En medio de una cama, estaban tres personas desnudas mirando el techo. Este grupo llego a este estado después de conversar la situación actual en la que se encuentran. Todas sus esperanzas salían con cada suspiro que hacían. La situación no era mala, pero tampoco había nada seguro. Los viejos dueños de la religión de Millis, solo querían a alguien que les arreglara sus problemas. Pero ¿comprometerse a algo o asegurar un medio ambiente?, ¡ni hablar!. Después de explicarles la situación, los tres se abrazaron y quedaron mirando el techo. Victoria trato de ánimar a Kain y fue seguida por Lilia. Una cosa llevo a lo otro y los tres terminaron haciéndolo. Ahora estaban los tres meditando su situación actual.
-Tenemos una comida a la tarde- dijo Kain
-¿Dónde?- pregunto Victoria en un tono suave
-Con los vecinos. La tía de Catalina quiere conocernos, ella es la persona que facilito la casa-
-Creo que sería mejor que nosotras dos no fuéramos- dijo Lilia
-¿Por qué amor?-
-La intensión de esa señora debe ser introducir a alguna mujer de su familia. Además, ellos son seguidores de Millis. Tener dos mujeres ya se ve mal-
-Está bien- respondió Kain -iré y tanteare el terreno. No te preocupes, si pasa algo, ustedes tienen la última palabra-
-Mas te vale- dijo Lilia mientras le agarraba el pene
-Eso duele un poco-
-No creas que no sé como mirabas a las mujeres en el camino-
-No he hecho nada. Soy inocente-
-Te creeré por ahora, pero si te pillo en algo, lo pagaras-
-Oh ¿Cómo lo pagare?-
-Te cortare- dijo Lilia mientras apretaba mas fuerte
-¿Con que?- dijo Kain mientras introducía su dedo en la humedad de Lilia -con esta vagina-
Lilia comenzó a respirar mas rápido, pero todo fue detenido por las palabras de Victoria -creo que deberíamos dejar esto para la noche. Necesitas bañarte y vestirte para la ocasión Kain-
-Sí- respondió Kain mientras le daba un beso a Lilia
-o-
Cuando el reloj de pared marco las siete de la tarde, una exuberante mujer llego a su puerta. Venía en un vestido azul brillante, con grandes tacos y unos senos que podían superar a los de Lilia. Kain la quedo mirando, ese pelo le llamo la atención. Recuerda a alguien con un pelo lizo, rubio y largo que le llegaba hasta las caderas, pero por alguna razón algo no le cuadra. Esta mujer se veía demasiado enigmática, su buen maquillaje resaltaba ese ojo verde cristalino, si solo no tuviera ese parche en su ojo izquierdo sería perfecta. Kain cayó en la cuenta de algo, miro a la mujer una vez más, de pies a cabeza y le dijo -¿de dónde mierda salieron esas tetas?-
-Imbécil- grito la mujer en un tono varonil y le dio un fuerte punta pie en la canilla -eso es en lo primero que te fijas. Todos los hombres son iguales- y después de decir sus palabras se dio media la vuelta y camino de vuelta por donde vino.
Lilia que estaba detrás de Kain lo pellizco y le dijo -ve y discúlpate, sé que es lo que más miras, pero aprende a tener delicadeza-
-Pero amor- protesto Kain sorprendido -ahí no había nada esta tarde, solo era…-
-Una camisa suelta y una chaqueta ¿cierto?. Bueno, hay mujeres que les molesta que los hombres solo las miren como un par de tetas. Así que se las aprietan y las ocultan-
-Yo- dijo Kain mientras agachaba la cabeza -lo siento, no sabía que te sentías así-
Lilia sonrió y le acarició sus largas orejas -te perdono porque te amo, pero discúlpate con ella. Ahora ve y compórtate como un caballero-
Kain asintió, le dio un beso y corrió vestido con su traje de gala. Avanzo por el jardín, abrió la reja metálica y siguió corriendo hasta que detuvo a Catalina. La tomo del brazo, pero ella se sacudió y lo miro molesta. Ella cruzo sus brazos, cosa que no ayudo mucho y lo único que ocasiono es que levantara esas grandes tentaciones. Kain trago saliva y la voz de Catalina en un estado molesta, lo saco del trance -¿terminaste de mirar?-
-Yo- dijo Kain -lo siento Catalina. Realmente lo siento-
