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Suerte y perseverancia

Pequeña aclaración: Cada volumen es independiente del otro. Sigue su propia línea de historia y no se ve afectado por los volúmenes anteriores. Bueno, salvo por algún poder o habilidad que se viene arrastrando por el conocimiento y la personalidad del protagonista que va evolucionando. Volumen 1 Cross over entre nasuverso y Madam ou no Vanadis Volumen 2 viaje por Juego de Tronos, Señor de los anillos y Dark Soul 3 Volumen 3 Mushoku Tensei y Danmachi. Volumen 4 Naruto y muchos otros. -o- Kain, antiguo vástago del equilibrio. Renació en el mundo de Fate y vivió durante varios siglos. Sin embargo, al encontrarse con su viejo enemigo, el dios Hilden, lucho y perdió. Ahora su alma viaja a través del multiverso buscando el poder y la forma de volver a aquel mundo por la venganza. -o- Reglas del juego: 1.- No hay power up indiscriminados 2.- Todo se estudia y se gana hasta dominarlo 3.- El alma influye sobre el cuerpo, por ende, el cabello y los ojos siempre serán los mismo (ojos color lazuli y pelo blanco). 4.-La fuerza es proporcional al conocimiento adquirido, la técnica y la fuerza del alma. 5.- El nivel del mundo es proporcional al alma. Eso quiere decir que si el alma del protagonista es fuerte, irá a un mundo de mayor nivel.

AOoBeligerante · Komik
Peringkat tidak cukup
935 Chs

Mundo Shinobi - Creciendo - capítulo 24

En un día de primavera, Kain salió de su casa acompañado de Naoko y Mito, una en cada mano. En realidad, Mito era quien los guiaba por la calle, pero como Kain quería cuidar de su madre, las llevaba de la mano mientras Mito le indicaba el camino. Avanzaron por la avenida, topándose con los civiles, los cuales hacían reverencias en cuanto veían a Mito. Ella estaba acostumbrada, ya que antes de ser la esposa del hokage, fue la hija del líder del clan Uzumaki, y por defecto, la princesa del país de Los Remolinos.

Avanzaron por la avenida principal, con el sol sobre sus cabezas. En ese momento corría una brisa primaveral y eran las diez de la mañana. Las calles estaban ordenadas, pero seguían siendo de tierra suelta. A los lados de la avenida se veían muchas casas de un piso y a medida que se acercaban al municipio de Konoha, las casas ganaban altura. Sin embargo, las que más resaltaban eran las casas de cuatro o cinco pisos, con estructuras cuadradas y techos de tejas de piedra cincelada, similares a pagodas. Eran tres que se divisaban desde lejos: Al extremo Oeste de la ciudad era Hyuga, al centro Oeste no había nada, ya que eran una coalición de tres clanes, Ino-Shika-Cho. En el centro Este estaban los Sarutobi y en el extremo Este de la ciudad estaban los Uchiha. Todos eran edificios nobiliarios, creados con la intención de marcar una diferencia, en los cuales vivían las familias principales de cada clan. En Konoha, cada clan shinobi de renombre quería ser rey, bueno, salvo Hashirama. El cual vivía en una gran casa de un piso, lo único destacable era el amplio terreno y la gran puerta Torii de color rojo en la entrada.

Kain avanzó por la calle, dejando atrás las humildes casas de los civiles para encontrarse con las hermosas casas de los shinobis, de puertas correderas y tejados con doble pendiente.

Kain de repente se detuvo y le pregunto -¿Por qué Ino-Shika-Cho?-

Mito a su derecha le dijo -porque son una coalición de tres clanes que llevan muchos años trabajando juntos como uno solo-

-¿Entonces, antes de Konoha hubo otros grupos de shinobis?-

-Así es, antes hubo otras alianzas shinobi, pero ninguna se podía considerar tan grande como Konoha. Por otro lado, eran igual que el resto de los shinobis, vivían en secreto y funcionaban como mercenarios-

-¿Ahora no?-

-Ahora no- respondió Mito con una pequeña sonrisa -ahora Konoha y otras villas están unidas a los países en los que habitan. Gracias a esto, reciben remuneración, pero también están ligados a los caprichos de los señores feudales. Si te soy sincera, no sé si eso cambiara la forma de vida del shinobi, pero espero que así sea. Por otro lado, una aldea shinobi es el único lugar en donde un shinobi puede vivir-

-¿Por qué?-

-Porque los shinobis son fuertes, difíciles de manejar y, sobre todo, en ellos prima la fuerza por sobre todas las cosas. Esta aldea solo se pudo formar gracias a fuerza de tu tío y de tu padre. Sin ellos, hubiera sido imposible juntar a todos en una sola tierra. Además, imagínate a la gente común viviendo con un shinobi. Por ejemplo: ¿Cómo crees que reaccionaría la gente común a un anciano como Orochi que cría serpientes y ratones? -

Kain lo pensó y los imagino quejándose todos los días por lo espeluznante que sería.

