Mundo Shinobi - Clones verdaderos - 565

—Kain ¿Tienes algo en contra del papel?— preguntó Leonor, estaba sentada en el sillón del yate mientras surcaban el mar del sur, cerca de la nación del Té. Ella miraba un juego de papeles anillados donde Kain había traspasado la información referente a los conceptos básicos del chakra.

—No que yo recuerde— dijo Kain, se estaba preparando un vaso con hielo y wisky. Él observo a Leonor, ella estaba sentada sobre el sillón, con la espalda apoyada en un cojín, en el extremo derecho del sillón. Tenía las piernas recogidas y los pies sobre el sillón. Ella sostenía el libro y lo apoyaba sobre sus muslos. Ella levantó la mano derecha, tomo su voluminoso cabello y lo acomodo detrás de la oreja.

Leonor levantó su rostro, lo miró a los ojos y añadió —¿Esto es todo lo que tienes?—

—No, Leonor, tú me pediste un poco de lectura ligera, yo te lo concedí. No te pongas quisquillosa—

—Solo decía, no tienes para que enojarte— dijo Leonor mientras tornaba los ojos al techo y negaba con la cabeza con una expresión de fastidio

—¿Te gusta la ropa?— preguntó Kain

Leonor miró su cuerpo, llevaba un traje de bajo de una pieza. Ella miró a Kain y asintió —es bastante cómodo, pero no te hagas idea—

–Nadie ha dicho eso— respondió Kain, tomo su vaso con wisky y se fue a sentar al sillón frente al de Leonor.

—Sí, ya lo creo. Nunca había tenido tanto sexo solo al comenzar el día— dijo Leonor y siguió leyendo el libro anillado, pero mostro una pequeña sonrisa astuta.

—Bueno, para todo hay una primera vez. Con el tiempo mejora—

Leonor lo miró atentamente, trago saliva y volvió mirar el libro anillado —ese argumento no me convencerá de nada— dijo

—Yo no te estoy tratando de convencer de nada— respondió Kain, agito su vaso, los hielos chocaron con el vidrio, él acercó el vaso a su boca y le dio un sorbo. Después apartó el vaso de su boca y continuo —eres tú la que tiene curiosidad. Recuerdo que alguien me dijo que nunca…—

Leonor se puso seria —no sé de qué estás hablando— dijo y le dio una mirada acusatoria

Kain mostró una sonrisa astuta y le guiño un ojo.

Leonor miró hacia otro lado con una expresión incomoda y volvió a mirar el libro —¿sorprendido?— preguntó

—Nadie ha dicho eso, tú sola te acusas a ti misma—

—Eres molesto ¿Lo sabes?—

—Lo entiendo, pero no te preocupes, lo que hablemos queda entre nosotros—

—Más te vale— dijo Leonor y lo miró a los ojos, ella tomo su voluminoso cabello y lo acomodo detrás de la oreja.

—Ya casi estamos— dijo Kain al ver que aparecía un cuadro de dialogo que le mostraba un buque cerca de la costa de la nación del Té —Vástago, Segador, neutralízalo sin daño estructural—

Leonor levantó su rostro y lo miró a los ojos, ella pestaño un par de veces —¿Qué cosas?— preguntó

—El buque que estamos buscando—

—Entiendo ¿Vamos a estar atacando?—

Kain soltó una risita —nada escandaloso. Sin embargo, te puedo mostrar el despliegue de las unidades de apoyo— dijo

—Adelante, quiero mirar— dijo Leonor y dejo a un lado el libro. Ella se levantó del sillón y se fue a sentar en las piernas de Kain. Ella lo miró a los ojos con seriedad y le preguntó —¿Feliz?—

—No, no, mucho— respondió Kain tranquilamente y la abrazó por la cadera. Él apoyo su frente en la frente de Leonor y dijo —comparte despliegue de unidades de apoyo—

Leonor vio como aparecía un cuadro de dialogo naranja semitransparente. La primera imagen que apareció fue una vista desde el cielo. Se podía ver el rápido movimiento de dos unidades de apoyo, ellas dividían la superficie del agua. La imagen se fue acercando y mostró las coordenadas de cada unidad de apoyo.

