Los fríos vientos del norte soplaban, meciendo la capa de piel de oso de Jon. El pequeño niño se estremeció ligeramente, pero aun así continuo con su camino. Alrededor de Jon se encontraban vastas colinas de hierbas verdes donde a lo lejos se podían ver el bosque que se encontraba Last Hearth, el asentamiento de la casa Umber.
'Deberías de buscar un sitio donde descansar, Jon.'
Jon parpadeó mientras miraba como la gema de su collar brillaba pálidamente, signo inequívoco de que el alma de Edzard le estaba hablando.
"T-tienes r-razón." Dijo Jon mientras se abrigaba más con la capa, pues el frio norteño comenzaba a morderlo mas fuerte.
Tras esas palabras, Jon siguió caminando hacia el norte, pero con la vista moviéndose por todos los lugares, buscando un buen lugar donde descansar. Afortunadamente, no tuvo que buscar mucho, pues ni bien pasó por algunas colinas no muy lejos de donde Edzard le había hablado, pudo ver la entrada a una cueva, la cual parecía estar excavada en una gran colina.
Apretando el paso, Jon logró llegar a la cueva, la cual para la extrañeza del niño estaba bloqueada con algunos tablones. Esto hizo que Jon se frustrara, pues ahora tendría que buscar otro lugar para evitar el frio. La frustración del niño fue tal que terminó por patear un tablón, el cual terminó cayendo por la fuerza del golpe. Aquello, hizo que Jon mirara los tablones con confusión, pero luego hizo lo mismo con otro tablón y vio como este también caía. Por lo que, poniendo una sonrisa, Jon comenzó a golpear dos tablones más, los cuales también cayeron, dejando así una apertura lo suficientemente grande como para que pueda pasar.
Luego de ingresar a la cueva, Jon se acercó hacia una de las paredes y se sentó. Al momento en que soltó el primer suspiro de tranquilidad, la gema de su collar brilló intensamente, iluminando el lugar. Tras este brillo, Jon pudo ver que Edzard tomaba forma.
"Parece que es una mina abandonada." Dijo Edzard cuando vio la cueva, la cual estaba escasamente iluminada.
"¿Por qué crees eso?" preguntó Jon.
"Las paredes son muy lisas como para ser algo que ha hecho la naturaleza." Respondió Edzard mientras caminaba hacia la salida de la cueva. "Descansa, Jon. Voy a buscar algo de alimento para que comas."
Jon asintió y vio como Edzard atravesaba la pared como si esta no estuviese.
Edzard corría con gran velocidad por los bosques del territorio Umber. Su velocidad de movimiento era tal que solo se podía ver una estela brillante moverse. Mientras seguía buscando algo de provisiones para Jon, comenzó a ver mejor el bosque. El bosque repleto de pinos hizo que sintiese un poco de nostalgia, pues le recodaban los bosques de Falkreath.
Un pequeño copo nieve que cayó en la nariz de Edzard hizo que su nostalgia fuera dejada de lado. Al hacerlo, se dio cuenta de que estaba acerándose a un pueblo. Así que, deteniéndose de golpe, Edzard comenzó a analizar el pueblo.
El pueblo en si no era grande, pero tampoco pequeño. Estaba compuesto por unas veinte casas y estaba rodeado por varios campos de cultivos donde se podía ver que el trigo estaba listo para la siega. Al ver esto, Edzard usó el hechizo de invisibilidad para poder pasar desapercibido. Después de todo, no quería causar pánico masivo apareciendo como un fantasma.
Mientras caminaba por el pueblo, Edzard logró escuchar muchas cosas mientras estaba allí. Escuchó algunos chismes típicos de un pueblo, mujeres embarazadas, maridos cornudos, entre otras cosas más. Sin embargo, fue lo que escuchó de una mujer que estaba comprando algunas cosas lo que le llamó la atención. Y es que, había una banda de ladrones muy cerca, la cual había estado acosando el camino real, el cual era el camino que llevaba desde King's Landing hasta el Muro. Es decir, estaban asaltando el camino por el cual Jon cruzaría dentro de unos días, pues una vez que ya no estén en un lugar con mucha gente, le había dicho a Jon que tome el camino principal para no perderse, pero ya luego de allí buscarían como cruzar el muro.
