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Capítulo 16

—Hermana—dije instintivamente, había pasado mucho desde la última vez que la había visto. Por su aislamiento era evidente que había bajado de peso, pero seguía igual de hermosa.

—Me sorprende su descaro al llamarme hermana—musito mostrando una sonrisa maliciosa. Mire a mi alrededor temiendo que alguien la hubiese escuchado

Un nudo se formó rápidamente en mi garganta, era de suponerse que ella aún seguía enfadada conmigo, no habría razón para que ella pudiera perdonarme cuando no habia hecho nada para obtener su perdón.

—Sé que sigues enfadada y tienes todo el derecho a decirme lo que desees si eso te hace sentir mejor, pero—hice una pausa para recomponer mi voz, sonaba temblorosa—¿Por qué precisamente hoy?

—Porque él está aquí.

—¿El rey?

—Sabes he pensado mucho en porque te eligió a ti en vez de a mí y llegue a una conclusión. Eres del tipo de mujer manipulable, lo que él quiere es tener a su reina sumisa y obediente para que haga lo que él desea ¿No lo crees?

—Puede que así sea ¿Pero porque habría de molestarme?— expuse sintiéndome objeto de sus reproches y aunque sabía que los merecía, en el fondo también tenía un poco de orgullo que rogaba por salir para defenderme— no estoy preparada para gobernar, si él puede quitar ese peso de mis hombros ¿No sería mejor para mí?

—Que tonta es al aceptar ser una reina de juguete ¿Acaso el rey endulzo su oído con falsas promesas de amor y un hermoso futuro juntos para que aceptara casarse con él?

—No— declaré—pero creo que estas juzgándome demasiado cuando eras tú la que estaba dispuesta a todo con tal de tener la corona. No eres muy diferente de mí.

—Entonces nuestros padres criaron a un par de arpías farsantes, pero créame cuando le digo que no me quedare con los brazos cruzados, pronto obtendré mi venganza—susurró cerca de mi oído, nadie a mi alrededor pareció notar su amenaza, ni siquiera los guardias que custodiaban la entrada del comedor, todo el mundo debía creer que tan solo era una casual conversación entre hermanas.

—Hermana— me aproxime a ella fingiendo darle un abrazo para poder acercarme a su oído—tienes mucho valor al amenazar a tu hermana menor ¿Olvidaras el cariño que me tienes para cumplir tu palabra?

—Por favor no me subestime—musitó severamente y alejo su cuerpo del mío. Si alguien se hubiese fijado minuciosamente en su comportamiento seguramente se hubieran dado cuenta de sus verdaderas intenciones y aunque habia algunas miradas sobre nosotras nadie nos conocía bien, nadie sospechaba nada de esa casi silenciosa conversación—algún día lo pagara muy caro. Su alteza

Sentí un beso en mi mejilla, nunca sentí unos labios tan dulces y al mismo tiempo ásperos, tal vez era su rencor el que se habia vuelto palpable.

En ese momento las puertas del comedor se abrieron y el rey hizo acto de presencia, iba acompañado de su consejero, el mismo hombre que nos había interrumpido. Gracias a eso nuestra discusión termino, Jane se alejó e hizo una reverencia y paso a mi lado con una sonrisa en sus labios. ¿Cómo fue que nuestra relación se había fracturado de esa forma?

Sabía que ya nada podía hacer para solucionarlo, un perdón no arreglaría nada, su actitud era clara aunque absurda e infantil, pero decidida, sin embargo, ella no conocía mi secreto, no tenía idea de lo que estaba sacrificando por nuestra familia y por ella, así que sus palabras no me hirieron del todo.

Todo el mundo se inclinó haciendo una reverencia magnifica y no era para menos, el rey tenía la habilidad de doblegar cuerpos con su presencia, lo que me llevo a preguntarme si esa sumisión era más un indicio de miedo que de respeto, aunque tal vez ya tenía la respuesta a esa pregunta, mi propio cuerpo lo sentía.

Al comenzar la cena me percate de la decoración que se había preparado para la celebración de mi cumpleaños, alrededor del pequeño salón se encontraban jarrones enormes que contenían las más bellas flores, en el aire se percibía un aroma dulce y agradable al olfato, por encima de nosotros se hallaba un candil de cristal que reflectaba la luz de las velas a su alrededor, siendo el origen de una iluminación más brillante, aquel hermoso lugar estaba lejos de ser el mismo salón donde comía todos los días.

Pese a que la celebración era en mi honor, me sentí agobiada al percatarme de que dos personas me miraban fijamente, la primera era Jane, quien parecía estar serena y disfrutando el festejo más que yo, sonrisa lo evidenciaba. La segunda persona era el rey, no sabía porque lo hacía y tampoco podía deducirlo, su rostro, aunque era bello, también me parecía el de un temible demonio.

—Un brindis—exclamó el rey levantándose de su asiento al terminar la cena, todos los invitados giraron en su dirección, hasta Jane. Una palabra suya fue suficiente para silenciarlos a todos—por nuestra futura reina.

Los invitados imitaron al rey, alzaron sus copas y miraron en mi dirección mostrando una sonrisa.

—¡Por nuestra futura reina!— celebraron al unisonó. Me sonroje, las acciones del rey siempre eran impredecibles y aunque no tuviera la intención, siempre lograba inestabilizar mi ritmo cardiaco.

—¡Brindemos para que nuestra futura reina colme al reino de bendiciones!— alzo la voz con alegría un hombre al cual no conocía, pero gustoso brindo por mí.

—¡Para que su vida sea larga y placentera!—exclamó otro hombre cerca de donde se encontraba mi padre. Él mas que nadie debía detestar el tener que soportar a esas personas.