—¿Tienes un satélite?— preguntó Leonor

—Sí, y por si acaso, ya desactivé el tuyo— respondió Kain mientras observaba en su propio rango de visión el despliegue de las unidades de apoyo.

—No me importa, si hubiera podido, yo misma lo hubiera desactivado, pero en esa época todos estábamos muertos de miedo. Ese árbol monstruoso era aterrador—

—¿Documentaste el proceso?—

—Sí, estaba en la base de datos que obtuviste del hangar—

—Entiendo, le echare una mirada después—

—Si quieres te lo puedo relatar personalmente— dijo Leonor, acercó su rostro al cuello y lo beso.

Kain mostró una pequeña sonrisa, le sujeto la mano, la atrajo a sus labios y le beso el dorso —será un placer— dijo

Leonor asintió y siguió viendo el cuadro de dialogo que le mostraba el despliegue de las unidades. Sin embargo, antes de alcanzar el buque, las unidades de apoyo se hundieron bajo el mar y fueron marcadas con una señal luminosa para destacar bajo la superficie del agua.

Entonces apareció un segundo cuadro de dialogo que les mostró lo que veían las unidades de apoyo. Era una vista gris bajo el agua, veían el casco del buque. Se movieron muy rápido y cuando llegaron a pocos metros de la hélice, dispararon un rayo de plasma que cortó la enorme hélice y la aleta como si fuera mantequilla caliente.

Las unidades de apoyo se elevaron y emergieron del agua. Ellas se movieron al buque y encontraron a los tripulantes festejando algo, pero al sentir que el buque perdió el impulso, muchos se preocuparon. Había todo tipo de botellas y mucha gente desnuda. Las unidades de apoyo aceleraron y dispararon dardos de energía que fueron noqueando a todos al instante.

Por otro lado, el yate de Kain fue bajando la velocidad, pero siguió avanzando hasta que el buque y el yate disminuyeron su velocidad al mínimo posible. El buque de Kain lanzó un campo gravitacional que los anclo a una coordenada especifica en el mapa. Eso disminuyo el movimiento del yate y el buque a cero.

Kain acaricio la espalda de Leonor y le dijo —vamos, arriba, vamos a buscar a algunos amigos—

—¿Son amigos?— preguntó Leonor algo sorprendida

Kain sonrió —es solo una forma de decir— dijo

—Bien, en ese caso, vamos a buscar a los amigos— dijo Leonor

Ella se puso de pie, Kain también y este último dio la orden para que los teletransportaran a la cubierta del buque. El lugar era amplio y sobre todo era un desastre. Comida, botellas y vómitos por todas partes y casi en igual medida. Parece que había sido una fiesta en grande.

Todos los invitados estaban inconscientes, pero un grupo selecto de veinte personas comenzó a levitar con ayuda de las unidades de apoyo y fueron conducidos frente a Kain.

Leonor levanto su rostro, hizo una visera con la mano y miró al cielo. El sol estaba incandescente y el día caluroso —¿Cómo pueden beber con este calor?— preguntó

—Mmm ¿Quién sabe? No me importa mucho— respondió Kain y se movió examinando a las veinte personas que levitaban a un metro del suelo.

—¿Cuál es tu idea?— pregunto Leonor y siguió a Kain.

—Me conoces, me gustan las mujeres—

—Lo recuerdo, robaste una—

—Sí, tengo muchas esposas—

—¿Cuántas?—

—Eso no es importante en este momento— respondió Kain con relativa seriedad —tengo una esposa. Una vez fue invitada al Círculo Dorado cuando era joven. Su esposo la trajo y pasaron algunas cosas en contra de su voluntad—

—¿Venganza?—

—Algo así, voy a destruir su mente. Será lo más cercano a morir en vida— respondió Kain —al resto los matare de forma directa. Ellos tomaron los bienes de las cuatro familias y creyeron que podrían huir, dejando el caos en el Círculo Dorado y a pobres chivos expiatorios. Tres de los cuatro administradores de la isla son los hijos tontos y superficiales que siempre añoraron el poder. Y el único responsable es un anciano con muchos pecados a su espalda. Los humanos no necesitan a los demonios para desatar el infierno en la tierra—