"Ahhhh. Bueno, por más que no quiera hacerlo, si ellos se quedan allí es posible que ataquen a Jon." Dijo Edzard mientras comenzaba a dirigirse hacia la zona donde se llevaban a cabo los atracos.
Luego de unos cuantos minutos, Edzard llegó hasta donde estaba el campamento de los bandidos. El campamento estaba en una cueva, la cual se ubicaba en uno de los lugares mas profundos del bosque que había en el territorio Umber.
'No parecen ser muchos, tal vez solo unos cinco.' Pensó Edzard al contar rápidamente, pero para salir de dudas, comenzó a usar el hechizo «Detectar vida». Al terminar de contar las bolas de energía roja que aparecieron en su visión, Edzard supo que solo había siete bandidos.
'Esto será pan comido.' Pensó Edzard mientras se acercaba al lugar.
Tres bandidos se encontraban sentados haciendo guardia a las afueras de la cueva. Estos sujetos se encontraban bebiendo un poco de cerveza, la cual había sido parte del botín que habían obtenido no hace mucho.
"¡Ja, ja, ja! Ese gordo de mierda se cagó en los pantalones cuando nos vio." Dijo entre risas divertidas uno de los bandidos al recordar como el gordo comerciante se había cagado en sus pantalones cuando su escolta había sido masacrada en la emboscada que le habían tendido.
"Tienes razón. Su peste llegó hasta donde estábamos." Contestó otro mientras tomaba un trago de su cerveza. Mientras el liquido bajaba por su garganta, una flecha vinculada le atravesó la garganta, provocando que comenzara a ahogarse tanto con su sangre como con su bebida.
"¡¿Qué mierda?!" preguntó con sorpresa uno de los bandidos, dejando caer su taza de cerveza.
Aquel repentino ataque hizo que él y su compañero que aun seguía vivo se pusieran alertas y miraran a los alrededores mientras sus manos se dirigían hacia las hachas que tenían en sus cinturones.
"Rolf, haz sonar la alarma." Dijo uno de los bandidos.
Su compañero asintió y llevó su mano libre a un cuerno. Lamentablemente, nunca pudo llegar a cogerlo, pues otra flecha voló y atravesó su mano. La fuerza de la flecha fue tal que terminó traspasando el muslo del bandido.
"¡Ahhhh! ¡Mi pierna! ¡Mi mano!" gritó de dolor el bandido mientras inútilmente intentaba liberarse, pero fue en vano, ya que la flecha atravesó los huesos, atorándose y causándole un dolor atroz. Sin embargo, los gritos del bandido se silenciaron cuando una flecha se incrusto en todo el centro de su frente.
El ultimo bandido que quedaba vivo, vio esto y llenándose de miedo, comenzó a correr hacia el interior de la cueva. Sin embargo, no llegó a dar ni diez pasos, pues dos flechas le impactaron en las rodillas, inmovilizándolo. Al no poder seguir corriendo, el bandido terminó por caer de bruces al suelo.
El bandido comenzó a desesperarse al ver que no podía moverse. Por lo que comenzó a arrastrase, en un fútil intentó de escapar de su muerte. Su desesperación comenzó a aumentar al escuchar pasos a sus espaldas. Sus movimientos se detuvieron de manera abrupta cuando una espada vinculada le atravesó el cerebro.
Sacando su espada vinculada del cráneo del bandido, Edzard dejó los cadáveres en el bosque, para que los lobos y las aves carroñeras se den un festín con su carne. Sin preocuparse por aquellos cuerpos, siguió caminando por la cueva. Mientras atravesaba la cueva, Edzard mataba de manera silenciosa a los bandidos. Para cuando terminó de matarlos a todos, ya habían pasado algunos minutos.
'Realmente estos bandidos no son la gran cosa.' Pensó Edzard mientras se dirigía hacia el supuesto almacén que tenían los bandidos.
