Hera no tenía experiencia en la actuación y solo aceptó este papel por una razón insignificante. Su confianza la respaldaba, sabiendo que la memoria original de Cielo sería de gran ayuda. No es que subestimara este oficio, pero para ella, si se lo proponía, lo lograría.
¿Quién lo hubiera pensado?
Que este papel no necesitaba su actuación en absoluto.
Todo lo que tenía que hacer era ser ella misma y convencerse de que Leo era un amigo en el inframundo. Los errores que Leo cometía no la enfadaban ni la molestaban como al resto, porque, a diferencia de ellos, que simplemente observaban desde un lado, Leo estaba experimentando la compañía de Hera.
Esa era la razón por la que estaba segura de que Paula necesitaría mucha paciencia porque solo pocas personas habían disfrutado de la compañía de Hera. Uno de esos pocos era Oso. ¿Los demás? Nunca pronunciaban una palabra sin tartamudear.
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