—¿Todo esto se produjo por mí?—

—No, no lo fue, tú no sabias que tus buenas intenciones se convirtiesen en esto. Recuerda, no seas dura contigo misma. Cuida de ti y amate a ti misma primero que a cualquiera, sobre todas las cosas, sobre todas las personas. Tú debes ser la más valiosa en tu vida. Lo prometimos—

Leonor miró a Kain, se mordió el labio inferior, le tomo la mano y camino con él —tú también, amate a ti mismo por sobre toda las cosas y, sobre todo, no te rindas. No te podre amar si dejas de ser mi Kain—

—Tú dices eso, pero ya no soy Kain Lemuria—

—No, no lo creo— dijo Leonor —quiero creer que siempre existió esa bondad en ti, pero el mundo te obligo a ser duro y estricto contigo mismo y los demás—

—Yo, también quisiera creer lo mismo— dijo Kain —pero no siempre puedo ser bueno—

—Acepta lo que eres y lo que serás, es parte de ti. Sin mentirnos y sin falsas expectativas—

—Gracias— dijo Kain

—De nada— respondió Leonor mientras miraba a los tipos levitando en el aire. Muchos de ellos eran mujeres y hombres mayores que habían superado los cuarenta años. Algunos tenían manchas de vino en el cuerpo. Otros más desagradables tenía vomito en el cuerpo.

Al mismo tiempo, otro clon verdadero estaba en su celda, en la isla del Círculo Dorado. Lo acompañaban Steve y Gregory del equipo de tácticas especiales de la capitana Lizzy.

Sin embargo, unos pasos pesados y firmes por el pasillo los alerto. Kain levantó al almohada de su cama, Steve y Gregory tomaron las cartas y las lanzaron bajo la almohada. Kain bajo la almohada y se sentó encima de ella.

Lizzy llegó frente a la puerta con barrotes y se quedó mirando a Steve y Gregory —¿Qué hacen ahí dentro?— preguntó

—Nada capitán— dijo Steve, se puso de pie y llevó su mano a la frente para presentar un saludo militar. Gregory lo hizo más calmado, pero con una sonrisa en su rostro como si quisiera disimular que estaban jugando a las cartas.

—Kain-sama, necesitamos hablar— dijo Lizzy

Kain estaba sentado sobre el cojín y la miraba. Lizzy parecía cansada y ojerosa. Seguramente hoy no pudo dormir bien. Decretaron toque de queda con la excusa de que la isla había sido invadida por shinobis. Kain había sido una noticia candente toda la semana, así que eso le dio más verosimilitud a la mentira. Los shinobis venían a salvar a su dios y de paso, habían saboteado la isla. Nadie lo sabía, pero todos los sistemas que los mantenían esclavizados habían caído. Solo faltaba que intentaran hacer algo fuera de la ley y se darían cuenta. Por eso, toque de queda. Un recurso pobre que solo retrasaba lo inevitable.

—Oh, Lizzy, te ves radiante— dijo Kain en un tono burlón —espero oír buenas noticias—

Lizzy le dio una mirada triste y agacho su rostro. Todo su sistema, todo lo que creía, estaba colapsando y de los cuatro lideres que ayer intentaron intimidar a Kain, solo quedaba uno para hacerse cargo de este desastre. Los otros tres habían huidos despavoridos por la culpa de Kain.

—¿Estarás feliz?— preguntó Lizzy con los ojos llorosos

Steve y Gregory se sorprendieron de ver a una mujer tan dura como su capitana, llorando.

—Lizzy, puedes decir todo lo que quieras, pero en el fondo tú sabes que esto no es mi culpa— dijo Kain —tu sociedad duro quinientos años. Es un milagro que no haya colapsado antes—

Lizzy trago saliva, las lágrimas caían por sus mejillas. No asintió, pero como dijo Kain, ella lo sabía.