Cuando llegó a ese lugar, el cual estaba al final de la cueva, Edzard vio que estaba lleno de comida ahumada y varios barriles de lo que seguro era cerveza. Moviendo los hombros, comenzó a hacer un inventario de los bienes que allí había. Cuando terminó de hacerlo, Edzard comenzó a guardar todo en la bolsa encantada que Jon había encontrado. Además, aparte de aquella bolsa, Edzard tomó un poco de cuero y con el hizo un monedero, el cual planeaba encantar para que Jon pueda poner allí su dinero. Y hablando de dinero, los bandidos habían tenido un pequeño tesoro en monedas. Cuando terminó de contabilizar las monedas, Edzard supo que había unos cincuenta dragones dorados, doscientos ciervos de plata y mas de mil estrellas de cobre.
'No es mucho, pero si se usa con sabiduría, esto podría ser de utilidad en el futuro.' Pensó Edzard mientras guardaba el dinero.
Tras haber asesinado a todos los bandidos y luego de haber guardado sus tesoros, el ultimo sangre de dragón se fue de la cueva de los bandidos y regresó hacia donde estaba Jon.
La noche ya había caído sobre el mundo conocido y en la mina abandonada donde acampaban se podía ver a Jon descansar sobre algunas capas de piel mientras la cueva era calentada y alumbrada por una pequeña fogata. A un lado del niño que dormía, se podía ver a Edzard, el cual estaba sentado muy cerca de la fogata.
La luz de la fogata se reflejaba en el rostro de Edzard, mostrando que este tenía un semblante de preocupación. La razón de esto se encontraba a escasos centímetros de su rostro.
'Parece que me estoy quedando sin fuerzas.' Pensó Edzard al ver como su mano comenzaba a volverse trasparente. 'Bueno tampoco es que fuese novedad. Llevo más de ocho mil años por estas tierras. Ocho mil años desde que caí en aquella cadena de montañas al este.'
Tras pensar en aquello, la mente de Edzard comenzó a recordar sus días desde que cayó allí. Inicialmente no había pasado nada fuera de lo común, bueno, tampoco es que el pudiese saberlo, ya que mientras su collar no tuviese un dueño, él no podía interactuar con el exterior. Así que, después de llegar a este mundo, estuvo sin tener contacto con nadie por muchos años. Hasta que llego aquel fatídico dia, el dia en que fue encontrado por un joven pastor.
Flashback
Los vientos mecían la ropa de un joven de cabellos plateados y ojos violetas, el cual estaba ataviado con una túnica de lino blanca, pantalones del mismo material, pero de color negro. Sus simples sandalias de cuero ayudaban a que pudiese caminar por el accidentado terreno. En su mano había un simple bastón de madera, el cual fue usado para guiar su rebaño de ovejas.
Mientras este joven iba caminando por los senderos, vio como una oveja se separaba del resto. Así que, para evitar que se perdiera, el joven la siguió. Estuvo siguiendo a la oveja unos pocos minutos hasta que la encontró haciendo un hoyo con sus patas en una de las ladeas de las montañas.
Al verla allí, el joven no perdió tiempo y se dirigió a atraparla. Al tener la oveja entre sus brazos, el joven posó su vista en el pequeño agujero que había hecho la oveja. Al hacerlo, vio un pequeño cordón de cuero sobresalir. Guiado por la curiosidad, bajó la oveja y con pasos cautelosos se acercó. Al llegar al hueco, se arrodillo y lentamente extendió su mano hacia el cordón. Al tomarlo, dio un suave tirón y sacó un collar.
Al ver lo que había encontrado, el joven puso una sonrisa y sin perder tiempo se lo puso. Cuando vio la alhaja en su cuello, el joven comenzó a volver con su rebaño de ovejas, mientras lo hacía, era inconsciente de que su hallazgo cambiaría el destino del mundo por los siguientes milenios.
Fin Flashback
'Pensar que aquel joven me llevaría a su aldea y me convencería de que le enseñe magia a los hijos de las cuarenta familias que habían allí.' Pensó Edzard mientras se acomodaba. 'El poder que les enseñe les permitió construir una civilización muy avanzada en muy pocas generaciones. Sin embargo, fue su acercamiento a los magos y brujos de aquella ciudad de sombras lo que los cambió por completo.'
