Interludio - Reverse Side - ¿Quién manda en estas tierras? 1

Hoy era mediados de invierno, corría un fuerte viento, la nieve era espesa y a Catalina se le había antojado comer chocolate. El problema es que no había chocolate en la casa. Así que Kain como un buen marido tuvo que ir a comprar. La nieve sonaba bajo sus pies y el frio penetraba hasta los huesos. Por otro lado, más allá de algunos aventureros obsesionados con llegar a las altas esferas, el resto permanecía en sus casas.

Mientras Kain avanzaba por las congeladas calles de Orario, podía ver como algunos aventureros en solitario se dirigían al calabozo. Una anciana debajo de un techo improvisado vendía embutidos cocidos en una estufa artesanal. A su vez, una niña estaba ofreciendo sus productos en un esquina. Su ropa estaba en las últimas, llena de parches por aquí y por allá. Se veía delgada, pero su rostro reflejaba la felicidad de la niñez. Ella iba preguntándole a cualquiera que pasara si quería comprar una bufanda. Kain la quedo contemplando por un momento y se detuvo cuando vio salir a un tipo de una casa. Lo miro con los ojos entrecerrados, pero el tipo no hizo nada indebido. Al contrario, fue hasta donde la niña y le paso un gorro y un chaleco. Kain sonrió ante este gesto y la niña también. Ella le agradeció la ayuda y después de que el tipo se fuera, la niña siguió ofreciendo sus bufandas a cualquiera que se cruce en su camino. Kain fue uno de ellos y le compro dos. La niña le agradeció y siguió ofreciendo sus bufandas a cualquiera que pasara por las proximidades. Después de dejar a la niña, Kain siguio su camino y fue hasta el primer negocio abierto que vio en la avenida. Después paso preguntando por un segundo y hasta un tercero negocio. Camino sin descanso por las frías calles de Orario, pero en todos los lugares le dijeron que fuera al sector comercial. Eso quedaba a unos treinta minutos a pie, subiendo una cuesta, casi al lado de la torre de Babel. Así que dándose el ánimo, siguió caminando por la nieve. Una ventisca empezó a correr cuando llego a un gran local. Este tenía hermosos muebles y vitrinas de vidrio, todo era elegante, con refinados diseños. Vendían vinos y todo tipo de exquisiteces. Por otro lado, el ambiente era un poco oscuro, pero en comparación con la calle, estaba cálido. Kain llamo al dependiente, un tipo de estatura mediana y aspecto promedio, pero vestido con ropas elegantes.

-¿Qué quiere?- le pregunto el dependiente manteniendo un rostro indiferente

-Quiero chocolate ¿tiene?- le pregunto Kain

-Aquí es un poco caro- dijo el dependiente en un tono despectivo -le sugiero que vaya a otro lugar-

Kain apretó el ceño y respondió en un tono cortante -me importa un mierda tus pensamientos, dame chocolate ¿Cuánto cuesta?-

-Aquí no atendemos a los de su clase-

-¿Qué clase sería esa?- pregunto una voz femenina y vibrante. Kain se dio la vuelta y vio a una mujer resguardada debajo de un abrigo blanco. Su rostro era precioso, liso como la porcelana, con ojos que emitían un brillo cautivador. Ella sonrío al dependiente y le dijo -atiende al caballero o sino hablare con el dueño de este local-

-Sí señora- respondió el dependiente, su rostro se había puesto pálido cuando escucho la advertencia. Se dio media vuelta y fue a buscar todos los tipos de chocolates que tenía. Por otra parte, Kain se quedó mirando a la mujer. Noto algo especial en ella, se sintió atraído, como si se sintiera hipnotizado. El mundo se veía borroso, pero de repente pensó en algo, emitió su energía de alma y el mundo se volvió más claro. La mujer lo miro asombrada y Kain sonrió. Se acerco a ella, estiro sus dedos y le apretó la nariz -no es bueno que andes lanzando tus encantos sobre otros- dijo

Ella dio un paso atrás, puso una sonrisa altanera y le respondió -no deberías tratar a una dama así-