Mito continuo -los shinobi no solo son especiales por su capacidad de usar Chakra, también lo son por su forma de vida. En esta aldea existen los Uchihas quienes entrenan escupiendo fuego. Otros como los Aburame, quienes crían insectos y vamos sumando gente extraña. Por eso es imposible que un shinobi viva en un lugar normal. Claro, a menos que deje la vida de shinobi, pero eso ya es muy difícil-

Kain asintió y miró a su madre a su izquierda, que como siempre caminaba en silencio. Avanzaba con la presteza de quien puede ver, pero ese no era el caso. Solo pasaba que Naori había sido estricta con ella desde niña y ahora podía moverse con soltura, a menos que fuera un camino lleno de obstáculo. Por otro lado, su largo cabello oscuro enmarcando su hermoso rostro destacaba y capturaba la atención de todos los transeúntes. Kain vio como la gente, shinobis y civiles, tanto mujeres como hombres se detenían a mirarla. Después miró hacia su derecha y notó que la vista era muy diferente, a pesar de que ambas mujeres se veían igual de jóvenes.

Mito sintió un escozor y levantó su puño derecho al mismo tiempo que le apretaba la mano con su mano izquierda. Kain sintió el dolor de ser triturado, pero aguanto el dolor.

-Kain ¿Qué estabas comparando? - pregunto Mito con una sonrisa que no lo era

-Nada maestra, nada de nada- respondió Kain nervioso -solo te iba a preguntar si ibas bien-

Mito bufo y miró hacia otro lado.

Kain prefirió reír y mirar a su madre -¿Madre va bien?- pregunto

-Sí, Kain, pero si pudieras disminuir la marcha sería agradable- respondió Naoko sin soltarle la mano.

-Está bien, madre-

Entonces bajaron la velocidad de movimiento y cuando ya eran las once de la mañana, pudieron ver el municipio de Konoha. Para Kain seguía pareciendo un tazón blanco puesto boca abajo, de cuatro pisos y ventanas de vidrio en cada uno de ellos. Destacaba en la distancia, junto a la gran montaña a sus espaldas, en donde habían esculpido el rostro de Hashirama. Kain caminaba mirando la escultura, al mismo tiempo que la calle se extendía desde una gran avenida de cuarenta metros de ancho, hasta formar una línea a la distancia y detenerse frente al municipio.

-Por acá, Kain- dijo Mito

Kain salió de sus pensamientos y la quedo mirando. Entonces asintió y llevo a su madre de la mano por un camino que se abría paso por el distrito Sarutobi. Las casas aquí tenían mejor apariencia, nunca tan grandes como la de Hashirama, pero amplios patios frontales cubiertos de pasto, pequeñas lomas a los costados de la entrada y flores bordeando los patios. Muy diferente del sector civil, en donde estaba lleno de sembradíos de arroz.

Mito los condujo al centro del distrito Sarutobi, en donde el patriarca del clan había creado un enorme parque para todos los niños. El lugar era una circulo de unos cincuenta metros a la redonda, bordeado de árboles de baja estatura, de largas ramas y hojas de color amarillo. Por otro lado, en el centro de la plaza había bancas para los adultos que se sentaban a ver a sus hijos, además de columpios y resbaladillas.

Cuando llegaron al lugar, estaba casi vació. Solo habían cuatro niños en los columpios y dos en los resbaladillas. Parecían felices riendo e impulsándose por los juegos. En las bancas había igual número de adultos, algunos conversaban y los más anciano solo vigilaban a los niños con rostros oscos. Era la dureza de la vida shinobi, dijo Mito algún día. Por lo menos esta generación, en su gran mayoría, nunca sabrían lo que es divertirse. Sin embargo, eso no les quita que tengan un corazón.