—Y lo será— respondió el rey inclinando un poco la cabeza, quizas agradeciendo aquel halago por mí.

—¡Para que su belleza perdure eternamente!—clamo otro, sin embargo, aquel último deseo me pareció que había sido pronunciado con la intención de ser alabado por su majestad, no porque realmente lo deseara o fuese cierto.

—Brindemos—retomo la palabra el rey— por la única mujer que se robó mi corazón con una sonrisa.

Contuve el aliento y detuve la copa cerca de mis labios antes de acompañarlos a brindar, lo que había dicho el rey me había tomado por sorpresa, sabía que era mentira, pero me pregunté ¿Qué razón lo habia orillado a decir eso?

Sospeche que se debía a que todo el mundo creía que entre nosotros había una hermosa historia de amor o probablemente por el ánimo del momento.

Contuve a mi imaginación de crearse suposiciones absurdas y rechace la idea inmediatamente porque, aunque conocía muy poco del rey, sabía que entre nosotros solo existía una relación que podía entenderse como un convenio de confianza ciega, por lo cual no debía confundir cualquier cosa que dijera sobre mí en público.

Los aplausos no se hicieron esperar, sus últimas palabras parecieron inspirar a los caballeros y despertaron en las damas admiración. ¿Qué mujer no cae ante palabras tan dulces dichas frente a una audiencia?

"Tal vez yo" pensé.

Al percatarme que el rey me observaba, instintivamente forcé una sonrisa y levante mi copa en el aire para agradecerle, después tome trago considerable de vino para aturdir mis pensamientos racionales un rato, darle vueltas al asunto era demasiado agotador y al volver la mirada hacia él me encontré con un rostro desilusionado o al menos eso me pareció.

—Antes de continuar con la velada me gustaría realizar una petición—exclamó borrando de su rostro aquella extraña expresión. Los invitados guardaron silencio y se miraron unos a otros anonadados. El rey camino en mi dirección y al estar frente a mí, me tomo de la mano y me llevo a un espacio donde todos los presentes podían observarnos—debo retirarme antes de lo planeado por un asunto que requiere mi presencia, pero no quiero irme sin antes hacerle entrega de este anillo.

Se apoyo sobre su rodilla izquierda sin dejar de tomar mi mano, varios suspiros femeninos se escucharon detrás de él y yo no pude apartar la vista ante ese acto tan repentino, pero lo que me erizo la piel fue ver una pequeña caja que mostraba un hermoso anillo con una pequeña joya de color azul.

—¿Me haría el honor de convertirse en mi reina?— hizo la pregunta como si la amenaza de la reina madre no valiera nada, como si realmente tuviese la opción de rechazarlo. Alce la vista de él hacia las personas que nos miraban, entre ellos, mi familia. Mi madre estaba feliz, se notaba en su rostro, pero mi padre no mostro ni un atisbo de emoción y Jane, ella inclino un poco la mirada ocasionando que su rostro se ensombreciera, su sangre hervía de ira, la conocía bien para asegurar que así era.

—Si— musite después de unos segundos. Soltó un suspiro y sus facciones se relajaron, entonces coloco sobre mi dedo anular el peso de nuestro compromiso.

Lo mire un instante, dudando de mí misma, de mi decisión. Mi corazón quería decir no, pero finalmente termine aceptando, no podía humillarnos a ambos y tampoco a mi familia, debía seguir adelante, aunque probablemente me arrepentiría en el futuro.

Sin previo aviso se aproximó a mí y deposito un beso sobre mi mejilla izquierda, la sensación no fue como el beso de Jane. aunque sabía que ese espectáculo era solo para entretener a los presentes y que el reino tuviese de que hablar los próximos días, percibí su beso cálido y gentil sobre mi piel.

Los suspiros fueron reemplazados por aplausos, elogios y felicitaciones. Las damas no dudaron en aproximarse para maravillarse de la joya en mi mano, pero al mirarla mejor no vi un brillo extraordinario, de hecho, aquel anillo parecía ser más común que los que mi madre suele usar, no obstante, comprendí que la distinción de aquel anillo era el poder gritar al mundo que el rey era completamente mío

La petición de mano fue otro motivo para celebrar, no era lo acostumbrado, de hecho, había sido una falta a las tradiciones y protocolo del reino, pero al parecer a nadie le importaba, por hora, sin embargo, no dude en que la reina madre no dejaría pasar esto como los demás.

Tristemente esa fue la última oportunidad que tuve de ver al rey, las damas me rodearon para poder observar la joya que ahora adornaba mi mano y que, curiosamente, hacia juego con el collar en mi cuello. ¿Acaso lo tenía planeado?

Al darme cuenta que no tendría la oportunidad de hablar con el rey por culpa de los caballeros que habían tomado la oportunidad de brindar con él en una habitación lejos del chisme femenino, después de un rato logre eludir a las damas explicando que deseaba un momento para descansar.

—¡Vaya teatrito!— me sorprendió Jane al llegar a mi habitación— por poco y me lo creo.

—¿De verdad quieres seguir con esto? ¿No crees que es infantil incluso para ti?

—Tal vez esta sea la última vez que nos veamos, así que quiero aclarar bien las cosas—volvió a mostrarse amenazadora ante mi.— quiero que lo sepas, detrás de esa cortina dulce se encuentra un hombre cruel que no dudara en tomar otras mujeres antes que a ti, porque cualquier basura siempre será mucho mejor que tú.

—Entonces tú debes ser menos que basura ya que me eligió por encima de ti—bufé, harta de su insistencia.

Extendió la mano para abofetearme, pero se contuvo de hacerlo, ambas escuchamos voces aproximándose, solo me miro hecha una fiera.

—Te hare pagar cada ofensa, Helena. Nunca lo dudes.