-Una dama es una dama, una diosa es otra cosa-

-¿No deberías tratar a una diosa mejor que a una dama?-

-Debería, como tú dices, pero si la diosa trata de lanzar su encantamiento sobre mí, las cosas cambian. Lo dejare pasar por esta vez, pero no habrá una próxima-

Ella se acercó con una actitud desafiante y apoyo sus senos en Kain. Le paso el dedo por el pecho y le pregunto en un tono coqueto -¿Qué me pasara una próxima vez?-

-Inténtalo de nuevo y veras- respondió Kain poniendo una sonrisa carnívora. Pero de repente escucho un "Señor". Miró de soslayo y vio que era el dependiente. Kain le hizo el ademan para que lo esperara. Miro a la hermosa mujer y con una sonrisa más suave le dijo -nos vemos-

-Nos vemos- respondió la mujer en un tono disconforme

Kain camino hasta el dependiente, compro dos cajas de chocolates y se fue de la tienda.

-o-

Cuando Kain volvió a casa se encontró con una agradable sorpresa, Lilia volvió más temprano de lo habitual, eran alrededor de las dos de la tarde y ella preparaba la comida. Kain se sacó el abrigo, las botas y camino hasta la cocina. La abrazo por detrás, pero Lilia tirito y se apartó.

-¡Estas congelado!- exclamo Lilia

-¿No le quieres dar un abrazo a tu marido?- preguntó Kain con una sonrisa burlesca y sus brazos extendidos

-Primero, anda a bañarte con agua caliente, ¡por dios! ¿Qué voy a hacer contigo?-

Kain se largó a reír y a pesar de las quejas le dio un largo y apretado beso. Lilia lo siguió besando, arropando los helados labios de Kain con los suyos. Después lo miro con una sonrisa, rozo su nariz con la de él y le dijo -ve a bañarte con agua caliente-

Kain sonrió, le dio el último beso y le dijo -bien-

Después de eso camino con dirección a la habitación y se encontró con una bella durmiente. Ella estaba acurrucada como una oruga bajo las tapas. Claro que se despertó cuando Kain cerró la puerta del baño. Catalina se levantó entre dormida, fue al baño y se sentó en el taza. Miro a Kain mientras se bañaba y le pregunto -¿y mis chocolates?-

-Los traje- respondió Kain desde la ducha -están en la mesa-

-Mm, gracias- y después de responder, Catalina fue al comedor.

Kain estuvo listo después de pasar veinte gratificantes minutos bajo el agua caliente. Camino a la cocina y se encontró a Lilia y Catalina comiendo chocolates. Kain sonrió, saco un buen vino y se sentó con ellas. Claro que se llevó una sorpresa cuando Catalina le pego en las manos por querer sacar chocolates.

-Mujer, yo los fui a comprar- reclamo Kain

-Sí, pero son míos. Además estoy embarazada y tengo prioridad- le respondió Catalina mientras se echaba un chocolate con forma de corazón a la boca.

-¿Y Lilia?-

-Ella me ayuda- le respondió Catalina con la boca llena -así que esta bien-

-Yo también te ayudo-

-Sí, pero eres hombre, así que no puedes-

Kain soltó suspiro, siguió bebiendo vino y tuvo que desestimar comer chocolate. No obstante, de repente Lilia se acercó, tomo un pequeño trozo de chocolate, lo afirmo con los dientes y se lo dio en la boca. El chocolate paso de boca en boca hasta que se deshizo. Después de ese intercambio, los dos se miraron con deseo, pero fueron interrumpidos por Catalina. Como los vio, también lo quiso intentar. Se sentó en la otra pierna y lo alimento con chocolate. Lilia lo hizo una segunda vez y Catalina no se quedó atrás. Una cosa los llevo a la otra y cuando se dieron cuenta, la comida se estaba apunto de quemar. Ese día comieron y se fueron a acostar más temprano de lo usual.

-o-

Con la llegada de la primavera el mundo entero dejo su letargo y Orario se comienza a mover. Las calles comienzan a ser transitables, los días son más extensos y las incursiones en el calabozo son más frecuentes. A su vez, una mujer con una pequeña pansa fue enviada a su casa.