No obstante, en cuanto vieron a Kain, muchos fruncieron sus rostros. Entonces ellos caminaron a donde estaban sus hijos o nietos y se los llevaron, aunque ellos protestaron. Mito se enojó, pero como solo fue un disgusto, no dijo mucho. Ya que, dentro de todo, podía entender su enojo. Mito miró a Kain para ver si este se vio afectado, pero el niño solo había conducido a su madre ignorando a los demás. La sentó en una banca a la sombra de un árbol y se sentó a su derecha. Naoko solo sonrió y le peino el cabello con la mano. Su sonrisa era la calma, como la brisa de la tarde que reconforta a las personas cansadas. Por su parte, Kain solo abrazo a su madre y ella también lo abrazo.

Mito tomo una gran respiración, considerándose tonta por preocuparse tanto por el niño. Él era especial, pensó. Entonces camino con dirección a ellos y recordó que, dentro de todo, últimamente ha estado comportándose como un niño normal. Con la mejora del sharingan, diferente de cualquier Uchiha que estaría loco por probarlo en combate, el niño a estado mirando el mundo que el ojo normal no alcanza a ver. Gracias a eso, de vez en cuando lo puedes ver en cuclillas en el patio, a lado de una larga hilera de hormigas. Las puede pasar mirando durante horas y al ir a preguntarle si no está aburrido, responderte de forma mecánica que no y seguir mirando. Quizá que cosas puede apreciar Kain que ella solo puede imaginar, pensó Mito. El otro día él le había dicho "las hormigas son demasiado fuertes para la endeble estructura de su cuerpo". Después se fue, pero Mito quedo con la incógnita. No cree ni por asomo que las hormigas sean tan fuertes, después de todo, solo mueven minúsculos trozos de hojas y ramas.

Mito se sentó al lado de Naoko y miró como Kain abrazaba a Naoko y esta le peinaba el cabello con la mano. De repente se puso a cantar una canción suave que hablaba del calor del sol y el agradable viento de la primavera. Mito a su vez recordó a su hijo y sintió nostalgia, ya que la vida shinobi nunca le permitió hacer eso. Todos los días de su hijo estuvieron enfocados en entrenar, bajo la tutela de Hashirama o Tobirama. Entonces Mito recordó porque habían salido de paseo. Llevan meses sin saber nada de Hashirama, circulan algunos rumores, pero no hay nada verificado. Algunos hablan de grandes disturbios en el país del Viento y otros hablan de luchas interminables en el país de la Tierra. Por su parte, ella lo único que puede hacer es esperar a que Hashirama esté bien.

-¿Qué sucede Mito?- pregunto Naoko, con Kain acostado sobre su regazo. Ella estiro su delicada mano y la puso sobre el hombro de Mito.

-No es nada- le respondió Mito con una voz suave, desprovista de fuerza.

Naoko alzo sus finas cejas en una expresión de preocupación y comenzó a pellizcar a Kain en la mejilla con la mano con que antes lo estaba peinando -Kain- dijo con una voz suave -Kain, despierta-

Al mismo tiempo, Kain dormitaba con la cabeza apoyada en el regazo de su madre, pero los tenues pellizcos en su mejilla, lo despertaron –¿Qué sucede? - pregunto entre dormido, levantó la cabeza del regazo, al mismo tiempo que se rascaba los ojos.

-Ve a jugar a los columpios- le dijo Naoko

-Madre, no tengo ganas-

-Vaya- insistió Naoko con voz seria.

Esas palabras despertaron a Kain de inmediato, era muy raro que su madre insistiera en algo o fuera tan seria. Así que se desperezo y miró en todas direcciones. No había nadie en el parque, solo estaban los árboles, cuyas hojas verdes eran agitadas por una tenue brisa.

-Bueno, madre- respondió Kain y miró Mito de soslayo, la vio mirando al suelo con una mirada triste.

Kain camino hasta los columpios, algo preocupado por su maestra, pero dejo a los adultos conversar. Después de todo, en estos momentos él era un niño y duda que su maestra le hable de sus problemas personales. Se sentó en un columpio y comenzó a mecerse de atrás para adelante. Mientras el suelo estaba recubierto de arena, el arco que sostenía el columpio era de madera. Kain se afirmaba de las cuerdas que sostenían el trozo de tabla en el que estaba sentado, impulsándose hacia atrás y hacia adelante. Hasta alcanzar grandes alturas y ser regañado por Mito desde donde estaba. Kain retrocedía, viendo el suelo cubierto de arena y avanzaba hasta quedar viendo el amplio cielo.

