera.— Eida... — Susurró Sarada con pesar. Boruto abrió los ojos a su dirección. Reconocía de más el nombre, y al poseedor de éste. — Así que no puede ser Imposible... Eida puede estar viva.— ¡¿Cómo...?! — Jadeó el Uzumaki. — ¡¿E-Eida?! ¡¿Cómo puede estar viva?! ¡¡Ella desapareció al mismo tiempo que Kawaki!! ¡Ambos han de estar...!Boruto detuvo sus protestas. Había tocado fondo.Si su padre siguiese vivo, le daría una charla larga sobre las diferencias entre él y Kawaki; Lo defendería a capa y espada, incluso de su propio hijo. Y Aunque Boruto no tenía nada en su contra, y entendía perfectamente que el comportamiento de Kawaki se debe al entorno en el que creció y sus circunstancias... no perdonaba lo que había hecho.Pero por sobre todas las vivencias, y lo que había visto, Kawaki seguía siendo su hermano; Parte de su familia.El pensamiento de que él, la única persona que entendía lo que era tener el Karma además de él, estuviese muerto junto con el resto de su familia, hundía su corazón hasta el dolor que desgarraba sus venas una por una. Cada palpitar es doloroso cuando se ponía a pensar en ello, por muchas cosas que haya hecho Kawaki.Pero Boruto ahora tenía dos sentimientos luchando entre sí en su pecho con frenesí: Dolor y Esperanza.Mientras una parte gritaba: ¡He de cumplir, y salvar a Kawaki!, la contraparte exigía: Él fue el que nos lo quitó.Desconocía muchas cosas, entre ellas, el paradero de su hermano adoptivo. ¿Durante el Cataclismo, logró salir de Konoha, y fue una víctima a consecuencia de él? ¿Pudo ser rescatado por un grupo de Ninjas con el pergamino?Y Más enigmático aún: ¿Por qué Eida desapareció justo después de él? ¿A dónde fueron esos dos? ¿Están juntos en eso?¿Cómo siguen con vida?— "Conozco todas las técnicas divinas. Pero esa de enamorar a todo el mundo, no es una de ellas" – En conjunto, repasaron a Boruto en un miramiento mientras éste figuró una aclaración. — ¡Momoshiki dijo algo así...! Que el poder de Eida no era el de enamorar.Al mismo tiempo, los demás murmuraron la igualdad de palabras entre Boruto y Sarada. En efecto, Sarada no estaba equivocada ni alterada, y los que pusieron en duda sus indagaciones, se veían visiblemente estupefactos y fríos.— ¿Entonces, cuál es su verdadero poder? — Mitsuki le habla. — ¿Qué nos hizo eso del cielo? ¿Qué sentido tiene?— Así que sí existe alguien, ¿No? — La veterana mujer los inmersa a todos en sus pronunciaciones. Miró al suelo durante unos segundos... un ligero temblor sacudió su léxico al contemplar la seguridad con la que Boruto confirmó la Existencia de esa persona. — En ningún tiempo se ha verificado o confirmado la existencia de personas perdidas en el tiempo. Pero, dada a la existencia de un medio por el cual traerla, mi propia existencia es vital para cuidar el flujo natural de ambos tiempos entrecruzados. En otras palabras, los eventos que ocurran naturalmente a raíz de la venida de alguien proveniente de otra parte, no tienen que ser interrumpidos. Eso ya es un flujo natural, aunque peligre a las personas del ahora.Hoki se mostró sumamente interesado. ¿Cómo la anciana tenía el papel de proteger a los que se perdían en el tiempo, si nunca había ocurrido?, Ahora todo era más claro, y supuso que se debía a una protección a la que recurrir si el extraño caso llegase a ocurrir. Teorizó que, quién sea el que haya dejado en las manos de la Anciana ese papel, rezaba porque ese error humano, influenciado por la curiosidad, no fuese cometido.— Estás diciendo... — Iwabee, justo detrás de Boruto y Sarada, no pudo proseguir, porque la anciana asintió firmemente. —— Así es. Aunque les advertí que ustedes no se involucraran con ellos y no los metan en problemas, la situación cambia si los problemas van a ellos de manera natural. — Les explica. Podría estar diciendo algo coherente, y doloroso, pero a favor de ellos. Pero hasta una Mujer con experiencias desconocidas, estaba dolida de saber que gente inocente se había involucrado. —E-El mundo es demasiado grande... cualquier cosa puede ocurrir. – Añade, casi apurada. Deja caer sus hombros con la antorcha en alto. Sus subordinados compartes el desánimo. – Lo que Implica a la Luna, es esa persona que ustedes mencionaron. Ella tiene que ser poseedora de algo que esté despertando a la luna. Y... lo que sea que haya hecho... si les ha afectado a las personas del Ahora, entonces ya no hay nada que hacer.