Ante aquel acto, Piraña simplemente aceptó su destino y no refutó ante la siguiente acción de Carón.
Piraña: Admito que me arrinconaste, mi hermano.
Carón: ¿No vas a llorar por tu vida una vez estás en tu territorio luego de años sin verlo?.
Piraña: No.
Piraña: Si vas a matarme, que sea rápido, al menos estaré feliz de morir en un lugar que no es la cero siete.
Mientras Carón lo miraba con un profundo resentimiento e intensa mirada asesina, rechistó y guardó su arma con rotundo desagrado.
Parece que volvió a ser el mismo Carón de siempre, y del cual tengo mi primera impresión desde que lo conocí.
Carón: Nos volveremos a ver y como favor por perdonarte la vida, espero que estés en tu mejor condición para terminar el duelo que fue interrumpido en la prisión.
Ante la inesperada muestra de piedad y la oferta de Carón, Piraña sonríe con su agresión devuelta en la mirada.
Piraña: Espero que estés a la altura de darme una buena pelea.
Ambos contrincantes al estar cara a cara, parecían sentir una intensa fuerza, una llamarada combativa.
Como niños quienes siempre quisieron demostrar ser mejor que el otro en todo...
Carón y sus dos acompañantes, quienes también estaban heridos pero estables, se fueron con él en una dirección opuesta a la nuestra; se fueron en dirección a los valles del Este.
Mi hogar está en el Sur y no creo llegar en buen estado sin sufrir de hemorragia en el camino.
Las heridas y disparos que he recibido estan empezando a sentirse mucho mas pesados de lo que sentía hasta hace rato.
Y el frío de la noche hace que mis extremidades comiencen a temblar.
Ni siquiera puedo mover los dedos de la mano de forma natural sin ser doloroso y estar mas rígidas de lo normal.
Piraña: Supongo que ninguno tiene un lugar a donde ir en primer lugar, ¿Cierto?.
Guffy: Nosotros vivimos en el Sur, por lo que es un tanto difícil.
Piraña: Los puedo llevar a un refugio de un amigo que conozco.
Piraña: Él vive en el próximo barrio que está cerca de aquí, si quieren los puedo ayudar.
Piraña: Al menos como agradecimiento por todo.
Guffy: No, gracias por la invitación pero nosotros...
Mikael: Acepto con gusto.
Guffy: ¿Eh?.
Mikael: No creo poder seguir caminando durante mucho tiempo.
Guffy: Supongo que no hay otra opción...
Al desistir por segunda vez ante mi elección, Guffy acepta y estuvimos caminando durante otros treinta minutos por la oscura y fría noche hasta llegar a algún distrito del Norte.
Las personas nos miraban espantadas por el aspecto tan horrendo que teníamos.
La ropa rasgada y llena de sangre, los orificios en el cuerpo y la palidez de los tres.
Un grupo de conectes que se pasmaron al ver a Piraña, corrieron a auxiliarlo y a nosotros quienes cargábamos con él.
Aunque estaban desconcertados, no preguntaron y llevaron a Piraña al lugar que él pidió ser llevado junto a nosotros.
Instantáneamente luego de una seña de uno de los conectes, un carro llegó y nos llevo a todos dentro de un barrio grande e inusualmente lujoso con muchas luces de diferentes colores y personas sonrientes y aspecto decente.
Sé que no es momento para ello, pero el Norte parece que también tiene su encanto.
Piraña: Hemos llegado.
Ante nosotros había una gran mansión que estaba siendo escoltada por hombres vestidos completamente de negro.
Guffy: Pensé que sería un lugar menos llamativo...
Piraña: Este lugar tiene todo lo que necesitamos para revitalizarnos.
Creo que ahora entiendo un poco mas a el individuo llamado Piraña.
Al bajarnos del carro fuimos recibidos por lo que parecen ser las sirvientas de la mansión y un elegante hombre con apariencia de 70 años de edad.
Piraña: Ha pasado mucho tiempo desde la ultima vez que nos vimos, señor Gregorius.
Gregorius: Tienes una apariencia muy miserable, Piraña.
Gregorius: No pareces el mismo de hace años.
Piraña: Es solo algo temporal.
Piraña: Por ahora, permítenos usar tu mansión como refugio, señor Gregorius.
Gregorius: No te preocupes por eso muchacho, tus amigos y tú pueden quedarse el tiempo que necesiten.
Piraña: Muchas gracias.
Demostrando un respeto total ante el viejo de 70 años, parece que aquél es alguien poderoso y renombrado.
Después de una muestra de gratitud ante el propietario de la mansión, nos dieron la bienvenida como invitados de honor.
Pero antes de todo, las sirvientas trajeron tres camillas para cada uno.
Gregorius: Tengo tantas cosas por hablar con ustedes, pero antes deben ser tratados urgentemente las heridas del cuerpo.
Ciertamente no me siento capaz de durar mas tiempo en este estado.
Gregorius: Aquí cuento con servicio médico de primera calidad, así que pueden estar seguros.
Eso suena estupendo, me gustaría seguir contemplando el lujoso lugar pero, por alguna extraña razón, mis parpados se hacían cada vez mas pesados.
Así que...
Esto es lo que se siente llegar al límite.