-Deberías amigo, hace años que no me visto así por lo mismo-
-Ok, ok, entiendo el mensaje, fui un idiota, pero no me arrepiento, me gusto todo lo que vi-
-Idiota- dijo Catalina con sus mejillas rojas -vamos, si nos quedamos parados en medio de la calle llamaremos mucho la atención-
-Tienes razón, vamos- dijo Kain mientras le ofrecía su brazo. Catalina acepto y comenzaron a caminar a paso lento. Kain mientras tanto le pregunto -¿Por qué no enviaste a alguien más?-
-Quería ver tu cara de estúpido-
-¿No me estas tentando tu misma?-
-Por supuesto, me caes bien. También esta el hecho de que te ves muy inteligente y frio a veces, pero este lado tuyo te quita bastantes puntos de genialidad. Al final, solo eres otro hombre-
-¿Qué esperabas? Si algo me gusta, mirare-
-¿No te acaban de regañar?-
-Sí ¿escuchaste?-
-Por supuesto, es bastante divertido ver que esa muchacha puede regañar a una enorme bestia como tu-
-Ella es mi mujer, ella tiene mi confianza y respeto. Yo la escuchare cuando me equivoque-
-¿Y si yo te regaño me escucharas?-
-Por supuesto, aunque solo nos conocemos por un mes, somos amigos. Al menos así lo veo yo-
-Solo amigos, pensé que una vez que me vieras así, tratarías de hacer tu camino a mi cama-
-Jejeje, con una mujer madura como tú no funcionan esas cosas. Ya me paso vez y me dijeron que solo éramos amigos, pero al final no me tomaron en serio. Así que no se saca nada intentando cosas. Solo una relación física-
-¿Y no quieres una relación física?-
-Por supuesto, es tentador, pero le prometí a mis esposas que no tendría ese tipo de relación-
-Veo- dijo Catalina en un tono bajo
-¿Por qué tan cabizbaja? Sé que soy un hombre virtuoso, pero no esperaba que te hubieras enamorado de mi en tan poco tiempo-
Catalina le pego un manotazo en el hombro y le dijo -¿Quién se enamoraría de un apestoso orejas largas?. Vamos, muévete, o te golpeare para arreglar esa mierda de cerebro-
-o-
Cuando Kain siguió a Catalina, entraron a la gran mansión sin mayor obstáculo. Un sequito constituido por un mayordomo y muchas mucamas los estaban esperando. Todos ellos se inclinaron en completa sincronía y los saludaron. Kain los quedo mirando, pero Catalina tiro de su brazo y siguió avanzando hasta llegar a la casa (si es que se le puede decir casa). La casa de Kain era espaciosa, con el lujo como regla y detalle como complemento. Pero esta mansión, era una exageración. Tres candelabros de oro en el techo. Unas alfombras de la más fina procedencia. Muebles con las más delicadas formas. Todo relucía, con el blanco de fondo y el dorado de marco. El mayordomo que los recibió era un hombre maduro, con algunas canas en su bien cortada cabellera, pero era lo que muchas mujeres considerarían un dandi. El mayordomo hizo una refinada reverencia y le pidió la chaqueta. Kain se la entrego y Catalina lo llevo a una habitación aparte. Donde solo estaban los dos. El mayordomo no se presentó, ni las mucamas, ni los sirvientes. Solo eran Kain y Catalina. Esta última, una vez que cerró la puerta, soltó un suspiro y se quejó -¿Por qué mi tía tiene que ser tan escandalosa para este tipo de eventos?-
-¿Por qué lo dices?- pregunto Kain mientras se acomodaba las muñecas de la camisa y se sentaba en un sofá de cuero -¿no es primera vez que traes a alguien?-
-Sí, he traído a otros ¿celoso?- le pregunto Catalina con una sonrisa perfecta
Kain la miro y le respondió con una sonrisa que no lo era -no, para nada-
Catalina bufo y le dijo -aunque mi tía haya tratado de ganar un monstruo para su facción, no te hagas idea. No te meterás en la cama de esta fina dama-
-Si tu eres fina, me pregunto ¿Qué no los es?-
-¿Qué dijiste?-
-Nada, solo pensé en voz alta-
-Estúpido amante de las tetas-
-Oye, sin ofensas. Que tu te avergüences, no quiere decir que yo no tenga que deleitarme-
-Pervertido-
-Lo que digas, ¿Cuándo es la comida?-
