Después de salvar a esa bestia inocente, todos corrieron hacia la casa de troncos. Pronto, vieron una lápida con un montículo detrás.
Sabiendo que este asunto era extremadamente urgente, Zhang Xuan instruyó firmemente—: ¡Ábralo!
Asintiendo, el anciano Qian reunió sus fuerzas y agarró el suelo.
¡Hong long long!
Una densa capa de zhenqi surgió de sus manos, y una poderosa fuerza barrió el montículo, apartando la tierra. Pronto, una tumba masiva apareció.
—¿Construiste una tumba? Parece que todavía hay esperanza...
Al ver que el anciano Qian no había simplemente enterrado a la Bestia Dracónica de Granito en el suelo, Zhang Xuan dejó escapar un suspiro de alivio.
Incluso en un estado de pseudo-muerte, los órganos de la Bestia Dracónica de Granito seguían funcionando, aunque muy lentamente, para mantenerlo alejado de la muerte. Como tal, todavía requeriría oxígeno para sobrevivir.
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