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Apocronos: "Sombras en Neo-Tokyo"

En las calles polvorientas y envueltas en la penumbra de Neo-Tokyo, donde la luz del sol apenas lograba filtrarse entre los escombros y los edificios en ruinas, un silencio inquietante se cernía sobre la ciudad. En este mundo post-apocalíptico, donde la supervivencia era un arte y el poder lo determinaba todo, se erguía un hombre singular, enmascarado y envuelto en sombras. Kaito Yukimura, conocido en los bajos fondos como el "Sombra del Desierto", caminaba con paso firme entre los callejones oscuros, su máscara de gas moderna ocultando su rostro y su saco blanco con negro ondeando detrás de él como un estandarte de misterio y elegancia en un mundo desolado. Su reputación precedía su presencia, sus movimientos eran silenciosos pero letales, y su presencia era un recordatorio constante de que, en este mundo de caos y desesperación, había aquellos que aún mantenían el control en las sombras. En esta noche particularmente oscura, Kaito se encontraba en una misión secreta, persiguiendo un rumor que flotaba en los susurros de los callejones. Un rumor de un artefacto perdido, un tesoro oculto en las profundidades de la ciudad, que prometía poder y riqueza para aquellos lo suficientemente valientes o desesperados como para buscarlo. Y así, con su destino entrelazado con los oscuros hilos de Neo-Tokyo, Kaito se adentró en las sombras una vez más, listo para enfrentar los peligros que acechaban en cada esquina y descubrir los secretos ocultos en los rincones más oscuros de la ciudad.

Dasque · SF
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12 Chs

Apocronos: Sombras en Neo-Tokyo Capítulo 10 : "En las sombras del Edén"

"Damas y caballeros, les agradezco enormemente su presencia en este maravilloso evento que conmemora el primer año de creación del sindicato. Permítanme un momento de su atención para presentares el evento principal de esta noche. Tal vez algunos se pregunten de qué se trata, pero permítanme responder esa pregunta. Les invito a que me acompañen a través de esta puerta que conducirá a un gran palco, donde serán testigos del gran espectáculo de hoy. Muchas gracias por venir y espero que sigan disfrutando de su estancia en mi cálido establecimiento." Dichas estas palabras, Takeshi se dirigió hacia el palco junto con los demás invitados de la fiesta.

Por otra parte, Aika se encontraba sola en la barra, después de conversar por unos momentos con Mizuki, decidió dirigirse a uno de los balcones del club para tomar un poco de aire fresco y reflexionar sobre el plan que había acordado con Kaito. Dos horas antes de partir, Kaito le explicó detenidamente a Aika cómo sería el plan para salir vivos e ilesos del club.

"Ya sabes tanto como yo que una vez dentro del club seremos presa fácil y estaremos vulnerables a cualquier ataque por parte de los miembros del sindicato", comenzó Kaito. "Cuando ingresemos, seguramente como parte de su estrategia tratarán de dividirnos. Nos invitarán por separado a distintas actividades con el fin de separarnos".

Kaito continuó su explicación, enfatizando la importancia de que Aika se mantuviera alerta y vigilante en todo momento. Le recomendó evitar tomar cualquier bebida fuerte que le ofrecieran y estar preparada para cualquier situación. También advirtió sobre la posible curiosidad de Mizuki hacia ella después de haberla visto esa tarde.

"Una vez nos separemos, no te preocupes por mí. Actúa con normalidad y no llames la atención", continuó Kaito. "Mantente neutral ante cualquier provocación por parte de ellos. Recuerda que no conocen tu identidad; para ellos, solo eres otra dama de compañía más. Dejaremos que sigan creyendo eso hasta que llegue el momento de nuestro ataque final". Con esas palabras serias pero contundentes, Kaito dejó claro a Aika cuál era el plan que debía seguir esa noche.

Al oír las palabras de Takeshi, Aika se dirigió hacia el palco siguiendo el flujo de los demás invitados. Sin embargo, al entrar, su expresión tranquila y serena se transformó en una de total miedo y desesperación al presenciar de qué se trataba el espectáculo principal.