Catalina camino hasta el sillón enfrente de Kain y se dejó caer, sus tetas rebotaron de manera exagerada y le respondió -en media hora más-
-Bien, no hay apuro. Ahora dime ¿sabes quien me entregara la información para la misión? Esos dos viejos no me dijeron nada relevante-
-Probablemente los familiares de la belleza de la recepción-
-¿Son un clan familiar?-
-Uno de tantos. Por ejemplo esta la familia de mi tío, el esposo de mi tía. Ellos son un clan que por generaciones ha contribuido con brillantes generales. El clan de esa muchacha trabaja en las sombras. ¿Haciendo qué? Pues ni idea. Son muy misteriosos, pero ya ves, son cercanos a los altos mandos-
-Mmm, interesante-
-¿Que pasa grandote? Le echaste una mirada a esa belleza de cabello azabache. Ten cuidado amigo, la gente que la persigue termina desapareciendo-
-Lo tendré en cuenta- respondió Kain con una sonrisa juguetona
-o-
Una vez que llego la hora de la cena, Catalina y Kain pasaron al comedor. Una señora, en sus cuarenta y tantos los esperaba. Se presento como Claire Latreia. Ella llevaba un vestido azul, pero a diferencia de Catalina, este era estricto y no dejaba nada a la vista, ni los tobillos. Su rostro estricto se mimetizaba con la ropa y daba la impresión de ser déspota. Pero en medio de sus pensamientos, Catalina le dio un codazo Kain y este salió de sus pensamientos. La mujer por otro lado vio el comportamiento de Catalina y apretó su ceño. No dijo nada al respecto y los invito a sentarse. La comida fue en silencio durante gran parte de lo que duro. Era como si ella no quisiera hablar y por ende, nadie lo tenía permitido.
-¿Por qué me invito madame?- pregunto Kain mientras pinchaba un trozo carne con su tenedor
-Quiero conocerte, he escuchado algunas cosas interesantes de ti- respondió Claire
-¿Solo para eso?-
-No- dijo la mujer mientras dejaba cubiertos apoyados en su plato, tomo una servilleta y en un suave gesto se limpió los labios. Ella le dio una mirada tranquila, pero estricta y le pregunto -Quiero que tomes a esta niña como tu esposa, es de tu agrado ¿no?-
-Directa- comento Kain con una sonrisa
-No me mezcles con esos dos viejos que no fueron capaces de salir de su zona de confort. A diferencia de ellos, yo puedo entender el carácter de los fuertes. Mi esposo por ejemplo, es alguien que siempre ha estado en la cima. Él podría haber elegido a cualquier muñeca de la nobleza, pero él me eligió porque puedo ser una mujer franca. ¿tú no aprecias algo así?¿acaso eso no fue lo que más te gusto de esta tonta?-
-Tía- se quejo Catalina
-Silencio- le ordeno Clarie -te estoy ayudando. Acaso no lo sorprendiste cuando le mostraste algo de tu casi inexistente feminidad- Catalina asintió y la mujer continuo -pero esto Millis- entonces miro a Kain y le dijo -así que quiero que te cases con esta niña y dejes a las otras-
-Si yo dejo a mis esposas ¿creerías en mi?- le pregunto Kain
-Puedes tener esa casa y la protección de mi familia-
-¿Y si el día de mañana el rey de Asura o de cualquier país me ofrece una de sus hijas?-
Un silencio incomodo se instaló. La mujer le dio una fuerte mirada a Kain, pero este último solo sonrió y balanceando una copa de vino, la levanto como dando un brindis y bebió el contenido. Después dejo la copa sobre la mesa, se paró con tranquilidad y le dijo -muchas gracias por la comida, puedo decir que todo fue lo mejor de lo mejor. Con respecto a su propuesta, puedo decirle que me gusto el carácter honesto de su sobrina, pero no dejare a mis esposas. Lamento no poder darle una respuesta satisfactoria-
La mujer solo asintió y Kain salió de la habitación. En la entrada lo esperaba el mayordomo dandi. Le entrego su chaqueta, le abrió la puerta y una vez que Kain paso por el dintel, hizo una reverencia. Kain siguió hasta la reja, salió sin que nadie lo detuviera y camino hasta su casa. Donde lo esperaba su familia.