La diosa Frigg le prohibió a Catalina que participar en los trabajos en la familia, según comento, ya tenía un embarazo bastante avanzado. Por supuesto, la diosa sabía que Catalina se iría en algún momento, pero en ningún caso significa que la haya descartado. Catalina podía ser una gran maga de nivel 4, pero el resto de la familia consistía en aventureros de nivel 2. Fuera del capitán que también era un nivel 4, todos los demás serían una carga. Así que en ningún momento se planteó hacerla trabajar por el momento. Por lo tanto, la diosa le dio la siguiente misión; descansa.

Así que como Catalina esta aburrida como una ostra, Kain la llevaba a pasear de vez en cuando. No obstante, con todas las indicaciones que le dio la diosa, ahora ya no podía hacer casi nada, ni hablar de fumar o beber. Así que han estado yendó todos los días a la guild de aventureros. Catalina pasa el día leyendo, conversando con Margaret y las otras asesoras. Gracias a esto, las asesoras de la guild se distraen de su trabajo. Así que los administradores se quejaron con Kain y le pidieron que no traiga más a Catalina. Además de que cuando llega algún aventurero mal hablado se arman peleas. No se producen destrozos ni desorden, pero como los aventureros se van golpeados, los dioses van a la guild a quejarse. Así que ahora Catalina lleva los libros de la guild para su casa. Solo le prestan cinco a la semana, pero eso es suficiente para mantenerla tranquila.

-Son unos llorones- se quejo Catalina

Kain la queda mirando mientras lleva los libros y le dijo -te he dicho que no andes peleando-

-Pero Kain, esos idiotas se toman libertades con las niñas. Incluso un hijo de puta de la familia Zeus le agarro el trasero a Margaret-

-Esa familia no es para nada buena-

-¡Y que lo digas!- dijo Catalina en un tono bajo -se supone que el difunto marido de Margaret era uno de los colegas de la familia Zeus. Menudo montón de idiotas, ni siquiera la ayudan. Ahora la anda molestando un tipo a cada momento-

-¿Lo viste?-

-Sí, era un palmo mas alto que tu y vestía una armadura placas. Tenía una nariz chata que lo hacia ver como un cerdo. Era horrible, no sé como puede pensar en poner sus manos en Margaret-

-¿Me dices esto para que interceda?-

Catalina mostro una sonrisa traviesa y le dijo -mas o menos. No seas marica. Se que tienes la fuerza para limpiarle la cara a la familia completa. Así que tienes mi permiso-

Kain soltó una carcajada, la abrazo por las caderas, le dio un beso en la frente y le dijo medio en broma -gracias-

-o-

Uno de esos días en los que Catalina tuvo sus antojos, Kain tuvo que salir a comprar. Hoy era sandía, por alguna razón ayer fue melón y antes de ayer, duraznos. Kain solo se armó de paciencia ante estas peticiones, pero que más podía hacer. Este horario era pésimo para hacer este tipo de solicitudes. El mercado cerraba como a las cinco de la tarde y eran casi las ocho. Así que Kain duda que pueda encontrar la famosa sandía. Las solicitudes de Catalina eran pequeñas cosas, pero se producían en los momentos menos oportunos. El sábado pasado, a las cuatro de la mañana, mientras Kain y Lilia dormían, a Catalina se le antojo comer frutillas ¿Por qué? Solo podía responder que se le antojaban. Así que ahí tuvo que partir Kain a la cola de las famosas frutillas. Volvió a la casa como a eso de las dos de la tarde después de recorrer todo Orario. Lo único que le hizo sentir que valía la pena el esfuerzo, fue esa cándida sonrisa que ponía Catalina cada vez que se comía una frutilla.