— ¿Y-Y que ocurrirá si se despierta del todo? ¡¿Cómo se despierta una luna, para empezar?! — Interroga Metal Lee. —— No lo sé. Los escritos que me fueron dados a estudiar... mencionan algo mediante dibujos, pero no sé explica por sí solo. — Les dice ella. Muchas cejas se enarcaron por la revelación de unos Dibujos. El único que no lo hizo, fue Shikadai. Sospechaba que la existencia de los mismos, únicamente le fue compartida a Mirai. — Pero, incluso alguien como yo puede asegurar una cosa. Puedo decir que, alguien que esté familiarizado con la luna, puede ser capaz de despertarla. Pero solo puede hacerlo aquel que fue traído, como ustedes.— ¡Eida...! — Algunos murmuran. —La mujer hace un ademán con su mano libre, hacia Boruto.— ¿Todos conocen la leyenda? — Al ver la falta de respuesta, prosigue. — Sobre la luna y el sabio de los seis caminos.Entre todos los niños, Sarada fue la que se notó más espabilada cuando se hizo mención de la leyenda. Había leído muchísimos libros del tema, y su madre le contó otra igual de verídica, como una guerrera más en la cuarta gran guerra Ninja.Sin mencionar que Shino-sensei les habló sólo una vez del tema. Después, todo fue como agua pasada; Un tema delicado que ningún adulto quería normalizar entre los estudiantes.— El sabio de los seis caminos creó la luna. — Cuenta la Uchiha. — Pero... durante la cuarta gran guerra Ninja, se descubrió que había encerrado a su madre dentro, y la alzó a los cielos para que nunca más volviera a bajar.La crueldad de esa hazaña se comentaba en murmullos, pero se disipó cuando la mujer veterana pensó para sí misma reflexivamente, y se le escapó un suspiro.— Una guerra, um... — Por un instante, Sarada se había sacudido. — No te alarmes, fui yo la que pregunté. Además, no es que yo salga a hablar con todo el mundo. No hay diferencia en saber cosas o no; Nunca haré nada en contra o a favor de los que viven sobre mi escondite.Sarada, vestida igual que los demás, con una camisa de pijama blanca y una chaqueta con los botones desabotonados de color grisáceo, suspiró un poco aliviada. Tenía que cuidar bien su boca si no quería llamar al efecto mariposa.— ¿Y... que tiene que ver con la luna y la maldición? —Cuestionó Tsubaki. —— Bien, eso es lo interesante en todo esto. — Expone la mujer con una ligera duda en su tono. — Desconozco cual es el origen del Sabio de los seis caminos, y se resalta en los escritos y dibujos, que algo relacionado a él, puede alterar algo.— ¿Eso es todo? ¿No hay más detalles?— Lamentablemente, no. — Le responde a Tsubaki, igualmente desalentada. — Pero... veo que ustedes ya encontraron la respuesta.Se enteraron demasiado pronto a qué se refería la anciana. Era muy atenta, y no dejó escapar los detalles que los niños habían intercambiado entre sí. Los niños, más que ella y sus subordinados, sabían por Sarada y los Chunin, más de lo que ellos mismos creían.Incluso así, Sarada se quedó pensando mientras observaba a la nada. Boruto hacía lo mismo. Shikadai los veía con suspicacia. No quería meterse, porque estaba demasiado centrado en la falta de una presencia que nadie más había notado, y se le veía un poco irritado; Pero eso no significaba que no los apoyaba.— El sabio de los seis caminos, era un Ōtsutsuki. — Les rememora Boruto agudamente. — Y En la cuarta Gran Guerra Ninja, y en los exámenes Chunin... Konoha ya se ha enfrentado a ellos.— Aparece Eida, alguien indestructible para todos sus prisioneros. — Se une Sarada. — Su creador le puso ADN de un Dios, poseedor de un sinfín de habilidades divinas. Afectan a los Humanos, Salvo a...A La vez, Boruto y Sarada se miran con sorpresa, y en ese momento, todos sus amigos se unieron a ellos.— ¡Los Ōtsutsuki!Por primera vez, los hombres levantaron la mirada para ver la sorpresa en los rostros de los niños. Ellos estaban más pasmados en el desconocimiento total de la mujer que seguían sin rechistar. La anciana se sonó la garganta un par de veces para asimilarlo. No necesitaba saberlo todo.