Después de salir de la casa, caminaron por las calles de Orario, las cuales a esta hora solo tenía un público civil. La mayoría de los aventureros deberían estar en el calabozo. Por otro lado, era uno de esos días secos, que lo único que puedes hacer, es refugiarte a la sombra de tu casa. A su vez, las gente que caminaba por las calle parecía aletargada y molesta por el calor. Los que se veían bien y sin ningún problema, serían los aventureros que por alguna razón no habían ido al calabozo. Después de media hora, llegaron a la avenida principal, lugar que con el tiempo parecía estar aflorando. Seguían habiendo la misma cantidad de negocios, pero en diferentes condiciones. Se notaba la prosperidad en las mercaderías que ofrecían, en los aparatosos mostradores y en el tipo de personal que atendía las tiendas. Los viejos de hace años se habían vuelto ricos y ahora contrataban a mujeres y hombres de buena apariencia para que trabajaran sus negocios.
Flora paso por fuera de una joyería con hermosos collares detrás de una larga vitrina. Lo que más impresionaba eran los colores de las piedras preciosas que adornaban el centro de un prendedor. A su vez, y lo más probable, es que este prendedor haya sido hecho para guardar un dibujo de la persona que amas.
Flora quedo mirando uno que tenía incrustado un rubí en su centro. Su rostro parecía derretirse de tanto que lo quería. Si nadie la estuviera mirando, Kain pensó que de seguro apegaría su rostro al vidrio. No obstante, el precio estaba fuera de su liga, eran diez millones de valis.
Como una pequeña aventurera de nivel cuatro estaba ahorrando para comprarse sus cosas, así que este tipo de frivolidades estaban fuera de cuestión. Kain la quedo mirando y pensando que a lo mejor, este sería el último regalo que le haría de soltera, así que se animó a comprarlo.
-¿Lo quieres?- pregunto Kain mientras emitía una sonrisa burlona
-¿Eh?- respondió Flora, notó como estaba mirando el collar y se dio la vuelta para decir en un apuro -no papá, si mamá se entera se enojara. Ya me dijo que tenía que ser una mujer autosuficiente-
Kain la quedo mirando con cariño, se acercó, le beso la frente y la llevó de la mano. Una vez que entraron, los atendió una mujer de poderosas proporciones.
-¿En que lo puedo atender señor?- dijo con una seductora sonrisa y acercado peligrosamente sus armas de mujer.
Kain tosió por la fuerte impresión que dejo y le dijo -quisiera ese collar con el rubí que tiene en la vitrina-
-¿Para la joven?- pregunto la dependiente con una mirada suspicaz, como insinuándole si ella era su amante.
-Sí, es para mi hija- respondió Kain
La mujer asintió y se movió contoneando su gran trasero mientras los tacos marcaban el ritmo de sus pasos.
Kain quedo mirando la redonda y tierna carne, pero recibió un codazo en la boca del estómago que lo saco de su tiempo de entretención. Miró hacia el lado y vio a Flora dándole una mirada acusatoria igual a la de Isabel.
-¿Qué?- se quejó Kain -esperaba que por lo menos no te comportaras como tu madre-
-Ya tienes a mamá- dijo Flora -no mires a otras-
Kain soltó un suspiro y asintió.
Después de salir de la tienda, Flora ilumino el mundo con su sonrisa. De su cuello colgaba una cadena de oro y un prendedor en su centro. Estaba enamorada del collar, pero amaba aún más el rubi en su centro. A su vez, parecía haberse olvidado de todo lo que le preocupaba, incluso de las miradas indiscretas de su padre.
Por otro lado, Kain la acompaño a su lado y la fue dirigiendo, ya que casi se cae en varias ocasiones o choca con las personas que caminaban en la otra dirección. No obstante, igual que la mayoría de las mujeres, Flora se deleitaba en las miradas de envidia que le daban sus congéneres.
Pasaron por al lado de la torre de Babel, pero no se detuvieron en ningún momento. Siguieron con dirección norte, a la mansión de la familia Hera.