-Ese mocoso impulsivo- dijo Mito desde lejos, un tanto enojada con Kain. Encontraba imprudente ese nivel de fuerza empleada en un simple juego. Ya lo estaba viendo impulsarse con demasiada fuerza y salir volando por los aires.

-No te preocupes, estará bien- dijo Naoko con una pequeña sonrisa

Mito negó, ya que si ella lo pudiera ver casi volando como lo veía ella, no estaría tan tranquila.

-¿Cómo te sientes?- pregunto Naoko

Mito soltó un suspiro y le dijo -bien, un poco preocupada, pero bien. Gracias por preocuparte-

-Es lo mínimo que puedo hacer por ti, después de todo, siempre has cuidado de mi Kain-

-No es problema- dijo Mito con una pequeña sonrisa -Kain es bonito, así que no es ningún esfuerzo-

Ambas mujeres se rieron un poco y comenzaron a conversar de cosas al azar.

Por otro lado, Kain freno con las sandalias de madera y detuvo el movimiento del columpio. Lo que provocó una polvareda que alcanzo a Mito y Naoko. Ellas lo regañaron a lo lejos, pero Kain se hizo el desentendido. Después empezó a dar vueltas por el parque mientras mantenía la conexión visual con Mito. Mientras estuviera a una distancia de veinte metros, ella siempre lo podría proteger. Al menos, eso es lo que ella le había prometido.

Kain deambulo por los alrededores, hasta encontrar una larga fila de hormigas. Quería activar su sharingan, pero en un lugar público era poco conveniente. Ya le habían advertido hasta la saciedad que el sharingan incluso dentro del clan Uchiha era algo especial. Nadie te nombraría jefe de algo, pero era la confirmación de que eras un auténtico Uchiha. Ahora, el haber desarrollado el tercer tomoe lo hacía alguien muy especial y eso podría molestar a los ancianos del clan. Kain soltó un suspiro y se puso en cuclillas para ver a las hormiguitas trabajar. Era una larga hilera que llevaba diminutas migas de pan, hojas de árboles y ramas. Cada una cargaba una cosa y por sí solas no lograrían nada, pero a través del trabajo en conjunto, alimentarían a todos los habitantes de su hormiguero. Eran criaturas misteriosas, que trabajaban por el bien de la próxima generación.

-A lo mejor, el tío también es una hormiga- dijo Kain medio en broma, ya que según sus propias apreciaciones. Si Konoha algún día disfruta de estabilidad, Hashirama ya se habrá ido para ese momento.

Entonces Kain escucho el grito infantil de una niña y el posterior llanto. Se puso de pie para mirar de dónde venía y vio que era una niña de cabello oscuro bajo las ramas de un árbol. Seguramente se subió a las ramas de baja estatura y se cayó. Era pequeña, como de la misma edad de Kain.

Kain camino hasta donde estaba ella, mientras ella no paraba de llorar con las manos cubriendo sus ojos. Estaba sentada en el suelo y su pequeño tobillo se veía un tanto hinchado. Kain se agacho, canalizo el chakra a sus riñones y después lo redirigió a su mano para crear una esfera de agua. Entonces le dijo a la niña -no llores, no llores, te pondré esto y dejara de doler-

La niña se sacó las manos de los ojos y miró a Kain. Lo único que pudo hacer fue asentir, ya que estaba demasiado impresionada por las facciones de Kain. Su pelo blanco llamativo y sus hipnotizantes ojos azules. La niña se sonrojo, pero Kain no le puso mucha atención. Se concentro en poner la esfera de agua en el tobillo y que le bajara la hinchazón. Era una estructura demasiado débil, como si aún no hubieran comenzado a entrenar a la niña.

Pasaron un par de minutos, la niña ya estaba en calma y el tobillo menos hinchado. Kain asintió conforme con su trabajo, pero en recompensa por su buena obra, recibió un puñetazo en la cara.