— ¡¿Como la gente puede ser transportada a distintos puntos, si solo existe un pergamino, Abuela?! — Se apura Boruto, Sarada compartía su desesperación. — ¡¿Es posible?! Cuando fuimos invocados, ¡Muchos Ninja de nuestro tiempo también habían utilizado el mismo medio para venir, pero estaban separados de nosotros! Durante un momento, la Anciana dejó que Sarada tragara saliva.— Solo lo llegué a ver una vez. — Les confía la mujer con pesa. No le había dicho eso a nadie. — Era tan grande... que, al abrirlo, podría rodar por sí solo y tapizar todo el suelo de una aldea. Existe el método de dividirlo, y el riesgo puede ser igual de fatal que el pergamino unido... pero ustedes ya lo han visto con sus propios ojos.— ¡¿Entonces sí es posible?!— No me cabe la menor duda. Si intentan asimilar la teoría de que la persona a la que se refieren sigue con vida... puede ser posible. Digo, la única respuesta que tengo para darle sentido al comportamiento de la luna, es eso.— ¡Pero...! ¿Y si no fue Eida...? — Iba a comenzar a indagar Sarada con apuro, cuando Boruto derribó su teoría sin dudarlo. —— Eso no puede ser. Ella es la única explicación a todo esto. — Mira a la Anciana con tensión palpable. — Ella estaba bien metida en los asuntos referentes a Kara, y los adultos la priorizaban demasiado... considerando su habilidad, claramente ella fue usada para proteger a Konoha. ¡¿No ven que ya estaban preparados cuando fuimos atacados?!— ¡No puede ser...! — Renga palideció. — ¡Pero...! ¡Ella era considerada peligrosa! ¿Verdad...? Además... ¿No estaba ella... enamorada de Kawaki? — Dijo. Sai les había explicado a los niños Anbu, vagamente las circunstancias del niño forastero. — Ella no ayudaría a Konoha solo porque sí. Tuvieron que haberla sobornado con algo...— No hay que trabajar mucho para saber que Kawaki tiene que ver. — Wasabi, seria, se cruzó de brazos. Sus compañeras la miraron preocupadas a ambos lados. — ¿Kawaki no desapareció junto con ella? Deben de andar juntos.— Sigue siendo confuso, nada responde a por qué nos regresaron al pasado, y por qué Eida aceptaría esa alternativa. — Opina Doushu. — No la veo tan loca para aceptarlo tan fácilmente... y no tenemos pruebas para hacerla responsable de la luna.— La luna solo puede ser despertada con alguien relacionado con el sabio. — Les aclara la Gran Anciana. Siendo una escucha, había ordenado los motivos por los cuales la luna hizo lo que hizo, celosamente en su cabeza. — Un dios con un sinfín de técnicas, y con su ADN... además, eso la convierte en alguien relacionada con el sabio. Ōtsutsuki... ¿dijeron?, no sé cuál sea su habilidad, pero... si esa persona es tan especial como ustedes describen, y es la única, entonces ella puede ser la causa. La luna fue despertada para iluminar a los que han sido marcados. Ustedes ya lo están, por lo que el que los marcó, tuvo que ser alguien con tal habilidad, proveniente del mismo lugar que ustedes.— Por eso nos preguntaste si conocíamos a alguien...— Así es. — Le asintió la mujer a Namida. — La luna solo los detiene a ustedes de noche. Desconozco lo que les pueda pasar... pero los escritos de alguien afectado por el pergamino, atestigua que fue un espectador de pesadillas que involucran a una infinidad de tiempos. No les recomiendo ponerlo a prueba.Podía escuchar el palpitar de los corazones de todos los niños en conjunto. Podían todos ser de Konoha; Podrían todos ser Shinobi; Pero les rebasaba un poder que solo tenía una existencia que ascendió a otro plano hace más de diez años desde su tiempo original. Boruto tomó en cuenta la explicación de la anciana, y decidió tomar en serio su regaño sobre "Sacar conclusiones apresuradas". Konohamaru-Nii-chan le había dicho algo similar alguna vez, pero no creía recordarlo.Deliberando para él mismo, el Único Uzumaki concluyó que verdaderamente se trataba de Eida. Así como todos, la posibilidad de que Eida estuviera viva, ya se tomaba más como un hecho. Entre tanto, el mismo Boruto resaltó la característica que la Adolescente misteriosa tenía en sus ojos: Dos medias lunas, una en cada ojo rodeando el iris. Los que tuvieron el placer de verla de cerca, les costó recordar ese detalle. Al parecer, cuando estaban siendo