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Una Hermosa Luna Después del Rechazo

``` Cecily era una chica escuálida sin amigos. Sin embargo, como todas las demás chicas, anhelaba el amor verdadero. Siempre había estado enamorada de Roberto, el hijo del Alfa de su Manada. Sin embargo, en su decimoctavo cumpleaños, ¡descubrió que Roberto era su compañero! Antes de que pudiera abrazarlo emocionada, Roberto ya había apartado su mano como si fuera un trozo de basura. —No te convertirás en mi compañera. Finge que hoy no pasó nada. ¡Vete y cuida tu boca. No digas nada que no debas decir! —Roberto miraba descaradamente a la sexy y hermosa rubia Alison en su graduación de la escuela secundaria. El viaje de graduación cambió a Cecily, haciéndola más fuerte, más segura, más vibrante, más bella y sexy. Además, Roberto, que la encontró nuevamente en el campus de su universidad, comenzó a perseguirla. —Deberías ser mi Luna. Viviremos juntos a partir de ahora. Tendremos muchos hijos. Serán saludables e inteligentes. —Los ojos de Roberto estaban llenos de lujuria. ¡El acoso de Roberto hacía que Cecily se sintiera disgustada y nauseabunda! Como Cecily no podía protegerse de Roberto debido a la diferencia de fuerza, apareció Miguel. —Tus acciones te hacen indigno de ser un Alfa —Miguel miró a Roberto con desdén. Durante la inauguración de Roberto como Alfa, Cecily ya no pudo tolerar su acoso. —Yo, Cecily Levin, rechazo a Roberto Paslo como mi compañero —Cuando Roberto estaba furioso y sufriendo, queriendo herir a Cecily, ¡Miguel apareció de nuevo! —Cecily era la compañera dispuesta por la Diosa de la Luna para mí —Miguel miró a Cecily dulcemente. —Quien se atreva a tocarla está faltando al respeto a la familia real. ```

JQK · Fantasi
Peringkat tidak cukup
337 Chs

Por Favor Entre, Amo

A pesar de que mi vagina estaba lo suficientemente húmeda, todavía era incómodo. La respiración de Miguel se volvía irregular mientras mi pared interna envolvía sus dedos en un calor ardiente. Me miraba con un deseo feroz de conquistar.

Miguel no hablaba, pero sus movimientos se volvían más lascivos, más profundos; estimulando la frecuencia del acto sexual.

Él casi me había vuelto loca. Miguel nunca había dedicado tanto tiempo a los juegos previos antes, y su cuerpo inferior había estado elevado en mi primer orgasmo, pero aún no me había penetrado, y comencé a resentir su resistencia inhumana.

El sonido de mi humedad se hacía cada vez más fuerte, y el torrente de placer dentro de mí continuaba acumulándose, pero nunca alcanzaba ese clímax. Sollocé, rodeé con mis brazos los hombros y la espalda de Miguel, arqueé mi espalda, y quería más de él.

Tenía que rogar por misericordia. —Miguel, Miguel... Dámelo, uh, dámelo...

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