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CAPÍTULO 55.5- Una dura realidad. Parte 2.

CAPÍTULO 55.5- Una dura realidad. Parte 2.

(Pov- Kei.)

La muerte… Yo sé que la muerte es algo natural. Yo mismo la he experimentado. He muerto, pero cuando morí, no sufrí. Supongo que mi muerte fue instantánea o la invocación tuvo algo que ver.

Hubo un tiempo que le tuve miedo a la muerte. Después de la muerte de mis padres, tenía miedo de la muerte… No... Tenía miedo de estar solo. No quería estar solo. No quería perder más seres queridos... No quería… Pero la muerte es inevitable.

—¡Es hora de tu baño, hermano!

Un anciano, o más bien, Mei, que está usando magia de transformación, entró a la habitación de su hermano, con una larga sonrisa en su rostro (un tanto pervertida también), mientras en sus manos sostiene un par de esponjas y una cubeta con agua, con la clara intención de desnudar a su hermano y bañarlo con sus propias manos, algo que ya había hecho varias veces mientras Kei estaba dormido, incluso más de las necesarias.

También tiene varios kilos de su propia carne en su estómago, pues se mordía el brazo con tanta fuerza, que se arrancaba grandes pedazos de carne, y por la desesperación se los tragaba. ¿Por qué hacía todo eso? Para Mei, una chica que está pasando por la pubertad y está mostrando interés por las cosas sexuales, el cuerpo desnudo de Kei era como ver el pastel más delicioso del mundo. Se mordía para evitar perder el control y no cometer el peor de los crímenes: violar a su hermano menor mientras duerme.

Se conforma con tocar todo su cuerpo, con la excusa de que lo está bañando. Y sí, todo su cuerpo es todo, todo, absolutamente todo.

Su madre se lo prohibió y le dio ese trabajo a un anciano, anciano que fue obligado a viajar a otro país al otro lado del mundo porque Mei lo obligó a ir a comprarle una fruta, sí, una sola fruta. Una sencilla manzana. Y mientras él no está, Mei se hace pasar por él para bañar a su hermano. Y como es una Molfer, sabe actuar a la perfección y nadie ha sospechado de ella.

—¿H-hermano?

Pero Kei no estaba en su cama en ese momento, arruinando su ánimo y poniéndola triste, pues realmente quería bañar a su hermano, pero después de unos segundos de tristeza, poco a poco se dio cuenta de lo que eso significaba y se llenó de terror, pensando lo peor.

—¡¡Ahhhhhhhhhhhhh!! ¡¡Mi hermano no está!!- Gritó Mei, usando su verdadera voz.

Su padre, que estaba subiendo las escaleras, rápidamente entró a la habitación, para tranquilizarla.

—No te preocupes, hija, Kei ya despertó y... ¿Eh?

—¿Eh?

Al entrar, vio al anciano de rodillas en el suelo, llorando a mares, e inmediatamente se dio cuenta de lo que pasaba, y al darse cuenta de eso, solo sintió asco y preocupación por el estado mental de su hija.

—H-hola, padre.

Un vapor la rodeó y regresó a la normalidad.

—E-esto no es lo que parece.

Él parpadeó un par de veces y se dio la vuelta.

—Iré a conseguirte un esposo.

—¡¡Nooooooo!!

—¡¡Ahhhhhhhh!!

Mei saltó sobre él, para evitar que se vaya, pero exageró la fuerza de su salto, y no solo destruyó el suelo, también destruyó las paredes de la mansión y la espalda de su pobre padre con su cabeza.

Terminaron en el jardín delantero de la mansión, cayendo sobre la fuente. Y el agua comenzó a ponerse roja rápidamente, asustando a las sirvientas que cuidan el jardín.

Mei simplemente sonrió nerviosa y guiñó un ojo.

—Mi padre tenía una mosca en la espalda e intenté quitársela usando mi cabeza.

—¿L-la cabeza?- Pensaron todas, asustadas, sin creerle ninguna palabra a Mei.

Las burbujas salían del agua, con la clara señal de que el padre de Mei se estaba ahogando, pero Mei no le tomó importan. Salió del agua, se sacudió el cabello y sonrió llena de alegría.

—¡Mi hermano despertó! ¡Iré a prepararle su sorpresa!

Alegremente se fue saltando, dejando un moribundo detrás de ella.

Las sirvientas rápidamente lo sacaron del agua e intentaron darle respiración boca a boca, pero se detuvieron al recordar lo celosa que se pone Sei Molfer cuando las mujeres se atreven a mirar a su esposo, por lo que simplemente lo golpearon en el estómago y pecho para obligarlo a vomitar el agua.

—¡Y-ya fue suficiente!- Gritó él, después de recibir esa segunda paliza.

Se levantó lentamente del suelo y suspiró adolorido.

—Chicas, cumplan 15 años ya.- Susurró.

Lo dice porque, cuando Kei se case con sus prometidas, Mei oficialmente habrá perdido su minúscula oportunidad con él, y su padre tiene la esperanza de que eso la haga más "normal".

¿Y en dónde está Kei mientras todo eso ocurría? Pues...