Al terminar de pensar aquello, Edzard apretó los puños con ira, pues recordó como aquellos a los que había llegado a ver como sus aprendices lo habían traicionado. Lo habían encarcelado de manera casi permanente en el collar, evitando así que pudiese ver el mundo. Para lograr ese cometido, habían usado magia de sangre y el poder generado por el sacrificio de mas de cien mil almas. Cuando terminaron de sellarlo, intentaron apoderarse de todos sus poderes, pero al no tener cuerpos preparados para ello, muchos murieron de maneras atroces. Sin embargo, eso no los desanimó y usando el conocimiento de aquellos brujos, lograron corromper parte de sus poderes y hacerlos suyos. Afortunadamente, el poder que robaron estaba muy degradado y no era tan poderoso como el que el dominaba.
'Sin embargo, aquello les bastó para poder dominar a los dragones de este mundo.' Pensó Edzard mientras recordaba como ellos lograron adherir a su sangre parte del poder del thu'um de someter voluntad, logrando así «domesticar» a los dragones. 'Aunque para poder mantener el poder en su sangre, debían de mantener la sangre de los que robaron sus poderes lo mas pura posible, por lo que tuvieron que casarse entre parientes para lograrlo.'
Luego de pensar aquello, Edzard comenzó a recordar como lo habían encerrado en un templo en las catorce llamas. En aquel templo, el comenzó a ser usado como batería para alimentar su magia. Durante milenios fue usado para ese propósito. Por fortuna para ellos, el estaba encerrado en su collar, de lo contrario, nunca habría permitido que lo usen de esa manera. Sin embargo, sucedió algo que lo cambio todo y es que un esclavo que había huido de su amo había llegado al templo y por pura suerte logró liberarlo.
Al verse liberado, el vio a aquel hombre, el cual ya estaba en los últimos instantes de su vida. Deseando saber que había pasado durante su encierro, le leyó la mente. Al hacerlo, vio como los Valyrios practicaban algo tan abominable como lo era la esclavitud. Al ver eso, el, un nórdico que había sido criado en el Imperio sintió asco, ira y furia sin límites. Por lo que, en silencio comenzó a reunir magia en su interior, lo hizo de manera rápida, pero silenciosa a la vez. Cuando sintió que ya estaba listo, desató todo ese poder acumulado. Aquel dia, el desató tres thu'um.
Los poderes combinados de «Tormenta de Meteoritos», «Invocar Niebla» y «Espigas de Tierra» terminaron por destruir completamente el lugar donde se hallaba su principal ciudad, Anogrion, causando así uno de los mas grandes genocidios que se han registrado en este mundo. Cuando la liberación de aquel poder, el cual es considerado como un cataclismo, terminó, el poder de aquella nación se esfumó o eso pensó él.
'Solo una familia de aquellos jinetes de dragones logró sobrevivir.' Pensó Edzard mientras se levantaba y salía de la mina. Cuando estuvo en el exterior, comenzó a mirar las estrellas. 'Pensar que aquella familia logró conquistar a todo un continente, pero bueno, con dragones cualquiera puede. Pero parece que aquellos que viven esos desiertos del sur les causaron muchos problemas. Si los Targaryen hubiesen tenido el poder que sostuvieron los Valyrios en su apogeo, los Dornienses nunca hubiesen podido mantener sus tierras.'
Los pensamientos de Edzard dejaron de fluir hacia los Valyrios cuando vio una estrella fugaz caer. La estrella dejó una hermosa estela blanca mientras caía muy cerca de donde estaba la mina. Cuando sintió el pequeño terremoto que siguió al impacto de la estrella con el suelo, escuchó a Jon sobresaltarse y salir de la mina.
"¡Edzard! ¡¿Qué fue ese terremoto?!" gritó Jon mientras se acercaba a Edzard.
"Una estrella cayó muy cerca de aquí." Respondió Edzard para luego mirar a su nuevo y ultimo pupilo.
"¿Una estrella?" preguntó Jon con emoción.
"Así es." Respondió Edzard con curiosidad al ver la emoción en el rostro de Jon. "¿Por qué estas tan emocionado por esto?"
Jon miró a Edzard y comenzó a contarle sobre la familia de su madre. Cuando terminó, vio como Edzard comenzaba a caminar hacia el norte.
"¿Edzard? ¿A dónde vas?"
"Voy a ver esa estrella. ¿quieres venir?"
Los ojos de Jon se abrieron como platos y sin pensarlo dos veces se metió a la mina y sacando su capa, comenzó a seguir a Edzard.
