webnovel

VIGGO

Viggo, hijo de Hephaestus (Diosa de la Forja en Orario) y Kain (Antiguo Vástago del Equilibrio), nació como un semi dios. Sin embargo, con una derrota y la incapacidad de esforzarse por un objetivo en la vida, es enviado a entrenar con un furioso maestro. Acompaña a Viggo en su camino para convertirse en dios. "No te disculpes, se mejor" Este fanfic nace como un Spin-Off del fanfic Original "Suerte y Perseverancia" también escrito por mí y en emisión actualmente. Aclaraciones: Me han acusado de sádico con mis lectores, pero desmentiré ese tipo de observaciones. Lo que pasa es que no le doy todas las cosas en bandeja de plata a mis protagonistas; cada cosa se gana. Por otro lado, a veces solo pasa que las situaciones no salen como uno quiere. Sin embargo, ahí es donde radica la magia de un protagonista, en saber moverse dentro de los parámetros y buscar soluciones con las herramientas que ya posee. Créanme, jamás joderé a mis protagonistas si no es para hacerlos mejores y más poderosos. PD: LA IMAGEN ES SOLO REFERENCIAL.

AOoBeligerante · Komik
Peringkat tidak cukup
332 Chs

Orario y el balance 2.293

Después de que Kain y Hephaestus revisaran el ultra espadón que Viggo les mostro, ellos le explicaron que la sensación que transmitía el arma no era nada buena. Era como si indujera al usuario al conflicto, a luchar sin descanso. Viggo sonrió y pensó que tenía que hablar con Kiara cuando ella venga de visita.

Después de dicha reunión, Semiramis se llevó a Hephaestus para hablar de negocios y Viggo se llevó a su padre a su habitación, en el tercer piso.

—El futuro se viene complicado— dijo Viggo mientras avanzaba por el pasillo blanco con los marcos celestes de los ventanales del lado derecho —y necesitare tu ayuda—

—Sabes que puedes contar conmigo, muchacho— respondió Kain con los muebles barnizados al natural del lado izquierdo —pero ¿No puede esperar? Verás, mis nietos me esperan—

—Tus nietos pueden esperar— respondió Viggo con una sonrisa divertida —son lo bastante pequeños para saber que no irán a ningún lado—

Kain soltó un suspiro y asintió. Ambos caminaban hombro con hombro. Kain de cabello blanco mientras Viggo tenía el cabello rojo. Ambos de un mismo porte, los más altos de la familia. Por alguna razón Tatsumi solo había alcanzado los 1,80 metros mientras que Flora solo los 1,65 metros. Viggo y Kain superaban por unos pocos centímetros los dos metros de estatura ¿Tendrá algo que ver con el alma? Se preguntó Viggo.

Viggo llego frente a su habitación, abrió la puerta y dejo pasar a Kain. Este último vio la cama un tanto desordenada con ropa interior femenina regada sobre la sabana. Viggo lo miró con una sonrisa, camino rápido y escondió la ropa bajo las tapas de la cama. Las ventanas habían quedado abiertas así que el aroma de la noche anterior se había ido.

—Lo siento— dijo Viggo

—No te preocupes— dijo Kain acostumbrado a dicho escenario, las mujeres podían ser ordenadas con todo en la vida menos con su ropa interior. Él se preguntó si eso las hacia buenas amantes. Kain negó con la cabeza y miró hacia la izquierda, donde había decenas de cuadros pintados posicionados a lo largo de la habitación. Se interesó por el que estaba frente a un taburete. Eran todos sus nietos en una pintura. Solo estaba pintada Caenis, Uriel, Bell y Kenshin. Faltaba pintar a Solomon y Gwynevere. Kain se detuvo frente a la pintura y pensó en dicha princesa de la luz solar. Fue una gran sorpresa que ella naciera de la unión de Viggo y Semiramis. Parece que su alma seguía fuerte porque su nombre no había cambiado. Kain se preguntó si fue por la divinidad que le entrego Hera a Viggo ¿Tendrá que ver algo con la afinidad?

—Ven, padre— dijo Viggo —te daré una copia de la pintura si tanto la quieres—

—Sería genial— respondió Kain

Viggo condujo a Kain a una puerta secreta del lado izquierdo de la cama, donde había oculto el asesor que Kain creo para llevar a Viggo a la habitación secreta donde guarda los cuadros pintados. Ambos se posicionaron sobre la plataforma y presionaron el botón redondo en el centro del suelo. El ascensor bajo produciendo un buuuuuuu y rápidamente llegaron al subterráneo. El lugar estaba iluminado como si fuera una galería de arte con cuadros por todos lados. En su mayoría los cuadros que le habían pedido sus esposas a Viggo. Por alguna razón el piso estaba empapado y al mirar de dónde venía el agua, Viggo vio que las manchas lo llevaban al cuadro pintado de Alfheim. Viggo frunció el ceño pensando en Rosewisse y que seguramente en compañía de Brunilda habían tomado a los niños para llevarlos a la playa. Ella había hecho un rápido viaje a buscar algo y dejo el suelo empapado.