(Pov- Kei.)

La tumba de Treka... Una tumba sencilla y pequeña, pues los restos de los muertos son quemados para evitar que se vuelvan No-Muertos negativos.

Sin flores ni nada, solo su nombre y ocupación.

Pondría una flor, pero eso no se hace en este mundo, y sería sospechoso que yo lo hiciera. No te preocupes, Treka, tendrás un altar en tu honor en la base, llena de flores y comida.

La muerte es inevitable en este mundo también. No existen hechizos para revivir personas. Y los No-Muertos son una raza más, nacen, no se crean. Solo los negativos, pero esos son monstruos sin la capacidad de razonar.

... Ah... ¿Cuándo fue la última vez que vine al cementerio? Creo que tenía unos pocos meses de edad. Mi abuela me trajo a visitar a mi difunto abuelo, aunque solo lo hizo para presentarle a Mei, no a mí, pues no le tenía esperanza a un hombre.

Pero desde ese día, no había vuelto a pisar uno, para evitar sentirme miserable, pues los cementerios solo me traen malos recuerdos. Las muertes de mis padres originales.

Nadie cercano a mí ha muerto, solo algunas aventureras y guerreras que entrenaban con mi madre y conmigo, pero eso es tan normal en este mundo, que nunca me afectaron sus muertes.

Lo más cercano, fue cuando un niño de un orfanato que visitaba seguido, murió al caer y golpearse la cabeza con una roca.

Solo vi su entierro desde lejos, pues me había encariñado con él, pero como un Molfer, no debía mostrar debilidad.

Pero... aquí estoy, lamentando una muerte.

—Mi madre me matará por venir y ponerme triste por una muerte, pero no te preocupes, valdrá la pena.

Me salvaste, Treka. No sé cómo lo hizo ese estúpido Slime, pero logró infiltrarse y atacarnos sin que nos diéramos cuenta. Si no fuera por ti, yo definitivamente habría muerto.

—Treka… Si no me hubieras empujado, Cris me hubiera matado…

Soy un inútil. No pude salvarla. Ella tuvo que salvarme... ¿Soy realmente el protagonista? Si es así, soy un asco como protagonista. Se supone que soy un asqueroso prodigio, todas las personas me lamen los zapatos, me tienen miedo, me respetan, me admiran... pero no fui capaz de protegerte. Tú tuviste que salvarme... Maldita sea.

Las héroes son más poderosas que yo.

Un Slime es más poderoso que yo.

Ni siquiera soy guapo... ¿Qué tengo de especial? Nada.

...

¿Y si renuncio?

Sí… Tal vez sea lo mejor.

¿Realmente puedo derrotar a una Diosa? Ni siquiera puedo derrotar a un simple Slime.

En este mundo, los hombres son tratados como basura... En este país son tratados un poco mejor gracias a mi padre, que convenció a mi madre para que ella convenciera a la Reina de crear leyes que protegieran a los hombres, pero las mujeres siguen viendo a los hombres como seres inferiores. Y es inevitable, porque los hombres son realmente muy inferiores a las mujeres en todo sentido, todo por culpa de una asquerosa Diosa infantil.

¿Realmente puedo cambiar este mundo? No lo sé.

Lo mejor sería renunciar. Vivir una vida tranquila… Ah, no, no puedo vivir una vida tranquila en este mundo... ¿Y si las héroes pierden? ¿Y si Desmolfer gana? Los humanos morirían... Pero si las héroes ganan, los demonios morirán, y aunque soy humano, entiendo que ellos solo son víctimas de Fravi.

No sé qué hacer... Soy tan inútil.

¿Eh?

Ah... Perdí las fuerzas de mis piernas y caí al suelo, arrodillado.

Mis lágrimas caían sobre mis piernas.

Lágrimas... Kei, las lágrimas no le regresarán la vida.

—Sí, lo sé.

Entonces... ¿por qué lloras?

—Es inevitable.

Sí, lo sé.

La paz ya terminó para mí.

Los demonios conocen mi identidad.

Treka murió, y ella podría no ser la única que morirá.

Una héroe ya murió.

Y muy pronto mi familia se enterará de mi identidad.

Todo empeorará.

—Soy un inútil... ¿Qué tengo de especial? Solo soy un idiota... No soy guapo... Mi vida no fue difícil… No sufrí de pobreza... Cuando era gordo, las personas se burlaban de mí, pero logré superarlo... Mi vida era tranquila… ¿Por qué me pasó esto? No quería esto.

Soy el menos indicado para esto. Mi personalidad no combina para nada con un chico con harem. No estoy interesado en tener mucho sexo. Soy tímido... ¿Por qué yo?

—Día tras día, debo entrenar hasta que ya no puedo más… Las chicas me usan como juguete sexual… Mi madre y mi abuela están locas... Mei, te quiero, pero te estás volviendo una Sei Molfer 2… Tía, Nia, las extraño, pero no puedo seguir así. Cris, extraño competir contigo. Lizma, extraño jugar videojuegos contigo… Extraño mi mundo… Pero no puedo derrotar a una Diosa... No puedo derrotar a los demonios… ¡Soy un inútil!