sus prisioneros, ni siquiera podían mirarla fijamente a los ojos sin alterarse de alguna manera.Sarada confirmó la revelación. Más aún si se trata de una coincidencia, era lo único que tenían para partir. El poder de Eida era desconocido, y solo podían enlazar ese poder nunca antes visto, con lo que habían visto en el cielo. Además, estaba el tema de los Ōtsutsuki y la luna.La misma lógica se discutía en este plano; La misma lógica utilizada cuando Eida llegó a sus vidas y las puso de cabeza. Ella, según el viejo de Amado (El hombre sospechoso que la creó a ella y a su hermano, como a la mayoría de miembros de Kara), Eida y su hermano tenían el ADN de Shibai Ōtsutsuki, un Ōtsutsuki que ascendió a otro plano y dejó su cuerpo atrás al conseguir su divinidad. Él tenía muchas técnicas divinas, entre ellas, la Omnipresencia, misma que Eida tiene en su ojo izquierdo.¿Qué tiene que ver eso con una luna del pasado?Boruto no sabría responder a eso, más si podría encontrarle algún sentido. Viéndolo todo a partir de Eida, se podría llegar a la conclusión que ella despertó a la luna y lo hizo desmayarse. Después de todo, Eida no afectaba a los Ōtsutsuki con su poder, y eso incluye a Boruto, quien internamente ya era uno.La única pregunta que resurgía era la razón por la que lo habría hecho, y cómo. ¿Dónde estaba Eida ahora? ¿Sobrevivió junto con su hermano menor? ¿Cómo fue posible "Despertar" a la luna? Tenía muchas preguntas, pero por lo menos tenía un punto por el cual partir si se tomaba en cuenta la posibilidad de que Eida está con vida.Mientras los pasadizos del subsuelo se dividían el pasadizos más estrechos y peligrosos, Boruto repasaba la teoría a pasos del resto de sus amigos. La Anciana lideraba el recorrido apuradamente, y les aconsejaba mientras lo hacía. Los caminos variaban desde caminos estrechos, con solo una pared para agarrarse y no caer al vacío más allá de la oscuridad; Hasta escalar una pared empinada y rocosa, teniendo el mismo destino oscuro a un lado.En su larga trayectoria, Boruto recordó su sueño lúcido con más vividez cuando Denki habló con esperanza:— Dime, Boruto-kun. ¿En realidad el que viste en tu sueño... era el verdadero séptimo? ¿Podría de verdad, estar vivo? ¿Así como Eida y Kawaki-kun?Boruto apretó los labios. La persona que estuvo frente a él en el vacío de su consciencia, no era su padre. Más o menos. No era el hombre que lo había visto nacer. Era algo así como... El hombre que todavía no lo había visto nacer.El Naruto que se hallaba ahí, no era más que alguien un par de años mayor que el propio Boruto. Había visto demasiadas fotos viejas, como en su casa como en la de otros; Como en la tienda de cartas, como en los Museos de Konoha; Como por cuenta propia, como en contra de su voluntad. Ese chico era un Naruto que jamás se habría interesado por su madre, para empezar.Tenía cara de tonto, pero se le notaba espabilado. Incluso se le había dirigido con mucha confianza, sin pensar que quizás no se encontraba en su consciencia, sino en una conciencia compartida. Se lanzó a atacarlo, por alguna razón, desconociendo que su técnica fuera a funcionar en tal espacio. Y Lo que era más destacable en él, era su presencia.Un niño gritón, busca pleitos y lleno de confianza. Boruto no soportaba estar cerca de gente como él... quizás porque él mismo era un niño gritón, busca pleitos y lleno de confianza.Pero, ¿Su padre? ¡¿El hombre que lo regañaba cuando hacía bromas?! ¡No puede ser verdad!Para colmo, el Boruto de ese plano ni siquiera fue capaz de decir alguna palabra. Momoshiki tenía un control pesado, más no total, de su consciencia. La acción de hablar había sido desactivada de él, y tampoco fue capaz de moverse. Cuando su consciencia se disipó y Boruto ya no vio más a su padre, solo vio negro. Las voces de sus amigos a lo lejos, y la de Momoshiki filtrándose entre ellas.— No. — La negativa de Boruto alarmó a todos, mientras bajaban por un camino empinado en el subsuelo lleno de tierra resbalosa y soledad. — Cuando dije que vi a mi padre, no me refería... a mi padre.— ¿No te referías...?