-o-
Al otro día Catalina no se apareció por la casa, tampoco llego mensaje y solo en la tarde, vino un joven de rostro sonriente. Tenía los ojos rasgados y los parpados tan juntos que apenas eran visibles sus ojos. Por otro lado, por las facciones y el pelo de un negro azabache, Kain intuyo que tenía alguna relación con la bella recepcionista. Llevaba una capa, una pechera de cuero y una espada ceñida a su cintura. No hablo mucho y solo le entrego a Kain un bolso con documentos. Después se dio la vuelta y le dijo -en tres días vamos a cazar al dragón-
-Ok- le respondió Kain, cerró la puerta de su casa y no se preocupó por el joven. Después camino hasta el segundo piso, fue a su habitación y se sentó en un sillón, cerca de la ventana. Desde ahí la iluminación era increíble y podías ver la cordillera. Kain empezó a sacar los documentos donde constataban las identidades de todos. Habían papeles para Lilia, Victoria, Clarisse y Robert. Adicional a eso estaba un permiso provisorio para comerciar. Kain exclamo en su mente "malditos ancianos". Pero no había nada que hacerle, los clérigos tenían la última palabra. Después de todo eran el nexo con dios. También venía una ficha técnica junto a varios detalles del famoso "dragón". Como supuso Kain, era solo un wyvern que creció más de la cuenta. Era rojo, vivía en las montañas con periodos de letargo de tres meses, pero una vez que pasaba eso, salía a cazar como lo haría cualquier animal. Medía diez metros de alto, por treinta de ancho (considerando sus alas extendidas) y veinticinco desde el hocico hasta la cola. Kain miro los bocetos y pudo ver que su espalda estaba reforzada y su cola parecía una masa con púas.
A la hora de la cena, se juntaron los cinco y conversaron que iban a hacer al otro día. Victoria y Robert irían a ver a algunos antiguos socios comerciales de su padre. Clarisse los seguiría. Kain por otro lado, iría a ver la ciudad con Lilia. Victoria se quejó de eso, pero tenía negocios, así que exigió una cita la próxima vez. A lo que Kain acepto de buena gana. Clarisse quedo mirando a Robert y este entre susurros le aseguro que ellos también saldrían a conocer Millis.
-o-
Los comerciantes se levantaron temprano y se fueron a hacer sus negocios. Kain y Lilia se quedaron en la cama mientras los otros trataban de encontrar un lugar para ofrecer sus productos. Entre giros y vueltas, Kain y Lilia terminaron durmiendo más de la cuenta. Se despertaron al medio día, sin ganas de querer levantarse. La pereza les susurraran que descansaran. Pero tratando de animarse, Lilia hizo el acto de salir de la cama, solo para ser tirada de un brazo y volver al calor del abrazo de su amado. Kain sonrió, le dio unos cuantos besos y le pregunto ¿Cuál era el apuro?. Lilia le dijo que ninguno, pero en algún momento había que levantarse. Kain emitió una risita juguetona y le paso sus dedos por las caderas. Lilia lo beso, le paso sus manos por el pectorales, beso su cuello y siguió bajando hasta la zona baja. Kain por su parte tiro del trasero de Lilia y comenzó a contrarrestar su ataque.
Una vez que terminaron de hacer lo suyo, se bañaron, comieron algo ligero y se vistieron con sus usuales ropas. Mas parecían aventureros que nobles, más parecían unos simples comerciantes que nobles. Tanto así que algunos caballeros de Millis los detuvieron en el camino, pero una vez aclarada sus dudas, no los molestaron más. Esto hizo sonreír a Kain, ya que en Asura no lo dejaron ni caminar tranquilo en la zona noble. Aquí solo tenías que mostrar tus documentos y asunto resuelto. Después de eso se dirigieron al centro de la ciudad. Caminaron viendo las pobladas calles de Millishion. Todo el lugar estaba limpio, como siempre el blanco primaba ante todo. Los negocios hechos de madera eran la excepción, pero eso no quería decir que no podían tener un ángel. Después de todo era la representación de la fe. En las zonas exteriores era normal ver los carruajes transitar, pero una vez que llegaron al centro, eso se acabó. La cantidad de gente que transitaba esos lugares era ridícula, por lo tanto los vehículos y caballos estaban prohibidos. Se podían ver a muchos señores y señoritas de refinadas ropas. Cada quien iba a lo suyo y por lo menos, en ese sector, Kain no detecto ladrones. Alrededor de las cinco de la tarde, se detuvieron en una cafetería, donde los colores primaban entre el típico blanco y un café oscuro. Las mesas y sillas eran de madera y el ambiente, algo de lo más normal, sin ese usual tinte aristocrático. El lugar era atendido por una pareja mayor. Los dos de cabello castaño. La mujer tomo la orden y Lilia y Kain esperaron. Pasaron unos niños riendo, después paso una pareja en medio de una discusión, entre eso pasaron dos sacerdotes hablando de la palabra de dios y cuando llego el café y los pasteles, paso el joven sonriente. Llevaba una bolsa con cosas y lo acompañaba la bella recepcionista. Ella decía cosas y el joven asentía de forma obediente. Kain no les siguió prestando atención y olio el aroma oxidado del café.
