--- AAAHHH.
Su cabeza dolía y gritó descontrolada mientras se sacudía esta con ambas manos. Intentó reincorporarse y enfocar los ojos en aquello que ya veía. No obstante su voz pronunció desde muy adentro
---¿TARANIS?
En ese instante sintió como los ojos de ambos seres giraron y la miraron inquisitivamente, Alice abrió estos con asombro dando un paso hacia atrás mientras su miradas se encontraban.
Poco a poco el vidrio de la ventana se tornó opaco y una imagen empezó a aparecer de este, un brazo femenino salió de repente y tomó suavemente su rostro.
Luego, una melodía contagiosa llenó la habitación
De las entrañas de un amor prohibido,
doncella del destino
te presentas.
En el mundo de mortales has crecido
más tu sangre te convoca.
Despierta tejedora,
tu pueblo ahora te espera.
Alice sencillamente empezó a desaparecer y como si su cuerpo se hiciera polvo, finalmente Alice se esfumó.
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CAPÍTULO: RUPTURA
---TARANIS ...
Cuando pronunció ese nombre, el sello se rompió y algo fue conectado en la mente de aquel nuevo ser. Sus ojos recobraron la forma, de la nada apareció en ellos un iris azul profundo. Una vez que miró y vio el rostro de una joven que aterrada lo observaba con perplejo sintió que algo se quebraba dentro.
Luego, tanto "él "como la Glaistig percibieron una nueva presencia, la imagen de la joven se fue desdibujando ocasionando que ambos volaran rápidamente a aquel lugar atravesando lo material, pero era demasiado tarde su esencia había desaparecido.
Una risa empezó a hacer eco y del reflejo de un espejo empezó a salir una dama.
--- No eres lo que esperaba. Estaba buscando algo más primitivo y... salvaje.
Durante ese tiempo el nuevo ser no había pronunciado palabra alguna, intentaba organizar sus ideas, todo era confuso.
--- Pero tal parece que no estás solo. Señaló con impertinencia al hada alada.
--- Quien lo diría... pensé que nunca más volvería a encontrarme con una de tu especie, maldita Glaistig. Dijo con irreverencia aquel ser de agua quien no podía disimular su molestia.
--- Una Dracae, qué interesante... ¿Quién más podría robarse una simple mujer?
--- Jajaja... ¿simple?. No te hagas la tonta... maldita bruja. Es que acaso no te has saciado ya con la sangre de tu enemigo y ahora estás agotada. Además, porque no te muestras como realmente eres, cabra del monte, hipócrita de patas inmundas.
Tal discusión no tenía sentido, ambos seres sobrenaturales demostraban diferencias absolutas aún siendo hijas del agua. A decir verdad las Glaistig presentaban diferentes posiciones, algunas poseían un carácter benigno, en cambio otras así como las Dracae poseían uno maligno.
--- Pero esto no es contigo, RETÍRATE... no ves que vengo por mi encargo.
Mientras mencionaba aquello se acercaba a un muy confundido ser, la Glaistig rápidamente se interpuso en su camino.
--- Estas ciega maligna Dracae... no sé cuáles son tus motivos de venir aquí, pero no lo sientes.
La Dracae observó con detenimiento al ser de cabello blanco plata, luego dentro suyo hubo un palpitar, dio un paso atrás, luego surgió en ella un sentimiento profundo.
--- TARANIS, no, no, no... él ya no está en aquí, ya no existe. ¿Por qué estaría aquí?
--- Pues yo tampoco lo creo.
TARANIS como ellas lo estaban llamando, no comprendía y su confusión no lo estaba ayudando. En su mente vagaban múltiples visiones; guerras, tribus, cantos, danzas, tempestades, rayos, truenos, plegarias, venganzas, ira, un pacto... un cielo azul... una cena junto a un árbol, regalos, vídeos, risas, libros, parques, el colegio, la graduación, un tiquete de avión, historias, una joven.
--- AAAAAHHHHHH...
Tanta información que en ese instante no significaba nada pero que realmente significaba todo. Poco a poco se fue descontrolando, los rayos del exterior aumentaron su intensidad, tiempo y tamaño, uno de ellos cayó en un árbol cercano a la vivienda rompiendo este en dos a su vez que iniciaba un incendio, el estruendo en el cielo era casi destructor.
--- Contrólate...CONTRÓLATE!!!.
La Glaistig intentó tocarlo pero fue imposible, su cuerpo desprendía chispas y arcos de energía que entraban y salían de él como si fueran hebras infinitas de un azul neón. Esa sensación de calor las irradiaba a ambas tanto así que sus cuerpos de agua comenzaron a evaporarse.
--- Arde, has algo. Le demandó la Dracae la Gaistig con un tono de reproche.
La Glaistig nunca había pensado encontrarse aquello, sencillamente sintió un gran poder que rompió el universo y el espacio transportándola allí. A decir verdad ella conocía aquel poderoso ser pero no lograba todavía creer que estaba allí frente suyo, pero inestable y perturbado no era la escena más ideal.
Para poder escapar la Glaistig empujó a su contendora, fe tan fuerte que ambas golpearon un muro y un escritorio de donde cayó aquel libro viejo que Alice había estado observando con curiosidad. Justamente se abrió en aquella imagen donde un ser alado llevaba al firmamento a lo que parecía ser el descendiente de un sacrificio.
La Gastlig intentaba comprenderlo, era un lenguaje del que pocos tenían conocimiento, aún así lograba entender frases que acompañaban aquel dibujo.
Luz de mi vida,
los hilos del destino te acompañan,
sangre de mi sangre.
Él fiel a mis caprichos
te acompaña,
mi protector de sueños,
protector de mi venganza.
--- TARANIS ¿Qué hiciste? Le preguntó la Glaistig con ojos acusadores.
Pero aquel ser seguía enloquecido, su mente se revolvía dentro, su conflicto no lo dejaba razonar.
En ese instante la Dracae decido despedirse diciendo
--- Por lo visto, me conformaré con el pez no tan débil. En fin , esto no quiere decir que no volvamos a encontrarnos querido. Musitó con su coqueta voz dibujando una sonrisa de falsa victoria en su tornazul rostro.
Abrió un portal y prosiguió a entrar, no obstante aquel ser que ambas habían llamado TARANIS alcanzó rápidamente su brazo jalándola para arrojarse a ese vacío desconocido, muy en el fondo algo que oprimía su pecho le indicaba que debía ir allá.
Durante la sorpresa y la quemadura que le provocó su toque la Dracae perdió su concentración haciendo del portal un camino inestable que disipó su forma y contorno, tras la entrada de TARANIS ese portal se esfumó.
--- JAJAJAJA imbécil... tu locura te dejó atrapado en un limbo... JAJAJAJA. Gritaba con efervescencia la Dracae.
---- Alguien menos de quien preocuparse. En falso gozo sonreía abruptamente mientras sus ojos giraban confusos y mordía con sus colmillos una de sus largas uñas.
La Glaistig ni siquiera la miró, sencilla conjuró un portal, tomó el libro y lo llevó consigo tan rápido como pudo.