-¿Qué le haces a mi hermana?- grito un niño

Por su parte, Kain cayó de espaldas al suelo y se cubrió la mejilla con las manos -de nada- dijo adolorido -¿Así le agradeces a la gente?-

-¿Por qué debería agradecerte?- pregunto el niño con una actitud petulante

-Eso hace la gente cuando la ayudas-

Kain se puso de pie y miró al muchacho. Tenía el cabello oscuro hasta los hombros y los ojos blancos como si se los hubiera pintado. La niña a su lado se afirmaba del dobladillo de su kimono café y se veía bastante parecida. Salvo que el niño se veía mayor por un par de años. Kain los encontró extraños, pero recordó que en la aldea había un clan con tales ojos. Kain negó con su cabeza y paso por a lado diciendo -de nada- y siguió su camino de vuelta a los columpios.

-Espera, tienes que disculparte- grito el niño en una actitud prepotente

Kain se detuvo y se volteó a mirarlo -¿Eres idiota?- pregunto

-Tu eres el idiota que no entiende su posición- dijo

Kain suspiro y le dijo -eres bastante arrogante para ser tan débil-

-No soy débil- replico el niño. Sin embargo, Kain lo ignoro y se fue dejándolo molesto. Por lo general, nadie en su clan lo ignoraba y siempre se hacía lo que él decía. Molesto, simplemente molesto, pensó. Entonces el niño corrió y se lanzó sobre Kain, tratando de propinarle puñetazo y cayendo al suelo. Sin embargo, Kain era demasiado fuerte para él y cuando lo afirmo de las muñecas, se quedó sin posibilidades. No obstante, eso no lo detuvo de querer morderlo. Al final, Kain se las arregló para poner su pie en el estómago del niño e impulsarlo hacia otro lado. El niño cayó rodando por el suelo y la niña se acercó a socorrerlo.

-Nii-sama- dijo la niña con una voz suave como el murmullo de la brisa -él me ayudo ¿Por qué lo lastimas?-

-¿Eh?- pronuncio el niño con una voz cargada de incredulidad -bueno, eso, mm, eso no importa Kaoru, él tiene que disculparse-

-¿Por qué? Me caí y él me ayudo-

El niño llamado Kazuhiko cerro su boca sin saber que decir e ignoro los argumentos de su hermana para seguir buscando al niño de pelo blanco. Sin embargo, cuando se pudo poner de pie se dio cuenta que ya se había marchado.

Por su parte, Kain se fue a sentar con Mito y Naoko. Las dos seguían conversando de los más animadas. Naoko no se dio cuenta del espectáculo. Pero Mito si vio la pelea de los niños e ignoro el tema, ya que para ella eso era una pelea de niños. Así que no le dio importancia y no le dijo nada a Kain. Conversaba con Naoko, que siempre era muy educada y servicial. Sin embargo, su rostro cambio cuando vio al niño guiando a uno de los sirvientes del clan Hyuga con una actitud prepotente.

Al mismo tiempo, el sirviente que buscaba a Kain para regañarlo y ponerlo en su lugar, vio a Mito y al niño de cabello blanco (como le había indicado su joven maestro) sentado en la misma banca. Entonces se replanteó el seguir con esta tarea. Se agacho para susurrarle al oído a su joven maestro y explicarle quien era la mujer pelirroja. No obstante, el niño se enojó y le ofreció algunos castigos si no hacia lo que le pedían. Sin embargo, nada pudo persuadir al sirviente de desafiar Mito Uzumaki, la mujer más fuerte de toda la aldea. Así que tomo de un brazo al niño y se lo llevo junto a su hermana sin preocuparse por las amenazas. Conociendo al anciano patriarca del clan, lo felicitara por su buen juicio.

-o-

Por otro lado, en otra parte de la aldea de Konoha, un hombre de cabello y ojos negros estaba teniendo un terrible dolor de estómago. Recién había tenido una reunión con los ancianos del clan Uchiha y estos lo habían regañado por ser tan poco atento a las necesidades del clan. No habían desarrollado ningún negocio en todo este tiempo y las reservas de dinero se estaban acabando. Sin contar que cada día les asignaban menos misiones shinobi.

