No fue necesario buscar a la hermana menor del señor Edwards. Ella era joven, quince años, menor de edad en el Círculo Dorado. Tenía el cabello rubio, liso, llevaba un broche con el que sostenía su flequillo. La piel de durazno, ojos verdes, la nariz pequeña, la boca grande y los labios delgados. Tenía una bonita franja de pecas a la altura del tabique. Su apariencia chispeaba llena de emoción.
La acompañaba otra muchacha, tenía el cabello color miel y los ojos cafés, tenía un bonito rubor natural en las mejillas, una boca grande y los labios gruesos. Tenía una mirada coqueta. También llevaba el cabello peinado igual que su amiga.
La hermana del señor Edwards se llamaba Maaya y medía 1.5 mts, de apariencia esbelta y femenina. Usaba una polera de tirantes sin mangas de color gris y una pequeña falda de jeans azul que le llegaba a la mitad del muslo.
Su amiga, Nataly, llevaba una polera de tirantes sin manga de color fucsia chillón y una falda de tela blanca con pliegues que le llegaba a los muslos. Por alguna razón, en vez de utilizar sandalias refinadas o hermosos zapatos, ellas utilizaban zapatillas shinobi.
—Hola— dijo Maaya, ella llevó su mano a su cabello y lo puso detrás de su oreja. Ella tenía una sonrisa vibrante y llena de nerviosismos —¿Po, po, podemos sentarnos contigo y tú okaa-sama? Así le dice ¿Verdad?—
Por su parte, Kain y Akako estaban sentados a la mesa, en el comedor del tercer piso con vistas al canal que cruzaba el Círculo Dorado. Akako llevaba su vestido blanco con un gran escote, le llegaba a las rodillas. El cabello rubio ordenado en un moño y el mechón al costado izquierdo de su rostro.
Al escuchar la pregunta de Maaya, Akako le dio una mirada asesina.
Kain sonrió, pero no se rio, eso sería como echarle ají en los ojos. Kain estiro su mano por debajo de la mesa y le acaricio la rodilla a Akako, deslizo su mano por el muslo hacia el interior. Akako lo quedó mirando, Kain la miró a los ojos y guiño el ojo.
La joven Maaya también se sorprendió de su actuación y dijo —lo, lo, lo siento, es que yo pensé—
—Maaya, será mejor que nos vayamos— dijo Nataly con una sonrisa incomoda.
Kain miró a Maaya, examino sus ojos, ella parecía tímida, se mordía el labio inferior como si hubiera cometido un error, pero esperara que lo pasara por alto. Ella a su forma, era dulce e infantil.
Para Kain, no era la primera muchacha que le pedía sentarse a su mesa. Solo fue la primera en decirle a Akako que era su madre. En cierto sentido, era posible, ella lo duplicaba en edad.
—Akako es mi mujer, y sí, puedes sentarte a la mesa— dijo Kain, con los acontecimientos anteriores, él ya no necesitaba a la joven señorita Edwards, pero no le molestaba la compañía de una muchacha bonita.
Maaya se mordió el labio inferior, miró a Kain a la cara, se fijó en el cabello blanco, largo y peinado hacia atrás, los ojos azules, el rostro cuadrado, la nariz simétrica y esos increíbles labios. A ella le picaba el corazón y la vieja que estaba a un lado la tenía sin cuidado. Si se ponía muy molesta, ella podía hablar con su hermano y hacerla a un lado.
—Claro— dijo Maaya con una amplia sonrisa, ignorando por completo a Akako
Por su parte, Nataly era más centrada, igual de enérgica que su amiga, pero ella no era hermana de uno de los hombres más poderosos de toda la isla. Solo tuvo la suerte de ser la mejor amiga de Maaya.
Maaya hizo hacia atrás la silla y se sentó a la mesa, ella miró a Nataly y le hizo el gesto con la cabeza para que ella también se sentara. Nataly parecía incomoda, pero Maaya le dio una sonara nalgada y Nataly soltó un gritito.
Nataly soltó un suspiro, torno los ojos al techo y negó con la cabeza. Ella se movió al lado de Maaya, tomo una silla y se sentó junto a ella.