Viggo negó con la cabeza y murmuro —ojalá no se vaya a caer— después miró a Kain y le dijo —sígueme— ambos caminaron al cuadro pintado desértico del piso quince del calabozo. Al entrar, se encontraron con una zona espaciosa con nada más que tierra árida y paredes de piedra sólida.

—ok ¿De qué manera te puedo ayudar?— preguntó Kain mirando a su hijo

—Luchando— dijo Viggo —y enseñándome lo que sabes de luz solar. En dos días vamos a ir con Ottar a lo más profundo del calabozo y necesito mejorar. Dijiste que la luz solar lo puede cortar todo— Kain asintió y Viggo continuo —en ese caso, es hora de aprender a ocupar mi segunda divinidad—

—No es tan simple, muchacho— dijo Kain —puede que por tú divinidad puedas lograr el dominio, pero la luz solar es como un caballo salvaje muy difícil dominar—

—Tengo el tiempo, tengo los cuadros y los ocupare para lograr dominar a un nivel decente la luz solar—

—¿Y tu esposa?—

Viggo frunció el ceño y respondió —ella sabe, le explique, no le gusto, pero acepto con la condición de ocupar los cuadros solo una vez este año—

—En ese caso bien, podemos continuar— respondió Kain —solo no pierdas de vista lo importante por estar persiguiendo la fuerza—

—Lo sé, padre, pienso y evaluó todo lo que hago. Dentro de mi escala de valores, ocupar las pinturas para aprender algo siempre es un siete. Sin embargo, mi familia es un nueve en mi escala de prioridades, así que ya sabes—

—Eso es bueno ¿todavía te acuerdas del jeet kune do?— preguntó Kain apuntando con los puños hacia adelante mientras colocaba la pierna izquierda delante de la derecha y abiertas a la altura de los hombros. Kain comenzó a dar saltitos y a rodear a Viggo. Sin embargo, este último levantó su mano y lo detuvo.

—Espera un momento— dijo Viggo, él saco de su anillo una cadena con una piedra tan grande como un ojo de color turquesa y grabados rúnicos dorados. Se puso la cadena alrededor del cuello, canalizo mana a la piedra turquesa que era la mente de Ivaldi y volvió a mirar a su padre —adelante—

—¿Hay algo que no me hayas dicho?— preguntó Kain

—Claro, son mis secretos, es lo que me da ventaja sobre ti— respondió Viggo de manera juguetona, se puso en posición de boxeo y continuo —adelante—

—Muchacho, será mejor que tomes una postura acorde como el jeet kune do o vas a quedarte atrás. El boxeo es bueno, pero no tiene patadas, una gran ayuda en el combate—

—Si me lo demuestras, me lo pensare—

—¿Sin touki?—

—Sin touki—

—Ok, tú lo quisiste— respondió Kain

Viggo vio a su padre lanzarse con suavidad, como si se dejara caer hacia adelante, su figura se veía borrosa y lenta, pero de repente apareció por delante de él y le lanzó una seguidilla de puñetazos a la cara. Viggo trato de levantar su guardia y cubrirse el rostro, pero recibió cinco de inmediato y recién ahí pudo cubrirse. Kain lo continúo atacando sin parar, pero Viggo pudo romper el ritmo del ataque moviendo su rostro hacia los lados y esquivando los puñetazos. Kain dio un salto atrás, Viggo se preparó para lanzar un puñetazo, pero Kain saltó hacia adelante y le puso una patada en el estómago que convirtió a Viggo en un proyectil que salió volando a la distancia.

—Te dije que las patadas eran buenas, hijo idiota— dijo Kain y camino a donde Viggo había caído.

Viggo se levantó del suelo con la nariz sangrado y con el rostro y estómago adolorido. No estaba utilizando ningún refuerzo mágico ¿Por qué tenía que doler tanto? Viggo estaba casi seguro de que su viejo había hecho trampa y estaba utilizando touki. Él miró hacia la izquierda y vio a Kain, el elfo de largo cabello blanco caminando en su dirección. Viggo se levantó, se limpió la sangre de la nariz con el dorso de la mano y se puso en posición de boxeo.

—¿Todavía no Jeet kune do? ¿Sabes? Te voy a dar una buena lección— dijo Kain acercándose a paso lento.