En estos momentos se estaba oscureciendo en el horizonte. El sol solo alcanzaba iluminar el centro de la ciudad, ya que la otras partes eran tapadas por las grandes murallas. Las calles donde estaban los puestos comerciales estaban vacías. Se podían ver las frutas y verduras desperdigados por el suelo. Esta era una costumbre de los comerciantes. Cuando tenían algunas frutas demasiado maduras o con algunas partes malas, las dejaban para que los pobres las recogieran. Pero dejando eso aun lado, no quedaba ningún puesto en la calle. Kain siguió subiendo por una colina donde se encontraban los locales de mayor calidad, algunos restaurantes y tiendas de abastecimiento, pero nada, nadie tenía putas sandias. Algunos le dijeron que para eso faltaba un mes todavía, pero Kain no los escucho y siguió caminando por las calles, preguntando a las personas, pero nada. Después de dos horas de búsqueda y ver que estaban prendiendo los faroles de las calles, se rindió. Dijo en vos baja -lo siento querida, hoy te vas a tener que comer tus antojos- y siguió caminando cuesta abajo por las calles revestidas de adoquines. De repente sintió una presencia familiar y miró a un callejón. En ese lugar encontró a un sujeto con una túnica negra, llevaba un chal de color purpura que se enrollaba alrededor del cuello y le cubría parte de la cara. Por otra parte, su cabeza estaba cubierta por una capucha. El tipo hizo un suave gesto invitado Kain y este último miro para todos lados. No parecía sospechoso, nadie más lo estaba mirando, así que se adentró en el oscuro callejón.

-¿Cómo estas?- pregunto la voz femenina y vibrante

Kain sonrió, se agacho un poco y pudo ver por debajo de esa capucha el hermoso rostro de la diosa. No sabía porque estaba aquí, pero mientras admiraba sus delicadas facciones, le respondió -bien ¿y tu?-

Ella sonrió mientras le daba una mirada juguetona y respondió -Bien, solo pasaba por aquí-

-¿Solo pasaba por aquí?-

-Así es, ¿que mas podría ser?-

-No, nada, oye, una consulta-

-Adelante-

-¿Sabes adonde puedo encontrar sandia?-

-¿Eh?¿es broma?-

-Me gustaría que así lo fuera- suspiro Kain y continuo -pero mi esposa esta embarazada y anda con sus antojos-

La diosa se rio con delicadeza mientras se tapaba la boca con la punta de sus dedos. Ella levanto su rostro para dejar visibles sus hermosos ojos violetas y le dijo -bien por ella, tiene a alguien que trata de conseguir algo tan absurdo antes de temporada-

-Y que lo digas, el otro día se le ocurrió comer frutilla a las cuatro de la mañana-

La diosa rio esta vez más fuerte con su hermosa voz que sonaba como una pequeña campana. Después arreglo su capucha y le pregunto con una sonrisa angelical -¿Cómo te llamas?-

-Kain ¿y tu?-

-Freya. Oye Kain, quisiera conversar de algo contigo-

-Lo siento, pero no puedo ahora. Además, una de mis esposas es super celosa-

Freya se quedo congelada con lo que dijo, se rio y le respondió -si me sigues te daré esa sandía que tanto necesitas. Además, mi encantamiento no sirve en ti ¿no es así?-

Kain balanceo su cabeza de lado a lado ponderando las razones de esta invitación. Pero viendo que no le podían hacer nada, acepto. -Vamos- le dijo Kain y Freya estiro su mano, para que le ofreciera su ante brazo y la escoltara. Kain suspiro, se comportó como ella quería y le dijo -ojala que mi esposa no se entere, sino me mata-. Caminaron por hasta el final del callejón y avanzaron por una de las calles que llegaba a la torre de Babel. Siguieron avanzando hasta un ascensor y subieron hasta el último piso de la Torre de Babel. Ahí los esperaba un hombre lobo, de aspecto fornido, pelo largo hasta los hombros y con unos ojos amenazantes. Kain no le prestó atención a pesar de que el lobo lo miro de mala manera. Siguió caminando con Freya y ella le susurro algo al lobo. Este último se fue de inmediato y Freya llevo a Kain a su habitación. Todo era precioso, con un diseño elegante por decirlo menos, pero lo que más le llamo la atención a Kain, fue el vidrió que funcionaba como muralla. Desde el piso más alto, Orario se veía increíble. Era un mar de luces en medio de una tarde que estaba menguando. Por otro lado, Freya se fue a cambiar de ropa.

