Al día siguiente...
—¿No vas a trabajar? —Heaven parpadeó mientras masticaba un trozo de uva que Dominic le había dado. Él estaba sentado al borde de la cama, alimentando a su esposa para que se recuperara.
—No necesito estar en la oficina para hacer mi trabajo —respondió él, acercando otra uva a los labios de ella—. Ellos entenderán que no puedo, considerando que mi esposa fue hospitalizada.
Heaven saboreaba la dulce uva que tenía un toque de acidez. Sé que no debería sentirme agradecida por haber sido apuñalada, pero de alguna manera, me siento así.
—¿Hmm? ¿Por qué? ¿Estás tratando de alejarme? —bromeó él, captando la extraña expresión que apareció en su rostro.
—¿Qué? —Heaven soltó una risita—. ¿Por qué te alejaría cuando me estás atendiendo como si fuera una princesa? A todo esto, ¿cómo está Basti?
—Llamé esta mañana y está bien. Axel lo recogió esta mañana.
—¿Axel? —Heaven frunció el ceño—. ¿Se enteró de lo que pasó?
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