Mundo Shinobi - Virtud - 248

Kain paso la noche en la casa de los Hyuga y al otro día, Osamu Uchiha lo vino a buscar. Kain fue despertado como a las siete de la mañana y tuvo que vestirse para ir a ver que necesitaban de él. Vivir en esta mansión de cuatro pisos era una molestia, primero porque había que bajar varios pisos y segundo porque había que caminar varios cientos de metros para atender una visita.

Kain vestido con su kimono verde y hakama negro, bostezo y miró a Osamu Uchiha. Un tipo de 1,6 mts, dieciséis años y contextura fornida. Vestía como la mayoría de los Uchihas, con chaqueta táctica de la villa y el polerón con el abanico de la policía militar.

—¿Qué quieres tan temprano?— preguntó Kain mientras se tapaba la boca para bostezar

—Señor, es necesario que venga ¿Se acuerda de lo que le informe?— preguntó Osamu

—¿Esos cabezas huecas se pusieron a luchar?—

—Sí, la lucha estallo esta mañana entre dos de los ancianos del clan cuando se presentaron en la casa del anterior patriarca. Ambos querían tener la tutela de los hijos para poder entrenarlos—

—¿Buena voluntad?— preguntó Kain con una sonrisa burlona

Osamu miró hacia otro lado avergonzado de las pretensiones de algunos.

Kain soltó un suspiro y le dijo —guía el camino, yo los pondré en su lugar—

—Sí— respondió Osamu y lo guio a través de Konoha, avanzando por el distrito Hyuga, después el Ino—Shika—Cho, el Sarutobi y por último llegando al distrito Uchiha. A simple vista todo parecía en calma, pero al acercarse a la mansión con forma de pagoda, el lugar que debería ser la residencia del patriarca, toda la calle tenía manchas negras de quemaduras. Incluso habían derruido una casa a la mitad en el lado derecho de la calle. Kain se llevó la mano a la cara con horror y recordando lo que siempre le inculco su abuela "los Uchihas son una familia". No obstante, al evaluar el estado de las cosas, Kain pensó "¡menuda familia!".

Kain llegó a la casa del patriarca y se detuvo en la puerta. Al mismo tiempo miró a Osamu y le dijo —ve a buscar a los viejos y diles que tenemos una reunión importante—

—Sí, Kain—sama— respondió Osamu y se fue a buscar al anciano de mayor rango.

Por otro lado, Kain miró la puerta principal del edificio con forma de pagoda y dijo —disculpe, soy Kain Uchiha, puedo hablar con Mana Uchiha—

Durante unos cinco minutos estuvo llamando hasta que por fin Haruka, la sirvienta de la familia abrió un poco la puerta y asomo su ojo. Entonces al ver que era realmente Kain, abrió la puerta y sonrió aliviada.

—Kain—sama— dijo Haruka —no sabe cuánto me alegro de verlo—

—Oooh ¿Es para decirme algo positivo?— preguntó Kain levantando las cejas con una expresión seria

—No, bueno, lo siento— respondió Haruka —la verdad es que esos viejos nos tienen asustados. La señora no se atreve a dejar solo a Kenzo y Kenji-sama—

—Bueno, dile a Mana que necesito hablar con ella y esos niños. Vamos a solucionar este problema antes de que me aburra de su estupidez y decida limpiar a los Uchihas en lugar de ayudarlos—

—No diga eso, Kain—sama— dijo Haruka en un tono de voz suplicante —es solo que los ancianos son un poco enérgicos—

—Destruyeron la mitad de una casa. Si todo este tiempo tuvieron ese nivel de "energía" deberíamos haberlos enviado a ellos a la guerra. La hubiéramos ganado en un día—

—Lo siento, no hay excusas—

—No hay problema, Haruka— respondió Kain —ve a buscar a Mana y sus hijos, necesitamos conversar—

—De inmediato, señor—

De esa manera, Haruka se olvidó de hacer pasar a Kain y entró a la casa corriendo a buscar a Mana y sus hijos. A los diez minutos después vino Haruka, hizo un sinfín de reverencias pidiendo disculpas por la poca hospitalidad. Después de que Kain la convenció de que no era tan grave, ella lo guio a una sala de reunión en el primer piso.

Cuando Kain entro, vio a una mujer en sus treintas. Ella era joven, bella, con el cabello oscuro como la mayoría de los Uchihas. Su rostro de piel clara mantenía una expresión seria, pero se veía la preocupación en su mirada. Al mismo tiempo, sus hijos estaban sentados en cojines a los lados. Ellos habían heredados los ojos azules de Mana Uchiha, pero el rostro tosco de Kotaro Uchiha, lo cual era una pena.

Kain avanzó por el piso de tatami y se sentó en un cojín, dos metros frente a ellos. Mana lo evaluaba de pies a cabeza mientras los niños lo miraban con resentimiento. Kain ya era inmune a ese tipo de miradas, Tsunade siempre lo miraba de esa manera.

—Buenos días, Mana—san, Kenzo—san y Kenji—san— dijo Kain asintiendo con la cabeza

—Buenos días, Kain-sama— dijo Mana tratando de verse segura, pero al sostener sus dedos índice y medio, de su mano izquierda con su mano derecha, solo reflejaba miedo.

—No sé cuál sea su percepción de las cosas, pero solo hoy me acabo de enterar de que los viejos pelearon fuera de su casa— dijo Kain —vengo a preguntar por toda la historia—

—Mi marido murió en la guerra— dijo Mana mirándolo a los ojos con esos intensos ojos azules —las leyes indican que uno de sus hijos debe ser el futuro patriarca, pero como son pequeños e inexperimentados, los ancianos los quieren tomar bajo su tutela—

—¿Por pura buena voluntad?— preguntó Kain con una sonrisa burlona, lo que hizo ruborizarse a Mana y enojar al mismo tiempo. Ella negó con la cabeza.