-¿Por qué miraste a esa mujer?- pregunto Lilia con el ceño fruncido
Kain sonrió y le dijo -porque ella trabaja en la recepción del papa-
-¿Ella es importante?-
-Ya lo creo, Catalina me dijo que no tenía mas de veinte y ya era un emperador de la espada-
-¿Qué crees tu?- pregunto Lilia mientras cortaba un trozo de torta
-Yo, puede ser, a pesar de que se ve tan refinada, da la impresión de que ha pasado por un entrenamiento duro-
-¿Y tu?-
-¿Qué pasa Lilia?¿porque tan temerosa?-
-No es eso- dijo Lilia mientras estiraba la mano y tomaba la de Kain -es solo que, todos esos viejos tratan de amarrarte de alguna forma-
-Bueno, sí. No hay nada que hacerle, por ahora es así. Pero cuando vean mi fuerza me van a empezar a temer y querrán que me vaya. Así que ten cuidado. A la tarde te pasare un amuleto que te protegerá ¿bien?-
-Bien- asintió Lilia
-o-
Ya casi al anochecer tomaron un carruaje que los acerco a la zona noble, donde se encontraba la casa. No obstante, igual tuvieron que caminar, avanzaron mirando los más bellos jardines. Algunos sirvientes los miraban con rostros extraños, pero dejando eso afuera, Lilia vio muchas cosas que le gustaron. Habían varios tipo de plantas que le quería llevar a su madre. Ella lo anoto en una pequeña libreta y la guardo en su bolsillo. Cuando casi llegaban a su casa, se encontraron a una niña llorando, sentada en la cuneta. Tenía un cabello rubio y llevaba un vestido de un color rosa pastel. Lloraba y lloraba llamando a su hermana, pero aparte de ella, no había nadie más en la calle. Kain y Lilia se acercaron y esta última se agacho y le pregunto en un suave tono -¿Qué pasa?-
-Nada- respondió la niña entre sollozos. Levanto su rostro pequeño y ovalado, le corrían los mocos y tenía los ojos hinchados de tanto llorar. Ella suspiraba. Miro a Lilia y añadió -no es nada señorita-
-¿Cómo no va ser nada?- le pregunto Lilia -además, no es bueno que una señorita ande a esta hora en la calle-
-Ya no quiero estar en mi casa- respondió la niña entre suspiros y lagrimas -mi mamá se queja de mi hermana y me fuerza a hacer cosas molestas. Todo el tiempo se queja de que mi hermana lo hacía mejor, pero ella no esta. Yo si estoy, yo no me he ido de la casa, pero ella se queja conmigo y no con mi hermana-
Lilia la abrazo y la niña lloro con más ganas. Después de que se calmó, la niña se presentó. Se llamaba Therese Latreai, hija de la estricta vecina. Al parecer, el año pasado su hermana mayor se fue de la casa y su situación se volvió difícil. Su madre se volvió más estricta y quejona, al punto de que le hallaba todo malo. Por otro lado siempre la comparaba con su hermana mayor, pero ella al parecer también se había cansado de las exigencias de su madre. En medio de la conversación paso un caballero de Millis, el cual les pregunto que estaban haciendo y sus identidades. Después de aclarar su estado, se fue y les dijo que no se quedaran en la calle. Theresa le agradeció a Lilia y a Kain por escucharla y se fue para su casa.
-Pobre niña- exclamo Lilia
-Debe ser difícil tener una madre como ella- respondió Kain
-¿Cómo era tu madre?-
-Mi madre es una aventurera, así que imagínate. Nos enseño a ser limpios y ordenados, pero ella también era descuidada. Nos enseño la etiqueta, pero también descuidaba sus modales. Ella se excusaba de que eran sus viejas costumbres de aventurera. Si tuviera que describirla, yo diría que ella fue una madre muy relajada-
-¿Cuándo la voy a conocer?- pregunto Lilia
Kain puso una sonrisa complicada y le respondió -no lo sé, hace años que no la veo. Se fue a Ars para empezar a trabajar como aventurera de nuevo, pero después de eso, no he tenido mas noticias de ella-
-Bueno, cuando la encuentres tienes que presentármela-
-Sí, ella es simpática, así que le vas a caer bien-
-o-
Al otro día vino el joven sonriente en la mañana, iba acompañado por otros dos viejos, ninguno parecía tener más de cuarenta años. Se veían fornidos, con una altura similar a la de Kain, cerca del metro noventa. Llevaban armaduras de cuero con botas y guantes metálicos. Igual que el joven y la bella recepcionista, tenían el cabello oscuro azabache y ojos rasgados. También eran bien parecidos y sonreían igual que el joven. Victoria y los otros no le encontraron ningún problema, pero a Kain no le daban ninguna seguridad. Eran ese tipo de persona que te podría dar la mano y con la otra apuñalarte en la garganta. Por ende dio órdenes de dejarlos esperando fuera de la casa. Victoria se quejó, pero Kain se mantuvo y solo Robert asintió sin preguntar.