Cinco minutos antes de ese suceso, Kaito despertó en una oscura y desordenada habitación. Al abrir los ojos, se encontró con Mizuki cuidando la puerta. Con un tono sereno pero lleno de preocupación, Kaito preguntó: "¿Dónde estoy? ¿Qué van a hacer conmigo?" Mizuki respondió con calma: "Recuerda lo que dijo Takeshi. Tendrás que demostrar que estás listo para el trabajo. Por eso, serás la atracción principal de la fiesta." Al escuchar esas palabras, Kaito notó dos cuchillos en una vieja y dañada estantería cercana. Mizuki señaló hacia ellos: "Esos serán tus instrumentos. Pronto sabrás contra quién los usarás. Ahora, levántate, recoge los cuchillos y avanza hasta el final del pasillo." Kaito, aún mareado por los efectos del sedante, recogió los cuchillos y se encaminó hacia el final del oscuro y maloliente pasillo.

Al llegar al final del pasillo, solo quedaba una puerta por atravesar. Sin embargo, en la pared cercana, unas palabras escritas provocaron un profundo cuestionamiento en la mente de Kaito: "¿Podrás terminar lo que empezaste?" Aquella pregunta grabada en la deteriorada pared lo dejó sumido en una gran incertidumbre. Al cruzar la puerta, Kaito se encontró en una especie de arena de combate, aparentemente vacía. Pero cuando una luz de neón iluminó justo sobre él, se dio cuenta de que todos los invitados enmascarados de la fiesta estaban presentes, observándolo con desdén desde lo alto. Entonces comprendió lo que Mizuki quiso decir con "eres la atracción principal de la fiesta".

Cuando Kaito pudo asimilar la situación, Takeshi tomó un micrófono y anunció: "Damas y caballeros, aquí tienen a la estrella de esta noche. Este joven fue la causa fundamental de la creación del sindicato. Un sucio recolector forastero, uno de los asesinos más fríos y sin escrúpulos que haya conocido. Con ustedes, uno de los recolectores más temidos de toda Neo-Tokyo, el "Sombra del Desierto'". Las palabras de Takeshi provocaron un murmullo entre los invitados, llenos de sorpresa y especulación. Aika, desde su posición, observaba con angustia el destino incierto de Kaito, aunque se recordó a sí misma seguir el plan meticulosamente. Mientras tanto, recordaba los momentos compartidos con él en el desierto, preguntándose qué desenlace tendría esa noche.

De repente, las luces se apagaron brevemente, sumiendo a los invitados en la confusión. Cuando volvieron a encenderse, dos imponentes hombres armados con machetes entraron por una puerta oculta en una de las paredes de la arena. Sus miradas frías y sedientas de sangre presagiaban un enfrentamiento mortal, y esperaban las órdenes de su jefe.

Takeshi, al ver su entrada, anunció: "Estos dos hombres serán los encargados de acabar con la leyenda del supuesto recolector fantasma, o quizás confirmarán los rumores que circulan por toda Neo-Tokyo sobre él. Esta batalla será a muerte, y no acepto un no como respuesta. Se preguntarán cuál será el premio para el ganador. El tan esperado premio será conservar sus vidas, por supuesto. Además, se les garantizará el trabajo del cual se les habló durante la fiesta". Con estas palabras, Takeshi señaló una de las luces, desencadenando una pequeña explosión en la arena de batalla y dando inicio al enfrentamiento desigual entre Kaito y los dos hombres armados.

Al recibir la orden de inicio, uno de los hombres se lanzó rápidamente hacia Kaito, logrando conectar un golpe, pero Kaito apenas tuvo tiempo de esquivar su contraataque. Mientras tanto, el otro hombre también se abalanzó, lanzando su machete hacia el rostro de Kaito, pero falló y bajó la guardia, lo que permitió a Kaito asestarle un rápido corte en el hombro.

Calculadamente, Kaito aprovechó ese instante para intentar contraatacar, pero fue golpeado en el rostro con fuerza, recibiendo una serie de golpes alrededor de su cuerpo. "Kenji, recuerda lo que dijo Takeshi, tenemos que acabarlo con nuestras armas para dar un mejor espectáculo", comentó uno de los hombres. "Tienes razón, Jun. Me complacería más rebanarle las tripas", respondió Kenji, lleno de furia y sediento de sangre, mientras se dirigía hacia su machete.