—No. Después de que Naori—sama ordeno a la asamblea y dejo a los ancianos fuera de las decisiones del clan, se crearon varias facciones. La más problemática son los radicales que quieren dejar Konoha porque según, esta villa le está haciendo mal al legado Uchiha—

—¿Qué otra facción está participando? Tengo entendido que fueron dos viejos—

Mana negó —lo siento, pero son de la misma facción. Lo que pasa es que ellos se disputan el liderazgo de la facción radical y quien obtenga la tutela de mis hijos será el líder indiscutible—

Kain soltó un suspiro cargado de aburrimiento, gente idiota peleando por insignificancias. Pelean una guerra que ya se perdió hace mucho tiempo y lo único que hacen es complicarles las cosas a sus descendientes.

—No te preocupes— dijo Kain —desde ahora tus hijos están bajo mi tutela. Yo los entrenare para que uno de los dos se vuelva patriarca. Por ahora tú te harás cargo de las tareas del clan, si alguien no te respeta, me avisas y yo lo coloco en su lugar—

—Tu solo quieres quitarnos nuestra casa— grito el más pequeño de los dos. Se llamaba Kenji y debe haber tener seis años.

—¿Quién te enseño eso?— preguntó Kain con una sonrisa en los labios

—Nadie— dijo el niño mirando al suelo

Sin embargo, el hermano mayor llamado Kenzo de diez años, respondió —yo le dije, sería lo justo. Mis tíos me dijeron que nuestra familia no fue buena contigo—

—¿Qué más?— preguntó Kain divertido y curioso por saber lo que dijeron de él

—No, Kain—sama, es solo una tontería, no importa— dijo Mana preocupada por lo que pudiera decir su hijo y como perjudicaría a un familiar que dijo algo en un momento de borrachera.

—Déjalo que hable ¿No tienes curiosidad por saber lo que dicen tus familiares a tus espaldas?—

—Kain—sama, por favor, déjelo— dijo Mana postrándose sobre el suelo, no quería que murieran sus familiares

Kain soltó un suspiro y le dijo —eres aburrida, pero lo que sea— después miró al pequeño y le dijo —no te vengo a quitar tu casa, vengo a compartir mis conocimientos para que seas un gran shinobi como tu padre ¿Te interesa?—

—¿Cómo sé que eres fuerte?— preguntó Kenji con una expresión molesta —no te ves fuerte—

Kain sonrió, apoyo el codo derecho sobre su muslo y después reposo su rostro sobre su mano. Entonces el iris de sus ojos se tornó rojo y apareció un tomoe. Después el tomoe empezó a girar hasta que apareció un segundo y hasta un tercero, lo que impresiono a Kenzo y Kenji, pero cuando el ojo de Kain cambio de forma y se volvió la unión de tres magatamas formando un círculo, Mana se unió a la sorpresa. No obstante, Kain cerró sus parpados y al abrirlos, sus ojos volvieron a la normalidad.

—¿Ves? Soy fuerte ¿Ahora estas más convencido?— preguntó Kain con una sonrisa amable

—Sí, pero— dijo Kenji con voz pequeña y débil —¿de verdad no nos quitaras nuestra casa?—

Kain negó con la cabeza y respondió —mi abuelita me enseño que los Uchihas son una sola familia, deben ayudarse y detener a sus hermanos si pelean ¿Por qué te haría daño?—

—Porque papá lo hizo contigo— dijo Kenzo con la mirada agachada

—¡Kenzó!— grito Mana, Kain estaba tratando de ayudarlos y el niño le había recordado algo por lo que podría retirar su protección. Ella miró a Kain y le dijo —por favor, no se enoje, son solo las palabras de un niño—

Kain levanto la mano para que ella se callara y dijo —Kenzo— el niño levantó su rostro y lo miró a los ojos —es cierto que tu padre no fue bueno conmigo. A lo mejor pasaron muchas cosas feas, pero eso está en el pasado. Dime ¿Qué ganaría yo haciéndoles daño? Nada, pero si yo los ayudo, ustedes protegerán a los Uchihas en el futuro y los llevarán por el buen camino. Eso me ayudaría a cumplir el deseo de mi abuelita. No te preocupes, no te guardo odio a ti ni a tu padre, ni a tu hermano, ni a tu okaa-sama. No te preocupes, tenemos mucho tiempo por delante. Te enseñaré que unas manos que se abren pueden abrazar y cuidar del mundo mucho mejor que unas manos que se cierran para luchar—

Kenzo agacho la mirada poco convencida, pero Kenji parecía emocionado al ver los ojos de Kain. Por otro lado, Mana examinaba a Kain y trataba de evaluar si decía la verdad o solo les estaba vendiendo una imagen para después destruirlos. Si él estaba planeado algo raro, lo perseguiría hasta el infierno y lo mataría mil veces.

—No necesitas mirarme de esa manera— dijo Kain con una sonrisa burlona —me vas a hacer ruborizar—

Mana frunció el ceño y miró hacia otro lado, casi indignada por ser burlada por un niño un par de años mayor que su hijo.

—Lo que sea— dijo Kain poniéndose de pie mientras sonreía —Mana, Kenzo y Kenji, vengan conmigo al dojo donde hacen las reuniones de clan. Hay que dejarle claras las cosas a los viejos y explicarles que los Uchihas son una familia—

Ellos lo miraron durante un instante y pudieron ver la sinceridad en su mirada, lo cual calmo el corazón de todos.