—Me llamo Maaya— dijo Maaya con una amplia sonrisa
—Yo soy Nataly— dijo Nataly
—Soy Kain y ella es mi mujer, Akako— dijo Kain —¿Qué cuentas?—
—Nada, es que, estuvimos en la playa jugando. Oye ¿No eres de por aquí? ¿Eres shinobi?— preguntó Maaya
—Algo así, ten cuidado, si pestañeo muy fuerte puedo disparar cuchillos por mis ojos— dijo Kain
—Eso es imposible— dijo Maaya con una amplia sonrisa —soy joven, pero no tonta—
—Oooh ¿Y qué sabes?—
—Muchas cosas— dijo Maaya —pero de verdad ¿Eres shinobi?—
—Claro ¿Sorprendida?—
—Conozco mucha gente, los shinobis tienen colores de pelo y ojos singulares. Tú tienes ese aire de "puedo golpearlos a todos" ¿Eres bueno peleando?—
—Algo así— dijo Kain —¿Eres aficionada a las historias shinobi?—
—Claro ¿Quién no? Los shinobis pueden hacer de todo—
—¿Cómo qué?—
Maaya hablo gran parte del camino sobre todo lo que sabía de los shinobis, ella era lo que se podría considerar un fanático.
—Te gustan mucho los shinobis ¿Por eso utilizas zapatillas shinobi?— preguntó Kain
—¡Te diste cuenta!— dijo Maaya con voz chillona que todo el mundo en el salón pudo escuchar. Ella miró hacia los lados y miró a Kain —tuve que conseguirlas por contrabando— susurro —pagué un dineral, pero valió la pena. Son muy cómodas, la persona que las invento debió ser un genio—
Kain sonrió divertido y Akako se cubrió la boca mientras soltaba una risita burlona.
Maaya miró a Akako con el ceño fruncido.
—¿Qué te gustaría hacer si fueras shinobi?— preguntó Kain
Maaya lo miró a los ojos, ella se mordió los labios y negó con la cabeza mientras mostraba una hermosa sonrisa —no te digo, me da pena— dijo
—¿En serio? ¿Ahora?—
—No— dijo Maaya, negó con la cabeza —es que, es que lo vas a encontrar muy tonto. Bueno, yo te conté muchas cosas, ahora háblame de ti. Si, bueno, si, si me entretienes lo suficiente, te podría llevar a los casinos. Sin embargo, no te hagas ideas, solo es un patrocinio para las personas que me entretienen—
—Tú— dijo Akako con el ceño fruncido y se iba a levantar para regañarla, pero Kain estiro su mano y le toco la rodilla. Ella miró a Kain, este último sonrió y negó con la cabeza. Akako frunció el ceño, tomo una profunda respiración y asintió, pero se cruzó de brazos y piernas y miró hacia otro lado como si estuviera molesta.
Kain le acaricio la pierna, pasaba su mano suavemente desde la rodilla a la mitad del muslo. Kain miró a Maaya y le dijo —gracias, tengo un par de trucos bajo la manga ¿Te interesa verlo?—
—Si eres bueno te daré una buena propina, no esperes demasiado— dijo Maaya con una sonrisa arrogante y una mirada altiva.
Kain sonrió, ella estaba mostrando sus verdaderos colores poco a poco. Ella era muy consciente de su posición y sabía que podía intimidar a quien ella quisiera sin recibir las consecuencias. Kain solo le estaba dando cuerda para que ella siguiera mostrando su verdadero ser.
—Mira— dijo Kain, tomo un servilletero y lo sostuvo en la palma de su mano. Con la otra mano apunto al servilletero como si estuviera canalizando sus poderes. Maaya acercó su rostro, expectante de lo que pudiera hacer. Los shinobis eran misteriosos y, sobre todo, mágicos. Podían hacer cosas sorprendentes que las personas normales no podían.
Sin embargo, Kain estuvo moviendo su mano como si estuviera lanzando poderes mágicos al servilletero durante un minuto, pero no paso nada. Maaya frunció el ceño y se cruzó de brazos.
—Eres un mentiroso— dijo Maaya con disgusto, pero alguien le picoteo el brazo y Maaya la miró. Ella vio a Nataly, tenía una expresión preocupada, ella apunto a la silla, al trasero de Maaya. Esta última miró hacia abajo y se dio cuenta que estaba levitando veinte centímetros por encima de su silla. Ella comenzó a bajar lentamente hasta depositar su trasero en la silla. Maaya se dio vuelta de lado a lado y reviso la mesa. Ella miró a Kain con los ojos bastante abiertos, en una expresión de sorpresa e incredulidad.
Kain mostró una amplia sonrisa y se largó a reír.
