Estaba en un lugar extraño para mi, nunca había estado en un lugar tan tétrico como este sitio. Estaba en una especie de jardín de una mansión abandonada, el silencio reinaba en el lugar lo único que lo irrumpía eran mis pasos que sonaban más de lo debido. Nunca he sido alguien temerosa, pero por primera vez sentí en mi piel lo que era el verdadero terror. Algo me decía que no debería de estar aquí, pero por otra parte la curiosidad por el lugar era tal que no podía renunciar a explorar el lugar. Una neblina cubría la mansión y le daba un aspecto tétrico, cuando me acerqué a la puerta principal escuché un crujido. Me diré hacia todas las direcciones, pero no veía nada por la espesa niebla. La puerta principal se veía perturbadora, pero de una patada la abrí. Al abrirla abruptamente sonó un chirrido estremecedor, la mansión era totalmente diferente por dentro a como se veía por fuera. Dentro predominaba el color azul añil y el violeta en la decoración, las paredes eran de color negro y dos escaleras una de ellas se dirigía al piso superior y la otra se diría hacia abajo. También detrás de esas escaleras había una puerta abierta que se veía a lo lejos que había un corredor muy largo dónde habían demasiadas habitaciones. A mi derecha estaba la sala dónde habían muchos libros cuidadosamente ordenados en una estantería, a mi izquierda estaba la cocina. Sin pensarlo demasiado me dirigí hacia la cocina tal vez podría prepararme un té para relajarme, al llegar a la cocina había una persona sentada de espaldas a mi. Esa persona no era otra que Sayaka, me acerqué lentamente tratando de sorprender a Sayaka pero ella habló antes de aue pudiera realizar mi cometido:
- Ni lo intentes, yo no soy Sayaka- me habla con la voz de ella.
Me quedé unos segundos analizando sus palabras y todo el contexto, luego de unos segundos pregunté:
- ¿Quién eres?- le pregunté intimidante mientras me sentaba frente a ella.
- Soy lo que ustedes llaman conciencia superior, en diversas culturas humanas me han llamado de diversas maneras. Algunas acertadas y otras no tanto, yo soy el guardián del umbral- me contesta seriamente.
- ¿Por qué has adoptado la imagen de mi secretaria?- le pregunto intrigada.
- Porque era la que tu escogiste para verme, yo soy un reflejo de tus más profunfos miedos y anhelos- me responde mientras me mira fijamente.
- ¿Cuál es tu propósito conmigo?- le pregunto luego de unos minutos de intercambio de miradas.
- El abrirte los ojos, cuando despiertes no te acordarás de nada hasta que no llegue el momento- me responde.
- Ara, ara que interesante, ¿no puedo explorar el sitio antes de marcharme?- le pregunto bastante curiosa por la mansión.
- Si, claro. Después de todo la mansión es una representación de tu alma, adelante- me contesta la figura.
- Interesante, hablemos primero. Luego exploraré el lugar, y... ¿después lo olvidaré no es así?- le pregunto al misterioso ser con apariencia de Sayaka.
- Correcto, empecemos- me contesta con una voz melodiosa.