Lo mejor será matarme o unirme a uno de los dos bandos.

Matar a una Diosa es impo...

—¡¡Por favor, no lo rompas!! ¡¡Te lo suplico!!

El grito de un niño... Un niño llorando... Se escucha lejos.

—Un niño...

Iré a investigar lo que está pasando. La sonrisa de un niño se debe proteger. No permitiré que hagan llorar a un niño.

Ah... Kei, muévete.

Salí del cementerio y me dirigí a una escuela que se encontraba cerca.

Vaya, vaya. Dos niñas estaban molestando a un niño. Le quitaron un oso de peluche.

Vaya. Vaya. El niño tiene características de perro… Que adorable.

Todo mi mundo se está derrumbando. Ah, espero que ayudar me ayude a mí a sentirme un poco mejor.

—El acoso nunca terminará en este mundo.

Me acerqué a ellas por detrás.

—¡Besa nuestros zapatos, idiota!

—¡Hazlo ahora!

—¡S-sí!

Con lágrimas en sus ojos, el niño se agachó, pero lo tomé del brazo creando un brazo de tierra que salió del suelo y lo levanté.

Asustado, el niño gritó, al igual que las niñas, pues no se esperaban que eso sucediera.

—¡¿Eh?!

—No te humilles.

Las niñas tienen como 11 o 12 años. Mi habilidad puede funcionar.

Quiero solucionar esto pacíficamente.

Les acaricié la cabeza y se alejaron inmediatamente de mí.

—¡¿Q-quién eres?!- Dijeron las dos, llorando.

¿Tanto las asusto...? Ah, creo que mi sed de sangre se activó y sus instintos les advierten del gran peligro que represento para ellas. Lo siento, estoy algo sensible, no me controlo tanto en este momento.

Les sonreí y activé mi habilidad en ellas, logrando calmar sus lágrimas y poner un sonrojo en sus rostros.

—Lindas, robar es malo. Devuelvan eso, por favor.

Ellas no dejan de mirarme y sus rostros se pusieron mucho más rojos. Vaya, vaya. Supongo que funcionó.

Ah, usar mi habilidad en niñas pequeñas me hace sentir tan enfermo. Espero que no exista una habilidad parecida a la mía en otros mundos, mucho menos que algún enfermo sexual la tenga, porque si algún enfermo la tiene, miles de mujeres serían violadas... incluso niñas pequeñas.

Una habilidad tan simple como enamorar y darle placer a las mujeres, puede provocar muchísimo dolor.

Me acerqué a ellas y les acaricié la mejilla, intentando no vomitar.

—Son lindas. Ser chicas malas no combina con ustedes. Por favor, dejen al niño en paz.

—S-sí.

—¡Lo haremos!

—Vaya, vaya. Gracias.

Las niñas devolvieron el oso de peluche. Bueno, terminemos con esto.

—Por cierto, mi nombre es Kei Molfer.

—¡¿Molfer?!- Dijeron las dos, asustadas.

—Sí. Si siguen molestando a ese pobre niño, pagarán las consecuencias. Magia de hada: alas.

Dos pares de alas rojas salieron de mi espalda y me alejé volando. Lo siento, debo regresar a casa.

... Me siento igual. Creí que ayudar me haría sentir mejor, pero me siento igual.

—A pesar de ser un inútil, puedo ser de ayuda a veces.

Ah... Soy un inútil… Pero debo intentar superarme.

La muerte es inevitable. Estoy seguro de que moriré. Tal vez mis compañeras mueran... Pero es un precio que debemos aceptar. Si los demonios ganan, moriremos, y si los humanos ganan, los demonios morirán. Debemos intentar lograr la paz entre ambas razas, y si no... pues... Sobrevivir. Los humanos son millones y los demonios son menos. Si tengo que elegir, pues elegiré salvar a los humanos.

No puedo fallarles a las chicas. Si renuncio, las decepcionaré.

Zius confió en mí. No debo fallarle... Debo intentar ganar... Solo puedo prometer que lo intentaré.

Si me rindo, moriré. Si decido seguir adelante, moriré también… Pero mi muerte será más satisfactoria.

Moriré otra vez. Ya lo acepté… Disfrutaré el tiempo que me queda de vida.

...

Que pensamiento tan pesimista.

—Pero realista.

Treka, gracias por salvarme. Me abriste los ojos. Soy un inútil. No pude salvarte, pero tu muerte no será en vano. Mataré a Cris... Y mataré a Fravi. Y sí, ambos tendrán muertes diferentes. A Fravi la mataré lo más rápido posible, para evitar errores, pero con Cris me tomaré mi tiempo.

Ese Slime tendrá el peor de los destinos.

Ah... En el futuro habrá más muertes.

Más sufrimiento.

Sufriré demasiado… Pero no seré el típico protagonista que pierde la esperanza y provoca un desastre por idiota. Yo sé que soy un inútil, pero al menos intentaré ganar.

Seguiré luchando sin importar el dolor que sienta.

¿Por qué? Porque ese es mi destino… Y ya lo acepté.