Rias se secó su cabello carmesí mientras salía de la ducha, su rostro estaba pensativo debido a que había indagado bastante sobre varios asuntos.
Lo primero era que sintió un pico de magia en Goku cuando se cruzaron días antes, Koneko también se lo confirmó y eso le causó interés.
Los humanos no tenían niveles de magia en sus cuerpos debido a que no poseían circuitos mágicos, claro eso en la mayoría de humanos.
Los habían aquellos que poseían los llamados "Sacred Gear", artefactos creados por Dios para que los humanos obraran milagros en la tierra.
Estos humanos poseían circuitos mágicos que condicionaban la activación de su Sacred Gear, si se alcanzaba una evolución el usuario alcanzaría el "Balance Breaker" desbloqueando su potencial.
También estaban los humanos que destacaban en el dominio de la magia como legado del mago Merlín Ambrosius, ellos poseían un gran número de circuitos mágicos y su magia se caracterizaba por usar ecuaciones para materializar magia.
Pero Rias no alcanzaba entender cómo es que Goku poseía niveles de magia si hace unos días era un humano normal según le dijo Koneko.
"Estoy pensando de más... ¿o acaso?"- se preguntó Rias abriendo sus ojos mientras recordaba aquel suceso, eso era imposible.
Rias deslizó la cortina ya habiéndose vestido, detrás de la cortina se hallaba un cuarto que era iluminado ligeramente por algunas velas.
Había una pequeña mesa además de un sofá con varios sillones, en uno de ellos estaba una niña de cabello plateado y un adolescente de pelo rubio.
-Kiba-sempai -habló la niña de ojos avellana y cabello plateado. desviando su atención del chocolate que comía.
-¿Koneko puedes pasarme el azúcar? -preguntó Kiba con una cálida sonrisa en su rostro y Koneko asintió extendiéndole una bolsa de azúcar.
"Ara ara les gusta el té"
Kiba alzó su mirada al oír las palabras de Akeno, Koneko en cambio desvío ligeramente sus ojos sin ponerle mucha atención a la azabache.
Akeno transportaba un carrito donde habían varias tazas de té con algunos pasteles, una sonrisa estaba instalada en su rostro.
-Parece que estamos todos -mencionó Rias con una sonrisa al ver que su peerage estaba reunido.
Todos ellos formaban parte del "club de lo oculto", una fachada que crearon en la academia Kuoh para poder realizar sus actividades diarias.
Como demonios realizaban contratos con humanos que recurrían a sus servicios y además eliminaban a amenazas contra Kuoh, ejemplo de esas amenazas eran los demonios renegados.
De repente la puerta de aquel cuarto de abrió y Rias, alzando la vista, vio que se trataban de su amiga de la infancia Sona Sitri y su reina Tsubaki Shinra, líderes del consejo estudiantil de Kuoh.
-Oh Sona, es buen verte -habló Rias con una sonrisa mientras que Kiba y Koneko se levantaban de su asiento para dejar sitio a ambas, Tsubaki sonrió al ver aquel acto.
Sona se sentó y agradeció con la cabeza la taza de té que le ofreció Akeno, antes de hablar decidió darle un sorbo a la bebida caliente.
Tsubaki hizo lo mismo que la presidenta, sin mediar palabra decidió probar el té que había preparado Akeno, bastante bueno a su parecer.
Kiba recostó su espalda sobre una pared y Koneko se dirigió a la ventana, teniendo una vista espectacular del área septentrional de Kuoh.
-Un té de calidad Akeno -comentó Sona tranquilamente mientras depositaba la taza de té en la pequeña mesa que tenía frente a ella.
-Lo mismo digo -habló Tsubaki repitiendo el gesto de la diablesa de la familia Sitri, ajustó sus lentes intercambiando una rápida mirada con Sona.
-Ara ara gracias por sus cumplidos -agradeció Akeno con su habitual sonrisa enmascarada.
-Entonces, ¿qué te trae por aquí Sona? -preguntó Rias con sosiego, aunque para ser sinceros ella también tenía algo que preguntarle a Sona.
-¿Te has enterado no? Varios ángeles caídos andan a sus anchas en esta ciudad asesinando humanos a diestra y siniestra -habló Sona pues hace unos días cazó a varios con su peerage.
Sona interrogó a uno de ellos, como decidió mantenerse con la boca cerrada no tuvieron otra opción que acabar con su vida, al menos ahora sabían que había más de un caído en Kuoh.
-Sí, andan tras varios poseedores de Sacred Gear aunque... -Rias titubeó por unos instantes dudando si decirle o no aquello a Sona.
-¿Qué más Rias? -preguntó Sona, sabía que su amiga estaba escondiendo algo que de seguro la enfadaría o no sería de su agrado- ¿Qué sabes?
-Hubo un ángel caído que fue tras Goku-san hace unos días... -habló Rias y tanto Sona como Tsubaki abrieron sus ojos por aquella sorpresa.
¿Cómo era posible? Si esta mañana le habían visto sano y salvo y lo mismo en los días anterior, aunque Sona se percató de que había algo que cambió en él, no sabía cómo describirlo bien.
"Goku-san..."- pensó Tsubaki bajando la mirada, alguien así de bondadoso no merecía ver muerte.
-¿Estás segura? Si eso fuera cierto él no estaría viví a menos que... -habló Sona con una mano en la barbilla mientras Rias asentía tranquilamente.