Kaito, cubierto de suciedad y sangre, gritó: "Takeshi... ¡Maldito! ¿Es eso todo lo que tienes?". Esto causó una sensación de euforia en Takeshi, quien gritó: "Está bien, Kaito. ¿Quieres que se intensifique? Lo haré aún más. Pero no olvides darles a estas humildes personas lo que piden. Espero que des un gran espectáculo, recolector". Luego, realizó la misma señal que antes, y las luces en la arena comenzaron a encenderse y apagarse, creando pequeñas aberturas que Kaito podría aprovechar con sus habilidades de sigilo.

Kaito rápidamente se ocultó entre las sombras, dejando rastros de sangre con cada paso que daba. Al ver los rastros, Kenji se apresuró hacia Kaito, sin percatarse de que podría tratarse de una trampa. Cuando llegó al final del rastro, se dio cuenta del peligro y se mantuvo en guardia, pero Kaito emergió de las sombras y, con sus cuchillos, cortó uno de los tendones de Aquiles de Kenji.

Gimiendo de dolor y pidiendo clemencia, Kenji suplicaba a Kaito, pero sus súplicas cayeron en oídos sordos. Kaito le cortó una oreja de un solo tajo, ignorando los gritos de agonía de su oponente. En ese momento, Kenji bajó la guardia, soltando su machete, un error fatal que Kaito aprovechó al obtener el arma y comenzar a golpear repetidamente el vientre de Kenji.

Los intestinos de Kenji salieron expulsados hacia afuera por el impacto de los golpes, mientras él entraba en shock por la pérdida de sangre. Kaito, aprovechando la situación, le propinó el golpe final, decapitándolo con el filoso machete. Kenji murió al instante, aunque su final estuvo lleno de agonía y dolor.

Jun, al percatarse de los gritos de agonía de Kenji, corrió rápidamente hacia el lugar, solo para encontrarse con el cadáver decapitado de su compañero y un rastro hecho con sus intestinos, que parecía guiarlo hacia Kaito. Sospechando que podría ser una trampa, Jun se mantuvo en guardia mientras avanzaba hacia el origen del rastro. En un momento de distracción, Kaito emergió de las sombras y le infligió un corte en uno de sus brazos.

"¿Qué le hiciste a mi compañero, maldito monstruo?" gritó Jun, consumido por la furia ante la pérdida de su compañero. Kaito respondió con sarcasmo: "Te diría que murió instantáneamente y sin dolor, pero... mentiría".

Esta respuesta enardeció aún más a Jun, quien se lanzó al ataque. Las luces volvieron a la normalidad, y Kaito y Jun se prepararon para una batalla uno a uno, solo con sus puños.

El primer golpe de Jun aterrizó en el estómago de Kaito, dejándolo sin aliento por un momento. Kaito respondió con un certero golpe con el pie a la cabeza de Jun, rompiendo su nariz y provocando una hemorragia nasal. Intentando mantenerse en pie, Jun agarró a Kaito y lo arrojó contra una columna, dislocándole el hombro en el proceso. Mientras Kaito se recuperaba del golpe, Jun intentó apuñalarlo, pero Kaito, en un rápido movimiento, se libró del cuchillo y le quebró el brazo con una llave de pinzas.

Con Jun debilitado, Kaito tomó el control de la situación y lo apuñaló varias veces en distintas partes del cuerpo. A pesar de los ruegos de Jun por ser asesinado, Kaito cortó su cuello, acabando rápidamente con su vida. Luego, procedió a mutilar su cadáver con varias puñaladas en los ojos y en el cráneo.

Takeshi declaró a Kaito como ganador mientras la multitud reaccionaba con abucheos y gritos de horror. Herido y desorientado, Kaito se desmayó al percatarse de la gravedad de sus heridas. La arena quedó cubierta de sangre mientras Kaito se sumía en la inconsciencia, cuestionando si todo esto lo llevaría a cumplir su objetivo, recordando las palabras escritas en la vieja pared: "¿Podrás terminar lo que empezaste?".