Después de cruzar a donde comenzaba la zona norte de la ciudad, la cantidad de público disminuyo. Ahora pasaban una o dos personas por cuadra. Por otro lado, todos llevaban ropas finas y las mujeres usaban aparatosos sombreros de ala ancha con una pluma de color en la parte superior. Algunas se excedían tanto en el uso de estas cosas, que parecía que andaban con un pavo real en la cabeza.
Flora se reía de manera disimulada mientras Kain pasaba por el lado de las mujeres, tratando de encandilarlas y que no se fijaran en su infantil hija.
Una vez que ya no pasaron transeúntes, Kain dijo -Flora, es de mala educación reírse de los gustos de las personas-
Flora mostro una gran sonrisa y le respondió -pero papá, viste a esa vieja gorda, llevaba un horrible sombrero que parecía un pato negro. Puede tener mucho dinero, pero su mal gusto no se lo quita nadie-
-Flora, ya no eres una niña, debes aprender a comportarte-
Flora se sereno y le dijo con una suave voz -lo siento papá, a veces se me olvida que las cosas se ven de otro modo. Ottar ya no es nuestro amigo, Viggo y Tatsumi se fueron de la casa y yo, bueno, ya no…- y se quedó callada.
Kain sonrió y le acaricio la cabeza, después de eso siguieron caminando y a medida que avanzaban, las casas se volvían más ostentosas, con grandes patios, hermosos vitrales y terrenos más amplios.
Al llegar a la mansión de la familia Hera, Kain fue recibido por los guardias, los cuales hicieron una reverencia con sumo respeto y le abrieron el portón. Por su parte, Flora se sorprendió, ya que cuando ella vino con Aquiles y los otros no los recibían con tanto homenaje. Pensó que seguramente debe ser cosa de esa vieja fea Hera, la cual le quería quitar a su padre.
Por otro lado, lo que a Kain le llamo la atención es que un montón de gente de la familia Hera conocía a Flora. La trataban con respeto y cariño, por lo menos los hombres. Muchas mujeres, las más jóvenes la miraban con un odio tan profundo, que Kain tomo nota para mantener vigilada a esa gente.
Una vez que llego a la puerta de la mansión, Kain entro sin más y avanzo por las escaleras hasta llegar al último piso. Caminaron por el corredor que conducía a la habitación de Hera y Kain golpeo la puerta tres veces. Del otro lado se escuchó un "adelante" y Kain se dio la vuelta para mirar a Flora y dedicarle una mirada burlesca.
-Ja, ja, que gracioso- respondió Flora con una voz monótona y molesta -he aprendido la lección ¿sabes?-
Kain soltó una risita y giro la manilla de la puerta. Al entrar, se encontró a Hera sosteniendo un pequeño bebé entre sus brazos. Parecía inmaculada con la luz del día de fondo y las cortinas blancas de las ventanas ondeando. Por otro lado, el pequeño semidios en sus brazos se llamaba Dorian. El cual se había ganado ese nombre porque sus padres no llegaban a un consenso, así que apuntaron el primer nombre que les aparecio al azar en un diccionario. Por su parte, tanto Hera y Kain hicieron voto de nunca contarle este pequeño secreto a nadie.
Kain no alcanzo a dar más de dos pasos cuando el bebé estallo en un llanto. Hera soltó un suspiro y torno los ojos al cielo en señal de fastidio.
-Toma- dijo Hera en un tono molesto -ten a tu hijo, parece que solo ama dos cosas en esta vida, los senos y a su padre-
Kain soltó una risita, tomo al bebé, que luego se calló y le dio un profundo beso a Hera, lo cual le arreglo un poco el ánimo. Después de eso, Hera miró quien venía detrás de Kain y arqueo las cejas.
-Yo la traje- dijo Kain -digamos que estaba un poco complicada con algunas cosas y la saque a dar una vuelta-
Hera asintió con indiferencia y dijo -buenos días, joven Flora ¿Cómo esta tu madre?-
-Buenos días, Madame Hera, mi madre está muy bien- respondió Flora educada, pero forzándose a mostrarse neutral. Sino fuera por su padre y Aquiles ni siquiera le dirigiría la palabra.