Kain salió de la casa vistiendo una camisa, pantalón y botas. Se paro delante de un sujeto de ojos rasgados, al parecer el líder y le pregunto -¿a que vienen? Se supone que mañana es la caza del supuesto dragón-
El hombre de ojos rasgados sonrió de manera irónica y le dijo -te pueden haber traído los altos funcionarios, pero nosotros somos los que cazaremos esa cosa. Así que necesito comprobar tus habilidades-
-¿Dónde?-
-En el campo de entrenamiento de los caballeros de Millis. A una hora a caballo-
-Espérame cinco minutos-
-Ok, pero apúrate, ya llevamos media hora aquí-
Kain entro, se vistió ligero, les comento a donde iría y le dijo a Lilia que tuviera cuidado si salía. Después de eso siguió al grupo de hombres sonrientes. Eran espeluznantes, todo el tiempo mantenían esa sonrisa falsa. Cabalgaron por una hora como dijo el sujeto de ojos rasgados y llegaron a un gran recinto. A su alrededor, cada cuatro metros había un caballero haciendo guardia. Kain no sabía a que se debía tanta seguridad, pero el hombre de ojos rasgados le dijo que esto era un castigo. Era todo un pelotón que se fue de fiesta e hicieron destrozos. Como compensación, esta era la primera parte de su castigo. A fin de mes tenían que pagar una compensación a los afectados y reconstruir con sus propias manos, todo lo que rompieron. Kain se largo a reír y varios reclutas lo miraron con malos ojos, pero una vez que vieron quien lo acompañaba bajaron la mirada.
Una vez que llegaron a las caballerizas, Kain pudo ver a los caballeros trotaban alrededor del campo. Otros estaban en medio de una clase de espada y otros practicaban la equitación. El hombre de los ojos rasgados comento que todos ellos eran disciplinados, con un comportamiento sobresaliente en muchos aspectos, pero ninguno destacaba. Al final solo serían oficiales ordinarios, trabajarían un par de años y se jubilarían cuando ya no puedan hacer más.
-¿Y una vez que se jubilan?- pregunto Kain
El hombre le respondió -para ese entonces tendrán una casa, un caballo y suficiente oro para no tener que trabajar mas-
-Parece bueno-
-Para la gente común- puntualizo el hombre -pero todos estos muchachos son los terceros, cuartos y quintos hijos de los nobles. Ninguno tendrá heredad y mas encima tienen que seguir a la cabeza de la familia. Así que imagínate para alguien que vivió en el lujo, tener que pasar sus últimos días con humildad-
-¿Eso quiere decir que aquí no entran los pobres?-
-No muchacho, aquí no entran. A estos muchachos se les entrena porque sus familias pagan por ese entrenamiento. Necesitan soldados, así que mandan a sus hijos aquí-
-El dinero segrega ¿ah?-
-Así es y así será. Lo fue en la época de mi abuelo, lo fue en la época de mi padre y lo es en mi época-
-Algún día tiene que cambiar el mundo-
-Puede ser, pero no será en el corto plazo. Yo ya estaré muerto en ese entonces, así que no es mi problema-
-¿Cómo te llamas?-
-Kazuhiro-
-Kain- dijo, mientras estiraba su mano, pero el hombre sonriente se puso serio por primera vez y le dijo -no somos socios, eres un mercenario y por lo que he oído, una vez que termines te iras. Así que no esperes camaradería-
-Es bueno saberlo- sonrió Kain
-o-
En medio de un gran galpón, estaba la bella recepcionista, el joven sonriente, los dos viejos y otras cinco personas mirando a Kain. El cual estaba del otro lado, estirando, lanzando patadas y golpes al aire. Kazuhiro lo miro durante un rato, después se sacó los zapatos y lo invito a una especie de cuadrilátero. Kain lo imito y una vez que estuvo a uno tres metros de Kazuhiro, este último le dijo -pelearemos en todas las disciplinas. Da lo mejor y no mueras-
Kain se rio, con una risa que reverbero por todo el galpón e hizo que sus contrincantes arquearan las cejas. No les presto atención y vio como primero paso el joven sonriente. Este hizo una pequeña reverencia y se puso en posición de combate. Kain le pregunto -¿sin armas?-
-Sin armas- respondió el joven sonriente
-Bien, vamos- dijo Kain mientras daba saltitos en su posición. Cambiaba entre el pie derecho y el izquierdo, giraba su cuerpo y cambiaba su guardia. El joven sonriente por otro lado, se mantenía firme como una roca. Avanzo de un salto y lanzo patadas y puñetazos. Su postura era firme y sus golpes duros como los golpes de un mazo que aplasta, pero para Kain eran muy rígidos. El joven sonriente tenía la fuerza y la velocidad, pero era demasiado rígido. Kain le empezó a interceptar sus patadas, las paraba antes de que llegaran a su máxima velocidad. También hacía lo mismo con sus puñetazos. El joven se frustraba por que llegado su momento, todos sus golpes eran interceptados, haciendo que su fuerza se pierda y pareciendo totalmente inútil.