A dupla de alumno-maestro caminó tranquilamente por los bosques y luego de varios minutos llegaron al lugar de impacto de la estrella. Le lugar de impacto ahora era un gran cráter de unos doscientos metros.
"Wow." Dijo Jon con asombro al ver el gran cráter.
"Parece que no era muy grande." Dijo Edzard mientras usaba magia para ver a estrella.
"¿Cómo que no era muy grande? ¡Mira la destrucción, de seguro fue una estrella enorme!" gritó Jon con incredulidad ante las palabras de Edzard.
"No, Jon. Veras, las estrellas al caer van a tal velocidad que terminan creando grandes cráteres que son unas cien veces mas grades que su tamaño."
"Ya veo." Dijo Jon al entender a Edzard, pero luego volvió a asombrase al ver como este caminaba hacia el centro del cráter. Así que, viendo que la bajada no era tan empinada como parecía, Jon comenzó a seguir a su maestro. Cuando llegaron al lugar donde impactó la estrella, Jon pudo verla por primera vez.
La estrella no era muy grande, tal vez del mismo tamaño que un melón. El color de la estrella era completamente negro o al menos así parecía.
"Paree que la roca que lo recubre se ha convertido en obsidiana." Dijo Edzard al acercarse.
"¿Obsidiana?" preguntó Jon.
"Es un material hecho de piedra fundida. No es muy apto para el combate, pero puede usarse para crear muchas decoraciones." Respondió Edzard mientras tomaba la estrella y haciendo uso de su inmensa fuerza, logró romper la capa de obsidiana que recubría la estrella. Al ver el contenido de la estrella, Edzard puso una sonrisa. "Parece que los dioses te sonríen, Jon."
Las palabras de Edzard confundieron a Jon, quien miró a su maestro con confusión y le preguntó por qué.
"Hay muchos tipos de estrellas fugaces, Jon. Algunas tienen cristales dentro, pero otras tienen metales."
"¿Metales?"
"Si, metales. Algunos contienen metales que solo son útiles para algunas cosas, cosas que tu civilización no puede hacer aún. Pero hay algunos que contiene metales como el oro, o un metal más raro aún."
Jon siguió mirando a su maestro con sorpresa y confusión, sobre todo cuando mencionó que su civilización aun no podía usar algunos metales. Sin embargo, cuando escuchó la palabra oro, comenzó a entender mejor y cuando escuchó la palabra metal mas raro que el oro, comenzó a imaginar un metal que tal vez vaga mucho dinero. "¿Qué clase de metal?"
"Hierro." Respondió Edzard de manera simple y directa.
"¿Hierro?" preguntó Jon con escepticismo.
"Así es, hierro."
"P-pero… si hay hierro por todos lados."
"Hierro mundano, si, pero el hierro que hay en las estrellas es diferente, Jon." Dijo Edzard mientras le acercaba la bola de hierro que componía la estrella.
"¿Qué diferencia hay entre ambos?" preguntó Jon mientras se quedaba embelesado al ver el corazón de la estrella, pues era tan negro que casi no podía distinguirlo.
"El hierro que cae del cielo se llama «Hierro meteórico», si bien hay de muchos tipos, algunos como este son muy buenos metales para fabricar armas y armaduras de gran calidad." Dijo Edzard mientras se agachaba para estar al mismo nivel que su aprendiz. "Me dijiste que la familia de tu madre tiene una espada hecha del corazón de una estrella, ¿verdad?"
Jon asintió.
"Pues, cuando termine tu entrenamiento, tu también tendrás una."
Los ojos de Jon se abrieron como platos a mas no poder, pues no espero aquello.
"Y-y-yo…" tartamudeó Jon mientras intentaba pensar en las palabras para agradecerle a Edzard.
"No me agradezcas, Jon." Dijo Edzard mientras le despeinaba un poco los mechones de cabello castaño. "Solo hay algo que quiero saber… ¿Cómo llamaras a tu futura espada?"
Las palabras de Edzard resonaron en la mente de Jon y este se sumió en un profundo debate interno. Mientras pensaba en un buen nombre, su mente recordó que la espada de la casa Dayne se llamaba Dawn y que era una espada blanca, que reflejaba una luz propia.