Maaya lo miró a los ojos, bastante sorprendida, pero paso de la sorpresa a la fascinación. Ella se mordió el labio inferior conteniendo una amplia sonrisa que al final floreció —¿Cómo hiciste eso?— preguntó
Nataly miraba a Kain asombrada, pero Akako negaba con la cabeza y tornaba los ojos al techo como si esto fuera estúpido. Ni siquiera se le podía considerar una demostración de poder. Si esta mocosa idiota— pensó —viera de lo que es capaz Kain Uchiha, se moriría. Demasiado estúpida y superficial.
—Señor— dijo uno de los oficiales abordo del ferri. Se acercó a la mesa de Kain a paso rápido junto a otros oficiales. Rodearon la mesa y continuo —tiene que acompañarnos, no puede utilizar habilidades shinobi en este lugar. Para empezar ¿Cómo lo hizo? Debería ser imposible—
Maaya frunció el ceño, se levantó bruscamente de la silla y la boto. Maaya miró al oficial, se cruzó de brazos y le dijo —te voy a dar un segundo para que vuelvas a la cloaca de donde saliste, largo a de aquí, ahora—
Todos fruncieron el ceño, pero cuando se dieron cuenta de quien era, se congelaron, bajaron la cabeza y se dieron media vuelta para volver de donde vinieron.
Maaya levantó la barbilla en un gesto arrogante y apretó sus brazos cruzados para levantar sus pequeños senos. Ella se dio la vuelta y miró a Kain con una expresión de superioridad. Como si lo que ella hubiera hecho fue más impresionante que lo que hizo Kain. Este último sonrió, levantó su mano izquierda y movió la silla de Maaya, la levantó y la acomodo para que ella se sentara.
Maaya miró hacia atrás y vio la silla en su posición. Ella asintió satisfecha y se sentó en la silla. Ella se cruzó de piernas y quedó mirando a Kain.
—¿Cuál es tu precio?— preguntó Maaya con voz firme —parece que tienes algunas habilidades—
Kain mostró una amplia sonrisa y negó con la cabeza —no lo tomes a mal, pero solo soy amable con las personas que me divierten. Podemos ser amigos, pero si no te interesa, bueno, no hay problema— dijo
Maaya movió su pierna rápidamente, un poco ansiosa y molesta porque su actuación de chica poderosa no estaba funcionando —yo no lo creo— dijo
—¿En serio? Es una pena—
—Soy la dueña de esta isla, puedo hacerte las cosas difíciles o fáciles. Ahora ¿Reconsideraste tu precio?—
Kain miró hacia un lado, miró a Akako, ella estaba furiosa con Maaya. Kain le acaricio la pierna como otras veces, ella lo miró, pero no estaba feliz y miró hacia otro lado. Kain continuo acariciando la pierna de Akako y miró a Maaya —dame toda la isla y te daré una noche conmigo ¿Qué tal?—
—¡¿Eres idiota?!— grito Maaya, se levantó de la silla y de nuevo la boto —te estoy comprando para que seas mi juguete, nadie te dice que puedes pensar en esa dirección, sucio shinobi, no eres digno—
Maaya se giró, miró a los oficiales del ferri y levantó la mano. Ella chasqueo los dedos y les dijo —ustedes, aprisionen a este tipo. Lo quiero sujeto como el perro que es—
Los oficinales trotaron para alcanzar a Kain, lo rodearon.
Maaya estaba furiosa y Nataly preocupada, ellas se apartaron de la mesa.
Los oficiales sacaron lumas metálicas y estaban a punto de saltar encima de Kain, pero de repente una burbuja de energía purpura los rodeo y todos cayeron al suelo. Ninguno se pudo mover.
Kain se levantó de la mesa, camino hacia Maaya. Esta última y Nataly dieron varios pasos hacia atrás. Kain levantó la mano izquierda. Del suelo del salón emergieron enredaderas y aprisionaron a Maaya y Nataly. Ellas no se pudieron mover mientras Kain avanzaba a paso lento.
Kain se detuvo delante de Maaya, se agacho para que sus ojos coincidieran y le dijo —boo—
Maaya tirito, no se podía mover, pero en su cabeza llena de cosas shinobi que recogía del continente a través de los periódicos y libros que contrabandeaba, recordó algo. El primer dios shinobi podía producir raíces y madera.
—¿Eres el dios shinobi?— preguntó Maaya
Kain mostró una pequeña sonrisa y le guiño un ojo.