Sin embargo, a los ojos de Kotaro Uchiha eran ellos los que no entendían. Él no tenía la culpa de todos los problemas que el clan tenía. Él había hablado con los miembros de su clan, tanto viejos como jóvenes, pero ninguno tenía idea de hacer negocios. A lo mejor entendían de negociación, pero eran demasiado orgullosos como para montar una pequeña tienda. Además, la baja cantidad de misiones asignadas se debía a que nadie quería trabajar con los Uchiha. La mayor parte de su clan solo confiaba en los otros miembros y les era difícil coordinarse con otros shinobis que fueran de otros clanes. Casi siempre pasaba que el Uchiha seguía su instinto y tomaba otro curso de acción. Ninguno se equivoca o ponía en riesgo a los demás, pero si te asignaban un capitán de equipo, debías seguir sus órdenes.

Kotaro avanzaba por los pasillos que conectaban la casa de reuniones con su enorme casa de cuatro pisos. Era ridículo, lo pensó en su momento y aun lo piensa. Jamás ha podido ocupar más allá del primer piso. El segundo lo comenzó a utilizar como lugar de entrenamiento y ni hablar del tercer y cuarto piso, que se están llenando de tierra. Y todo esto pasa, porque las viejas generaciones quieren aparentar igual que los otros clanes.

Kotaro se agarró la frente y se detuvo en medio del pasillo. Era tan hermoso, con un lago a su alrededor con flores de loto flotando y este puente hecho de madera. De los lados del puente ascendían vigas de madera que soportaban un techo de doble pendiente. Incluso si llovía, podías pararte en el puente y mirar el lago. Sin embargo, toda esta opulencia no le producía ninguna calma. Al final, nunca debió haber aceptado este cargo, pensó.

-¿Qué sucede, Kotaro?- pregunto una voz envejecida desde el frente. Kotaro levantó la vista y vio a su padre lleno de canas caminando en su dirección. Tenía un rostro duro como las piedras, pero se reflejaba la preocupación en sus ojos.

-Nada, padre- dijo Kotaro con voz apagada, casi sin energías.

-¿Te duele el estómago?-

Kotaro negó e hizo una reverencia para pasar por al lado de su padre y dirigirse a la casa. El viejo pudo ver la preocupación en su rostro, sin contar que a Kotaro solo le dolía el estómago cuando estaba en problemas. Su hijo podría estar luchando en desventaja o acorralado por un grupo de shinobis, pero siempre mantenía una actitud correcta. Sin embargo, cuando se relacionaba con problemas de personales, siempre se enfermaba del estómago.

En este caso, Ko Uchiha lo único que pudo hacer fue suspirar y elevar su mirada sobre el estanque de agua clara. Los lotos flotaban sobre la superficie, con sus largas hojas verdes y sus flores blancas. Entonces se preguntó si fue buena idea haber hecho a su hijo líder del clan. En un principio, pensó que solo sería una medida temporal hasta que el hijo de Madara creciera, pero esos viejos ruines cambiaron las condiciones. Ya lo sorprendieron cuando se negaron a reconocer al niño como un Uchiha, pero no esperaba que fueran tan traicioneros de contratar a shinobi para matarlo. Dentro del clan se estaban extendiendo los rumores, "el hijo de Madara-sama será un gran shinobi". Incluso circulaba el rumor de que el niño había despertado su sharingan, algo que el propio Ko Uchiha encontró estrafalario.

-Imposible- murmuro el viejo. Ahora, dentro de todo se preguntaba ¿Quién había esparcido ese rumor? Ya que toda la presión que estaba sintiendo su hijo era una muestra del miedo que sentían los viejos líderes del clan. Si el niño era tal cual como hablaban los rumores: un poseedor de sharingan y alguien capaz de emplear potentes técnicas, ellos serían repudiados. En el clan Uchiha la sangre y el poder mandan, y si ellos desecharon tan buena semilla, todas las desgracias por las que estaba pasando el clan serían su culpa. Sin embargo, había su toque de hipocresía en esto, ya que los ancianos a su vez fueron la respuesta a todos los miedos de aquellos tiempos. Cuando Madara había atacado la aldea y todos miraban a los Uchihas como si fueran enemigos. Con el tiempo esas cosas se han calmado, pero aún recuerda la votación que propusieron los ancianos. La gente fue empujada a votar en favor de renegar del niño y toda esta situación exploto como una consecuencia.

<Acaso el clan Uchiha se estaba reduciendo a un grupo de hipócritas. Acaso a esto se refería Madara-sama> pensó Ko Uchiha <Konoha solo nos traería degradación y todo lo que fuimos se perdería en el tiempo>.

El anciano negó y fue a buscar unas plantas medicinales para el dolor de estómago de su hijo.