Después de su intento fallido de gastar dinero con la renovación de la oficina, Robert se encontraba una vez más frente a un dilema: cómo seguir gastando de manera efectiva para asegurarse de que su saldo siguiera disminuyendo. Cada intento por perder dinero acababa convirtiéndose en un éxito rotundo para su empresa, y ya no sabía qué más hacer para revertir esa tendencia.
Un día, mientras estaba inmerso en sus pensamientos, se encontró con una propuesta que le había llegado por correo. Era un concepto de marketing peculiar, algo que involucraba la creación de un equipo de trabajo especializado en relaciones públicas y marketing digital que se encargaría de mejorar la reputación de la empresa. El nombre de la iniciativa era: **"La Falange"**. El concepto giraba en torno a crear una unidad compacta y disciplinada que trabajaría en diferentes áreas para asegurarse de que la empresa mantuviera una imagen sólida, pero no solo eso: la idea incluía la posibilidad de gastar en campañas costosas de publicidad y eventos que podrían consumir buena parte del presupuesto de la empresa.
**"Esto es exactamente lo que necesito"**, pensó Robert, con una sonrisa torcida. **"Crear una unidad de relaciones públicas, gastar toneladas de dinero en marketing inútil, y hacer que la empresa se desgaste por completo."**
Sin pensarlo demasiado, Robert aprobó la propuesta y convocó a una reunión inmediata con **Amanda** para implementar la iniciativa.
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Horas más tarde, Robert presentó su idea al equipo en la sala de conferencias. **Adrián**, **Claudio**, **Carlos**, y Amanda estaban sentados a la mesa, observándolo con atención mientras él, con un entusiasmo que rayaba en lo exagerado, les explicaba cómo iba a funcionar **"La Falange"**.
"Vamos a crear un equipo de élite en marketing", dijo Robert, con una sonrisa que disimulaba sus verdaderas intenciones. "Quiero que invirtamos grandes sumas en publicidad, eventos, patrocinios. Y no escatimemos en gastos: contraten influencers, diseñadores gráficos, lo que sea necesario para crear una imagen... única."
Carlos levantó una ceja, intrigado. "¿Quieres invertir todo ese dinero en marketing? ¿Incluso más del presupuesto?"
"Exactamente", respondió Robert, intentando sonar visionario. "Debemos crear algo que llame la atención, que nos haga destacar en el mercado. Quiero que la gente vea nuestro logo en todas partes."
Claudio miraba la presentación con una mezcla de curiosidad y confusión. **"Esto suena... costoso"**, murmuró, mientras Carlos asentía lentamente. Pero ninguno de los dos sospechaba de las verdaderas motivaciones de Robert.
**Adrián**, sin embargo, se veía emocionado. "¡Es brillante!", exclamó. "Invertir en una imagen fuerte es lo que nos falta para consolidarnos como líderes en la industria. ¡La Falange puede llevarnos al siguiente nivel!"
Los otros tres asintieron, y en poco tiempo, la idea estaba en marcha. **Amanda** se encargó de contactar con varias agencias de marketing y, en cuestión de días, las primeras reuniones con expertos en relaciones públicas y publicidad estaban agendadas.
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Durante las siguientes semanas, la oficina de **Glitch Games Inc.** se transformó. Por todo el espacio, nuevos carteles y material promocional comenzaron a llenar las paredes. Los diseñadores gráficos contratados por **La Falange** trabajaban sin descanso para crear campañas llamativas, y las redes sociales de la empresa se llenaron de publicaciones patrocinadas y anuncios.
El costo del proyecto fue astronómico, exactamente como Robert había planeado. Todo el mundo estaba convencido de que **La Falange** sería la clave para llevar a la empresa al siguiente nivel, pero Robert solo veía números rojos... o al menos, eso esperaba.
Mientras tanto, Amanda le entregaba los reportes de gastos a Robert de manera regular, y cada vez que leía las cifras, una pequeña sonrisa se asomaba en su rostro. **"Esto está funcionando"**, se repetía una y otra vez.
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Unas semanas después, Robert recibió el informe de Amanda sobre los primeros resultados de **La Falange**. Cuando abrió el archivo, su expresión se transformó de optimismo a horror absoluto. A pesar de los miles de euros gastados en campañas publicitarias, los resultados habían sido... devastadoramente exitosos.
**"Las ventas de Horrible Threads han aumentado un 30%"**, decía el informe. **"El interés por Rebirth: Dystopian Era ha crecido en un 40% debido a la visibilidad obtenida por las campañas."**
El estómago de Robert se revolvió al leer los números. **"¡No, no puede ser!"**, gritó en su mente mientras sentía su ceja temblar nuevamente. Todo el esfuerzo invertido en gastar grandes sumas de dinero se había convertido, como siempre, en un éxito rotundo para la empresa.
Carlos y Adrián entraron a su oficina poco después con sonrisas de oreja a oreja. "¡Robert, la estrategia de **La Falange** ha sido un éxito total!", dijo Carlos, emocionado. "Estamos recibiendo propuestas de colaboración y patrocinio de varias empresas importantes. ¡Vamos a dar un salto enorme en el mercado!"
Robert se quedó en silencio, mirando los papeles en su escritorio mientras su ceja seguía temblando incontrolablemente. **"¡Maldita sea, Carlos!"**, pensó, pero no podía decirlo en voz alta. En lugar de eso, esbozó una sonrisa forzada y asintió.
"Es... genial", dijo Robert, haciendo todo lo posible por sonar convincente. Pero en su interior, la frustración lo estaba devorando.
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**La Falange**, que había sido diseñada para arruinar a la empresa, había terminado por impulsarla aún más. Mientras tanto, Robert seguía atrapado en su interminable lucha por perder dinero.