Mundo Shinobi - Señores de la guerra - 422

Una vez que Kain termino de hablar con Noriko-san, la anterior niñera de Hashirama. Él la acompaño a la habitación en donde Rei-chan le hacia la entrevista a la sobrina de Noriko-san.

Kain se detuvo delante de la puerta corredera y dijo —Rei-chan, soy yo ¿Puedo pasar?—

—Sí, adelante— respondió Rei-chan desde el interior.

Kain abrió la puerta de la habitación para atender a los invitados. Era un lugar ordenado con paneles de corredera por murallas. Al fondo el emblema de la hoja roja como símbolo de Konoha. A los lados habían colgado un pergamino con el vajra a la izquierda y el abanico a la derecha.

Rei-chan estaba sentada en un cojín café claro y la otra persona frente a ella, en otro cojín. Las dos sentadas en seiza y vistiendo kimonos. Rei-chan llevaba puesto un kimono azul y un obi gris. El cabello ordenado en un moño y el mechón al lado derecho del rostro. El rostro con forma de corazón, ojos grandes y expresivos con un iris azul, la nariz fina, la boca grande y los labios gruesos. Tenía una mirada amigable mientras conversaba con la otra muchacha.

Por otro lado, Kain solo pudo ver la nuca de la sobrina de Noriko. También se hacía un moño, pero no se veían mechones a los lados. El cabello rubio, el cuello delgado, la espalda estrecha, la cintura apretada y el trasero se veía grande al ser aplastado por el propio peso. Llevaba un kimono color crema y un obi verde pasto.

Kain miró a Rei-chan y le preguntó —ya atendía Noriko-san ¿Puede quedarse con ustedes?—

Rei-chan asintió con una sonrisa y entonces, la sobrina de Noriko se volteó. La muchacha era bastante bonita, se dejaba el flequillo largo casi cubriéndole los ojos. Tenía el iris verde, una mirada tierna y confiable. A Kain no le extraño que ella quisiera ser profesora, tenía ese aire.

Kain hizo un leve asentimiento a la sobrina de Noriko-san, sin darle mayor importancia. Se hizo a un lado y miró a Noriko-san —bien, la dejo con Rei-chan y su sobrina. Si tiene alguna duda, puede venir cuando quiera. Por otro lado, y nuevamente, muchas gracias por su ayuda. Como le dije, no es problema suyo. Solo pasa que nuestro Hashirama es un niño demasiado enérgico—

—Gracias, Kain-sama— dijo Noriko con una sonrisa amigable —y lo siento por no haber sido de ayuda—

—No se preocupe, yo lo sé— dijo Kain —ahora tengo que tratar otro asunto, así que le pido que me excuse—

—Sí, adelante y muchas gracias—

Kain sonrió, se dio la vuelta y camino por el pasillo. Dobló por el pasillo a la izquierda y caminó a la puerta corredera de la salida. Deslizo la puerta a la izquierda y salió al patio frontal. Recién eran las doce y media del día, pero el cielo había cambiado y ahora estaba terriblemente nublado.

Kain escucho a Reika hablar con sus amigos guardaespaldas, Yuki y Maaya Uchiha. Sakumo y Hyoga la escuchaban un poco alejados de ellas, pero estaban atentos. Reika les conversaba sobre la situación en la capital. Sin embargo, al escuchar las pisadas de Kain, miraron en su dirección.

—¿Todo bien?— preguntó Sakumo mientras los otros guardaespaldas lo miraban.

—Todo bien— dijo Kain con una sonrisa en los labios —no se preocupen. Quiero hablar contigo sobre algo—

Kain camino hacia el lado izquierdo del jardín frontal, le hizo el gesto a Sakumo con la mano y él lo siguió al trote hasta que lo alcanzó. Kain se alejó de los guardias y cuando estuvo a diez metros, se detuvo.

Sakumo lo miraba con seriedad y los brazos en jarras —¿Fue muy grave lo de la capital?— preguntó

—No, para nada, fue una estupidez— dijo Kain con tranquilidad —tú no te preocupes, cuando sea peligroso, serás el primero en enterarte. Por otro lado, y más importante, Akane quiere estar contigo, así que te voy a dar acceso a la habitación de viajes, dentro de la casa. De esa manera, llegado el final de tu horario, puedes ir a la capital a ver a tu amorcito—

—Kain, eso es— dijo Sakumo un poco acomplejado.