—Hablas demasiado— dijo Viggo, se lanzó a correr con todas sus fuerzas, llego delante de Kain y lanzó cinco puñetazos a la cara a una gran velocidad. Kain los fue esquivando todos solo con el movimiento de su cuerpo y cuando Viggo trato de darle un lateral, Kain se agacho, paso por debajo del brazo, después salto, levantó su pierna izquierda y le propino una patada a la cara. Una vez más, Viggo se convirtió en un proyectil que salió volando hasta caer sobre la tierra árida, rodar un par de metros y detenerse boca abajo.

—¿Todavía no?— preguntó Kain en un tono burlón —muchacho, deja de ser tan testarudo. No es como si yo haya inventado esta cosa, pero tienes aceptarlo, es una buena técnica de combate. En aquel mundo donde aprendí Jeet kune do las artes marciales habían perdurado miles de años. Habían nacido un centenar de formas de combate, pero ninguno tan versátil como el jeet kune do—

Viggo se apoyó en sus manos y vio que su rostro había dejado una gran mancha de sangre en el suelo. Él se ayudó de sus brazos y se sentó. Kain llego a su lado, se agacho y le miró el rostro manchado de sangre mientras la nariz estaba torcida.

—Ven aquí, muchacho— dijo Kain sacando una botella con agua y unos paños para limpiarle de su anillo en la mano derecha. Viggo lo aparto en un estado molesto, Kain le puso una palmada en la cabeza y Viggo lo miró con furia. Kain no se enojó, solo le dijo —si no fueras tan testarudo podríamos hacer las cosas de la forma fácil, pero siempre tienes que ser tan terco. Yo sé que tú tienes tu forma de hacer las cosas, no quiero que seas yo, quiero que seas mejor que yo, pero si sigues poniendo esta barrera entre los dos, no va a ser posible—

Viggo agacho la mirada y asintió. Kain soltó un suspiro, tomo una toalla, la empapo en agua y le limpio la cara.

—Sabes, hijo, te amo con todo mi corazón, pero a veces pienso que eres el más tonto del mundo— dijo Kain con una mirada cansada

—¿Por qué?— preguntó Viggo mientras Kain le limpiaba la cara

—Porque sí, pudiendo aprender las cosas de la manera fácil, buscas la dificultad—

—Eso significa que quiero hacerme fuerte por mi propia cuenta—

—No, eso significa que eres tonto— respondió Kain —verás, ser fuerte, entrenar y mejorar ya es difícil ¿Es necesario que reinventes las cosas? Como dicen por ahí ¿Hay alguna necesidad de reinventar la rueda?—

—No, padre— respondió Viggo con voz suave

—En ese caso, maldita, maldita sea, toma mi conocimiento, mis cosas y vuélvete muy fuerte. Son para ti, maldición, eres mi hijo. Es lo más lógico que tomes todo lo que tengo y te lo quedes. Entonces, cuando tengas todo mi conocimiento, entrenaras, te volverás más fuerte y mejor que yo. Eso es todo lo que espero de ti y que también seas feliz—

—Lo siento, padre—

Kain soltó un suspiro, termino de limpiarle la cara, le tomo la nariz y se la enderezo. Viggo soltó un pequeño grito de dolor y después se acarició la nariz. Kain se sentó en el suelo por delante de él y le preguntó —¿Y bien? ¿Vas a mostrarme que hace eso? Se ve interesante—

Viggo miró a su padre, supo que él se refería a la piedra del tamaño de un ojo de color turquesa que colgaba de una cadena alrededor de su cuello. Viggo se quitó la cadena, sostuvo la piedra y se concentró. Entonces mostro la imagen de Kain hecha de pura energía. Al instante siguiente mostro también a Viggo y reprodujo todo el combate. Viggo se concentró al punto que quito la ropa de ambos y solo quedaron a la vista los cuerpos. Después quito la piel y los músculos quedaron expuestos. Los músculos sin uso eran de un color verde mientras los músculos ocupados tenían un color amarillo y solo los músculos que ejercían la mayor fuerza estaban en rojo. Viggo se esforzó otro poco y los músculos desaparecieron. Entonces quedaron dos esqueletos luchando uno contra el otro.

—Esto es…— dijo Kain incrédulo de que hubiera tal tecnología —increíble, maravilloso, no encuentro las palabras— miró a Viggo, sonrió y el revolvió el cabello —eres un chico listo—

Viggo sonrió contento al escuchar que su padre elogiaba su idea. Al guardar en la mente de Ivaldi los datos de su combate, los podría reproducir siempre que él quisiera y estudiarlos, además de aprender a donde debía focalizar su fuerza para que el golpe alcanzara su máximo rendimiento. Viggo era orgulloso, no quería aprender de sus padres, no quería estar a su sombra, pero tampoco era tan tonto como para no darse cuenta de que, en todo Orario, su padre era el mejor luchador y que cada movimiento era la refinación de una vida de disciplina.