-Suficiente- grito Kazuhiro -Haruki ven acá, no eres su rival-
-Sí tío- respondió el muchacho sonriente
Después paso el otro viejo, llevaba unas especies de garras de acero. Se paro con una postura más flexible. Kain asintió y lo invito a pelear. El viejo sonrió y se lanzó a toda velocidad. Kain evito los golpes, los intercepto y cuando el viejo empezó a jadear después de media hora de extenuante esfuerzo, Kazuhiro hizo lo mismo y lo retiró. Así pasaron dos personas más hasta que le toco Kazuhiro. Él utilizaba dos espadas cortas que portaba en su espalda. No las utilizaba en una postura ofensiva, sino más bien defensiva, con hoja apegada a su antebrazo. Kain también lo invito, y el viejo mantuvo la calma. Ataco, se retiró, trato de golpear y a su vez esquivo los golpes de Kain. No era la habilidad, pero la experiencia lo que lo mantuvo intacto. Podía ver los patrones de movimientos, pero nunca le haría una herida a Kain mientras no se arriesgara a ser herido.
-Suficiente- dijo Kazuhiro -Tu turno Maaya- y se dio la vuelta mientras salía del cuadrilátero.
La bella recepcionista hizo una reverencia a su padre y camino con una katana en sus manos. Se coloco en posición de Iai y Kain dio un paso así atrás, saco una de sus katanas y también se colocó en una posición similar. Maya (la recepcionista) frunció el ceño al verlo en esa posición, pero no dejándose intimidar y desenfundo a su máxima velocidad. Las espadas chocaron, produjeron un sonoro ruido metálico y ninguno salió herido. Kain sonrió y le dio la espalda. Maaya por otro lado frunció el ceño y camino de vuelta. Kain se sentó a unos metros fuera del cuadrilátero, mientras Kazuhiro miro a Maaya y le pregunto -¿Qué paso?-
Maya negó con pesar y le dijo -no lo puedo vencer-
-¿Como?-
-Mira mi cabello padre, me falta la punta del mechón izquierdo. Él dio un golpe para contrarrestar mi ataque y me dio otro para darme esta advertencia-
Todos los familiares del clan de Kazuhiro miraron serios. Se les cruzo por la cabeza matarlo ¿pero lo podrían matar?. No solo Kazuhiro, también su hermano tuvo la impresión de que en ningún momento se tomó en serio esta pelea. Al final Kazuhiro suspiro y fue hasta donde estaba Kain. Ambos se evaluaron durante un instante y al final Kazuhiro le dio la espalda y dijo -mañana a las cinco de la mañana en la salida norte de Millishion-
-No hay problema- dijo Kain. Se levanto y camino a la salida sin despedirse. Después de todo…no había camaradería
-o-
Desde el campo de entrenamiento se puede ver una gran mansión sobre una loma, muy cerca de la montaña. A diferencia de las construcciones de Millis, sus colores rondan entre los oscuros y cafés. Solo las ventanas y puertas hechas con un estilo particular son blancas. Ya que son la combinación de finas varillas de madera y papel. Esto lo hizo en su momento uno de los grandes héroes de la guerra. Según él, le recordaba a su hogar. Hoy, las generaciones más jóvenes siguen este tipo de arquitectura como una tradición. También el hecho de andar sin zapatos dentro de la casa y sentarse sobre sus piernas. La mansión es de un solo piso, pero se extiende por más de cuatrocientos metros cuadrados, con un fino jardín de arena y roca en el centro. Ahí, en estos momentos, hay una anciana meditando. Ha estado todo el día en esa postura, pero es como si estar así, fuera su estado natural. Sus nietos y bisnietos se preocupan por ella, pero lo que no entienden porque son muy jóvenes, es que una vez que algo se hace parte de ti, no te hiere. De repente la anciana levantó una ceja y escuchó un par de pasos apresurados. Apenas son audibles, pero tienen el sonido de los problemas o al menos, el de una encrucijada difícil de cruzar.