—Tú tranquilo, viejo, esto solo lo hago porque eres mi cuñado— dijo Kain con una sonrisa, le dio unas palmadas en el brazo y lo señalo con el dedo índice —pero nada de andarle contando a los demás ¿Entendido?—

Sakumo sonrió y le dijo —gracias—

—No hay de que— dijo Kain —después del almuerzo dejare todo preparado y te enseñare cómo funciona. Después de eso voy a salir, pero tienes permiso de utilizar la habitación cuando quieras—

Sakumo entrecerró los ojos al escuchar ese "voy a salir", ya que significaba reunirse con una chica —¿Quién como tú?— preguntó con una sonrisa astuta

—El que puede, puede, y el que no, aplaude— dijo Kain con una sonrisa burlona, le dio unas palmadas en el brazo y continuo —y a ti mi amigo, te toca aplaudir e ir a ver a tu esposa e hijo—

Sakumo soltó una risita y Kain también largó a reír. Después de eso caminaron hacia la entrada de la casa, Kain abrió la puerta y miró a los guardaespaldas y asintió. Ellos le devolvieron el gesto con una expresión de respeto, incluso Reika.

—Reika, una vez que termines, entra. La comida estará lista en media hora— dijo Kain

—Sí, Kain-sama— dijo Reika con una bonita sonrisa. Por los lados, Yuki y Maaya la pincharon en las costillas con el dedo índice y le dieron miradas burlonas. Reika se puso roja del cuello a las orejas y miró hacia otro lado.

Kain sonrió, entró a la casa y cerró la puerta. Después camino por el pasillo y escucho a Rei-chan venir en su dirección junto con Noriko-san y su sobrina.

—¿En serio puede hacer eso, Noriko-san?— le preguntó Rei-chan

Las tres giraron en la esquina y vieron el pasillo daba a la salida con los estantes con pinturas a los lados, los retratos y los pergaminos. Ellas vieron a Kain venir en su dirección, alto, de cabello blanco y ojos azules. Llevaba puesto el haori blanco y caminaba con las manos metidas en las mangas.

—Sí, señora, no es ningún problema— dijo Noriko-san —yo puedo venir con Megumi-chan y explicarle todo lo que tiene que hacer—

—Eso sería de mucha ayuda— respondió Rei-chan

Las tres se detuvieron delante de Kain, a dos metros de distancia.

Rei-chan miró a Kain y le dijo —ya está todo listo— ella miró a la muchacha rubia flequillo que le llegaba hasta los ojos. Tenía el cabello ordenado en un moño, bonitos ojos verdes y apariencia agradable a la vista. No debe haber tenido más de dieciocho años. Rei-chan miró a Kain y continuo —ella se llama Megumi y a partir de mañana cuidara de Hashirama—

—Esta se llama Megumi Sarutobi— dijo la muchacha, tenía un bonito brillo en sus ojos. Ella puso las manos sobre su regazo e hizo una reverencia.

—Mucho gusto, Megumi-san, espero que se lleve bien con Hashirama. Es un niño enérgico, pero adorable—

—Sí, ya lo vi, él es pura alegría— dijo Megumi, era veinte centímetros más pequeña que Kain, así que necesitaba elevar la mirada para mirarlo a los ojos.

Kain miró a Rei-chan y le preguntó —¿Cómo lo harás hoy?—

—No tengo más reuniones, así que me quedare con Hashirama—

—Entiendo, yo voy a salir después del almuerzo, pero tú sabes que siempre puedes contactarme—

—Sí, querido—

Kain asintió, miró a Noriko y después a Megumi —entonces, con eso dicho, estaré confiando en ustedes desde ahora. Ahora, si ustedes me permiten, tengo cosas que hacer— dijo

Noriko, Rei-chan y Megumi se hicieron a un lado y Kain avanzó por el pasillo a paso lento.

Como Kain prometió, dejo todo preparado y le informo a Sakumo como podía viajar a la capital en segundos. Después de eso, Kain almorzó junto a su familia, visitó a sus hijos y, por último, viajo con Reika a las cálidas costas de la nación del viento, ubicadas en el extremo oeste del continente.

El cambio fue abrumador. Pasaron de los cielos nublados y un ligero calor a los cielos azules y despejados con un calor abrazador, solo atenuado por brisa marina. Reika lo sintió en su propia carne. El kimono que la mantenía a una temperatura adecuada, ahora la estaba asfixiando.

Sin embargo, Reika también se quedó absorta mirando el inmenso mar de color turquesa y una playa de arena blanca.

