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Suerte y perseverancia

Pequeña aclaración: Cada volumen es independiente del otro. Sigue su propia línea de historia y no se ve afectado por los volúmenes anteriores. Bueno, salvo por algún poder o habilidad que se viene arrastrando por el conocimiento y la personalidad del protagonista que va evolucionando. Volumen 1 Cross over entre nasuverso y Madam ou no Vanadis Volumen 2 viaje por Juego de Tronos, Señor de los anillos y Dark Soul 3 Volumen 3 Mushoku Tensei y Danmachi. Volumen 4 Naruto y muchos otros. -o- Kain, antiguo vástago del equilibrio. Renació en el mundo de Fate y vivió durante varios siglos. Sin embargo, al encontrarse con su viejo enemigo, el dios Hilden, lucho y perdió. Ahora su alma viaja a través del multiverso buscando el poder y la forma de volver a aquel mundo por la venganza. -o- Reglas del juego: 1.- No hay power up indiscriminados 2.- Todo se estudia y se gana hasta dominarlo 3.- El alma influye sobre el cuerpo, por ende, el cabello y los ojos siempre serán los mismo (ojos color lazuli y pelo blanco). 4.-La fuerza es proporcional al conocimiento adquirido, la técnica y la fuerza del alma. 5.- El nivel del mundo es proporcional al alma. Eso quiere decir que si el alma del protagonista es fuerte, irá a un mundo de mayor nivel.

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Apócrifo - Gods land - Capítulo 97

Kain Vinlad, hijo del capitán de la guardia del reino de Boletaria, era un hombre estrafalario. Tanto de pensamiento como en sus arranques de genialidad, y sobre todo en esto último nadie lo podía igualar. En unos pocos años, la tecnología y la capacidad productiva de Boletaria se había disparado gracias a su ingenio. Por un lado, los nobles de gran renombre lo trataban como a un dios, mientras que los más jóvenes lo despreciaban, y tenían motivos para hacerlo. Con su estatus de deidad y el respaldo de su familia, Kain Vinland no escuchaba a nadie y no prestaba atención a la aristocracia. Por otro lado, el odio hacia él era fomentado por el primer príncipe del reino, que viéndose atado de manos por su padre, lo único que podía hacer era esparcir rumores. No obstante, su odió llego a su punto ebullición el año pasado, cuando Kain Vinland y la sacerdotisa Astrea se casaron. Eso fue la gota que colmó el vaso y lo hizo ponerse serió en cuanto a sus planes. Ya no podía dejar que el odio por un amorío lo consumiera, ya que aparte de Kain, tenía otro rival. Dorian Dragonroad, un muchacho que apareció junto al capitán de la guardia. A diferencia de Kain, Dorian seguía los protocolos, era muy respetuoso y educado con todo el mundo. Era un caballero ejemplar en muchos aspectos, tanto que con sus hazañas, empezó a captar la atención del rey.

¿Que pueden amar más los hombres que la juventud, la fuerza y la honra de gloria? Nada, y gracias a que el joven Dorian tenía todas estas cosas, en tres cortos años, se convirtió en un pequeño noble y el favorito del rey. Por otro lado, como una persona inteligente y locuaz, se ganó la mano de la primera princesa. El hecho es que el rey estaba pensando con seriedad en que él lo sucediera, mientras tuviera un hijo con la princesa, los Boletarios seguirían reinando.

Gracias a todos estos acontecimientos, el primer príncipe de Boletaria, Ostrava, estaba urdiendo un plan siniestro. Si tenía la oportunidad de lograr su cometido, ganaría gran fuerza y nadie en este mundo lo detendría. Solo tenía que ir a unas ruinas, como le indico uno de esos espantosos clérigos demoniacos y despertar a un demonio.

-Lo estábamos esperando su alteza- dijo el sacerdote demoniaco a las entradas de una cueva, en medio de un páramo desolado. Era un hombre gordo como un cerdo, de gran papada y barriga. Aunque llevaba un larga sotana negra que lo cubría por completo, en la papada que prácticamente le cubría el cuello, se podían ver grandes heridas y quistes que sobresalían como enormes furúnculos de su piel. Cabe destacar que aparte de su asquerosa apariencia, su sonrisa era un enloquecida, una que ha perdido todo atisbo del "yo" y ahora sigue a alguien más.

Ostrava asintió con solemnidad, pensando que a lo mejor, tendría que prescindir de tal tipo de servidores. Eran demasiado grotescos como para estarlos viendo todo el día, su estómago tenía un nivel de tolerancia.