Un hombre de ojos rasgados abrió la puerta en un súbito movimiento y se arrodilló, seguido por su hija -abuela, necesitamos tu ayuda- dijo
-¿Por qué?- pregunto la anciana en un acento exótico
-Ese tipo que trajeron los viejos clérigos, puede ser una molestia. Hay que matarlo-
La anciana suspiro, negó con su cabeza, tomo un grano de arena y lo lanzo contra la frente del Kazuhiro. Este último recibió un fuerte impacto y se cayó de espaldas. La anciana siguió en su postura y le dijo -me tienes decepcionada Kazu. Revisaste la información de ese joven pero dices esas cosas ¿Acaso los viejos no lo pudieron reclutar por lo que pidió?-
-Pero-
-¿Qué me dices tu Maaya?-
-Yo…no lo sé gran abuela-
La anciana suspiro algo triste y le dijo -Maaya, eres la más talentosa dentro de esta generación. Espero grandes cosas de ti. Como la futura líder del clan, tienes que tener una opinión, sobre todo de lo que afecta al clan-
-Lo siento abuela-
-Sentirlo no arregla las cosas, Maaya. Ve a meditar mis palabras, espero una mejor opinión en el futuro-
-Como digas gran abuela- después de decir esas palabras, Maaya se levantó, hizo una reverencia y se fue dejando a Kazuhiro y a la anciana solos
-Tu, Kazuhiro- dijo la anciana en un fuerte tono -si vas a dar esas opiniones de mierda, mejor cállate-
-Lo siento abuela-
-¿Te sentiste abrumado?-
-Sí abuela-
-Ven Kazu, acércate-
Kazuhiro igual que un niño se acercó a la anciana y se sentó en sus rodillas sobre la arena. La anciana sonrió de manera afable y le paso la mano por la frente -Kazu, eres el líder del clan- dijo -no te puedes sentir abrumado solo por las circunstancias. Debes mantener tu mente fría en esos momentos. Ahora dime ¿ese joven era tan excepcional?-
-Mucho- dijo Kazuhiro en un tono pesado
-¿Y que era lo que quería él?-
-¿Ahora o lo que le pidió a los viejos?-
-Lo que les pidió a esos viejos sinvergüenzas-
-Quería una garantía de que el día de mañana los elfos no serían considerados una raza mágica-
-¿Por qué crees que lo pidió?-
-Debe estar aburrido de los secuestros y la esclavitud que se vive en el continente central-
-Así es ¿Qué mas?-
-Debe querer proteger a su familia y a sus futuras generaciones-
-Cómo nosotros ¿o no?-
-Como nosotros, pero-
-Pero ¿Qué Kazu?¿Has hablado con él?¿Qué sabes de él?¿sabes lo que le gusta?¿lo que le disgusta?¿Como puedes armar un juicio en contra de ese muchacho sin ni siquiera haber hablado con él?. Yo te entendería si fuera una persona que haya hecho un sinfín de crímenes ¿Pero él es así?-
-Lo siento abuela, te he decepcionado-
-Está bien Kazu, eres mi bebé. Como cuando mi hija te dio a luz, como cuando creciste hasta empezar tu entrenamiento. Estoy aquí para ayudarte, pero ten en cuenta, no viviré para siempre-
Estas palabras le generaron un nudo en la garganta a Kazuhiro, miro a la anciana y esta le daba una sonrisa afable. Kazuhiro asintió con dolor y esperando hacerlo mejor. Él se limpió los ojos con un movimiento brusco y le dijo -gracias abuela. Mañana conversare con él-
-No te preocupes Kazu, ese joven tiene un destino unido a nosotros. Tendrían que pasar muchas cosas malas para que nuestros destinos se aparten. Así que habla con soltura-
-Entiendo abuela-
-Ahora ve, no es lindo que un hombre hecho y derecho, llore como un niño-
-Sí abuela-