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[La verdad de Timothy]

Un escalofrío recorrió la espina dorsal de Federick. Su vello corporal se paró en punta, amenazando con parecer un puercoespín en guardia.

Según el terreno cubierto por la sombra, la figura era extremadamente grande. Si fuera una persona, su altura era encomiable; A consideración de Federick, sería capaz de obtener un papel sobre el relato mítico de un personaje semidivino.

Pero lo aterrador del asunto, es que a pesar de estos puntos, fue que no lo detectó hasta que reveló. Su paso era silencioso y su respiración sellada; Ignoraba incluso a las hojas esparcidas, como si no existiera en la realidad.

"Está esquizofrenia se intensifica cada día; ¡Incluso escucho voces! Será mejor que llamé a 'Sombra' o podría caerme del caballo". Decía Federick mientras se alejaba de su posición original, en dirección a su caballo.

Sus palabras eran convincentes, su actuar natural; Incluso un camarada esquizofrénico creería en él.

Se aliarían, compartirían, vivirían y disfrutarían en una amistad basada en la sinceridad; Se levantarían, formarían un bloque y llevarían a cabo la última resistencia; triunfarían, coronándose como los mandatarios supremos.

Pero esta realidad utópica que ocurría en la mente de Federick, se vio interrumpida ante una acción externa. Cuándo había abordado sobre su caballo a la par que se organizaba su discurso imaginario, unas manos lo interceptaron.

Un agarre firme, arrugó su ropa. Con un suave tirón, Federick estaba en el suelo; quién cayó de bruces contra el suelo.

Con el rostro ensuciado en tierra, levantó la mirada para observar al perpetrador. Fácilmente su altura sobrepasaba los dos metros, su rostro era afilado y su cabello plateado.

Un hombre abultado en músculos, quién llevaba sólo una armadura ligera. La presión alrededor de él, era tangible.

Federick lo reconoció instantáneamente: Era su supuesto Tío-abuelo quien había participado anteriormente como pieza en su juego sobre la niebla.

Pero no por esto se relajó, en absoluto; la actitud de Christopher era reconocida públicamente como inflexible, voraz e irascible.

"Eres bastante inteligente, chico. Pero, por ejemplo, pronunciar un poema no te salvaría que te rompa uno o dos huesos". Dijo Christopher.

"Por otro lado, virtudes como la obediencia y el espíritu filial, sí; Así que cállate". Vociferó Christopher, mientras rodeaba su gran mano sobre la cabeza de Federick.

Y en realidad ocurrió una escena ridícula. Un hombre adulto gigante, paseaba un joven quien permanecía completamente inmóvil ante su agarre.

"¿Por qué permaneces inmóvil?". Preguntó Christopher intrigado.

"¿No estamos por jugar a los bolos? Pero que quede claro, aunque mí forma se asemeja a un bolo, soy la bola". Respondió Federick indiferente, dejando en claro sus pautas.

"Te dije que te callaras".

"..."

Una interacción extraña.

En paralelo a esta conversación, Christopher se alejaba constantemente de su anterior posición. Rápidamente se convirtió en únicamente un recuerdo, abandonando al caballo a su suerte.

'Timothy 2... Siempre recordaremos tu sacrificio'.

...

Cuando Perla volvió al lugar acordado, sólo el caballo de Federick yacía solitariamente. Ante este indicio, la tensión cubrió su mente.

"Federick, ¿dónde estas?".

"Federick".

"¡FEDERICK!".

Rápidamente llamó a los alrededores, sin éxito alguno. Ante esto, decidió reportarlo ante las fuerzas de seguridad reales.

Abordó en su caballo, recorriendo millas como el viento. El sonido de las pezuñas de su caballo reverberaba a través del campo abierto. Su cabello se agitaba , cubriendo su vista pero no su intención, que no flaqueaba.

Pero una voz profunda hizo eco en su mente, la cual la sacó de su estupor, eliminando su concentración.

"Para". Fue una sola palabra, pero que conllevaba una autoridad absoluta.

Pero contra las expectativas, Perla hizo caso omiso ante la advertencia. Su paso galopante no dudó, insinuando a su corcel a continuar.

"Para, para, ¡para!". Repetía la voz.

En un momento, en un apartado lejano apareció una figura gigante, que imponía con únicamente su presencia; Pero no dudó ni siquiera un solo momento, esquivando el inflexible galopeo del corcel descontrolado.

"¡Maldición! Está mocosa no sabe respetar a sus mayores". Vociferó enojado.

Perla no lamentaba su acción; La repetiría si la ocasión volviera a suceder. En este momento, solo la figura de su hijo se repetía en su mente.

Pero en ese momento, una voz susurró junto a su oído.

"Mocosa, para". Repitió Christopher por última vez, desprovisto de emociones.

Ante este repentino suceso, Perla casi perdió el control como jinete, pero rápidamente recobró el sentido con sus habilidades experimentadas.

Cuando logró detenerse, abandonó su montura velozmente como un animal salvaje. Observó con cautela su alrededor, pero no había nadie.

Hasta que finalmente, desde la distancia se acercó una figura indistinta. Era el Gran General atheniense de está generación y su tío simbólico, Christopher.

Pero antes que finalizará su caminata dramática, Perla se acercó a él a pasos agigantados, proporcionandole una cachetada.

Christopher no gimió, pero resultó en la aparición de venas saltantes alrededor de su cuello. Apretó los dientes, dispuesto a hablar...

"¡Tú, malnacido ignorante! ¡A caso no sabes por norma de sentido común, que cuando alguien está apresurado, es porque probablemente sea una emergencia!" Gritó Perla.

Christopher, rápido y decisivo, analizó las rutas de mayor efectividad para calmar la situación. Así, golpeó con precisión un punto en el cuerpo de Perla, quién se desmayó por un breve momento ante el impacto.

Cuándo recuperó la conciencia estaba confundida y pérdida, pero rápidamente recobró su sentido, recordando la ausencia de Federick. Pero antes que la desesperación cobrará su mente, está fue cortada por las palabras de Christopher.

"Niña, cálmate; He sido yo quien ha llevado a tu hijo. Ahora está en su hogar, así que no hay necesidad de preocupación". Dijo Christopher cansado, despreocupado y enojado, siendo un verdadero caldo de emociones.

Perla con estás palabras volvió a la realidad. Las antiguas palabras que no tenían peso en su mente, ahora cobraban sentido.

Cuando volvió la mirada, nadie se encontraba. De nuevo, en soledad yacía.

Unos momentos antes...

Christopher y Federick recorrían un interminable trayecto, el espacio a su alrededor desdibujandose.

Uno permanecía en silencio y el otro no sabía el destino.

Hasta que finalmente Christopher soltó a Federick, quién cayó de nuevo de bruces.

Junto a él, un libro desgastado.

Se levantó inmediatamente con el libro entre sus manos, sin actuar temeroso o preocupado.

"Los tiempos se han degradado, la disciplina antigua se ha perdido; He decidido pasar tiempo de calidad junto a ti. Mañana preséntate en los campos marciales del establecimiento. Será un día de caza, así que prepárate de conocimientos con antelación". Dijo Christopher.

"A pesar de mí figura aterradora, en realidad soy benevolente; te he prestado un manual de alto valor, donde se enumeran los conocimientos de un cazador experto. Aprende de el, y no me decepciones".

"Harás ello, si quieras saber el por qué maté a tu corcel". Finalizó Christopher mientras desaparecía sin rastro.