— Sí. — Contestó. — La persona que vi allí, no era el Naruto que ustedes conocen como el Séptimo Hokage.Un frío sepulcral los bañó cuando Boruto paró su caminar. Hasta la Gran Anciana se giró para escucharlo de su propia boca, aunque sabía cuál sería la respuesta.— El Uzumaki Naruto que vi, no era nada más y nada menos que el Naruto de hace más de diez años: Una versión rejuvenecida de él.— ¡¿Eh?!— ¡¿Q-Qué estás diciendo, Boruto?! — Rápidamente, Sarada se interpone. Denki se había quedado tan pálido como una hoja blanca. — ¡¿No habrás visto mal...?!— ¿Dices que no conozco lo suficiente a mi papá? — La respuesta la dejó perpleja, y Boruto apartó la vista con un poco de desdén. — Lo reconocí, era él. Era casi tan pequeño como yo, no podría ser mi papá si yo no lo reconociera como tal. Se ve muchísimo más pequeño e idiota de lo que es-... era, mi papá.Boruto dijo todo eso con la misma confianza con la que hablaba en un pasado cercano, como esa vez en la que le juró a Shikadai que una voz le habló desde el bosque cercano a su casa.Pero, lejano a tantas veces en la que demostró la misma confianza, él traía consigo la apariencia de haberlo visto, pero también, de haberlo negado en su momento. Al despertar, lo dijo en voz alta; Pero jamás especificó que había visto a la versión Adolescente de su padre.La incredulidad los había gobernado a todos, pese a haberlo sabido desde un principio.Estaban en el pasado. Sus familiares estaban vivos aquí, pero rejuvenecidos y sin las memorias de los héroes aclamados.En su camino, explicó las sensaciones que lo invadieron mientras afuera los demás se escondían en el búnker prestado por la anciana. Sarada escuchaba con atención, sin mirar al frente, y nunca se apartó de su lado; Así mismo con Mitsuki.El resto de sus amigos, apenas podían opinar por sí mismos. Entre moverse con seguridad por las paredes resbalosas y el eco que le recordaba a la soledad en la que se encontraban, les era imposible captar verdaderamente el conflicto en esto. Meramente los Chunin entre ellos, jugaban con la información en sus cabezas, y no soltaron el testimonio de Boruto.Habían permanecido escondidos y entrenado a escondidas para poder salir y moverse, porque, a palabras de la anciana, la situación sería similar a llenar un globo lleno de aire con más aire. Si no se movían, quién sabe lo que pasaría.Mirai estaba haciendo lo mismo en este momento, y por eso no se encontraba con ellos; Porque estaba recorriendo el camino que ellos harían, y como era la mayor, ella tenía que hacerlo primero.Boruto se había extrañado que Shikadai no cuestionase su paradero, ni argumentara algo a favor de la Anciana. Pensó que se debía a que, como los demás, estaba asimilando el veredicto de Boruto de haber visto de cerca a su padre rejuvenecido. No lo quiso presionar, sabía que, a diferencia de él, el Nara había experimentado el trauma de perder a su padre frente a sus ojos. Creyó que era mejor dejarlo solo, le hablaría más de ello y discutirían que hacer después, una vez seguros.Por tres horas, no vieron a ningún subordinado. La anciana expuso que, en el subsuelo que ella había construido, existían distintos pasadizos, así como falsos igualmente para cualquier intruso indeseado. Pero que, a consecuencia de la magnitud de esta obra, no fue posible extenderla a grandes distancias, y tenían que salir, por un lado, cruzar la superficie a pie, y volver a retomar el camino por el subsuelo desde otra entrada.Los subordinados se dividían en distintos escondites en distintas partes entre la tierra del viento y la tierra del fuego. Aunque confesó que sus inicios fueron en la tierra de la tierra, admitió que gran parte de los pasadizos, escondites y salas de entrenamiento, se encontraban por debajo de los desiertos y bosques de la tierra del viento y del fuego, y que no le era seguro crear tal hazaña justo debajo de una población cuyo estilo dominante era manipular la tierra.Los subordinados que habían visto en el primer escondite, eran pocos a comparación del resto de lugares por debajo de la tierra del viento. Entre caminos, residía una soledad inquieta, y reinaba la vida una vez que se supiera en dónde estaba el refugio habitado por los subordinados de rostros cubiertos.Estaban ahora mismo entre caminos. En otras palabras, no había ningún subordinado. Pero siempre habría unos que laboraban solo para la protección de los pasadizos que se compartían con otros escondites, y no tardarían en volver a encontrarse con los demás.