—Ven— dijo Kain, le tomo la mano y Reika lo miró a la cara —vamos a la casa. Ahí te puedes colocar algo más cómodo—

Reika parpadeo varias veces, miró los alrededores y se dio cuenta que detrás de ellos había una mansión de concreto pintada de blanco con un techo de tejas rojas. La mansión estaba a cincuenta metros, posicionada sobre una base de roca natural y cemento. Tenía una amplia escalinata con diez peldaños anchos, un descanso y otros diez peldaños que dejaban frente a la puerta de la casa.

—¿Usted hizo esto?— preguntó Reika con cierto asombro

—Sí, es bonito ¿No?— preguntó Kain con una sonrisa en los labios —en un principio era una cabaña, pero a medida que pude hacer más, la convertí en esto. Lo estaba preparando, en el futuro quiero traer a mis hijos para que disfruten del clima—

Reika miró a Kain asombrada, Kain también sonrió y caminaron tomados de la mano a la mansión. De fondo se escuchaban las gaviotas graznar y el fuerte oleaje a cien metros de distancia.

—Se ve bastante espaciosa— dijo Reika mientras avanzaba y miraba la mansión por delante de ellos.

—Así es, mi familia es numerosa, así que debo tener varias habitaciones preparadas. La estructura interna de la mansión es cuadrada, con una piscina en el interior, protegida por paneles de vidrio unidireccionales. La temperatura ambiente está regulada para que se sienta el calor, pero no sea tan abrumador como en el exterior—

—Mmm, suena genial— dijo Reika con una amplia sonrisa

—Una vez que entres a la mansión, lo entenderás—

—¿Cómo le fue con la niñera?— preguntó Reika con una voz débil

Kain apenas la escucho. Ambos avanzaban por la arena a paso lento. Kain miró a Reika y vio que ella tenía la cabeza gacha y miraba la arena. Kain soltó una risita, se acercó, la tomo en brazos y la cargo. Reika soltó un gritito y se sujetó de Kain, le abrió un poco el kimono y vio que abajo tenía una especie de tela negra.

—Kain-sama— se quejó Reika en un tono mimado

Kain siguió caminando, sonrió y le dio una mirada —me fue bien ¿Por qué?— preguntó

—Bueno— dijo Reika, algo acomplejada, miró en otra dirección y susurro —parecía bastante bonita—

—Así es, parecía bastante bonita— respondió Kain

Reika lo miró a la cara, se mordió el labio inferior.

Kain sonrió, se detuvo, acercó su rostro y le dio un beso en los labios —sí, es bonita— dijo y siguió caminando por la arena. Por detrás de él se escuchaba el suave oleaje —sí, ella va a cuidar de Hashirama. Y no, que sea bonita, no quiere decir que la vaya a tocar como todos ustedes piensan—

—¿En serio?— preguntó Reika

—Sí, es en serio. Ahora, explícame una cosa ¿Por qué te molesta esta nueva muchacha? Yo tengo varias esposas, eso tú ya lo sabias—

—No puedo hacer nada contra las rivales que llegaron antes que yo—

Kain se detuvo, bajo a Reika y ella se apoyó sobre sus pies. Ambos eran de un mismo porte. Kain le acaricio la mejilla y le dijo —no hay rivales, no hay nadie mejor o peor para mí. No quiero ese tipo de pensamientos en mi familia ¿Entendido?— él guardo silencio y espero hasta que Reika asintió. Kain continuo —no te pido que seas amiga de mis otras esposas, pero no quiero que peleen porque eso podría destruir la familia. Lo mismo le he dicho a mis otras esposas y quiero que tengas esto en mente. Si algún día tienes problemas con mis otras esposas, quiero que me lo digas. Yo trazare una línea entre ustedes y de esa manera, el problema no crecerá de forma desproporcional ¿Entendido?—

—Entiendo, Kain-sama— dijo Reika con voz suave, ella agacho la mirada y vio sus pies en las sandalias de madera, la arena blanca y frente a ella, los pies de Kain. Este último estiro su mano derecha, le tomo el mentón y levantó el rostro. Reika lo miró a los ojos y Kain mostro una pequeña sonrisa. Él acercó su rostro y la beso, fue un beso pequeño detrás de otro hasta que se volvió un beso apasionado.

Kain apartó su rostro y le dijo —no te estoy regañando Reika, solo quiero que sepas cuales son mis preocupaciones. Mis hijos serán grandes guerreros lo quieran o no, y una enemistad entre ellos no sería ninguna broma. Solo recuerda como termino el clan Senju y los Uchihas. Quinientos años de odio y muerte ¿Te gustaría eso para nuestros descendientes?—

Reika negó con la cabeza y de paso, recordó cómo eran los ancianos del clan, quienes solo veían conspiraciones en cada esquina.