-Lamento la demora, la coronación del nuevo rey nos demoró- respondió Ostrava con indiferencia, tiro de la capucha negra hacia atrás y revelo un rostro afilado, muy diferente que el de hace años.

El sacerdote demoniaco se rio con demencia y lo invito a pasar a la cueva.

-o-

Mientras el príncipe Ostrava estaba próximo a empezar una serie de sucesos nefastos, Kain estaba en la casa de su nieto, Kain Vinland. A su lado lo acompañaban Flora, que ahora era una mujer madura y Aquiles, que todavía conservaba su contextura heroica, pero su rostro se había cubierto de arrugas y su cabeza de canas. Por otro lado, una muchacha rubia de dulce apariencia, los miraba desde el lado, mientras acariciaba su abultado abdomen.

Ella era la sacerdotisa Astrea, la cual había consumado su amor con Kain Vinland y ahora estaba en cinta.

-¿Cómo esta tu salud, niña?- pregunto Kain con una sonrisa afable

Astrea se sonrojo al ser tratada como una niña, pero sabiendo lo que le dijo su marido, su abuelo tenía más de cien años, así que estaba capacitado para llamarla así -muy bien, abuelo- respondió con una voz suave

Kain asintió complacido y miró a su nieto. Cada día se parecía más a su hermano Rawls, pensó, solo le faltaban las orejas puntiagudas. Por otro lado, sobre su ropa aristocrática, llevaba un delantal de cuero sucio con manchas de grasa. En ese momento estaba parado al lado de un gran cubo de metal con una sustancia verde que emitía una niebla. Cualquiera esperaría poder alejarse de tal sustancia, ya que con el gorgoteo que producía, daba la impresión de que en cualquier momento saldría un monstruo de su interior. No obstante, Kain Vinland parecía seguro de lo que hacía y tomo unas grandes pinzas de metal. Después tomo una placa de hierro con dibujos rúnicos sobre su base y la sumergió en la solución verde. Muy diferente de lo que todos esperaban (una explosión), la solución emitió un brillo plateado y al instante siguiente, Kain Vinland saco la placa. Ya no era de hierro, ahora se había vuelto de plata, lisa y refulgente.

Vinland coloco la placa sobre una mesa de piedra y miró a su abuelo, el hombre que le heredo su nombre y le enseño todas las maravillas que le podían entregar la ciencia y la magia. Le hizo señas con la mano para que se acercara y le pregunto -¿Qué opinas?-

-Grandioso- dijo Kain con satisfacción. Esto no era plata, ni hierro, pero era lo más parecido a un trozo de titanita centellante. Sin embargo, no poseía ese componente que trasportaba la energía del alma. Así que era un material firme, pero seguro, sin repercusiones para su portador.

Kain estaba un poco asustado en un principio, todos los estudios de su nieto apuntaban a crear algo como el metal del mundo de las almas. No obstante, hizo algo superior, sin las infames repercusiones de ese mundo.

Kain se acercó y tomo la placa de plata entre sus manos. Tenía un calor considerable como si recién la hubieran fundido en el horno, pero con una pequeña capa de touki, no sería un problema. La examino de principio a fin y le pidió una espada a su nieto. Este acepto de buena gana y le trajo una de las mejores espadas del reino.

Por su parte, Kain elevó el metal en el aire y le hizo el gesto a los demás para que se alejaran. Una vez que dejo levitando el trozo de plata en el aire, tomo la espada con ambas manos y lanzó un corte. La espada produjo un tañido y se rompió en dos mientras un trozo de su hoja voló clavándose en el techo del subterráneo.

-Grandioso- dijo Kain otra vez al ver que el trozo de plata ni siquiera se rasguño. Entonces miró a su nieto, el cual lo veía con una sonrisa llena de satisfacción.

-Ya lo dijiste anciano- dijo Kain Vinland y soltó una carcajada cargada de alegría. Fue a abrazar a Astrea y danzaron girando por el taller. Ella también estaba feliz, dado que este era el esfuerzo de años de estudio. Su marido era un hombre amable, pero a veces se sentía triste por no poder avanzar en esto.

Por otro lado, Aquiles se sintió satisfecho mientras abrazaba a Flora. Solo Kain estaba solo en ese momento. Habían pasado cinco horas desde la coronación de su hijo y Hera no se quiso presentar en ningún momento. Para ella, seguía siendo un error el que su precioso hijo se esforzara por los insignificantes mortales.