— ¿Cuánto tardaremos en llegar? — Tsuru preguntó desde el fondo. —La anciana no se volteó, y solo levantó más la antorcha para que los niños vieran por donde pisaban. Tenían la expresa orden de pisar por dónde ella lo hacía, pues había trampas escondidas desde cada rincón. Tantas, que admitió sin interés, que se había olvidado de las que ella misma había puesto, y que sus subordinados ni siquiera le hablaban de las mismas puestas por ellos.— La luna sigue coronando el cielo, no podemos ir a la superficie ahora. Me temo que tendrán que aguantar un poco más con estas trampas... tardaremos un rato en llegar al bosque más cercano.— Espere un momento, ¿Bosque? — Hoki adelantó unos pasos, sus amigos detrás de él. — ¿Estamos yendo a otro país?Los demás miraron la espalda de la anciana.— La tierra del fuego es lo suficientemente grande para mantenerlos escondidos de esa gente que los atacaron en el desierto. — Dice ella. — Pero eso no significa que no estarán al margen. Ascenderemos cuando hallemos el bosque, y volveremos a descender cuando encontremos otra entrada. No puedo permitir que nadie los vea.— ¿Y Mirai-san? — El nombre fue como un tintineo para todos los niños. Namida se frotaba los nudillos ansiosamente, con suavidad. — ¿Ella sabrá dónde encontrarnos?— Cálmate, ahora no es momento en pensar en eso. — Namida sintió el corazón rebotar al creer que algo le había ocurrido a Mirai, y como si fuese parte de un teatro en su contra, la mujer la miró oscuramente por encima de su hombro, y después le dio el fantasma de una sonrisa amigable. — La estoy preparando a sus anchas. Ustedes no pueden verse entre sí ahora mismo, pero ya verás que en poco tiempo ella vendrá por sí sola.Al ver como Namida sonreía aliviada, la mujer regresó astutamente su vista al frente cuando Wasabi asomó su vista para encontrarse con sus ojos.— Claro... — Recompuso, como si una idea le hubiera resurgido. — Si llegara el caso de que termine en el refugio que dejamos atrás, mis subordinados no dudarán en enviarla a nosotros acompañada de uno o dos de ellos.Namida no sabía nada sobre el tipo de entrenamiento que Mirai estaba recibiendo, pero creía que tenía que ser algo similar a lo que ellos recibieron. Se abstuvo de preguntar sobre ello, porque pensaba que se le vendría encima otra avalancha de preguntas sin responder y palabras complicadas. Pasaba de eso, a sabiendas que Mirai-san se encontraba bien.Sin embargo, un enjambre de tensión se estaba sentando en el grupo que caminaba entre los pasadizos subterráneos.Sarada y Mitsuki veían a Boruto, quien caminaba con su atención perdida; Creían que seguía pensando en aquel sueño que tanto se cansó de explicarles a los demás en las últimas dos horas.Llegó el momento para pensar más en sí mismo y en lo que los rodeaba, ahora que la Anciana estaba más atenta a su frente. Pero, los únicos que llevaban a cabo este actuar, se dividían entre un niño de cada equipo de tres.Residía en ellos la incógnita picante, y temían insistir con eso porque sabrían que, o bien el tema sería cambiado, o no sería lo apropiado en la situación actual. Shikadai era visto por los ojos azules de Hoki, con una atención calculadora. Este nunca lo notó, y confirmó que algo realmente serio estaba ocurriendo por sobre sus cabezas.Puesto a que caminaba justo a un lado del equipo siete, Hoki miró disimuladamente sobre su hombro, aprovechando la concentración que el equipo de Boruto tenía sobre él. Sus pasos eran bien dados aun cuando no veía en donde pisaba, y no le preocupaba pisar una trampa. Hako, su compañera, asintió levemente, e hizo la misma acción que el niño enmascarado.Así mismo, el equipo de Doushu reaccionó, y el equipo Hanabi también... salvo Namida. Ella caminaba no muy apartada del equipo diez.Denki solo pudo fruncir con pena en entrecejo cuando Enko lo miró de reojo. Sintió un pesar que lo comía por dentro cuando las sospechas incrementaban, y todos entendían que el tema de Mirai no tenía que ser tocado, por más curiosos o Chunin que fuesen. Apenado