Mientras que las amazonas enseñan un poco más de la cuenta por un tema cultural; Freya lo hace por un tema personal, le gusta destacar, verse sexy y ser admirada. Como resultado de eso, su ropa se puede clasificar como erótica, la cual acentua sus senos y caderas. Una vez que estuvo lista, Freya camino hasta Kain y le pregunto en un tono seductor -bonito ¿no?-

Kain no se molestó en apartar su mirada del vidrió y le dijo -Así es, Orario se ve muy bonito. Ahora lady Freya ¿Qué quiere de este humilde guerrero?-

-Solo Freya esta bien-

Kain aparto su mirada del vidrió y la miro a los ojos, puso un rostro serió e insistió -¿Qué quieres de mí, Freya?-

-Quiero que seas uno de mis niños- respondió

Kain se quedó congelado por un momento y de repente estallo en carcajadas. Por su parte, Freya frunció su ceño y lo miro con disgusto -no es amable reírse ante una propuesta- dijo

-Lo siento, lo siento- dijo Kain mientras se reía -es que no estoy acostumbrado a la jerga. Veras, cuando mis esposas me hablan de su familia, me suena extraño. Pero pensándolo bien, ahora entiendo tus palabras. Pero los siento, no me interesa-

-¿Por qué?¿No crees que será mas divertido?-

-¿Conoces al primordial?-

-¿Qué es eso?-

-Nada- dijo Kain algo decepcionado -digamos que no puedo quitarle su balance a esta ciudad-

-Esta ciudad ya está desbalanceada, querido- añadió Freya -todo el poder lo mantienen Zeus y Hera. El resto tenemos que conformarnos con lo que hay ¿Nunca te has cuestionado porque no hay guerreros de mayor nivel?-

-Solo llevo un año, aun no me he involucrado en esta ciudad-

-Puede ser, pero si vas a seguir viviendo aquí, tienes que saber quién es el dueño de la ciudad o tus pequeñas esposas pueden pagar el precio-

Kain borro su sonrisa, sus ojos se volvieron filosos como una cuchilla y le pregunto -¿Qué quieres decir?-

-Lo que digo querido, la gente talentosa entra a la familia Zeus o Hera, sino, se convierten en cadáveres-

-¿Qué pasa con la familia Frigg? Ellos tienen un nivel 4-

-Ella es la esposa de uno de los grandes dioses, por eso lo dejan pasar. Además, es un solo nivel 4, el resto son todos nivel 2, nada que destaque-

-¿Qué paso con el resto de los aventureros?-

Freya camino hasta un mueble, destapo una botella de vino, sirvió dos copas y le ofreció una a Kain. Ella bebió, después empezó a mecer la copa y le respondió -los prometedores murieron jóvenes, los que perduraron a pesar de las dificultades fueron inculpados y exiliados. Los otros fueron chantajeados, envenenados o asesinados de formas misteriosas en el calabozo. Entiende esto, un nivel seis murió en el piso veinte ¿no te parece ridículo?-

-Lo siento, no puedo cambiar el balance de poder- le respondió Kain -pero si vienen por mi familia te aseguro que caerán bajo tierra-

-Es bueno saberlo- dijo Freya con una cautivadora sonrisa. Pero Kain la miro igual que la última vez y le apretó la nariz. Ella dio un paso hacia atrás y con el ceño fruncido le advirtió -si lo vuelves a hacer, utilizare mi poder aunque tenga que volver al cielo-

Kain sonrió y le dijo -eso sería interesante de ver-

La puerta sonó, Freya contesto con un "adelante" y el hombre lobo entro a la habitación. Le dejo una caja del tamaño de la cabeza de un adulto sobre una mesa, hizo una reverencia y se retiro. Freya miro a Kain y le indico -lo que te prometí-

-Gracias- respondió Kain. Tomo la caja, la introdujo en su anillo y los ojos de Freya se agrandaron como platos. Kain sonrió por última vez y le dijo -no hagas travesuras ¿entendido? Me caes bien, pero si te portas como el resto de los dioses ya no podremos ser amigos-

Freya asintió con una sonrisa pero sus ojos eran indiferentes. Algo tentados por ese maravilloso anillo que tenía Kain. Sin embargo, si no eras de ella, no importaba si eran amigos. Aunque claro, siempre es interesante conversar con alguien que no es afectado por tu poder. Pero solo es un capricho se dijo así misma, nada más. Si Kain tiene utilidad seguirán siendo amigos. De lo contrario, solo se convertirá en otra pieza para destronar a esos viejos.