Kain soltó un suspiro y les dijo -no declaren la guerra por favor, ya arregle un mal entendido como para que ahora armen otro-
-Querido- dijo Hera como si se sintiera ofendida -yo no fui la que lo comenzó. Yo de buena gana le ofrecí a esa gente mi mansión, pero ellos se negaron con malas palabras-
-Si no te hubieras querido convertir en la reina- respondió Flora molesta -nadie hubiera discutido, gracias a eso papá y mamá estuvieron peleados por un tiempo-
Las dos se miraron con una especie de enemistad no declarada, pero Kain les corto la visual de la otra y dijo en un fuerte tono -suficiente, dije que ya aclaramos el tema, no lo vuelvan a sacar-
Tanto Hera como Flora asintieron y todos se trasladaron a los sillones, en el centro de la habitación.
Por su parte, Kain sostenía a Dorian, el cual sonreía y conversaba de muchas cosas con su lengua de trapo. En su mayoría solo babeaba sin parar y se reía de cualquier morisqueta que le hiciera Kain. Tenía el cabello suave y rubio como un Dragonroad, pero había sacado los ojos celestiales de Hera. Era tan pequeño y joven, pero su mirada era tan profunda como la de un océano.
-¿Dónde están los muchachos?- pregunto a Kain mientras paraba a Dorian sobre su regazo. El bebé sonreía, haciendo sonreír a Kain a la vez, cosa que complació a Hera.
-Están preparando los suministros y reservas de materiales para la próxima incursión- respondió Hera -según Uranos, debe ser en medio año, antes de eso sería imposible-
-Diles que tengan cuidado- añadió Kain -nada bueno vendrá de que el gran espía meta su nariz en los asuntos de la familia-
Hera asintió y dijo disconforme -no me gusta su insistencia, pero como es el líder de los dioses, tenemos que escucharlo-
Al poco rato, Dorian se durmió recostado en los brazos de Kain. Por otro lado, Hera preparo té y le entrego una taza a Flora, la cual con sentimientos encontrados, la acepto. Después de eso, bebieron té en completo silencio, pero Kain podía sentir la animosidad en el aire. Todo esto no hubiera pasado si Hera no se hubiera tratado de imponer sobre sus otras esposas cuando quedo embarazada. Primero fue una sencilla conversación, pero poco a poco escalo en fuerza y se transformó en una competencia de gritos. Kain se demoró dos meses en arreglar todo este malentendido. Al final, se llegó a un consenso, todo seguiría como estaba y nadie se metería en el camino del otro.
-¿Qué te tiene acomplejada, joven Flora?- pregunto Hera con indiferencia
-Nada que sea de su incumbencia- respondió Flora de la misma forma -esto es un asunto personal-
-¿Estas segura de hablarme así? Tu padre puede que te deje andar a tus anchas, pero yo mantengo un ojo sobre mis "hijos-
Flora se puso pálida y con una voz pequeña le dijo -lo siento, lo tendré presente-
-Está bien, solo te lo digo para que sepas que puedes conversar conmigo, después de todo, tengo mucho conocimiento-
Flora miró hacia otro lado y murmuro -claro, si eres una momia andante-
-¿Qué dijiste?-
-Nada-
Kain soltó un suspiro y le dijo a Flora -niña, ven aquí, carga por un momento a tu hermano-
-Papá- protesto Flora
-Que vengas y lo cargues, él no tiene culpa de nada, así que si te enojas con él, eres la persona más tonta del mundo-
Flora hizo un puchero, pero se movió hacia el bebé y lo cargo en sus brazos. Sonrió al ver sus pequeñas facciones y rostro sereno mientras dormía.
Kain también sonrió y se sintió mucho más a gusto. Incluso Hera sonrió.
Kain y Flora estuvieron durante cuatro horas en la mansión de la familia Hera, pero Flora nunca dijo nada. Kain estaba un poco cansado de su indecisión, pero pensando que era algo importante, se hizo la paciencia y espero a que ella se animara.