'Mi espada no será una espada blanca, sino que será una espada negra. Una espada negra que fue un regalo de las estrellas…' pensó Jon, para luego poner una sonrisa tímida, pues ya tenía una idea de cómo llamar a su espada.
"Y… ¿Cómo la llamaras?" preguntó Edzard al ver a Jon mover los pies.
Jon miró a Edzard con un poco de pena y acercándose a su oído, susurró el nombre.
Aquel nombre hizo que Edzard sonriera divertido, pues aquel nombre aun reflejaba que Jon era un niño. Y es que, el hijo de Ned Stark había elegido «Regalo de Estrella» como nombre de su futura espada.
'Regalo de Estrella…' pensó Edzard mientras saboreaba como sonaba el nombre. El nombre no era el más épico que podía imaginarse, pero no era malo, ya que reflejaba lo que sería esa espada. Sin embargo, si bien un nombre en un idioma podía sonar no tan bien, en otro idioma podría hacerlo mejor.
'Si, ese nombre creo que le quedaría mejor.' Pensó Edzard luego de formar un buen nombre con el conocimiento de los diversos idiomas de Nirm que tenía.
Los ojos tanto de Jon como de Edzard estaban abiertos como platos a mas no poder y la causa de eso era la gran muralla que había frente a ellos.
"Tu ancestro inicio la construcción de esto, ¿verdad?" preguntó Edzard mientras miraba la construcción de hielo.
"S-sí." Respondió Jon entre tartamudeos.
"¿Sabes si estaba loco o si intentaba compensar algo?"
"No."
"Ya veo."
Tras aquella pequeña charla, el dúo de maestro y alumno comenzó a caminar hacia el enorme muro. Ya habían pasado mas de un mes desde que salieron de aquella mina y durante todo el trayecto, Edzard estuvo entrenando a Jon en idiomas y escritura rúnica.
Ahora, el dúo se encontraba ante el último obstáculo para llegar a donde iniciaría el verdadero entrenamiento de Jon, las tierras más allá del muro. Un lugar donde el joven hijo de Ned Stark solo tendría dos opciones, fortalecerse o morir.
Luego de caminar varios kilómetros, al fin llegaron hasta Castle Black. El castillo que servía como la sede principal de comando de la Night's Watch era cualquier cosa menos un castillo, ya que desde el lado sur no tenia defensa alguna mas que una simple y pequeña empalizada de madera. Mientras se acercaban a dicho lugar, Edzard usó dos hechizos en Jon, uno era el de «Amortiguar» y el otro fue «Invisibilidad». Con la combinación de ambos, lograron pasar desapercibidos a los sentidos de los miembros de la orden.
Mientras caminaban por el patio de entrenamiento, Jon vio la verdad de aquella orden. La Night´s Watch no era como lo decían los cuentos de su tío Benjen o los de la Vieja Tata, no, parecía más una prisión que un lugar donde ganar honor.
Pasando por las cercanías de algunos reclutas, Jon escuchó como alguien mencionaba que eran delincuentes que habían elegido vestir el negro para no ser castrados o perder alguna extremidad o la vida. Sintiendo tristeza por lo que descubrió, decidió seguir caminando, dejando de pensar en lo que de seguro podría haber sido una de las peores decisiones que podría haber tomado en el futuro.
Luego de lograr atravesar el patio, Edzard y Jon caminaron hasta una especie de túnel, el cual parecía ser el lugar por donde podrían cruzar el muro. Cuando llegaron a la entrada del túnel, ambos vieron con fortuna como este estaba abierto. Así que, sin perder tiempo, Jon comenzó a caminar rápidamente, pues temía que los hechizos lanzados sobre el se agotaran y lo dejaran expuesto. Afortunadamente, eso no pasó y luego de unos pocos minutos, el bastardo de Ned Stark estuvo en las tierras más allá del muro. Una vez que estuvo a unos cinco metros de la puerta, esta comenzó a sonar y lentamente comenzó a cerrarse, cortándole cualquier intentó de retroceder.
Jon miró como la puerta que le permitiría volver a Westeros se cerraba totalmente y soltando un suspiro, volvió a mirar hacia el enorme bosque se alzaba frente a él. Comenzó a moverse con pasos pequeños primero, pero luego comenzó a correr hasta terminar perdiéndose entre los árboles del bosque.