y un poco abatido por el testimonio de Boruto, se volteó a ver a Metal Lee.El niño, que había sido desprendido de sus ropajes verdes, y en su lugar, vestía una especie de bata de mangas largas blanca y pantalones negros, caminaba visiblemente nervioso. Su guardia estaba baja, y tenía los puños cerca de su pecho mientras su espalda se erguía un poco, como si estuviese preparado para cubrirse en cualquier momento.No tenían más dudas ahora. El mundo sobre ellos estaba girando en contra de su voluntad, y ellos no estaban haciendo nada.La suciedad de los pasadizos y las figuras en movimiento de los Niños de Konoha, se desvaneció de mi vista, y la brisa del mundo real acarició mis mejillas. La carretera de tierra parecía brillar en plata cuando la vi bajo la luna blanca, y el silbido del viento hizo cantar al bosque que nos rodeaba.Escuché como la personita, sentada junto a mí en la parada a un lado de la carretera, estornudaba mientras se abrazaba a sí misma.— Tsk... que frío hace...Esa persona se trataba de mi hermano menor, Daemon. Él, como yo, llevaba puesta una capa que lo cubría del frío, pero no parecía sentarle bien, ni por sus colores opacos, ni en salvarlo de esta fría noche.Mientras tengo mis piernas cruzadas, y las manos en mi regazo, le pongo la capucha de su capa para que esté tapado por completo. Daemon era pequeño, y estas cosas solían volverlo aún más irritable. Aunque estoy dispuesta a enfrentarme a ese Daemon y siempre me obedece, no estoy en la situación de desprotegerlo.— Será un problema si coges un resfriado. Cúbrete bien.Mi hermano bufó, haciendo un movimiento con su propia cabeza para verme por debajo de la capucha. La capa no era de su tamaño; No encontramos una propia para él.— Como si eso fuera posible, Neechan.Me le quedé viendo de reojo durante unos pocos segundos. Hace más de siete horas hora, una carreta nos había dejado en el camino, y lo continuamos solos. A Partir de este punto, teníamos que continuar el camino hacia nuestro destino sin ser vistos por nadie más, y estábamos descansando. Por otro lado, decidí sentarme y hacer uso de mi ojo para ver correctamente lo que iba a hacer, y estudiar cada punto como me fuera posible.Ahora que he puesto a prueba muchas cosas, y hablado con muchas personas por tonterías (como cuando discutía el asunto de la capa de Daemon), tenía más o menos, una visión clara de lo que nos estaba sucediendo.— No estoy seguro si tu habilidad funcionará para entonces... Pero vale la pena el intento.Con las palabras de Shika-chan en mi cabeza, solo me quedaba una conclusión a la vista.No es que mi poder no funcione actualmente. De hecho, gracias al pergamino, mi propia existencia es única, y no se adaptó al tiempo actual. Puedo usar mis técnicas como si estuviera en mi propio tiempo, pero también puedo usar mi senrigan y ser testigo de eventos que antes no podía. Por ejemplo, el día antes de mi nacimiento. Entre tanto, soy capaz de ver eventos pasados a partir del tiempo actual, pero que no vayan más allá de los dieciséis años... mi edad.Y Lo que es más resaltante, es mi poder de tener a todos bajo mi control; Hacerlos prisioneros.Nadie; Ninguna persona que me haya visto, ha parecido caer en ese poder que me dejó decaída durante tanto tiempo. Esa mierda de poder no parecía funcionar con las personas aquí... o al menos, en el caso de cumplir con ciertos patrones.Por ejemplo, he notado que, durante los viajes en carretera junto con otras personas, estas se me quedaban viendo o se mostraban amables de manera repentina. En otras palabras, el comportamiento habitual de mi poder Omnipotencial, les hacía efecto cuando era de noche.Sin embargo, solo funciona cuando les dirijo la palabra. Durante el día, no parece ocurrir nada.— ¡Estoy muy cansado! ¿Cuándo vamos a llegar? — De nuevo, mi hermano da un estirón, y como tantas veces, se recuesta en mi regazo como si fuese un cojín. —Yo paso mi mano por su espalda. Fui muy insensible en dejarlo caminar por mucho tiempo. En esos momentos, estaba poniendo a prueba la teoría de cuándo y cómo hacía efecto mi habilidad en las personas del pasado. Y No quería tenerlo tan cerca.