Kain tomo una larga respiración y le dijo a su nieto -espero que después de esto, no hayan más experimentos-

En ese momento, la alegría de la joven pareja se desvaneció y Kain Vinland miró a su abuelo con un rostro serio y combativo. No obstante, Kain negó como si supiera que lo quería rebatir, pero antes de que le pudieran decir algo, se adelantó -tienes una esposa y un hijo, no puedes descuidarlos solo por tus sueños-

-Abuelo, pero…- quiso debatir Kain Vinland pero su abuelo negó

-¿De qué te serviría el reino más tecnológico de esta tierra, si en el proceso pierdes lo que te importa? Ya no eres un niño, Kain, madura. Ya no se trata de ti y de tus experimentos, se trata de algo más. Si no valoras lo que tienes, cuando lo pierdas será demasiado tarde-

-Sí abuelo- respondió cabizbajo

Kain negó y se acercó para darle un abrazo, también abrazo a Astrea y se despidió de ellos.

Afuera de la mansión, solo lo acompañaron Flora y Aquiles por unos momentos.

-Padre- dijo Flora -¿Cómo te hiciste esa cicatriz en el ojo-

Kain se pasó la punta de los dedos por la herida sobre su lado derecho del rostro y sonrió -me la hizo hace años un aventurero, un muchacho que dio todo de sí en ese momento y logro herirme. Así que lo llevo como un recuerdo-

Flora negó y levantó su mano para acariciarle el rostro. Kain cerró los ojos y sintió lo mismo que cuando ella era una bebé. Unos dedos tan tiernos y cariñosos que lo apartaban de todas las cosas complejas del mundo.

-Suegro- dijo Aquiles interrumpiendo su momento -¿Adónde va a hora?-

-A un lugar muy lejano, muchacho- dijo Kain mientras mantenía sus ojos cerrados y se deleitaba con el suave tacto de Flora -tengo que ir a hacer algo-

-¿Eso quiere decir que ya no te veremos?- pregunto Flora

-No lo sé, pero es lo más probable. Tu viejo va a ir a hacer lo que hacen los héroes ¿lo puedes creer?- pregunto Kain con una sonrisa divertida.

Flora derramo grandes lágrimas y con una sonrisa triste, le dijo -eso no suena como algo que haría, papá-

-Jajaja, tienes razón, no es algo que haría yo, pero alguien tiene que hacerlo-

-Cuídate papá-

-Tú también, si necesitas ayuda, ve a ver a Hera-

-Lo sé, papá-

De esa manera, Kain se separó de Flora y Aquiles. Después de eso, Kain atravesó los grandes bosques que bordeaban la torre de Hera y se adentró en las murallas que la apartaban del mundo. El lugar seguía siendo una tierra de en sueño, con una maravillosas flora y fauna. No obstante, no había nadie para que la poblara.

Kain llegó a las grandes puertas de la torre y estas estaban cerradas. Incluso si ocupo toda su fuerza no pudo abrirlas. Al parecer, no era bienvenido.

-Hera- grito Kain frente a las puertas de la torre -vengo a despedirme. Voy a hacer un largo viaje ¿no me quieres ver una última vez? Sé que estas molesta, cariño, pero escúchame, te sigo amando, no importa lo que pase-

Solo hubo silencio, no se escuchó ningún movimiento, ni siquiera el de las aves o el del viento. Por otro lado, la gran puerta de la torre permaneció cerrada y Kain supo en su corazón, que no importa lo que él diga, Hera nunca le perdonaría el haber incentivado a su hijo a creer en sus sueños, en sacrificarse por los pequeños mortales.

Después de esperar durante una hora, se dio la vuelta para irse. Camino por entre medio de los árboles pateando piedras y culpándose por como termino todo esto. Una vez que llego a las puertas de la murallas, una silueta dorada lo detuvo. Se coloco en su frente y lo miraba lleno de molestia, como si le reprochara su forma de actuar.

Kain forzó una sonrisa y camino hasta ella para abrazarla.

-¿Adónde vas?- pregunto Hera con aparente indiferencia

-A un viaje, largo, muy largo, tengo que hacer algunas cosas- respondió Kain

-¿Me quitaste a mi hijo y ahora me dejas para siempre?-

Kain soltó un suspiro y le beso la frente -yo no te he quitado nada- respondió -fue nuestro hijo que quería hacer cosas. Tienes que aceptarlo-

Hera se abrazó a Kain y ocultó su rostro en su pecho. En medio de las grandes murallas que la apartaban del resto del mundo, la diosa lloro y Kain solo trato de consolarla. Al parecer, nada es para siempre.

El capítulo puede parecerles confuso, pero recuerden que pueden dejar mensajes y preguntar.

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