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Capítulo 6

La detective Moyá subió la pequeña rampa que conducía a un minúsculo recibidor de la residencia.

- Buenos días, ¿En que puedo ayudarla?- Dice la simpática recepcionista.

La detective observa atentamente a la joven.

- Busco al señor Arrigorriaga.

- ¿Quién es?

- Soy Elvira Moyá. Detective Elvira Moyá.- Dice Elvira al mismo tiempo que enseña la placa.

La recepcionista se asusta un poco, pero se recompone rápidamente.

Teclea con agilidad en su ordenador.

- Ahora mismo tiene tiempo libre, así que supongo que estará viendo la televisión con los demás en el salón.

- Bien gracias. ¿Dónde está el salón?

- Primera puerta a la derecha del ascensor, detective.

- Muchas gracias.- Dice Elvira a la vez que esboza una pequeña sonrisa.

La recepcionista también esboza una sonrisa y susurra un "de nada".

La detective enfila el pasillo, de suelos brillantes, y abre la puerta al lado del ascensor de acero.

Ante sus ojos se despliega una gran sala, con numerosas mesas, sillas, sillones... También un par de televisiones.

Varios ancianos juegan al dominó, otros al parchís, otros a las cartas.

Una muchacha se acerca a la detective.

- Perdone, ¿Busca a alguien?

- Sí, al señor Arrigorriaga.

La joven se acerca a uno de los ancianos que está sentados viendo la televisión. Pone la mano en el hombro del anciano y le dice algo. El anciano se levanta y va hacia la detective

- Hola, me ha dicho Julia que me está buscando. ¿Con quién tengo el placer?

- Mi nombre es Elvira Moyá, soy detective de la policía local. Vengo por el caso de Martín Dédalo.

Lucas mira alrededor suyo, nervioso.

- Perdone señora detective, pero no voy a hablar nada de ese indeseable. He oído en las noticias que ha muerto, y bien merecido se lo tenía. También he oído que ha sido asesinado, y no tengo ni idea de quién ha podido ser. Ahora, si no le importa, váyase. No pienso hablar nada con usted.

Elvira está impactada. Lucas se fue según dijo eso, y la segurata Julia le pidió que se fuese.

Ahora estaba en su despacho de comisaría, y no había conseguido nada del primer sospechoso.

No sabía que hacer para hablar con él.

Suenan unos quedados toques en la puerta.

- Adelante, está abierto.

Entra Álvaro.

- He oído lo ocurrido en la residencia, lo de tu encontronazo con Lucas.

- No hay manera de hacer que hable de ello.

- Si me permite, quiero intentarlo.

- ¿El que?

- El hablar con Lucas, creo que podré convencerle para que hable.

Elvira mira a Álvaro detenidamente.

- Si crees que puedes... adelante.- Concede Elvira finalmente a Álvaro.

Al día siguiente, a la tarde, es Álvaro el que encamina la rampa de la residencia.

- Buenas tardes, soy Álvaro Mellado, quiero hablar con Lucas Arrigorriaga.

- Perdona chico, pero no puedo dejarte entrar así como así.

Mientras decía eso, la recepcionista se ha levantado de su silla.

Álvaro la mira rápidamente.

- Voy a hablar con el señor Arrigorriaga.

- Perdona pero no puedes entrar. Vete ahora mismo o llamaré a la policía.

La recepcionista se ha acercado para llevar a Álvaro a la salida.

Álvaro evita que lo agarre y la mira a los ojos.

- Dudo que a tus jefes les agrade descubrir que su recién ascendida secretaria ha estado robando a los ancianos que fallecen.

La recepcionista palidece instantáneamente.

- Quiero hablar con Lucas Arrigorriaga, por favor.

La recepcionista se aparta.

- Sígueme, por favor.

La recepcionista, todavía pálida, le lleva al salón.

Se acerca a Lucas, que se encuentra jugando al dominó. Se levanta y se acerca a Álvaro.

- Les dejo hablar a solas.

La secretaria se marcha rápidamente, atemorizada.

Lucas sonríe y mira a Álvaro.

- Y bien, espero que la interrupción sea por algún motivo importante, que iba a ganar la partida.

Álvaro le mira a los ojos. Son de la misma altura. Se sostienen la mirada. Finalmente sonríe también.

- Mi nombre es Álvaro Mellado, y creo que usted sabe cosas que me pueden ayudar y mucho. Pero, ¿Por qué no hablamos esto dando un paseo por los jardines? Hace hoy muy buen día.

Lucas asiente, intrigado, y salen por la puerta de recepción. Lucas avisa de los planes de ambos a la todavía asustada recepcionista y salen a los jardines.

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