— Ten paciencia. Tenemos que esperar a que las nubes cubran la luna. — Le digo, frotando suavemente su espalda. — Sería problemático que alguien nos vea sobrevolando todo esto.En ese momento, un matiz de sorpresa pareció fruncir la expresión de mi hermano. En definitiva, algún pensamiento lo había molestado.Él, con su escandalosa costumbre, me pregunta:— ¿Es ese moribundo de Code otra vez, Neechan? ¿Te está volviendo a molestar ese?— No se trata de Code... y está de todo, menos moribundo. — Le respondo en un desliz. Recién me había acordado de lo que le había visto haciendo gracias a mi Senrigan. Permanezco unos segundos en mutismo, sé que Daemon se hace el desentendido con estos temas. — Se trata de Kawaki.Él hace una mueca, pues siento como su codo se mueve ligeramente en mi regazo.— Por más que me esfuerce... aun cuando le doy de todo con mi poder... no parece que quiera voltearse a verme. — Mi voz, como siempre, es como desentendida. Me había cansado del poder de atraer a muchos, y hace tiempo perdí la honestidad en mi voz. — Si me hubiera quedado allí, probablemente él me hubiera matado. Y Ahora, con lo que acabo de hacer... ya ni siquiera parece acordarse de mí.— Es un lamebotas cobarde, eso es lo que es. — Escupe mi hermano. — Ha de estar lloriqueando porque su papi Hokage está muerto. ¡Tú eres mucho más madura que eso, Onee-chan!— ...No le respondo, pero él sabe que mi silencio e inexpresividad, le comunicaban un "Quizás...".Estamos sentados, a la espera de que se oculte la luna por completo. El país al que nos dirigimos sigue estando un poco lejos, y con el frío que ya hace allá, me preparo mentalmente con la idea de sobrevolar sus cielos. Contemplo la idea, y no la descarto. Sigue siendo la mejor opción.Pienso más en lo que dijo Daemon sobre Kawaki.Cobarde...Aunque ame a Kawaki, no lo describiría como alguien valiente en esa visión que me tocó ver antes del cataclismo. Se le veía tan asustado, que hasta acabó conmigo cuando se me deslizó la información de que no había sido Boruto quién había acabado con el Séptimo Hokage.Esa fue una de las dos visiones confusas: En una me mataba, y en la otra me perdonaba la vida.Pero para mí, ambas significaban igual a estar muerta. Pues él era el único que no cae en mi poder, y me odia. Pero, en la visión en la que me perdona por mi complicidad, ni siquiera parece respetarme. Me trata como una pobre tonta que teme ser acabada por sus manos. No ser prisionero de mi poder, no solo significa que no cae rendido a mis pies.También significa que es el único capaz de matarme.Aprieto un poco mis dedos entre sí. La sola idea de desconocer mi propio bienestar, me provoca algo cercano a la ansiedad... aunque no sé si esto sea ansiedad. Lo mismo, descubrí nuevas sensaciones cuando conocí a Kawaki. Pero estoy en otra situación ahora mismo.— ... No te confundas, Daemon. — Digo. —— ¿Ah?— Kawaki será un poco cobarde... pero no es ningún lamebotas. — Más que un regaño, le digo en tono aconsejado. — Ni está llorando, ni el Hokage está muerto.Por mis palabras pronunciadas, mi hermano regresa la vista a la carretera frente a nosotros, poniendo más el peso de su mejilla en su puño. Su codo se hunde más en mi muslo, y me recuesto más al espaldar del banco.— Estando en el pasado... no me sorprendería, aunque sería alucinante. — Escucho decir a mi hermano. Incluso la situación parece aburrirle un poco por la carencia de acciones violentas. —¿Es fuerte?— ¿Quién?— El Hokage. — Aclara mi hermano, bostezando. — ¿Qué tan fuerte es? Nunca lo he visto. ¿Es mayor que Boruto?— ...Sin embargo, me quedo un poco callada por la insistencia de mi hermano. No pareciera que estuviéramos hablando de lo mismo.— Es su padre...— ¡No es eso, Onee-chan! — Daemon se voltea a verme, casi suplicante. Seguro pensaba que lo estaba vacilando. — ¡El Hokage de ahora! ¡Es alguien Joven! ¿Verdad? ¡Dicen muchas cosas absurdas de él! ¿Qué tan fuerte es?— ... El Hokage, ¿Dices? — Intento no hacer evidente mi desconocimiento. — Ah... ¿Hablas del que tiene más o menos la edad de Kawaki-kun?— ¡Ese mismo! — Aplaude Daemon. —— ...Mi silencio perdura, hasta que murmuro, regresando mi visión al bosque.— Uzumaki Naruto, ¿Eh?No parecía que Daemon y Yo estuviéramos refiriéndonos al mismo Naruto...