-A menos que haya sido reencarnado en demonio -profirió Rias completando las palabras de Sona- Pensé que tú podrías haberle reencarnado pero a juzgar por tu sorpresa no sabías ese detalle...
Ahora Rias estaba sin opciones, pues no había ningún otro demonio en la zona y que ella supiera los ángeles caídos no poseían esta posibilidad de poder reencarnar como lo hacían los demonios.
"Debió pasar algo para que siguiera con vida, la cuestión es qué ha sucedido"- se dijo Rias indagando bastante con respecto a aquel tema.
-Sabías que él iba a ser asesinado por un caído pero, ¿qué hiciste para detenerlo Rias? -preguntó Sona mirando con exasperación a la pelirroja.
-Quería confirmar una teoría, quería saber si Goku-san era un humano normal y para ello debía enfrentarse a una amenaza que pusiera a prueba sus capacidades... pero sí resultó ser un humano normal -habló Rias bebiendo su té con calma.
Sona sintió su sangre hervir ante aquellas palabras, ¿en serio Rias había llegado a ser tan ruin...? Incluso ella siendo una diablesa jamás permitiría que un inocente fuera asesinado si tenía la más mínima oportunidad de salvarle.
-Bien... la pregunta que está en el aire es si es un humano normal o no, porque ningún ser corriente resucita tras haber sido asesinado -profirió Sona- si me lo hubieras dicho antes yo podría haberle reencarnado en mi peerage, pero te callaste.
-Sabes mejor que nadie que necesito piezas valiosas en mi peerage si quiero anular aquel compromiso así que no puedo permitirme el lujo de reencarnar a seres corrientes si busco triunfar -se defendió Rias recordando su compromiso.
¡Por el amor de Dios! Estaba hablando de una vida humana como si fuera cualquier objeto, Sona no podía oír más palabras de Rias o estallaría.
-Ese chico de segundo... Hyodō Issei, ¿tiene algo de especial como para que hayas puesto un ojo sobre él? -preguntó Sona mientras se levantaba.
-Koneko me confirmó que olió en él el aroma de un dragón... si eso es cierto considero que sería un efectivo muy valioso en mi nobleza -respondió Rias viendo a Sona irse a la puerta con Tsubaki.
-Pues espero que te des prisa antes de que los caídos vayan tras él y le asesinen sin que te haya dado tiempo a reencarnarle siquiera -espetó Sona antes de salir del cuarto junto a Tsubaki.
Rias frunció el ceño, ella debería saber mejor que nadie lo que era estar en su situación, Sona también pasó por lo mismo hace un par de meses y salió del problema con bastante inteligencia.
-¿Kaichou se encuentra bien? -preguntó Tsubaki, era inusual que Sona perdiera la calma pues ella era de temperamento tranquilo habitualmente.
-Sí... sólo que hay veces que Rias resulta exasperante -aseveró Sona sabiendo cómo era su amiga de la infancia- volvamos a la sala del consejo, tenemos muchas cosas que hacer.
-Hai Kaichou -asintió Tsubaki comenzando a caminar en la retaguardia de Sona en dirección al aula que albergaba el consejo estudiantil.
Con Goku.
Habían transcurrido dos días desde que alcanzó el segundo nivel en el sistema, dos días también donde supo que gran parte de su entorno estaba formado por varios seres sobrenaturales.
Tras confirmar la identidad de Rias como demonio de clase alta hizo lo mismo con el resto del club de lo oculto, ahora tenía una idea básica de lo que era cada uno de los miembros del club.
También sabía que los integrantes del consejo estudiantil eran todos demonios, a él le habría gustado saber más al respecto pero la habilidad 'persuasión' sólo hacía un análisis superficial del objetivo dando datos sobre su raza o títulos.
Ahora lo tenía más claro que nunca, si quería hacerse más fuerte tendría que caminar sólo. No debía confiar sino en sí mismo para subir de nivel.
Teniendo esto en mente, desde entonces realizaba las Quest diarias todas las mañanas y subió de nivel dos veces; ahora estaba en el cuarto y puede que en el quinto mañana.
Si eso sucedía por fin podría desbloquear la tienda del sistema. Según sabía Goku con el sistema podría comprar objetos y desbloquear habilidades que le ayudarían bastante en su día a día con el sistema para ser más poderoso.
También aumentó sus estados con los puntos que obtenía realizando cada Quest, de momento sólo iba distribuyendo aquellos puntos en las ranuras de fuerza y agilidad ya que era lo primordial.
-Marchando dos batidos de fresa -habló el muchacho con una sonrisa mientras transportaba una bandeja con dos vasos que contenían batido.
"KYAAAA"
Varias chicas gritaron al ver a Goku caminar por el local y no era para menos ya que el esmoquin negro de camarero le quedaba a la perfección.
La gente se reía mientras comía disfrutando del ambiente, niños que se divertían con sus padres y viceversa y amigos que charlaban entre ellos.
El local estaba medio lleno aquella tarde. Cabían alrededor de cincuenta personas pues sus dimensiones eran medianas.
Además de mesa también había un mostrador donde una chica atendía a la clientela. La señora Juhee se ocupaba de la cocina a pesar de ser la dueña del negocio, disfrutaba haciendo la labor.
Goku sonrió al ver aquel ambiente cálido como el de una familia aunque en realidad no lo eran. Esa era una de las razones por las que amaba este trabajo.